Archive for Febrero, 2022

El señor Wilder y yo, una novela de Jonathan Coe

Lunes, Febrero 28th, 2022

“Cuando volvimos al hotel, pedimos las llaves de nuestras habitaciones (la suya era la 313, y la mía la 422), pero en el ascensor él miró mi llave y dijo:

– No creo que te haga falta esta noche.

Y luego…

Bueno, se cuenta que Billy dijo una vez (de un modo bastante grosero, supongo) que “Ernst Lutbitsch podía conseguir más con una puerta cerrada que la mayoría de los directores con una bragueta abierta”. Así que ahora debo seguir la técnica del maestro y cerrar la puerta de la habitación 313, suave pero decididamente, sobre lo que ocurrió a continuación”.

(El señor Wilde y yo, Jonathan Coe. Traducción: Javier Lacruz, Panorama de narrativas, Anagrama, 2022)

El cineasta español Fernando Trueba se lo dedicó a Dios cuando recogió el Oscar a la Mejor Película Extranjera por Belle Époqueen la edición de 1993 y cuentan que él mismo Dios, un Dios que nació en Austria, Viena, el 22 de junio de 1906, contactó con él para que se conocieran personalmente. El resultado de ese encuentro se publicó en un diario de tirada nacional y no decía nada nuevo sobre el trato cariñoso que dispensaba Billy Wilder a sus amigos y admiradores en privado.

Y de Billy Wilder en privado se ocupa El señor Wilder y yo (Panorama de Narrativas, Anagrama, 2022), una novela sentimental sobre la vejez y el cine que escribe con admirable pulso narrativo Jonathan Coe, uno de esos escritores británicos que se han preocupado en reflejar la situación actual de su país aunque en esta novela su mirada se centra en otras cosas, como la relación de una joven compositora con el director de El apartamento y su guionista I. A. L. Diamond. Estos tres personajes, uno ficticio y dos reales, son los protagonistas de un relato que se mete rápidamente en el bolsillo a los aficionados al cine y, cómo no, a los seguidores de Dios, Billy Wilder, a quien se retrata como un hombre sumamente amable y con finísimo sentido del humor, ese mismo humor que supo tan bien trasladar a la pantalla aunque en el ocaso de su carrera, y El señor Wilder y yo gira en torno a los últimos años de vida profesional del cineasta, cometió equivocaciones, la principal no darse cuenta que los tiempos habían cambiado.

La novela se desarrolla en gran parte durante el rodaje de una de las últimas películas que firmó Billy Wilder, Fedora, un filme que fracasó en taquilla y que no es uno de los grandes trabajos en su filmografía. Basado en una novela corta del actor Tom Tyron (autor de una fascinante novela de terror psicológico, El otro), Fedora cuenta la historia de una actriz retirada que no ha perdido su belleza. Inspirada en la vida de Greta Garbo, Wilder intentó radiografiar el Hollywood de aquellos años, finales de los setenta, con una mirada clásica que ya no resultaba fácil a la nueva generación de espectadores que aplaudían en masa éxitos taquilleros como Tiburón, de Steven Spielgerg. Spielberg es la gran sombra que se cierne sobre las esperanzas de recuperar su carrera, plagada de éxitos por otra parte, de Wilder, quien acaricia la idea de adaptar la novela La lista de Schindler, que llevaría más tarde al cine el director de Encuentros en la tercera fase, y versión que vio el propio Wilder.

Coe describe ese momento, cuando Billy ve La lista de Schindler, de Spielberg, en uno de los capítulos más conmovedores de un libro agradecido no solo con el cineasta sino también con quien se convirtió en su leal pareja creativa, el guionista I. A. L. Diamond, quien acoge bajo su ala a la protagonista de la novela, Calista Frangopoulou, que es la que cuenta en primera persona esta historia de cine, pero no de cine dentro de cine, que también, sino de las relaciones que se tejen en una industria llamada al entretenimiento y en la que participaron con éxito dos hombres excepcionales (Wilder y Diamond) al que el paso de los tiempos han superado solo que el cineasta hace que no lo sabe mientras que su guionista no evade la realidad.

