Archive for Agosto, 2023

La quinta edición del Festival Hispanoamericano de Escritores reúne en septiembre a una veintena de autores/as en Los Llanos de Aridane

Miércoles, Agosto 30th, 2023

Casi una veintena de autores y autoras de Centroamérica, un editor y la directora del festival Centroamérica Cuenta participarán en el V Festival Hispanoamericano de Escritores, con sede en Los Llanos de Aridane, isla de La Palma, entre el 25 y el 30 de septiembre.

El encuentro es una interesante oportunidad para conocer el territorio literario que genera centroamérica a través de narradores del fuste del nicaragüense Sergio Ramírez, premio Cervantes de Literatura y presidente del Festival Centroamérica Cuenta; por la poeta Shirley Campbell Barr y el novelista Carlos Cortés, ambos de Costa Rica; por el novelista guatemalteco Rodrigo Rey Rosa y los escritores de El Salvador Horacio Castellanos Moya y Miguel Huezo Mixco así como Carol Zardetto y Mónica Albizúrez (Guatemala), entre los escritores/as que han sido invitados al Festival, que incluye también auores/as de Panamá, como el novelista Carlos Wynter Melo y los microrrelatistas Pedro Crenes e Isabel Burgos; o de Honduras, como los poetas Mayra Oyuela y Rolando Kattan, entre otros.

En el Festival Hispanoamericano de Escritores, los representantes de la literatura actual centroamericana se encontrarán en conversación con autores de otras latitudes, pero especialmente de España.

Entre los escritores canarios que participarán en esta quinta edición del FHE se encuentran Elsa López, Federico J. Silva, Andrés Sánchez Robayna, J.J. Armas Marcelo, Yolanda Arencibia, Anelio Rodríguez Concepción, Covadonga García Fierro y la debutante Celia Lorenzo Ramos.

El Festival Hispanoamericano de Escritores, cuyo presidente ejecutivo es J.J. Armas Marcelo y su director Nicolás Melini, es realizado por la Orden Galdosiana de la Isla de La Palma, presidida por Jerónimo Saavedra, y financiado por el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, su sede en todas sus ediciones, la consejería de Turismo del Cabildo Insular de La Palma, el Gobierno de Canarias a través del ICDC, la AECID y el Instituto Cervantes, entre otros.

Saludos, la vida te da sorpresas, desde este lado del ordenador

La Rusia soviética y la América de los 50, según Amor Towles

Martes, Agosto 29th, 2023

La entretenida historia de un conde al que los bolcheviques perdonan la vida en plena revolución (por haber escrito un poema subversivo diez años antes) y al que condenan a vivir encerrado en las lujosas paredes del Hotel Metropol, centro neurálgico de la cosmopolita Moscú de principios del siglo XX es el punto de partida de Un caballero en Moscú, novela escrita por el estadounidense Amor Towles, de quien se han publicado en español hasta la fecha dos libros más, Normas de cortesía y La autopista Lincoln, dos libros también de ambientación histórica solo que los frescos que levanta se desarrollan en los años 30 y 50, respectivamente.

Si algo caracteriza la literatura de Towles es la generosidad de páginas de estas tres obras, un hecho que me hace pensar en las que desechó porque el libro repasa en el caso de Un caballero en Moscú treinta años de la historia de un país. Una historia cuyos acontecimientos le afectan aún estando en el Metropol ya que será desde allí donde asiste como testigo involuntario a los cambios que sufrió la Rusia soviética.

La novela retrata la sórdida y paranoica situación que se vivió bajo el régimen comunista. Todo desde la perspectiva de un caballero, de un caballero de los antes, que cumple cautiverio en las lujosas instalaciones del Metropol. Las relaciones que mantiene a lo largo de todos estos años ayuda a que el lector encaje aquel disparate político, un disparate al que asiste primero impertérrito pero más tarde concienciado cuando descubre que el único amor de verdad a la patria es aquel que entregas a los que más quieres. Y de amor, mucho amor también se llenan las páginas de Un caballero en Moscú, una novela que se puede leer sin prisas aunque está tan bien escrita y armada que hace un poco difícil sustraerse a ella. Ya habrá rato para otras cosas.

De Rusia a los Estados Unidos de Norteamérica nos lleva Towles con La autopista Lincoln, una novela de iniciación con cuatro adolescentes protagonistas en busca de su destino.

A mi, personalmente, me ha parecido mejor que Un caballero en Moscú. Se nota en La autopista Lincoln que el escritor se mueve en su terreno y que conoce el territorio que pisa aunque la acción se desarrolle en los años 50.

Emmet, un muchacho recién salido de un reformatorio regresa a casa para buscar a Billy, su hermano pequeño, y cruzar medio país para encontrar a su madre que vive en California. Su padre ha muerto y la granja donde vivían está ahora en manos del banco. En el portaequipaje viaja dos chicos más, que aprovecharon el viaje de Emmet para fugarse del reformatorio. Son Duchess y Wooly. A partir de estos personajes y alguno más que se irá añadiendo a la historia como Ulises, un vagamundo de raza negra, Towles nos cuente una historia que quiere ser como la Odisea pero en la Norteamérica profunda.

