La mirada Vilageliú

Miércoles, Marzo 8th, 2023

Título: Si quisieras buscarme. Guión y dirección: Josep Vilageliú. Ayudante de dirección: Daniel León Lacave. Fotografía: Facu Pérez. Producción: Laly Díaz. Música y sonido: René Martín. Reparto: Cathy Pulido y Miguel Ángel Rábade.

Rodada el año pasado, Si quisieras buscarme se trata de momento del nuevo trabajo del cineasta Josep Vilageliú, probablemente uno de los hombres de cine más estajanovista a este lado del océano. Es creador junto a Daniel León Lacave de lo que llaman Cine Leve y autor de unas memorias de cine que piden a gritos editor. Y lo piden porque en esas páginas se narra un buen pedazo de la historia de este arte en Canarias, un archipiélago pequeño pero que cuenta con su propio relato de cine. Un relato que no es, precisamente, el oficial.

El caso es que esa probable historia nacería en los años veinte cuando José González Rivero y Romualdo García de Paredes presentan el primer largometraje rodado íntegramente en las islas, concretamente la de Tenerife, El ladrón de los guantes blancos y, dos años después, 1928, en Gran Canaria, con el estreno de La hija del Mestre, de Francisco González González y Carlos Luis Monzón.

Josep Vilageliú rueda (y que así sea durante mucho tiempo) una o dos películas por año. Si se tiene en cuenta que inició su andadura en 1967 en la Ciudad Condal, se trata de un cineasta que además de oficio (que lo tiene) paralelamente ha madurado también un estilo o mirada. Es decir, que cualquier película de Vilageliú es fácilmente reconocible porque su cine tiene identidad, un mundo propio que gira en torno a variaciones sobre unos mismos temas.

Por eso, se engaña el que, conociendo su trabajo, piense que el cine de Josep Vilageliú es demasiado intelectual. O yendo más lejos, experimental por raro. Pero se equivocan, se reitera, porque no es eso. En todo caso, si hay algo característico en sus películas es, generalmente, la escasez de medios que suple con grandes dosis de imaginación gracias a un trabajo de producción para quitarse el sombrero.

De todas formas, el cine de Vilageliú no requiere de muchos actores, ya que uno de los temas en los que pivotean sus películas es el de la pareja y las relaciones que mantienen entre sí los hombres y las mujeres. Vilageliú rueda tanto en exteriores como en interiores aunque lo entiendo más poético fuera que cuando lo que muestra se desarrolla dentro, entre cuatro paredes. Otra de sus constantes es la de levantar una película a partir de una anécdota, en el caso de en Si quisieras buscarme, la lectura que hace una pareja de un libro de poemas de Isidro Hernández que pueden gustar o disgustar al espectador aunque lo que centra la atención no es lo que recitan los protagonistas, una siempre estupenda Cathy Pulido y un siempre correcto Miguel Ángel Rábade, sino la historia que los dos viven en la película. Ambos se encuentran en una relación en la que se detectan los primeros síntomas de cierto cansancio. De que algo no funciona como antes.

Como en otros trabajos del cineasta, Si quisieras buscarme cuenta con una excelente fotografía, una música que apoya bastante bien lo que se nos cuenta a través de las imágenes así como presta especial atención al encuadre, que es otro de los elementos que caracteriza el trabajo cinematográfico de Josep Vilageliú, una querencia especial porque cada plano resulte casi una pintura. En ese aspecto, se le podría criticar al cineasta precisamente ese minucioso cuidado que presta en sus cortos y largometrajes a lo estético en detrimento de lo que dice pero si uno conoce algo la filmografía del director entenderá que en Vilageliú prima la imagen, la imagen por encima de lo que se cuenta, otra constante que como las otras constantes forman parte del universo fílmico que como artista se ha ido construyendo a lo largo de los años. Y ya son más de cincuenta, medio siglo detrás de las cámaras para dirigir películas pequeñas que respiran todas algo de Vilageliú, esa mirada que resulta tan inequívocamente suya.