Escrita con un lenguaje sencillo, sin entusiasmos experimentalistas, El señor Wilder y yo es una novela que no tiene muchas ambiciones salvo la de ser un enternecedor homenaje a la carrera de dos artistas que hicieron tanto por un arte que hoy ya no es lo que fue.

Jonathan Coe, que se han informado bastante sobre el rodaje de Fedora y sobre quiénes fueron Wilder y Diamond (el libro incluye en sus páginas finales una extensa bibliografía que usó el escritor para dar credibilidad a la historia) se detiene en ocasiones para contarnos la vida de la protagonista, sus primeros devaneos amorosos y cómo se introduce en el mundo del cine donde teje una cariñosa relación sentimental con dos hombres muy inteligentes y excepcionales que le doblan la edad.

Esta relación, que tiene mucho de paterno filial, es continuamente interrumpida por el rodaje de una película que ya desde su inicio estaba condenada al fracaso, como los senderos sentimentales que emprende su protagonista al sumergirse en un universo, el del cine, que le resulta fascinante pero que al final descubre que es igual de humano que cualquier otro trabajo.

He disfrutado mucho con esta historia, y no solo por el amor que siente y sabe transmitir el autor de la novela hacia Wilder y Diamond, sino por el realismo casi poético con el que narra una relación que a medida que se va desarrollando en las páginas de la novela va creciendo en intensidad. Calista Frangopoulou, que no sabe nada de cine en un principio, irá aprendiendo lo que no es otra cosa que un arte cuando se encuentra ante un hombre que –no solo para Fernando Trueba– demuestra que Dios existe.

Saludos, gracias a Dios, desde este lado del ordenador

Cuatro obras aspiran al VIII Premio Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal

Jueves, Febrero 24th, 2022

Revancha (Anagrama), de Kiko Amat; El oscuro adiós de Teresa Lanza (Grijalbo), de Toni Hill; Páradais (Penguin), de Fernanda Melchor, y Los buenos hijos (Tusquets), de Rosa Ribas optan al VIII Premio Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal como mejor novela negra de 2021, que conceden el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y el Festival Atlántico de Género Negro, Tenerife Noir.

Las obras seleccionadas se dieron a conocer este jueves, 24 de febrero, en una rueda de prensa celebrada en la sede central de la biblioteca municipal de la capital tinerfeña, en la que participaron la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Gladis de León; el escritor Javier Hernández, consigliere de Tenerife Noir, miembro del “Sindicato”, el equipo que pone en marcha cada año el festival, y el director y productor de esta iniciativa cultural, Alejandro Martín.

Las finalistas han sido seleccionadas entre los 44 títulos propuestos por un equipo de 20 informantes del Festival Atlántico de Género Negro Tenerife Noir, escogidos de forma paritaria a nivel nacional en diferentes ámbitos, entre comisariados de festivales, universidades, librerías, grupos de lectores, blogueros…

Las novelas de Amat, Hill, Melchor y Ribas serán evaluadas por un jurado presidido por la responsable de ATTK Editores –primera editorial eminentemente digital radicada en Canarias–, Guadalupe Martín Santana, y compuesto como vocales por la librera de la Librería de Mujeres de Tenerife Mase Legarza Negrín; el periodista y comisario de Cubelles Noir, Xavier Borrell Campos; el periodista, crítico literario y director de la serie Negra del sello editorial RBA, Antonio Lozano Sagrera, y la profesora de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Rocío Peñalta Catalán.
 
El director y productor de esta iniciativa cultural en torno al género negro, Alejandro Martín, actuará como secretario de este jurado, que dará a conocer el fallo del VIII Premio Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal a finales de marzo, justo antes del comienzo del festival. El galardón tiene un año más de recorrido que el festival, porque nació en 2016 en las jornadas que, un año después, cristalizaron en Tenerife Noir.
 
Para el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife “es un orgullo continuar durante estos años entregando este premio que lleva el nombre de nuestra ciudad dentro y fuera de nuestro país. Este galardón premia la creación literaria de escritores y escritoras, dentro de este festival magnífico que es Tenerife Noir, que se celebra en marzo”, destacó la concejala de Cultura, Gladis de León, durante la rueda de prensa de presentación de las novelas finalistas que aspiran a llevarse este premio. De León felicitó a los finalistas e insistió en la importancia que tiene situar la capital tinerfeña en el mapa mundial del género negro.
 