Atención, la historia comienza en el capítulo 10 y termina en el 1, claro que todo lo que está abajo está arriba. Para confirmarlo, el escritor emplea la primera y la tercera persona, se trate con independencia de quien sea el protagonista del capítulo. En este sentido, no va a revelar más de lo que sabemos cuando alguno de los personajes se convierte en narrador. El misterio es conocer si al final lograrán realizarse como personas y si no conseguir al menos acariciar el destino con el que sueñan.

Es un elemento más en un libro que sin ser lo que esperaba sí que cumple muchas de las expectativas que tenía depositada en él. Y no es solo la época, una época donde la carretera juega un papel esencial como vehículo de transformación gracias a En el camino, de Jack Kerouack, en la que parece que algo no funciona dentro del american way of life.

Estas dos grandes historias, Un caballero en Moscú y La autopista Lincoln no reniegan de cierto clasicismo y observan el mundo con todas sus tristezas y grandezas bajo una mirada bondadosa y resignada. Se tratan de dos novelas con apuntes de humor, trágicos… de compañía y de soledad. También de amor. Ambos relatos discurren con animoso espíritu clásico.

El protagonista o protagonistas de estos dos libros se enfrentan a una serie de pruebas con el decorado de un lujoso pero decadente hotel en Moscú o unos Estados Unidos no tan felices en una década, los 50, que forjó su sistema de vida ideal. Una vida plácida y ordenada, ajena a las tensiones de la Guerra Fría.

La autopista Lincoln y Un caballero en Moscú son libros generosos pero no en cuanto a la densidad de lo que quiere transmitir aunque se espere casi siempre, este al menos fue nuestro caso, algo tremebundo que al final no pasa. Y si pasa no resulta tan traumático para quien en ese momento tiene la obra entre las manos.

En ambas obras se pueden rastrear además muchas de las influencias que rodearon al escritor cuando estaba escribiendo estos libros así como cierta voluntad política para explicar las anomalías tanto del comunismo como del capitalismo. Un caballero en Moscú la protagoniza un personaje desubicado, ajeno a los tiempos que le han tocado vivir y que sortea como buenamente puede las contradicciones de un régimen, el socialista soviético, que basó en la paranoia su razón de existir mientras que en La autopista Lincoln el retrato que ofrece de esos cuatro muchachos que viajan en automóvil a Nueva York describe el carácter de lo que es ser norteamericano.

Las dos historias coinciden con un final que sin ser el mismo tienen el mismo mensaje. Deja un sabor agridulce en el que pesa más el dulce que lo amargo aunque sea un dulce medido, que no provoca empalago.

Las novelas se leen bien y se terminan en relativo poco tiempo porque hace creíble situaciones que tienen puntos de partida y desarrollo muy cinematográficos.

Se está preparando una serie de Un caballero en Moscú pero no sé nada de la versión cinematográfica y televisiva de La autopista Lincoln, una novela que reúne los ingredientes necesarios para ser llevada a la pantalla grande o pequeña. Sea o no, se tratan de dos novelas de un escritor que tiene un nombre, Amor, cuyo significado en español sabe transmitir a su literatura.

Saludos, dioses, desde este lado del ordenador

Purgatorio, un libro de Antonio Carmona

Lunes, Agosto 28th, 2023

La aparición de la editorial Nectarina en Canarias es relativamente reciente. Su apuesta editorial se caracteriza por recuperar trabajos de escritores y escritoras señalados, algunos de los cuales fueron incomprensiblemente marginados en su tiempo.

La editorial que dirige Ayoze Suárez ha publicado de momento novelas de autores como Ernesto Delgado Baudet y otros escritores y poetas que son muy de su tiempo, los años 80, y espero que pronto haga lo mismo con Luis Gálvez Monreal, otro outsider de las letras que se escriben a este lado del Atlántico, y autor que refleja con realismo cómo era la capital tinerfeña en los años 40. Nectarina, por otro lado, recupera también a escritores y escritoras que aún andan entre nosotros y que ofrecen una parte de su obra –no sé si inédita pero sí que atractiva– para completar si se sigue el trabajo de unos y de otros. De unas y otras. Sus libros se encuentran además con facilidad en librerías y los precios son económicos para los tiempos que corren.
Leo Purgatorio, que es un librito de Antonio Carmona y por el que resultó ganador en la XXXII edición del Premio Tiflos de Cuentos en la categoría de discapacitados visuales y ciegos.

