Archive for Septiembre, 2020

Los gestores culturales de Canarias exigen un director/a del OAC con “experiencia en Cultura”

Miércoles, Septiembre 30th, 2020

La Asociación de Profesionales de la Gestión Cultural de Canarias reclama en un comunicado al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife “transparencia” en la designación del puesto de director gerente del Organismo Autónomo de Cultura (OAC).

El martes 22 de septiembre el Ayuntamiento de la capital tinerfeña anunció por sus canales oficiales el nombramiento de Carlota Cobo Hernández como gerente del OAC, aunque la noticia ya la había adelantado este su blog El Escobillón la semana anterior. Carlota Cobo es licenciada en Económicas y Ciencias de la Información pero carece de experiencia en Cultura.

Esta y otras circunstancias forzó a que la junta directiva de la Asociación de Profesionales de la Gestión Cultural de Canarias convocara una reunión urgente para estudiar esta designación.

Entre otras conclusiones, exigen ahora que la designación de profesionales para el desempeño de cargos de responsabilidad en las administraciones públicas sea “un ejercicio de transparencia del poder”, por lo que proponen “corregir los mecanismos de selección, los cuales deberían estar regidos por los principios de imparcialidad, independencia, discrecionalidad técnica y objetividad en los procesos de selección de los candidatos”.

La Asociación recuerda en el escrito que quien debe de ocupar esta responsabilidad tiene que ser un candidato/a que posea no solo capacidad técnica e idoneidad, sino que cuente con la experiencia necesaria para el desarrollo “con garantías del puesto a desempeñar, lo que implica –se destaca– el ejercicio de funciones directivas con mayor o menor responsabilidad dentro del ámbito de las políticas culturales del municipio”.

* En la imagen la concejala de Cultura y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Gladis de León

Saludos, ¿venceremos al miedo?, desde este lado del ordenador

Enrique Arriaga y Alejandro Krawietz, consejero y director general de Cultura del Cabildo de Tenerife

Martes, Septiembre 29th, 2020

Tras el cese de Leopoldo Santos Elorrieta como director insular de Cultura se especuló después de anunciarse en los medios de comunicación los nombres de los poetas Rafael-José Díaz y Alejandro Krawietz como candidatos a esta responsabilidad, que sería probablemente una mujer quien ocuparía el cargo. Nadie supo entonces barajar nombres y hoy, que se anuncian, obliga a pensar que la solución salomónica por la que se ha optado ha sido la de quitarle Cultura a la que hasta el día de ayer era responsable de ese área, Concepción Rivero, para dársela a Enrique Arriaga, también de Ciudadanos y vicepresidente y consejero de Carreteras, Movilidad e Innovación del Cabildo de Tenerife.

Al parecer era la única fórmula para que la sangre no llegara al río en el pacto que garantiza la gobernabilidad en una casa que ya no sé si es tan santa. También la de encajar en la operación a Alejandro Krawietz como Director Insular de Cultura y de facto el responsable de la política cultura lo que queda de legislatura si no pasa nada, que uno ya no sabe con los terremotos recientes que han sacudido la Cultura oficial en esta isla cada día más abandonada de la mano de los dioses.

Si queda dinero para algo, será cuestión de acostumbranos ver a Enrique Arriaga como consejero de Cultura en las ruedas de prensa y a Krawietz en la sombra moviendo los hilos y un presupuesto que mucho me parece no va a dar ni para pipas.

Concepciòn Rivero continúa al frente de Educación, Juventud, Museos y Deportes, que no son, al parecer, castañas demasiado calientes aunque no me fiaría, no…

Alejadro Krawietz, director hasta el dìa de ayer del Festival MiradasDoc que se celebra en Guía de Isora, localidad de la que fue alcalde el actual presidente del Cabildo de Tenerife, el socialista Pedro Manuel Martín Domínguez, cuenta al menos con experiencia en getión cultural y conoce relativamente cómo se mueve la política en el palacio insular, a quién tiene ahora como jefe inmediato y un sector que en tiempos de crisis le va a exigir resultados.

No lo tendrá fácil claro que, ¿quién lo va a tener fácil con la que se avecina?