Por su parte, Alejandro Martín recordó que “el premio Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal es de los pocos galardones a nivel nacional que tiene una dotación económica, de 3.000 euros, para obra publicada”. Asimismo, el director y productor ejecutivo de Tenerife Noir destacó que el equipo de informantes, así como la selección de autores finalistas y la composición del jurado que concederá el premio “tienen un carácter paritario, al contar por igual con hombres y mujeres en su composición, una forma de funcionar que nos hemos propuesto para ser coherentes con nuestra apuesta por la igualdad y la visibilización y el reconocimiento del trabajo de las escritoras de género negro”.

Páradais (Penguin), la novela de la escritora mexicana Fernanda Melchor, ha sido calificada como una novela brutal y un breve e inexorable descenso al infierno. En ella, su autora explora la violencia y la desigualdad, con una destreza técnica deslumbrante, con un oído absoluto para la oralidad y precisión de neurocirujana para la crueldad. Javier Hernández Velázquez destacó que, al contar “lo que está pasando en México”, Melchor se basa “en dos conceptos: la violencia de género y la desigualdad; lo que va a sorprender a los lectores es la crueldad con la que disecciona la autora la desigualdad entre dos jóvenes acomodados y la realidad que se encuentran en cuanto abren la puerta y salen a la calle”.


 
Con Los buenos hijos (Tusquets), Rosa Ribas regresa a la familia de detectives más cercana y popular de la novela policiaca con una novela trepidante, en la que se plantea dónde están los límites en una investigación. Un día, en la agencia, a la que se ha incorporado Nora, la hija de la familia de detectives, llega un matrimonio que solicita sus servicios para saber por qué se suicidó su hija adolescente. La investigación cambia la vida de los Hernández para siempre, tras decidir mantenerla después de que los clientes retiraran el encargo. Los Hernández no quieren detenerse sin sospechar el precio que pagarán por llegar demasiado lejos en la búsqueda de la verdad. Ribas fue calificada por Hernández como “una top del género negro en España y Europa, tiene la trayectoria más consolidada; esta novela también habla de la desigualdad y, sobre todo, de la verdad y la mentira, en torno al regreso de una hija pródiga y al suicidio, en un caso que lleva a la familia de investigadores a una introspección”.  

En El oscuro adiós de Teresa Lanza (Grijalbo), de Toni Hill, el recuerdo del suicidio de una joven inmigrante altera las vidas de cinco amigas y sus familias en un idílico y acomodado barrio residencial, donde la joven trabajaba para ellas. En esta novela intrigante y turbadora de uno de los escritores más renovadores del género negro en España, la muerte no es el final de una historia, sino un nuevo e inquietante principio, que sirve al autor para reflexionar sobre la hipocresía, la amistad, la inmigración y los privilegios. “Toni Hill es un autor que va a contracorriente, quizás es uno de los autores más frescos del panorama nacional”, manifestó el escritor tinerfeño, quien recordó que el escritor catalán fue ya finalista en la primera edición de este premio. La novela “habla de los desequilibrios sociales, de una trabajadora de la limpieza, del suicidio de una joven inmigrante y, sobre todo, de la desigualdad social”.


 
Revancha (Anagrama), de Kiko Amat; es una novela sobre venganza, amor y ultras, con un ritmo vertiginoso, dura y violenta. Los personajes centrales, Amador y Alberto Cid, alias El Cid, son legendarios skinheads neonazis del gol sur durante los años 80 y 90; forman parte de la facción criminal de Lokos, el grupo ultra del FC Barcelona, el primero como consejero y número dos del grupo y el segundo, como su kapo. Fueron inseparables durante años, hasta que algo los distanció. Amador acarrea muchos secretos, y el mayor de ellos es su homosexualidad, que, en su ambiente, podría costarle la vida. Su padre, antiguo delincuente y leyenda local, está gravemente enfermo, y su agonía abre cicatrices de infancia que Amador creía cerradas. La novela de Amat es calificada como un libro indócil, lleno de vulgaridad y belleza, dolor y humor.