Purgatorio está dividido en dos partes. La primera es Alerta, un relato que parece improvisado pero que te arrastra y sumerge en un universo donde pesa la indigencia y el recelo ante la pobreza. Comienza en un psiquiátrico donde se despliega una galería de personajes de distintos colores. Por ahí está uno al que llaman el delegado, un travestido y quien narra en primera persona este relato que ya digo me parece que está escrito de una sentada y en el que ocurren tantas cosas que no da tiempo para el descanso aunque se intuya que la narración no va a ningún sitio, que terminará de manera abrupta. Por el camino diálogos secos como “Me voy para no matar a ese cabrón” y escenarios que se desintegran cuando lees una frase y continuas con otras.

Con todo, algo hipnótico tiene este libro, libro que te empuja a seguir leyendo pese a que no se arme dentro de tu cabeza una trama compleja, esas que tejen telas y más telas de arañas. A medida que sigo con su lectura aparecen en mi cabeza numerosos referentes literarios que ya forman parte de mi personalidad pero si hay uno que domina y que aprecio en estas páginas es el fervor que caracteriza una novela a la que solo hay que acudir a ella si te permite el paso. Me refiero a Viaje al fin de la noche, pero si reflexiono en esa idea me doy cuenta que es porque Purgatorio me transmite la misma sensación de hastío que tuve cuando leí la novela de Céline. Ese hastío que se camufla con la bata de estar por casa de la ironía. Eso contribuye a que sonría y al mismo tiempo me de escalofríos por las cosas que van desfilando en un texto corrosivo, de los que al menos dejan una huella, una huella en la playa que espera pacientemente a ser borrada por la marea.

El autor de este relato es Antonio Carmona, poeta que se suelta el pelo al emplear prosa que puedo entender además de rabiosa como poética con el segundo cuento que incluye el libro, y que da título al mismo libro: Purgatorio, que está construido a base de historias cortas en la que la memoria, el recuerdo, se confunde con la realidad. En este aspecto, lo mejor es evitar el juego de descubrir qué es verdad y qué es ficción en cada uno de estos capítulos muy concentrados ellos tanto dentro como fuera. Lo mejor del caso, es que los personajes que aparecen en unas y en otras historias se mezclan en las historias, lo que da cierta unidad al libro. Este cuento tiene cierta arquitectura en la que sus protagonistas se mueven.

En estas piezas se habla de Rachid, de un tinerfeño y de un madrileño, El madriles, que se tropieza con quien cuenta estos relatos: “En el bar, el Madriles movía su cabeza incesantemente, vigilante. Me escurrí escaleras arriba, y de un par de saltos crucé la calles y me metí en el bar de Zalo, justo en frente de la delegación de ciegos”.

Esta novela parece escrita en clave de jam session y da por eso la sensación de que se trata de una huida hacia adelante con cuadros descriptivos y presentación de personajes que resultan creíbles aunque su rumbo sea incierto en la narración. Estos elementos configuran un libro que si se entra en el juego resultará desconcertante y por eso mismo atractivo. No se sabe bien dónde terminará todo lo que nos dibuja con formas de palabras. Palabras que traicionan el espíritu, más de poeta que de prosista, de Antonio Carmona.

Resulta curioso que en este último año y de los que tenga ahora constancia, se hayan presentado tres novelas escritas por poetas de las islas como la ya reseñada La isla de los muchachos hermosos, de Pedro Flores; La lluvia horizontal, de Belén Valiente y este Purgatorio que es literatura que habita en tierra de nadie, en ese universo a medio camino entre el cielo y el infierno para los creyentes.

Esto me anima a esperar nuevas narraciones escritas por Antonio Carmona, observar desde la distancia del lector, el avance o el retroceso de un escritor que es escritor porque entiende que es la literatura su singular purgatorio personal.

LO MEJOR: La sensación de improvisación y huida hacia adelante que transmiten sus narraciones

LO PEOR: Si no está dispuesto a entrar en el juego éste no es su libro

Saludos, humedad, desde este lado del ordenador

La otra cara de Hollywood

Viernes, Agosto 25th, 2023

La publicación de Hollywood Babylon, del cineasta underground Kenneth Angre supuso un revulsivo para la comunidad cinéfila mundial. Por un lado, ésta descubrió con una mezcla de sorpresa y morbo las indecencias en la vida privada de algunas de las estrellas y nos tan estrellas de la Meca del Cine, muchos de hecho hacían en su casa y en privado actividades que la prensa chismosas estaba dispuesta a reproducir.

Sexo, drogas y alcohol es lo que buscaban estas publicaciones sensacionalistas y si en algo coinciden los libros que indagan en estas alcantarillas es para revivir bulos y verdades, chismorreos, falsedades y mentiras repugnantes) pero también revela la explotación a la que fueron sometidos las personas que participaron en hacer películas aunque lo que interesa en este tipo de trabajos es citar los gustos sexuales que en muchos de los casos ya no resultan escandalosos ni humillantes.

Estos trabajos se dedican a reproducir también el lado oscuro de Hollywood, lo que incluye desde espantosos asesinatos que no fueron resueltos como el de Elizabeth Short, aspirante a actriz que tras descubrirse su cadáver espantosamente mutilado fue conocida como la Dalia Negra; suicidios teatralizados, drogas, alcohol y sexo mucho sexo.