Basta con repasar el trabajo que lleva acumulando a sus espaldas para darse cuenta que como otros artistas, Josep Vilageliú ha rodado casi siempre la misma película, solo que esta mirada se ha ido construyendo a través de variaciones sobre un mismo tema. Sin importarle en ningún momento el género al que recurre y que puede ir desde la ciencia ficción al terror, pasando por el romántico que se escora a lo dramático. Si no me engaña la memoria, creo que incluso se ha atrevido con la comedia para revelarnos, más que contarnos, su peculiar manera de entender el cine. Más próxima a los ejercicios espirituales de Éric Rohmer que a los millonarios espectáculos de entretenimiento de Steven Spielberg, que es un hombre que también puede rodar películas pequeñas con buena nota.

Nadie, por ello, puede discutir que el cine de Josep Vilageliú tiene denominación de origen, una mirada que casi siempre resulta (guste o disguste a sus probables espectadores) personal, de que eso que se está viendo es una película de Josep Vilageliú.

* TEA Tenerife Espacio de las Artes estrena mañana [jueves 9], a las 19:00 horas, el nuevo cortometraje de Josep Vilageliu, Si quisieras buscarme (2022), una obra basada en el poemario La vida anterior, de Isidro Hernández. Además de este trabajo, durante la velada se proyectarán otros dos cortos anteriores del director, Aguavivas y Después del diluvio. El acto, presentado por el conservador de Cine y Video de TEA, Emilio Ramal, junto al director y guionista Josep Vilageliu e Isidro Hernández, es de acceso libre.

Saludos, the end, desde este lado del ordenador

Aguasvivas, un cortometraje de Josep Vilageliú

Lunes, Septiembre 5th, 2022

Josep Vilageliú es uno de los cineastas canarios, aunque su caso sea el de un canario/catalán, más productivos que existen desde que apareció el cine por estas costas atlánticas. No ha parado desde los años 70 de rodar y estrenar películas muy personales pero también y en algunos casos desiguales. Nadie, sin embargo, le puede negar su sello de autoría, una mirada limpia por transparente en una serie de trabajos que en los últimos años ha etiquetado como de “cine leve” sin que todavía me haga una idea aproximada de lo que se quiere decir con leve en esto de su cine. A su lado, y como infatigable compañero de fatigas audiovisuales, Daniel León Lacave y algún director más que ahora mismo se nos escapa pero que sí forman parte de este clan “leve”. Un cine, el que insiste en su levedad, que si por algo se caracteriza intento razonar es por su absoluta libertad a la hora de rodar. Se quiera o no contar historias.

El cine de Josep Vilageliú es un cine muy personal al que se le puede acusar de cierto cripticismo pero eso no quita que película a película (ya son más que un generoso puñado) su trabajo tenga unas señas de identidad que a mi juicio convierte a su director en un autor. ¿Es cine de autor entonces el que firma Vilageliú? Me atrevería a decir que sí porque desde que lo llevo siguiendo, más o menos desde los 80 e incluso antes, sus técnicas narrativas siguen siendo más o menos las mismas solo que depuradas con el paso de los años.

Aguasvivas, rodada en julio del 2022 en el monte de Las Esperanza (Tenerife), es un cortometraje que recupera lo mejor y también lo peor de la cinematografía de Josep Vilageliú. Lo mejor es la capacidad hipnótica que tiene para que el espectador se quede sentado contemplando imágenes con una poderosa fuerza visual y lo peor es que sigue siendo un hombre que rehuye contar cosas para todos los públicos. En este sentido, o uno acepta las reglas que propone con su cine o las rompe y a otra cosa. En nuestro caso, y hace ya algún tiempo, aceptamos el juego. Un juego que consiste en dejarse llevar por las imágenes y no por lo que cuenta. Y eso que lo que se cuenta en Aguasvivas lo refuerza la voz en off de Miguel Ángel Rábade (un habitual en el cine de Vilageliú) que explica que son, precisamente, las aguasvivas.