Saludos, a leerlas, que son dos días, desde este lado del ordenador

Celestino Hernández: “José Martín es un pintor al margen”

Jueves, Febrero 24th, 2022

Poco por no decir nada se sabía del pintor José Martín (Tazacorte, 1922-1996) hasta que el especialista Celestino Celso Hernández Sánchez (La Palma, 1956) comenzó a investigar sobre su vida y su obra dando como resultado una exposición que el año pasado se pudo ver en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), en la capital grancanaria y más tarde en el Espacio Cultural de CajaCanarias en Santa Cruz de La Palma. La muestra llega ahora a Tenerife, donde permanecerá hasta el 16 de abril en la Fundación Cristino de Vera, en La Laguna, aunque con muchísimos menos cuadros, 17 en total, de los que se pudieron ver en el CAAM y el Espacio Cultural de CajaCanarias, 107 y 77 obras, respectivamente.

Artista outsider, “al margen de modas y reconocimientos”, explica Celestino Hernández, los especialistas no terminan de ubicar la producción de un artista del que se conmemora este año el centenario de su nacimiento. Para conocer mejor este “desconocido” del arte en Canarias, se prevé presentar el catálogo de la exposición el 8 de marzo en la Fundación Cristina de Vera y el 15 del mismo mes, una conferencia que impartirá el crítico de arte Fernando Castro Flórez, quien se ha sumado con entusiasmo y entre otros a la recuperación de José Martín.

- ¿Por qué hay menos obras en la retrospectiva de José Martín en la Fundación Cristino de Vera que las que hubo en el CAAM y CajaCanarias en Santa Cruz de La Palma?

“La previsión inicial era contar en Tenerife con igual número de obras que en Gran Canaria y La Palma, siempre y cuando se contara con un espacio amplio pero por cuestiones de planificación de temporada no se pudo contratar el espacio que habíamos pensado inicialmente por lo que al final se tuvo la posibilidad de presentar la exposición en la Fundación Cristino de Vera, solo que una síntesis del conjunto de su obra aunque con una particularidad y es que esta exposición cuenta con cuatro composiciones que no se vieron ni en La Palma ni en Gran Canaria”.

– ¿Estas cuatro obras pertenecen a las “pinturas raras” del artista palmero?

“Corresponden a su pintura más interesante, original y onírica, de inspiración más personal y que él mismo llamaba “pinturas raras” ya que tenía más dificultad de salida. De hecho, una de ellas se ha puesto como cabecera de la exposición en la Fundación Cristino de Vera, pintura que lleva el título de La liberación de la mujer, un cuadro en el que representa figuras femeninas y solo aparece una masculina encadenada”.

– José Martín es un artista prácticamente desconocido en las islas, ¿cómo llega usted a su pintura?

“José Martín era prácticamente desconocido, así que nadie que vea ahora sus obras y lo que está sucediendo con ellas sentirá que lo conocía. Tuvo una aparición muy breve en el mundo del arte, fue en la galería Conca a finales de los 70 cuando se incorpora gracias a la labor que desarrolla Cándido Camacho, que habla con el dueño de la galería de este artista. Gonzalo Díaz, el Conco, se sorprende al descubrir el trabajo de José Martín pero el pintor regresa al ostracismo a mediado de los 80. Fallece en 1996 y ya han transcurrido 30 año en los que no se supo nada nuevo hasta ahora”.

- ¿Cómo llega hasta él?

“Me encontraba en Tazacorte y una escritora de la localidad, Elica Ramos, me habló de él y mostré interés en conocerlo. Me dirigí a donde vivía, sería en el verano de 1988, una casa cueva situada en el barranco de Tenisca, prácticamente en la desembocadura que da al puerto nuevo de Tazacorte”.

- ¿Y cómo lo recuerda?