Entre los últimos libros que nos llegan para recordarnos las indecencias de la industria se publica Maldición y malditos en Hollywood. Glamour y tormentos indivisibles, de Patricias Prida, volumen que recoge en nueve capítulos algunos de los episodios más escabrosos que se han producido a ese lado de la costa oeste de los Estados Unidos.

El volumen comienza con la frustrada carrera de la actriz Peg Entwistle, tristemente famosa por poner fin a su vida lanzándose al vacío desde la letra H del cartel de Hollywood que se encuentra en una de las colinas que rodean a la ciudad. La autora no cuestiona ni moraliza sobre las circunstancias que llevaron a Entwistle a matarse, y en un alarde de concisión narra los últimos días de una mujer que vivió más que los sueños la pesadilla de la Meca del Cine.

En el segundo capítulo se repasa el espantoso final de la actriz Linda Darnell y también el de Martha Mansfield. Cierra este segmento los últimos días del actor William Holden que falleció por accidente. Maldiciones y malditos en Hollywood no ofrece demasiadas historias escabrosas nuevas pero nunca viene mal refrescar la memoria si se conoce su ilustre precedente, Hollywood Babylon.

Las páginas siguientes del libro presenta, no iba a ser menos, el caso de Elizabeth Short, un espantoso crimen no resuelto, así como los brutales asesinatos de la actriz Sharon Tate y los amigos que estaban con ella cuando su casa fue invadida por miembros de La Familia, la secta que lideraba Charlie Mason.

Nos cuenta también el triste final de la estrella rubia platino Jean Harlow, ya en los años 30 y continúa con el capítulo que a mi, personalmente, me ha parecido más atractivo del libro como es el titulado Jack Parsons y Marjorie Cameron: el ingeniero siniestro y la mujer escarlata, más que por su sordidez, por lo que aporta en torno a las conexiones de Hollywood con el mundo de la magia negra, universo al que el especialista Jesús Palacios dedicó un más que estimable volumen, Satán en Hollywood.

El trabajo de Patricia Prida incluye también la relación que hubo entre el actor James Dean y Vampira, una estrella de la televisión. Diosas rubias platino, tragedias y páginas del Playboy así como otros asesinatos sin resolver, finales truculentos y escándalos sexuales y, por supuestos, rodajes condenados y películas malditas son otros de los enunciados de este libro.

Maldiciones y malditos en Hollywood no va a proporcionar demasiada información al que gusta de este tipo de literatura, obras que alimentan el morbo, caldo de cultivo para el chismorreo, pero sí que convencerá a los lectores que buscan precisamente eso mismo, morbo y chismorreo.

El caso es que conocer algunas de esas interioridades no va a empalidecer la carrera de todos ellos en el cine. Y el libro, en este caso, sirve para refrescar la memoria y para que se crea que los ricos también lloran. cuando lloran como los que no son ricos.

Maldiciones y Malditos en Hollywood es un libro de pocas páginas, no llega a las doscientas y no incluye imágenes, que siempre sirven para ilustrar de los personajes que se mencionan. Su bibliografía resulta también muy poco extensa. Avisado que entonces quien abra sus páginas y sea iniciado en los escándalos de Hollywood, el libro refresca casi todas las situaciones, situaciones que son por otro lado ya conocidas por el iniciado.

Para aproximarse a las tinieblas de la Meca del Cine pero desde una perspectiva desenfadada y con mucho de espíritu provocador y polémico destacaría Servicio completo de Scotty Bowers, que es el material en el que se basó muy por encima la serie Hollywood que hace unos años se pudo ver en Netflix y en la que Dylan Mcdermott interpretaba a un personaje, Ernie West, descaradamente basado en Bowers. Otro título, la biblia del cotilleo oscuro de Hollywood, Hollywood Babylon, del escritor y también cineasta Kenneth Anger.

LO MEJOR: Que en las entradas que aparecen en los nueve capítulos del libro se informe. Y se informe periodísticamente, sin tendencia a criticar ni a moralizar los comportamientos de sus ilustres pero también desgraciados protagonistas

LO PEOR: Que no incluya fotografías de los protagonistas del libro y una bibliografía que pedía algo más de extensión. Me gustaría conocer también cuál fue el criterio que siguió la autora para incluir a unos y dejar fuera a otros inocentes y crápulas de Hollywood

Saludos, ahora solo quedan cenizas, desde este lado del ordenador

Domingo Luis Hernández: “No existen muchos Borges; Borges se lo prohibía”

Jueves, Agosto 24th, 2023

Este jueves, 24 de agosto, se cumple el 124 aniversario del nacimiento del escritor argentino Jorge Luis Borges. Aprovechando la cercanía de la fecha, conversamos con el profesor, escritor, poeta y ensayista tinerfeño Domingo Luis Hernández sobre Un otro Borges (Editorial Montesinos, 2023), trabajo en el que estudia la vida y la obra de un escritor universal cuya producción resiste el paso del tiempo.