Saludos, vamos directos al infierno, desde este lado del ordenador

Y mi madre dejó de tocar el piano, una novela de Cecilia Domínguez Luis

Martes, Septiembre 29th, 2020

Mientras maduran las naranjas dio inicio a una trilogía que la propia escritora, Cecilia Domínguez Luis, ignoraba que iba a convertirse en un trípico inspirado en su familia. Aquella novela sencilla, ligera de páginas, recogía las vivencias de una niña tras el estallido de la Guerra Civil en Canarias y no hacía presagiar que continuara la saga. Pasado el tiempo, el libro no ha perdido su capacidad de conmover y debería de convertirse en lectura obligada para conocer desde dentro como afectó aquel terrible episodio de la vida de España y Canarias entre sus gentes.

Envidias, denuncias, el apoyo sin fisuras del núcleo familiar fueron algunos de los elementos que sostenían una narración que dejaba entrever su capacidad para transformarse en serie pero no era éste en principio el objetivo aunque sí que consiguió que muchos se acercaran a su narrativa a través de una obra que, como El barranco de Nivaria Tejera, se aproxima a esos luctuosos días desde la mirada inocente de una niña. Una niña a la que la fuerza de las circunstancias, tremendamente desatadas, acelera el proceso de su madurez, su forma de ver las cosas y de entender su mundo.

Mientras maduran las naranjas se publicó en 2009 y desde ese entonces se ha convertido en una de las novelas más conocidas de la escritora, Premio Canarias de Literatura y reconocida tejedora de versos.

Cecilia Domínguez exploró las posibilidades de la familia protagonista de Mientras maduran las naranjas muchos años después en Y tú serás el río, libro que puede considerarse como previo a los hechos que narra en Mientras maduran las naranjas ya que el arco temporal en el que se mueve la familia protagonista va desde inicios del siglo XX a la primavera de 1935, lo que permite a la escritora repasar algunos de los hechos más representativos que han pasado a la historias del archipiélago como fue la visita del rey Alfonso XIII a la isla de Tenerife.

En su momento escribí que estas dos novelas y ahora me reafirmo con la publicación de la tercera Y mi madre dejó de tocar el piano (Diego Pun, 2020) debían de entenderse como una serie de episodios canarios de la escritora tinerfeña aunque en estos libros en contra de lo que hizo Galdós en su día, la preocupación de Domínguez Luis más que los vientos de la historia es la de reflejar la mirada de sus protagonistas, casi siempre mujeres, en el entorno en el que se viven.

Es verdad que ese entorno se ve alterado en muchas ocasiones por la Historia al generar emigraciones forzosas y ejecuciones pero es quien narra, y su lectura de lo que la rodea, uno de los alicientes que, a mi juicio, resultan más atractivos de esta trilogía involuntaria. A la que ahora pone fin, añado que como lector desgraciadamente, con Y mi madre dejó de tocar el piano aunque su final queda abierto si bien Cecilia Domínguez anuncia que no habrá más continuaciones de un relato que tiene mucho más de testimonio que los volúmenes anteriores y que, como los anteriores, intenta sintetizar todo el peso y el paso de los años a través de una familia del norte de Tenerife las décadas de los cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta.

La novela se detiene así cuando ingresa Francisco Franco en el hospital a mediado de los años setenta, y toda una nación (partidarios y contrarios) espera con expectación el final de una existencia que marcó a todos los españoles durante cuarenta años. En el caso de la familia protagonista, fatal para el desarrollo de las mujeres que, contra viento y marea, intentaron asumir por sí solas la gobernanza de su existencia.

Y mi madre dejó de tocar el piano más que una novela tiene que ser leída como una sucesión de hechos que están trufados de lecturas y proyecciones cinematográficas. Las películas en las que la protagonista se refugia para olvidar la grisácea realidad en la que se encuentra es fundamental para comprender sus estados de ánimo y sirven para establecer una cronología de los hechos que narra. Una manera ciertamente sutil con la que avisar del paso del tiempo que aplasta a una mujer que comenzará a madurar ¿como las naranjas?

Este testimonio, que no llega a las doscientas páginas, contiene algunas de las constantes que se aprecia en la narrativa de Cecilia Domínguez Luis en los últimos años. Destacaría entre otras su vocación de ajustar cuentas con el pasado y de criticar las acciones de un sistema represor que contó con la colaboración de la iglesia católica para censurar el protagonismo de la mujer.

Se aprecia en La sorriba, a mi juicio el más politizado de los libros de la poeta pero un título necesario dentro del corpus de novelas y cuentos sobre la Guerra Civil en Canarias y esta trilogía donde más que lo político lo que importa son las sensaciones de diferentes generaciones y cómo repercute en todos ellos los caprichosos vientos de la Historia, tan inestables y extraños en ocasiones.