“Como un hombre que llamaba mucho la atención. Tenía la voz ronca y era de modales bruscos y bastante desconfiado, pero luego supe que tenía motivos para serlo porque tuvo conflictos con la justicia que lo llevaron a la cárcel de Los Llanos de Aridane, Santa Cruz de La Palma, Santa Cruz de Tenerife y al penal del Puerto de Santa María, en Cádiz, al que los presos conocían como “El penal del Saco”. Al principio, su trato era muy complicado pero una vez entraba en confianza ya podías hablar aunque a cuenta gotas. Tuve la suerte de que aceptara dar algún paseo conmigo y de visitar los sitios que me dijo que lo llevara”.

- ¿Cuáles fueron esos conflictos con la justicia?

“Sus problemas con la justicia empezaron en verano de 1947, a la edad de 25 años. Había salido del cuartel y llevaba una vida irregular. Los documentos que pude encontrar hablan de alboroto público, faltas a la autoridad y embriaguez que terminaban en arrestos de una semana o diez días. Entre 1948-49 tiene un problema gordo al falsificar billetes de cien pesetas que hace a mano y con acuarela. Todo apunta a que fue un gesto juvenil sin mayores consecuencias, que fue una manera de tener un sustento para hacer lo que quería, que era pintar. Me imagino que hizo esta falsificación inducido también por algunos amigos. Al ser detenido por la policía, se le juzgó y fue condenado a doce años y un día, siendo trasladado al penal del Puerto de Santa María aunque, por una vez, la vida le sonríe al ser uno de los beneficiados de una amnistía franquista, por lo que cumple solo tres de los doce años de condena”.

- Ha dicho que, por una vez, la vida le sonríe…

“La vida de José Martín fue bastante complicada. No encaja en la sociedad, la familia y el pueblo de su momento por lo que decide irse. Primero vive en la costa de Tazacorte al no encontrar acomodo dentro del pueblo y tiene unas pocas amistades. Consume alcohol y marihuana, por esta última tendrá un juicio años más tarde. Hay que pensar que Franco gana la guerra y que gobierna durante 40 años y que las conductas que no resultaran las habituales y aceptadas por aquel régimen podían ser incluso castigadas y para evitar esa conflictividad decide separarse e irse a vivir por su cuenta”.

- ¿De qué vivía?

“Tuvo una cierta habilidad que le enseña su padre, maestro de obras a la antigua usanza, de modo que cuando no tiene recursos, busca trabajo en el sector de la construcción pero no se quedaba, sacaba lo que necesitaba para seguir tirando y volver a su refugio y a su pintura”.

– Como conocedor de su obra, ¿qué características destacaría?

“Siguió dos líneas, por un lado la de un tipo de arte por el que sí era aceptado y que le resultaba fácil de vender, y José Martín vendía muy barato porque consideraba su trabajo artístico como el de un trabajador, y que se compraba para decorar el salón y unas pocas que realizó por encargo, como son las composiciones religiosas. La otra faceta, la más interesante, son las composiciones de libre interpretación, aquellas en las que está aislado y separado de la sociedad, lo que le permite una libertad creativa total. José Martín no estaba pendiente de ser famoso, de vender mucho y eso le dio una libertad creativa total y realizar composiciones que le podrían situar en un campo visionario y onírico y con conexiones con otras corrientes del arte que creo que no eran intencionadas como el surrealismo, en algún momento el simbolismo y el arte naíf pero no acepto esta última adscripción”.

- ¿Por qué?

“Porque tiene un componente de carga intencionada en sus composiciones que no era simple y llanamente hechas por una persona autodidacta que compone sin las restricciones de la técnica. Se le puede poner entre los primitivistas, no se comete un error grave aunque hoy por hoy se le incluya más –como hacen Mariano Mayer, Fernando Castro Flórez, Marta Mantecón, entre otros– dentro de lo que se denomina arte outsider, arte al margen que engloba a muchos artistas de procedencias diferentes, una especie de saco en el que tienen cabidas todos aquellos que no se adscriben a una tendencia convencional”.

- ¿Qué es la pintura sintesicológica?

“Ese término me llamó la atención. Al parecer cuando Gonzalo Díaz, el Conco, lo pone en escena a finales de los 70 se hace un pequeño currículo de él y comprobé que ese currículo lo hizo Cándido Camacho y no José Martín aunque afirma que el término es de José Martín, lo que me cuesta creer. Mi interpretación es que como no sabían como catalogarlo nació lo de pintura sintesicológica”.