- ¿Quién es el otro Borges?, ¿cuántos Borges existen?

“El título del libro, Un otro Borges, tiene enjundia como usted acaba de señalar. No es solo un juego, es una reivindicación frente a la crítica que solo prima una cosa de Borges, el carácter cosmopolita. ¿Hay otro Borges? Después del exhaustivo análisis ha de contestarse que no, que Borges es único. Borges es el ser que se comparte entre los libros (la gran biblioteca de libros ingleses en el que lo encerró su padre) y la vida, y la proyección vital que lo atoraba. No existen muchos Borges; Borges se lo prohibía. Existe un único Borges que se mueve con contundencia ética entre lo que ha aprendido y sabe (los libros) y lo que proyecta de sí (sus otros, la historia, la heroicidad de sus mayores, la heroicidad que añora para sí…) En este caso el libro surge como un conciso homenaje personal a Borges. De ahí el deslizamiento en él por su vida, que me parece una vida ejemplar. Y lo que señala es el ajuste de perspectivas que Borges señaló en su momento, el modo en el que Borges quiso que fuera leída su obra”.

- ¿Y cómo cree que quería que fuera leída su obra?

“ Detestaba las lecturas académicas y formalistas. Recuerdo un caso, un profesor que no cito y que accedió al escritor argentino para entrevistarlo. Las preguntas seguían la senda de esa retahíla funcional e inconsecuente. Entonces Borges respondió con una contundencia tajante en contra del señalado. “Aprenda a leer”, le dijo, y especificó: por lo general los hombres matan lo que aman y eso no nos define: los hombres de verdad morimos por lo que amamos. Este libro está consagrado al amor que hace morir a Borges. Aquí la parte nacionalista del Borges que se enfrenta contundentemente a Perón y que precisa construir la patria, el Borges que define el tango en su función nacional y no inmigrante, el Borges que siente el alarido romántico de su abuelo Francisco Isidro Borges Lafinur que se suicidó por honor y patria, la persecución en valentía y coraje del cuchillo (frente a la espada) de los compadritos que conoció en su estancia en Palermo. Y está la relación Borges-padre en formación (la biblioteca) y su disfunción sexual (represión, complejo de Edipo). También la condición del mortal frente a la muerte, cuando se le diagnosticó el cáncer que lo mató y decidió concluir en Ginebra, Suiza. Y se encuentra aquí la resolución del gran escritor. Por ejemplo, la construcción que da al cuentista que fue y logra con dos libros portentosos: Ficciones y El Aleph; o que se expande por cuentos maravillosos que se analizan en el libro como Hombre de la esquina rosada, El Sur, El inmortal, Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, Emma Zunz, etc”.

- ¿Se puede separar al Borges escritor del Borges de todos los días?

“Esa es una de las grandes luchas de Borges frente a los que lo leían. Lo que Borges proclamaba (y de eso escribió, por ejemplo, Borges y yo) es que el autor es y está en la escritura, que el autor puede construir a otros, puede sumergirse en la alternativa pero que es el escritor preciso el que los construye en relación a sí mismo. Y eso da igual en las muestras policiacas, históricas o fantásticas de sus escritos. Por eso Borges, Jorge Luis Borges, aparece tantas veces en sus escritos como personaje. Y por eso atina a afirmarse a sí mismo, como personaje de la escritura en relación a la ejemplaridad del romanticismo, en un cuento ejemplar que se llama El Sur”.

- ¿Qué aporta de nuevo su trabajo sobre el escritor argentino?

“Yo creo que lo que aporta mi libro (al lado de Borges) es eso que la crítica al uso llama la lateralidad de Borges pero que yo creo (con él) que es la centralidad, su centralidad. Es eso que lo hizo construir ideológicamente un libro en el año 1933 (y que reedita con variantes fundamentales en el 54), Evaristo Carriego, sobre un poeta popular que tuvo como misión retratar al Buenos Aires que Borges amó y que perdurará y que salvará a lo largo de toda su vida, ese Buenos Aires en el que Borges siempre vivió y no en el moderno Buenos Aires; es el Borges que refuta con precisión el tango moderno marcado por la inmigración y su legado, por ejemplo, el lunfardo, y lo que él llama la sentimentalidad del tango moderno frente al tango-milonga aguerrido de los inicios; es el Borges que enuncia para sí y para su conciencia la responsabilidad del abuelo que se hizo matar por responsabilidad y que ondea en páginas de El Sur; el Borges que alarma el retrato de los compadritos de Buenos Aires a los que conoció y fue amigo de alguno de ellos y elevó a la categoría de héroes por su ley, el valor, la pelea a cuchillo que es fiesta, el coraje…; es el Borges que precisa asentar el principio de la fecundidad de los códigos y que hace que un parco compadrito se comprometa con la pelea cuando el garante de ese orden no quiere luchar (Hombre de la esquina rosada); es el Borges que se compromete consigo mismo y estampa una de las historias más conmovedoras sobre la disfunción sexual en este mundo (Emma Zunz). Es el Borges al que no solo atora la lectura sino que lo atora el vivir y vivir del modo en el que su padre no lo dejó vivir. Y ese Borges se expande en toda su obra. No solo en la obra nacionalista de los años 30-50. Por eso Borges remata un libro esencial suyo, La cifra, del año 1981, con 82 años de edad, tres antes de morir, con un poema excepcional sobre un compadrito que se llama Milonga de Juan Muraña.”