Saludos, miro el calendario, desde este lado del ordenador

Por mucho que lo intento no lo entiendo

Lunes, Septiembre 28th, 2020

Se enciende el semáforo rojo en cuatro de las islas de este archipiélago abandonado de la mano de los dioses y todo sigue más o menos igual en el territorio que habito.

Reproducimos a continuación el currículum de la directora gerente del Organismo Autónomo de Cultura (OAC) Carlota Cobo Hernández y que publica el Boletín Oficial de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife núm. 115, miércoles 23 de septiembre de 2020.

Y no, por mucho que lo intento no lo entiendo porque no encuentro nada de gestión cultural…

1º Formación, el aspirante acredita:

Licenciada en Derecho. Licenciada en Ciencias de la Información. Master en Dirección y Gestión de Empresas Cooperativas y de Crédito- Cajas Rurales Cursos, jornadas y seminarios impartidos: No se especifican.

Asistencia a Cursos, jornadas y seminarios (señalamos algunos de los aportados por la interesada): – Curso de patrocinio y mecenazgo, febrero 2019. 25 horas de duración. – Curso “Métodos y trucos para diseñar y dirigir un Plan de Acción Comercial”, mayo 2016. 8 horas de duración. – Curso de gestión por objetivos, mayo 2015. 10 horas a distancia y 12 en modalidad presencial. – Curso Gestión por objetivos y competencias, abril 2015. 3 horas. – Curso “El Gerente como líder de equipo”, diciembre 2011.13 horas. – Curso Habilidades Directivas, octubre 2005. 12 horas lectivas. – Seminario Ley de Subvenciones, mayo 2005. 10 horas lectivas. – Curso Liderazgo participativo, marzo 2005. 20 horas. – Curso de Protocolo, Relaciones Públicas, Marketing e Imagen Personal y Profesional en la Empresa Pública y Privada. 16 horas.

2º Experiencia profesional se ha de resaltar: • Gerente Zona Canarias de la Asociación Española contra el Cáncer, desde mayo de 2018, para coordinar la representación autonómica de la entidad. • Gerente de la Junta Provincial de Santa Cruz de Tenerife de la Asociación Española contra el Cáncer, desde 2005, cargo que ostenta en la actualidad. Funciones: • Jefatura de personal. o Coordinación de equipos profesionales. o Planificación y organigrama. o Selección de personal. o Coordinación y supervisión del plan de formación anual. • Funciones de planificación y gestión de la actividad. o Organización de Congreso Regional de Pacientes. o Organización de conferencias de prevención e información dirigidas a la población general o a colectivos específicos. o Gestión, coordinación y seguimiento de actividades.

Coordinación de la Imagen y Comunicación. o Coordinación del plan de comunicación anual. o Supervisión de contenidos. o Actividades de representación delegadas. • Gestión y control económico. o Control y supervisión de la gestión económica financiera del cumplimiento del presupuesto. o Análisis de los posibles desvíos presupuestarios y propuestas para su corrección. o Optimación de los recursos disponibles. Conforme a las Bases y según manifiesta la interesada, en su currículum vitae, tiene experiencia en el desempeño de puestos de responsabilidad en la gestión pública o privada en la materia objeto del puesto a cubrir conforme a las bases que rigen la presente convocatoria (mínimo 5 años).

Se ha considerado como puesto de responsabilidad aquel de “tipo directivo/gerencial”, aquel que conlleva la gestión económica, de proyectos y/o de personal, y de forma más concreta se puede entender como responsable a aquel que tiene autonomía en la toma de decisiones, que dirige o coordina grupos de trabajo, al que se imputan resultados, etc., por lo que la interesada ha desempeñado puestos de responsabilidad según su currículum, pero los mismos no se han desarrollado en el ámbito de la Administración Pública, podemos destacar lo siguiente: han llevado a cabo funciones de planificación de actividades (proponer planes de trabajo, dirigir y controlar la implementación de actividades, gestión y coordinación de las actividades de obtención de recursos, evaluación y seguimiento de actividades), funciones de gestión y control económico (elaboración y propuesta preliminar del presupuesto anual, control y supervisión de su cumplimiento) y gestión de equipos de trabajo.