- ¿Se refleja en su pintura el paisaje en el que vivió?

“Cuando tuvimos que tomar decisiones para presentar su obra en el CAAM optamos hacerlo por líneas temáticas y uno de los campos temáticos que trató José Martín fue el del paisaje, su entorno inmediato. En su obra hay muchas puestas de sol y La Caldera de Taburiente que la tiene a su espalda. Pinta la costa de Tazacorte y le llamó mucho la atención los volcanes. José Martín vive la experiencia del volcán de San Juan, en 1949, cuando está preso en Santa Cruz de La Palma y manifiesta que se entera de la erupción por el alboroto que hubo en la calle. Vivió también la erupción del Teneguía, que incorpora a su obra y que refleja en cuadros que muestran erupciones, bocas de volcanes y ríos de lavas. También toca bastante las naturalezas muertas y el mundo submarino así como el retrato, pero un retrato fundamentalmente de libre interpretación. Realiza poca composiciones religiosas y practica una variante dedicada al relieve, digamos que al alto relieve sujetado en tabla. Pinta también una serie de copias de maestros de la historia del arte como Velázquez, Dalí, Leonardo y, cómo no, su pintura onírica”.

- ¿Y qué técnica emplea?

“Empieza con el dibujo, que es lo normal y pasa de inmediato a la acuarela. Toda su obra en los años 40, 50 y 60 está realizada prácticamente en acuarela pero a inicios de los 60 cambia al óleo hasta el final de su vida”.

– ¿Qué destacaría de su pintura?

“Fue bastante fiel a su trabajo desde un principio y hasta el final. Si observa los cambios que se produjeron no aprecias grandes diferencias pero sí unas mejoras técnicas así como de formatos, que va agrandando. Es como si tuviera muy claro qué es lo que iba a trabajar, todo ese mundo convulso que tenía dentro y que saca a relucir de un modo espontáneo con los conocimientos técnicos que se lo permiten. Su obra más potentes no es la del principio, mucho más limitada, sino la que se sitúa en los 70 y 80”.

– Fue un pintor prolífico.

“Paradójicamente en un primer momento no encontrábamos obras pero ahora sí. He llegado a catalogar a día de hoy 250 y sabemos que hay más. Dedicó buena parte de su tiempo a pintar, que es lo que le gustaba”.

- ¿Qué cuadro destacaría de la exposición que acoge la Fundación Cristino de Vera?

“El cuadro que se ha convertido en portada del catálogo, tres amigos fumando marihuana, ya que habla de una de las facetas del pintor. Hemos interpretado que él mismo está retratado libremente con dos amigos cercanos y el paisaje encaja con el espacio en el que vivió. Otra obra a tener en cuenta es un cuadro llamativo en el que plantea una interpretación de la vida en Nueva York que recrea libremente porque no tenía televisor aunque sí una radio que funcionaba con pilas y que escuchaba porque le gustaba oír las noticias que más tarde interpretaba. En la exposición resaltaría también el cuadro Liberación de la mujer y uno que representa un volcán en erupción. También las obras que reflejan cierta inquietud social como Los niños de la guerra y otro centrado en una huelga de basureros, que se ve que pinta por afecto. Destacaría además un cuadro de fondos submarinos y algunas obras de su línea más personal”

TESTIMONIO ESCRITO

José Martín entregó en vida a Celestino Hernández unas hojas escritas a mano con la promesa de que “alguna vez hiciera algo con ellas”. Tras consultarlas, el comisario de la exposición se dio cuenta que en aquellos papeles el pintor se había suplantado con un pseudónimo para contar su biografía, que inicia en 1953, el año en el que sale del penal del Puerto de Santa María, y en el que describe el trayecto en barco que lo llevará de nuevo a La Palma. En este documento, José Martín escribe cómo se vio forzado a aislarse, su vocación artística y el conflicto que suscitó con una mujer que no terminó de entender “ese empeño por el arte”. Hay interés en publicar este documento, más en el año de su centenario, dice celestino Hernández.