- ¿Qué mitos encuentra en su literatura?

“Yo creo que el gran mito que se encuentra en la literatura de Borges es al gran Jorge Luis Borges que vive y que escribe, al Borges que por vivir está condenado a la muerte y al Borges que por escribir acaso obtenga algún futuro, alguna permanencia, incluso la permanencia de la eternidad. Y después de esto Borges alcanza todos los mitos de la literatura que lo conmocionaron. Uno en especial: el deseo de perfección, el deseo de ajustar su escritura hasta la más absoluta perfección. Eso que consiguió después de vencer la disfunción entre su inglés (que era el idioma de la literatura) y el español que hablaba y que por responsabilidad con los suyos se convirtió en el idioma de su escritura. Cuando eso ocurrió Borges se convirtió en el mejor escritor (que no autor) de la literatura en lengua española. Y atoran en él las instancias del juego, del juego literario; la disfunción y complementariedad entre la ficción y la realidad. Y luego la temática extensa de su obra: la invención, la fantasía, la responsabilidad personal y nacional, el amor, la pasión, la muerte, el tiempo… Y una cuestión fundamental: la pericia constructiva de Borges, el modo en que apaña la verosimilitud en su obra de manera excepcional, desde la secta que crea un planeta en Tlön a la del inmortal que recorre el tiempo en busca de su destino de mortal o la del compadrito que se lanza a aprender el oficio del ser hasta la muerte (El muerto) o el del policía que prejuzga resolver el dilema del mundo y lo que encuentra es que ha sido conducido por el malvado hasta el rincón de su muerte. En eso Borges no es solo sustancial, es perfecto, uno de los cuentistas más perfectos de la historia de la literatura mundial. Y como escritor, el gran maestro, el gran maestro de la escritura del idioma”.

- ¿Cómo fue la relación del escritor con Argentina y con la muerte?

“La relación de Borges con Argentina fue fructífera, extremadamente fructífera y responsable. En Borges pesaba una cuestión (frente al inmigrante Roberto Arlt): la patria era una propiedad. Además, Borges era historia por sus mayores: su bisabuelo y sus abuelos fueron los que crearon las fronteras de la patria. Y él nunca contradijo (como su padre que se negó a ser militar) la iniciativa de sus ancestros; al contrario, la apreció y la guardó para sí. Y por eso fue resolutivo. Eso da el extraordinario cuento El Sur. Lo que plantea Borges ahí es que el protagonista Juan Dahlmann es Jorge Luis Borges, que lo que le ocurre al protagonista Juan Dahlmann le ocurrió a Borges. Y en todos los extremos, incluso los ficcionales, así es. Lo que plantea Borges ahí es que ese es un tranco de su biografía novelable, y lo es por ejemplo, en tanto solo lo ejemplar se compromete con la escritura. ¿Qué? Un individuo que vive al amparo de sentirse argentino a raíz de un incidente (real), un golpe en la cabeza que le produce la septicemia, la voluntad lo visita y lo empuja al ser. Ese es el final del cuento. Dahlmann/Borges viaja hacia su casa del Sur. Para antes de la estación acreditada y se interna en una taberna de la llanura. Unos jóvenes gauchos lo retan. Él oculto tras las hojas de Las mil y una noches. Tras las reiteraciones decide salir y el bodeguero lo reconoce, dice su nombre. Imposible huir de la voluntad. Toma el cuchillo que el viejo personaje (su heroico abuelo muerto) le tira por el suelo y enfermo se dispone a luchar en la noche con los jóvenes como un argentino. Esa condición Borges la guardó para sí durante toda su existencia”.

- ¿Y su relación con la muerte?

“Sobre la muerte hemos de decir que lo que Borges hace es aupar hasta centro la cabalidad de su abuelo Francisco Isidro Borges Lafinur. Su abuelo no renunció al honor y a la responsabilidad por más que lo esperara una mujer que lo quería (la inglesa Fanny Haslam), sus hijos, una vida acomodada… Se debía a la patria, falló y habría de pagar. Así que enfrentó su pecho enfundado en su poncho blanco y sobre su caballo blanco se enfrentó a los enemigos que lo mataron. Y esa es la disposición de Borges ante la muerte, el cáncer que lo consumía a su alcance. En primer lugar, se despidió de Buenos Aires. La muerte se sufre en soledad. En Ginebra padeció el final solo (la compañía de María Kodama es solo condicional), con mansedumbre, sin queja, en responsabilidad consigo mismo, en honor. Iba a morir, a desaparecer del todo de este mundo. Luego de ese acto solo quedarían las hojas que escribió, nada más. Y eso es lo que habría de acordar, lo que cuenta su lápida: los siete guerreros nórdicos que la rematan. Una vida singular de compromiso y una muerte igual de rigurosa”.