Y aguasvivas, solo que con encarnación humana, son los protagonistas de la cinta, personajes sin identidad y sin pasado, solo dos personajes, que interpretan Cristina Piñero y Norberto Trujillo, también habituales en el cine no solo de Josep Vilageliú sino de otros cineastas leves.

La película se desarrolla en exteriores y apenas hay primeros planos sino generales y con poético movimientos de cámara. Se da prioridad así al elemento natural en el que se encuentran esta especie de Adán y Eva, estas aguasvivas que viven en un paraíso que solo invita a jugar. A jugar con los reflejos del sol mientras devoran una manzana; a tirarse las piñas de los pinos del bosque o a entablar luchas de broma imitando a dos ciervos salvajes. Al caer la noche, el juego se convierte en luces y sombras mientras la oscuridad vaticina el final de un cortometraje que si uno entra en él, resulta gratificante y potente. De subyugante reflexión.

Como en otras películas de Josep Vilageliú y pese a su espíritu leve, las cuestiones técnicas están muy cuidadas, más cuidadas incluso que las de guión que, en el caso del cineasta canario/catalán es una norma que asume desde que prácticamente se puso a dirigir películas.

Claro que las películas de Vilageliú son, como ya se dijo, otra cosa. Se tratan de producciones muy personales que no se preocupan por contar historias pero sí la de mostrar (con o sin silencio) emociones. Y emociones hay muchas en su filmografía aunque en los últimos tiempos he notado otra voluntad, otro entusiasmo por dotar a estas emociones de sustancia, casi como si se esforzara en que el espectador pesque sus claves.

Se equivocan por eso los que creen que el cine de Vilageliú es demasiado intelectual porque no lo es. El cine de Vilageliú responde solo a emociones ya que hace caso al pálpito de su corazón . En este aspecto, aspira a que unos y otros interpreten señales con las que racionalizar un universo que, pese a su dispersión, no resulta caótico.

El caso es que su producción, sobre todo la que acuña como leve, nos deja seguir el rastro de un hombre de cine al que si tuviéramos que definir creo que el mejor título que lo representaría es el de un poeta. Y la poesía, o lo que entiendo como buena poesía, más que contar una historia muestra sentimientos y refleja emociones.

A modo de conclusión, uno se pregunta porque un trabajo de este calado nunca encontrará su hueco en los catálogos Canarias en corto. Probablemente, razono, porque ese catálogo perdió hace ya unos años su vínculo con el mundo real. Ese mundo real que no es otro que el cine que hace gente de aquí en escenarios naturales de aquí.

Y esto, sea o no provinciano, no admite discusió.

Saludos, se ha dicho, desde este lado del ordenador

No te mentiré, una película de Josep Vilageliú

Martes, Abril 23rd, 2019

Producción: Laly Díaz y Doris Martínez. Guión: Josep Vilageliú, a partir de la novela de Doris Martínez. Dirección: Josep Vilageliú. Ayte. dirección: Joaquín Ayala. Fotografía: Facundo Pérez. Sonido: Mike Espino. Postproducción sonido: René Martín. Música: René Martín. Edición: Josep Vilageliú. Aux. dirección: Cristina Piñero.  Aytes producción: Mari Carmen Díaz, Humberto Ramos. Canción: Don’t Get On My Way, de la banda Mother Of Bombs. Intérpretes: Cathy Pulido, Idaira Santana, Cristina Piñero. Duración: 27′ 30”

Cineasta con una notable filmografía, el cine de Josep Vilageliú bascula en una difusa frontera donde lo onírico se mezcla con lo poético. Su cine cuenta además con numerosas constantes que no ha traicionado a lo largo de su carrera, señas de identidad que define su compromiso militante en forjar películas que configuren una obra en la que se puede observar sus preocupaciones y reflexiones en torno a lo femenino desde una perspectiva masculina a la que ha desprendido de machismos recalcitrantes.