FIRMA FOTO 1: CARLOS SCWARTZ

Saludos, nubes, desde este lado del ordenador

El Festival Mueca comienza a ‘calentar’ motores

Miércoles, Febrero 23rd, 2022

El Festival Internacional de Arte en la Calle en Puerto de la Cruz Mueca, que se celebrará este año del 5 al 8 de mayo, reunió este lunes a los miembros de Cómplices Mueca para compartir la imagen gráfica de esta edición, la vigésima, y reactivar las actividades de la plataforma ciudadana que celebra también su décimo aniversario.  
 
A poco más de dos meses de que se celebre el Festival de arte en la calle, el equipo organizativo presentó la imagen de esta edición que cumple 20 años.
El planteamiento de la imagen ha sido diseñada por Patricia Díaz Bencomo, de REC Estudio Creativo, y se apoya en la conceptualización visual del 20º aniversario a través de la utilización de las manos y el discurso gestual de la lengua de signos para representar la mímica, la mueca, la teatralidad y el espectáculo, como ejes fundamentales del encuentro y la diversidad e inclusividad propia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El Área de Cultura del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz se encuentra en proceso de selección de las compañías, artistas y colectivos profesionales que formarán el programa de esta vigésima edición, entre las que estarán muchas de las que se presentaron a la octava convocatoria de propuestas.

El llamamiento a participar de la oferta de espectáculos y otras actividades ha sido una de las más exitosas a lo largo de toda la trayectoria del Festival y se cerró con 370 inscripciones, de las cuales 117 son canarias, 206 nacionales y 47 internacionales, predominando entre todas ellas la disciplina de circo.

Para morir en la orilla, una novela de José Luis Correa

Martes, Febrero 22nd, 2022

“Que mi historia era justo la contraria de la suya. Que al abuelo Colacho le había salido chepa de tanto carenar barcos en la puntilla. Que había ahorrado hasta el último duro para dejárselo a un nieto tarambana, para que este enderezara su vida. Podría habérselo contado a Ernesto Leacock. Pero aquello no era un intercambio de estampitas ni nosotros amigos de pupitre”.

Para morir en la orilla, José Luis Correa. Novela Negra, Alba Editorial, 2022

En los últimos meses han coincidido en librerías tres novelas de escritores de las islas que abordan, desde distintas perspectivas, la inmigración irregular en Canarias. Juan R. Tramunt centra su relato Traficantes de historias en un hombre, Tobias Arencibia, que tras sufrir una experiencia traumática abandona su estilo de vida para ocupar una plaza de Lengua y Cultura Española en un Centro de Integración de Emigrantes en Gran Canaria mientras que Ernesto Rodríguez Abad en Hicham se pone en la piel de un joven africano que aspira llegar a un mundo en el que crezcan “higueras con frutos de oro”. José Luis Correa habla también sobre este mismo asunto en Para morir en la orilla, solo que en clave negra y criminal.

Le sirve de disparadero al creador del detective Ricardo Blanco para narrar un relato de suspense que comienza con la aparición de dos cadáveres en una patera que llega a las costas de la isla y termina con la resolución de un caso en el que, entre otras historias cerradas, se averigua quién asesinó a estos dos hombres, ya que se trata de un asesinato y no de una muerte accidental, producto del terrorífico viaje que emprenden muchos africanos para alcanzar las costas de las islas con el objetivo de alcanzar el sueño que persiguen aquellos que cruzan en pequeñas embarcaciones el brazo de mar que nos separa del continente africano.

Para morir en la orilla hace la novela número doce de Blanco, un personaje que a medida que se publica un nuevo libro de sus pesquisas como investigador privado, lleva camino de convertirse en una de las series más longevas del panorama narrativo nacional, lo que tiene mérito ya que el detective, a veces y a su pesar, desarrolla la mayor parte de sus investigaciones en la capital grancanaria, también en otros puntos de la isla redonda. Correa, a través de Blanco, cuenta en primera persona sus investigaciones y desde Quince días de diciembre (la primera) su protagonista ha ido creciendo en edad y también como persona. Para morir en la orilla muestra un nuevo paso en la evolución de Blanco, quien no pierde pese a la edad el sentido del humor.