- ¿Y su singular relación con el padre?

“La relación de Borges con su padre es singular. Primero cabe la relación de afecto y de cariño que como hijo lo distinguió. Pero los padres pesan y eso lo supo Borges. Por ejemplo, el padre decidió por él: no ser militar, no ser abogado, no ser físico, no ser profesor de inglés… se escritor. Y por eso lo encerró en la basta biblioteca de libros ingleses. Eso no solo forma a Borges (y hasta el extremo) sino que recluye a Borges. Y desde entonces la figura que explica con detención en El Sur por Las mil y una noches: ¿la extrema belleza de la literatura frente al vivir? Esa es la pregunta que encarna el encierro de Borges en la biblioteca de su padre. Y que lo hizo proyectarse fuera de sí. Por ejemplo, hacia la ejemplaridad de su abuelo Borges Lafinur o hacia los compadritos y su coraje.
Concuerda otra cosa, además, de Borges con su padre: su padre quiso ser escritor y parcamente lo fue. Borges habla de sonetos muy buenos que no se encuentran. Y habla de una novela que publicó su padre en Mallorca: El caudillo. Su padre le pidió amparo a Borges para que lo ayudara a convertirla en una novela meritoria. Borges no lo ayudó. Y una última cosa: el padre fue el causante de la represión sexual, de la inestabilidad sexual del hijo. Se cuenta una historia para el caso. Vivían en Ginebra cuando Borges cumplió 18 años. Su padre se enteró de que su hijo no había tenido trato alguno con mujer. Y como macho argentino que era se dispuso a poner remedio. Eligió a la mujer (su amante, se dijo) y concertó la cita. La experiencia para Borges se convirtió en uno de los traumas más ingentes de su vida. No hubo encuentro, no hubo experiencia; Borges se negó o no pudo penetrar a la mujer. Y eso (cuentan los expertos) se convirtió en el núcleo de la disfunción sexual de Borges”.

- ¿Y con la madre?

“Una de las cosas que se cuentan de Borges, y es cosa que se estudia, yo lo analizo parcamente, es el complejo de Edipo. Se sustancia. La madre para Borges era un todo. Desde muy pronto se compartieron. Por ejemplo, lecturas o una de las labores que los unió a lo largo del tiempo: traducir juntos todas las noches del inglés. Su madre se convirtió en compañera, secretaria, promotora, lectora, crítica… Siempre viajó junto con ella. Y su madre (aparte de los cuidados específicos para con el hijo, por ejemplo, sus relaciones con las chicas) se trocó en su sostén. Cuando su madre murió, Borges pronunció una conferencia sobre ella en Montevideo. Ahí la definió: la bondad, la paciencia, la capacidad para escuchar, la argentinidad, no tener enemigos, haberle siempre perdonado. Por eso para Borges su madre siempre en presencia. Por ejemplo, una cosa que le extraño a los visitantes a su casa: la habitación de su madre, en la que debió montar su estudio después de muerta, siempre permaneció exactamente igual a como ella la tenía mientras vivió”.

- Se habla mucho del Borges autor de cuentos pero ¿qué opina usted del Borges poeta?

“En algunos casos Borges me parece un poeta excepcional. Primero por lo que experimentó y después por lo que proyectó. Por ejemplo, sus absolutas ensoñaciones, como el Buenos Aires que feneció y el conservó, los reductos de la historia, los antepasados, los seres queridos, los autores y libros que amó. Borges dijo que era un poeta del pensamiento. No tanto; también de la concisión cuando eligió el barroco (Quevedo) para expandirse o cuando eligió los tankas o el soneto. Lo sustancial al respecto es constatar: un libro excepcional, uno de los mejores libros del idioma, El hacedor. Y el libro que cierra sus delirios poéticos y se convierte en su testamento férreo sobre la poesía: La cifra. Y hemos de citar que Borges asimismo discutió sobre la esencia misma de la poesía; dio clases al respecto en Harvard en inglés, durante el curso 1967-1968. Allí habló, entre otras cosas, del enigma de la poesía, de la metáfora, de la música de las palabras y de la traducción. Borges tenía muy claro y en alta estima a que se dedicaba y por eso se dedicó del modo en que se dedicó”.

Saludos, el incendio continúa, desde este lado del ordenador

El escabel de terciopelo rojo, una novela de Baltasar Medina Peñate

Miércoles, Agosto 23rd, 2023

Sería una pena que un libro como El escabel de terciopelo rojo no alcanzara el eco que se merece como producto literario. Escrito por Baltasar Medina Peñate, la obra además de rendir homenaje a La Palma y a los palmeros, está cuidadosamente editada, y cuenta con fotografías y mapas que reproducen las calles y plazas de la capital de la isla con refinado gusto, como si de un maestro de orfebre se tratara.