Su estudio, muy personal, sobre la mujer forma parte de un imaginario en el que el cineasta muestra su filosofía para ofrecer novedosas variaciones sobre un mismo tema en el que explora a través de relatos marcademente intimistas la relación que ellas mantienen con ellos, los hombres.

No te mentiré, su nuevo trabajo, no nace de una idea original sino que es fruto de una adaptación muy personal de la novela del mismo título de Doris Martínez para construir un relato que oscila entre la aventura de amar y ser amado y cómo tras el desamor la felicidad de entonces es la tristeza de hoy.

Con una excelente producción, No te mentiré flojea sin embargo por su origen literario que si bien traduce en imágenes, abusa del empleo de la voz en off, lo que desinfla la mayoría de las escenas porque palabra e imagen dan la sensación que van por caminos diferentes.

Al margen de esta molestia que paulatinamente va disolviéndose en el ánimo del espectador, éste acoge con sorpresa lo que solo es aparente divorcio entre lo que se ve y lo que se dice porque No te mentiré funciona como atractivo experimento de lo que podría ser la unión entre la literatura y el cine que se hace en estas tierras fragmentadas y tan alejadas de las manos de los dioses.

Bien realizada y con una planificación contenida y nada relamida, No te mentiré ofrece más que una mirada una interpretación cinematográfica de la novela original aunque, se insiste, el uso de la voz en off obliga a pensar en todo momento que se trata de una adaptación que no necesitaba de la lectura de los fragmentos que dictan las dos protagonistas del filme, Idaira Santana y Cathy Pulido, actrics que por otro lado están formidables y que tienen el difícil reto de conducir la película.

En ellas descansa todo el peso de una historia en la que por sus gestos, silencios y maneras de moverse traducen lo que sienten sus protagonistas sin necesidad de palabras.

No termina de seducir No te mentiré la película y aún siendo consciente de que cine y literatura son dos continentes en los que se habla un lenguaje diferente, y si bien la experiencia de Vilageliú responde a estas expectativas, el cineasta tenía que haber ido un poco más allá para mostrar que se trataba de una de sus películas y no de una adaptación cinematográfica.

Con todo, la mirada del cineasta sigue siendo la misma y sus inquietudes también. Elementos que en esta película se reparten con calculada emoción pese a que prime la palabra.

No obstante, los filmes de Josep Vilageliú tienen la virtud de envejecer como los buenos vinos. No hace más de dos o tres días que revisionamos Iballa (1987) y resultó lo inevitable: volvimos a quitarnos el sombrero.

Saludos, gracias a la vida, desde esta lado del ordenador

Josep Vilageliú adapta a la pantalla No te mentiré, una novela de Doris Martínez

Martes, Abril 9th, 2019

No te mentiré (2019), un mediometraje que dirige Josep Vilageliú se estrena este miércioles, 10 de abril en TEA Tenerife Espacio de las Artes a partir de las 20 hora. El filme está producido por Laly Díaz y se trata de una adaptación libre de la novela de Doris Martínez del mismo título que explora “las complejas relaciones que se establecen entre una novelista y una de sus lectoras, cuyos papeles se invierten cuando es la novelista la que lee el manuscrito de su admiradora y despierta en ella emociones reprimidas, fruto de experiencias similares”, se lee en una nota.

No te mentiré se centra en la relación de estas dos mujeres, interpretadas por las actrices Cathy Pulido e Idaira Santana. La entrada para asistir a esta proyección es libre hasta completar el aforo de la sala y previa retirada de las invitaciones en la taquilla de TEA. El pase contará con la presencia de la autora del libro, el director, el equipo de producción y con las actrices, con quienes se podrá mantener un debate al finalizar la proyección.

No te mentiré se rodó durante el mes de noviembre del año pasado en varias localizaciones de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna y La Matanza. La narración es conducida mediante la alternancia de dos voces en off, que reflejan los textos originales de la novela de Doris Martínez y que cuentan la historia en primera persona. La película se inspira en los melodramas de los años 50, describiendo amores imposibles apenas sugeridos por la imagen, mediante la combinación de las voces en off, la partitura de René Martín y la paleta de colores de Facu Pérez tras la cámara.