Los lectores iniciados saben que la serie dio un volantazo tras la muerte del abuelo del protagonista, Colacho, lo que generó que el círculo de amistades y otros secundarios de la saga se haya ido estrechando.

De momento, José Luis Correa mantiene las constantes que dan credibilidad a su investigador privado, aunque comiencen a detectarse novedades que lo enriquecen si cabe un poco más.

Ricardo Blanco sigue soltero pero mantiene una relación estable con Beatriz, farmacéutica y madre de dos hijos. Esta relación nos lo revela como un hombre si no satisfecho consigo mismo, sí que estable emocionalmente al contar con la complicidad de una mujer. Por una imprudencia pone en peligro a la hija mayor de Beatriz pero sí quieren conocer la razón, léanse la novela. Un título que no defraudará a los que conocen otras historias del detective canario y casi seguro que cogerá desprevenido a quien llegue a ella por casualidad.

En las últimas novelas de la serie el personaje se ha instalado en una cómoda felicidad que en contra de lo que pudiera parecer, es uno de los atractivos de la serie. Se mueve además en escenarios familiares que resultan igual o más interesantes que los casos que debe resolver Rick, Ricardo Blanco.

Sin revelar demasiado de la trama, Para morir en la orilla cumple lo que ya venía anunciando en títulos anteriores, que su personaje, en torno a los 60 años, ya no está para muchos trotes por lo que más pronto que nunca, sus proceder como investigador está más próximo al del cerebral Nero Wolfe (que no salía de su casa para resolver los problemas) que a los de ese caballero andante que fue Philip Marlowe, el detective privado que inspiró al primer Ricardo Blanco, y aliento que se recupera en algunas de las páginas de su última novela.

Encuentro en Para morir en la orilla un personaje que continúa moviéndose con más confianza en los territorios del género negro. Negro y criminal o policíaco, entre otras etiquetas. Transpira compromiso social con la realidad que vivimos no solo explorando la inmigración irregular sino también cómo muchas de estas personas caen en la explotación más descarnada, lo que hace que su viaje a Europa se convierta en una pesadilla. La novela habla también de un caso de corrupción policial y sobre la prostitución, entre otros temas que el escritor va resolviendo a medida que avanza un relato que no llega a las doscientas páginas y que como otras novelas de Blanco se lee sin que uno note que pasa el tiempo.

Estos y otros elementos me hacen pensar que el protagonista de la serie está en un momento de inflexión, que se avecina un cambio interesante en el hábitat que hasta ahora conocíamos del personaje aunque la novela siga las pautas de las anteriores, se narra en primera persona, el tono es irónico, nunca cínico, se cuelan en el texto algunas palabras y expresiones del español que se habla en Canarias y la galería de personajes como de situaciones resultan creíbles. Es otra de Ricardo Blanco pero con novedades aún desdibujadas.

De momento, parece que el detective está terminando por cicatrizar sus heridas físicas y emocionales. Ha encontrado un hogar que calma a la fiera que lleva dentro, una fiera que despierta cuando emprende por su cuenta y riesgo una investigación que lo adentra en lo peor de la condición humana.

Saludos, en la orilla de enfrente, desde este lado del ordenador

Ráfagas

Lunes, Febrero 21st, 2022

El Día de las Letras, que se celebra hoy en recuerdo del nacimiento de José de Viera y Clavijo, está dedicado a la escritora y periodista Dolores Campos Herrero.

El Pleno de la Real Academia Española (RAE) ha elegido en su sesión del 17 de febrero de 2022 a la filóloga Dolores Corbella (Santa Cruz de Tenerife, 1959) para ocupar la silla d, vacante desde el fallecimiento de  Francisco Rodríguez Adrados el 21 de julio de 2020.

Lamentamos el fallecimiento de Isabel Torres (Las Palmas de Gran Canaria, 1969), la actriz que le dio vida a Cristina Ortiz en la serie La Veneno. Torres ya luchaba contra el cáncer durante el rodaje de la serie creada por Javier Calvo y Javier Ambrossi.

La colección de literatura infantil de la editorial Anaya publica Violeta Volcán y el tesoro de William Winter, escrita por Álvaro Núñez, quien propone un viaje al pasado de Fuerteventura.