(*) La imagen está tomada del periódico El Día

Saludos, pa’trás como los cangrejos, desde este lado del ordenador

Mientras agonizo

Viernes, Septiembre 25th, 2020

Llegué a William Cuthbert Falkner (New Albany, 25 de septiembre de 1897-Byhalia, 6 de julio de 1962), más conocido como William Faulkner, a través de sus cuentos. Más tarde llegaron algunas de sus novelas, entre otras una que considero capital para entender el universo de un escritor que fue un poco más lejos de Yoknapatawpha County para que conociera cómo eran por dentro los hijos del sur más profundo de los Estados Unidos de Norteamérica. Ese universo que imagino ahora poblado de telarañas y con tonos grisáceos en el que los descendientes de su gloria viven todavía de las rentas de un mundo que ya no volverá.

Leyendo a Faulkner aprendí muchas cosas, una de ellas a contemplar el pasado con una mezcla en la que se confunden sentimientos como el amor y el odio.

Que es uno de los más grandes escritores norteamericanos del siglo XX no lo pondrá nadie en duda aunque es verdad que siempre aparece algún imbécil para decir lo contrario… aunque visto lo que he visto las últimas semanas no creo que a estas alturas nada me sorprenda. Por eso reitero que el señor Faulkner es uno de los más grandes escritores norteamericanos de su tiempo. Tanto, que su literatura volvió loco a los primos que nacieron más allá del sur, iberoamérica, y que de esa influencia brotaron novelistas que imaginaron su Yoknapatawpha County personal.

Como saben algunos, William Faulkner tuvo un serio problema con el alcohol. Cuenta la leyenda que se bebía junto a su amigo el también escritor Sherwood Anderson una o dos botellas de whiskie al día, y que pese a obtener el Nobel de Literatura, sus finanzas nunca fueron lo que se dice estables.

Howard Hawks lo contrató como guionista. A Hawks le encantaba tener a un Nobel en nómina, también beberse una o dos botellas de whiskie con aquel monstruo de las letras norteamericanas. Las películas en las que colaboraron fueron Tener y no tener y El sueño eterno, las dos protagonizadas por la pareja Bacall/Bogart y Tierra de faraones, una rareza en la producción del cineasta. Las dos primeas películas son, como sabrán, obras maestras de un director de cine al que le encantaba contar historias sobre aquel caballero del sur profundo con el que trabajó y que había ganado el Nobel de Literatura.

Resulta muy atrevido que recomiende algunas de las novelas y cuentos que he leído de Faulkner (hasta su apellido literario resulta tremendamente literario) pero lo haré porque no está de más compartir con ustedes pasión tan contagiosa como es la lectura y recomendar autores para alimentar esa hoguera sin vanidades que es la de invitar a leer.

Ahí van… y no van de mejor a peor porque poco o nada hizo mal el escritor:

Santuario (recordad a Popeye)
La paga de los soldados
Absalón, Absalón
El ruido y la furia
El oso (cuentos)
Los rateros

No cito otros títulos (Palmeras salvajes, Sartoris...) porque no las he leído aunque estas líneas que escribo ahora precipitadamente me invitan a que vuelva a su universo sureño con olor a tabaco y a whiskie. Ese mundo devastado y poblado de fantasmas. La necesidad de mirar al pasado para reafirmarse en una tierra que ya no pertenece a nadie.

William Faulkner, si no el más grande sí que uno de los más grandes escritores norteamericanos del siglo XX.

Saludos, he dicho, desde este lado del ordenador

Dame un héroe y escribiré una tragedia

Jueves, Septiembre 24th, 2020

Francis Scott Key Fitzgerald (Saint Paul, 24 de septiembre de 1896-Hollywood, 21 de diciembre de 1940) es conocido como el cronista del jazz, de los locos y felices años 20. El escritor que reflejó en el papel las idas y venidas de las flapper, de fiestas que solían acabar al amanecer empapadas de alcohol ilegal y de románticas historias de amor que, como todas las historias románticas que se precien terminan en tragedia.

Scott Fitzgerald fue el gran escritor de su generación, la generación perdida y con permiso de Ernest Hemingway y John Dos Passos, solo que el éxito le sorprendió demasiado pronto y no supo, cuentan sus biógrafos, gestionarlo.

Nadie discute, sin embargo, que los 20, aquellos años del charleston y de cine silente, de americanos en París en busca más que de su destino del mejor vino espumoso, representa como nadie el espíritu derrochador de un mundo feliz que se vino abajo con la crisis del 29 cuyos efectos me recuerdan los de un año, el 2020, en el que comenzamos a vivir peligrosamente Dios sabe hasta cuándo…

Escritor cuyo talento “era como el polvo en las alas de una mariposa”, escribe Hemingway en París era una fiesta, Scott Fitzgerald se casó con la mujer de su vida, Zelda, para convertirse en el rey y la reina de una generación literaria que, como todas, no nació republicana.