Saludos, ¿se animan?. desde este lado del ordenadir

El Cine Leve celebra su décimo aniversario

Miércoles, Febrero 13th, 2019

TEA Tenerife Espacio de las Artes acoge este  miércoles, 13 de febrero y a partir de las 20 horas una retrospectiva de Cine Leve con motivo del décimo aniversario del rodaje de su primer corto. Se exhibirán los cortometrajes Naturaleza muerta, de Josep Vilageliu, y Cerca del mar y Ruido, de Daniel León Lacave y se estrenará el último trabajo en colaboración entre estos dos directores, Teatro de sombras (2019), un corto que ha sido seleccionados a competir en el 19 Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria y en el que se hace una revisión de las películas de fantasmas. La entrada a esta proyección es gratuita, previa retirada de las invitaciones en la taquilla de TEA.


 
En Teatro de sombras, trabajo producido por Laly Díaz y con Facu Pérez tras la cámara, Cristina Piñero da vida a una mujer solitaria que busca liberarse de las sombras que se deslizan junto a ella, en una coreografía de amores compartidos o desgraciados. Junto a Cristina, los actores Norberto Trujillo, Cathy Pulido, Verónica Galán y Miguel Batista como las sombras. El cortometraje fue rodado en septiembre de 2018 en Candelaria.

Saludos, ¡felicidades!, desde este lado del ordenador

Tres historias de mujeres contadas por hombres

Lunes, Septiembre 24th, 2018

No sé si premeditadamente por parte de sus autores pero observo varios puntos de contacto en los cortometrajes que hace unos días se exhibieron en TEA Tenerife Espacio de las Artes. Entre otras coincidencias y al margen de la simple y llana levedad del ser, encuentro que sus protagonistas son mujeres y que de una manera u otra las tres historias planteadas pretenden ser películas sobre mujeres aunque la mirada de los directores sea masculina.

Es cierto si se conoce el trabajo de al menos dos de los cineastas, en nuestro caso el de Josep Vilageliú y Daniel León Lacave, se observa que en su cine siempre hubo mujeres. Mujeres como fantasía, mujeres como metáfora de la dignidad e indignidad según sean los casos en los que se manifiesta la mirada travestida de dos autores que siguen explotando el mismo tema solo que con miradas diferentes. Puestas así las cosas, resultaba inevitable que ambos directores terminaran por rodar juntos una misma película, aunque la película sea un poco más de Vilageliú que de León Lacave, aunque no es recomendable intentar descubrir donde está la mano de uno y de otro.

Página en blanco habla del fin de una pareja y del asalto repentino de la soledad. Habla del desamor y de una madre que no está preparada para enfrentarse sola con su mundo. El corto descansa sobre todo en el extraordinario trabajo de la actriz Cristina Piñero, columna vertebral de una historia en la que se plantean otros discursos paralelos como el vacío que separa a generaciones que aprendieron a consumir cultura asistiendo a recitales de poesía y sesiones de cine en versión original frente a nuevas que no salen de la tecnología digital.

Tres veces Eva es un corto leve, dice Lacave, del año pasado y en él son las mujeres otra vez las absolutas protagonistas. El discurso, es curioso, gira también entre el vacío que separa a distintas generaciones, en este caso el de dos actrices veteranas y una joven, sobresalientes Cathy Pulido, Pino Luzardo y Tara Machín, que esperan obtener el trabajo de actriz protagonista en una audición. El corto toca otros temas que ya son constantes en el cine de Lacave como es la dignidad laboral y personal de sus protagonistas.

La habitación sueca, dirigida por Esteban Calderín y protagonizada por Raquel Amegashie y Yazmina Guerra, cuenta en clave Saw una historia que va más allá de la serie Saw.

Lo que se juzga, donde se pone el dedo en la llaga, es en una amistad traicionada que exige una epifanía.

Saludos, plano fijo, desde este lado del ordenador