Se trata de una novela histórica escrita con mimo y con milimétrica exactitud a los datos que se conocen de un capítulo triste y sangriento que se vivió en Santa Cruz de La Palma durante el verano de 1553, cuando la ciudad fue arrasada por una flotilla de corsarios franceses al mando de Françoise Le Clerc, días de los que se ocupan los contenidos de esta obra que no necesita de una extensión colosal para contar estos hechos, sino de poco más de un centenar para transportar al lector a un tiempo en que desde el mar llegaba además de la fortuna también la desgracia.

El autor ha recurrido para contar El escabel del terciopelo rojo a distintas fórmulas narrativas que van desde la primera persona a la tercera, lo que incluye también reproducción de la grafía documentos de la época. Esta técnica permite conocer desde dentro los pesares del conflicto que se entabla entre palmeros y corsarios franceses a través de los ojos de una niña que busca refugio y se esconde mientras arde la ciudad y la respuesta de un grupo de vecinos mal armados y preparados ante la invasión de los hombres que vienen de la mar.
Para ilustrar lo que las palabras no alcanzan, el libro incluye una serie de fotografías que ilustran algunos de los capítulos del libro así como la reproducción de mapas en los que se puede observar cómo era la capital palmera en aquellos días de ruido y furia.

Eso explica que el protagonismo de la novela, salvo la niña, sea colectivo, destacando sobre todo el apellido de algunos de los ilustrados hijos de la isla bonita que tuvieron un papel si no protagónico sí que esencial durante la larga semana en la que los corsarios franceses tomaron literalmente las casas y plazas de una ciudad cuyo sistema defensivo se vino abajo ante la amenaza primero y luego la feroz represión de los corsarios franceses que, como hombres de la mar dedicados al pillaje, hicieron lo mismo en la capital palmera, dejando además sus calles y plazas anegadas con la sangre de los inocentes.

Como otras novelas históricas que se desarrollan en el archipiélago cuando éste todavía andaba a cuatro manos tras la conquista, adaptándose a nuevas costumbres al formar parte de la corona de Castilla. El escabel de terciopelo rojo describe con brochazos que no necesitan de mayor expresividad un tiempo en el que las islas estaban sujetas a toda clase de amenazas. Amenazas naturales, sí, ese es el precio que se debe pagar al habitar suelo volcánico, pero también una amenaza constante que procedía del exterior y que venía siempre de la mar. En este caso, corsarios en toda regla. Y en toda regla se refiere a un ataque que no dejó títeres con cabezas. Los corsarios robaban, asesinaban y se llevaban algunas de las personas secuestradas con la confianza de cobrar rescate.

Nadie estaba a salvo por aquel entonces de estos ataques premeditados y muy violentos. La población civil vivía de hecho con el miedo en el cuerpo, consciente que la desolación y la muerte podía irrumpir de pronto en sus vidas como así sucedió esos días de verano de 1553.

Esta es la primera novela de Baltasar Medina Peñate. Un libro autoeditado con mucho cuidado y cariño, lo que facilita la lectura y que el lector, como fue nuestro caso, se sumerja con comodidad en la fabulosa aventura que cuenta y que está basada rigurosamente en hechos reales.

Al final de la novela se añade un capítulo dedicado a Curiosidades históricas donde explica algunas de las claves que aparecen a lo largo de la obra, y se comprueba el rigor que quiso imprimir su autor con lo que se sabe con certeza que ocurrió durante aquellas jornadas. Una nota avisa de la documentación a la que recurrió para contar esta historia. El objetivo, explica, que los hechos que se narran resultaran lo más exactos posible.

El escabel de terciopelo rojo tiene vocación de entretenimiento pero también de que sea un producto didáctico, un libro en el que además de transportar al lector a otro tiempo se pretende también que el lector de paso a muchas cosas de aquel periodo de la historia y como la historia afectó a las islas del archipiélago canario contra los males que asolaban sus mares en un tiempo que ya casi forma parte de la leyenda.

El descubrimiento de este libro ha sido un grato acontecimiento en esta búsqueda incesante de materiales literarios escritos en las islas que logran que me distraiga la atención, que viaje con ellos a una realidad que existió y que me enseña que no fue nada fácil construir la sociedad y la cultura que define a los naturales del archipiélago canario. Un territorio que no fue exactamente ese paraíso que la entrega al turismo nos ha hecho creer con el paso de los siglos.

LO MEJOR: Se trata de un libro autoeditado pero autoeditado con mucho mimo. La obra incluye además del texto (riguroso en su tratamiento histórico) mapas y fotografías

LO PEOR: Por una vez la extensión de la novela (novela en la que se mezcla historia con ficción) resulta algo corta

Saludos, siguen las llamas devorando el bosque, desde este lado del ordenador