Zelda era una hermosa chica de Alabama, una sureña a carta cabal que le hizo la vida imposible al escritor y el escritor a ella. Sus borracheras han pasado a la historia porque se han convertido en leyendas de la dipsomanía pero todo acabó abruptamente cuando Zelda empezó a perder la cabeza. La historia de esta relación marca así las mejores novelas de un escritor que escribió sobre un tiempo que también es el nuestro y que deberían de leer y releer sin descanso: A este lado del paraíso, que fue su primer libro publicado y título que lo hizo rico y famoso de la noche a la mañana, y cuyo protagonista, Amory Blaine, se ha convertido en mi particular panteón de ilustres en un personaje que ocupa el mismo espacio que Holden Caufield, sí, el narrador de El guardián entre el centeno; Hermosos y malditos, que uno termina con el sabor de la ginebra y el tabaco en el paladar y, la que para muchos es su obra maestra, El gran Gatsby, llevada que recuerde tres veces al cine sin demasiada justicia, aunque la versión de Jack Clayton con Robert Redford en el papel de Gatsby sigue pareciéndome la mejor sin que llegue a la altura del libro.

Escritor prolífico de cuentos y de varios ensayos, uno de ellos fundamental para entender su época y la nuestra, The Crack Up, Scott Fitzgerald escribía cuentos para mantener un nivel de vida que ya no podía asumir, sobre todo con su mujer en un sanatorio mental –lo cuenta en Suave es la noche, una novela no demasiado elogiada pero necesaria para comprender el infierno en el que se encontraba entonces– lo que lo obliga a marchar a Hollywood para buscarse la vida como guionista aunque en la ciudad de los sueños rotos lo trataron como uno más, enterrándolo en historias malas que tenía que maquillar con su escritura.

De su experiencia en la Meca del cine dejó una novela inconclusa, El último magnate, una serie de historias que protagoniza un guionista borrachín y fracasado como él, Pat Hobby, que deberían de leer para conocer cómo se la gastaba Hollywood con lo mejor de una generación que, según Gertrude Stein, nació perdida.

Durante años Francis Scott Fitzgerald fue mi escritor de cabecera, aquel al que recurría para disolverme en sus historias y huir de la pesada realidad (traicionera, ridícula, tan poblada de enanos) que vivía y mucho me temo que vivo. He comprobado recientemente, durante el confinamiento sin ir más lejos, que sus libros continúan siendo igual o más actuales que cuando llegué a él despistadísimo, incapaz de conocer el cataclismo que me iba a procurar su A este lado del paraíso, título que utilizo desde hace trece años como despedida en las entrada que subo a El Escobillón con un “saludos desde este lado del ordenador” y en otros artículos con “desde este lado del Atlántico” cuando me refería a estas islas desafortunadas. Lo hice como un modesto homenaje a la vida y la obra de un talento que no sé si fue como el polvo en las alas de una mariposa pero que dentro de mí sigue indagando en otras puertas que, hasta el día de ayer, creía que no existían.

Hoy, y bien mirado como cualquier otro, es un buen día para celebrar su recuerdo y agradecerle los buenos y malos ratos que me hizo y me hará pasar como lector. Me quedo muy corto si escribo que mi devoción fitzgeraldiana continúa igual que cuando nuestros caminos se encontraron hace eones y quiero pensar que también uno de estos días oscuros y tristes de otoño ya que leerlo es como volver a reencontrarme con él y conmigo mismo. Un viejo amigo al que no ves desde hace años y que cuando te lo tropiezas por casualidad en la calle tienes la sensación que no ha pasado el tiempo, que no hace falta fingir que lo aprecias porque lo sigues queriendo como siempre…

En fin, que Francis Scott Key Fitzgerald, un estudiante de Princeton que no solía asistir a clase, sigue siendo mi amigo pese a los divorcios que tanto uno como el otro hemos ido marcando esta relación. Y sí, me gustan mucho de su quinta Hemingway, Dos Passos, West… y Steinbeck y Faulkner aunque no me atrevería a meter a estos dos últimos en ese saco de románticos norteamericanos. De escritores que, como dijo el mismo Scott Fitzgerald, necesitaban de los héroes para escribir una tragedia.

Saludos, recordadlo, desde este lado del ordenador