No te mentiré, una película de Josep Vilageliú

Producción: Laly Díaz y Doris Martínez. Guión: Josep Vilageliú, a partir de la novela de Doris Martínez. Dirección: Josep Vilageliú. Ayte. dirección: Joaquín Ayala. Fotografía: Facundo Pérez. Sonido: Mike Espino. Postproducción sonido: René Martín. Música: René Martín. Edición: Josep Vilageliú. Aux. dirección: Cristina Piñero.  Aytes producción: Mari Carmen Díaz, Humberto Ramos. Canción: Don’t Get On My Way, de la banda Mother Of Bombs. Intérpretes: Cathy Pulido, Idaira Santana, Cristina Piñero. Duración: 27′ 30”

Cineasta con una notable filmografía, el cine de Josep Vilageliú bascula en una difusa frontera donde lo onírico se mezcla con lo poético. Su cine cuenta además con numerosas constantes que no ha traicionado a lo largo de su carrera, señas de identidad que define su compromiso militante en forjar películas que configuren una obra en la que se puede observar sus preocupaciones y reflexiones en torno a lo femenino desde una perspectiva masculina a la que ha desprendido de machismos recalcitrantes.

Su estudio, muy personal, sobre la mujer forma parte de un imaginario en el que el cineasta muestra su filosofía para ofrecer novedosas variaciones sobre un mismo tema en el que explora a través de relatos marcademente intimistas la relación que ellas mantienen con ellos, los hombres.

No te mentiré, su nuevo trabajo, no nace de una idea original sino que es fruto de una adaptación muy personal de la novela del mismo título de Doris Martínez para construir un relato que oscila entre la aventura de amar y ser amado y cómo tras el desamor la felicidad de entonces es la tristeza de hoy.

Con una excelente producción, No te mentiré flojea sin embargo por su origen literario que si bien traduce en imágenes, abusa del empleo de la voz en off, lo que desinfla la mayoría de las escenas porque palabra e imagen dan la sensación que van por caminos diferentes.

Al margen de esta molestia que paulatinamente va disolviéndose en el ánimo del espectador, éste acoge con sorpresa lo que solo es aparente divorcio entre lo que se ve y lo que se dice porque No te mentiré funciona como atractivo experimento de lo que podría ser la unión entre la literatura y el cine que se hace en estas tierras fragmentadas y tan alejadas de las manos de los dioses.

Bien realizada y con una planificación contenida y nada relamida, No te mentiré ofrece más que una mirada una interpretación cinematográfica de la novela original aunque, se insiste, el uso de la voz en off obliga a pensar en todo momento que se trata de una adaptación que no necesitaba de la lectura de los fragmentos que dictan las dos protagonistas del filme, Idaira Santana y Cathy Pulido, actrics que por otro lado están formidables y que tienen el difícil reto de conducir la película.

En ellas descansa todo el peso de una historia en la que por sus gestos, silencios y maneras de moverse traducen lo que sienten sus protagonistas sin necesidad de palabras.

No termina de seducir No te mentiré la película y aún siendo consciente de que cine y literatura son dos continentes en los que se habla un lenguaje diferente, y si bien la experiencia de Vilageliú responde a estas expectativas, el cineasta tenía que haber ido un poco más allá para mostrar que se trataba de una de sus películas y no de una adaptación cinematográfica.

Con todo, la mirada del cineasta sigue siendo la misma y sus inquietudes también. Elementos que en esta película se reparten con calculada emoción pese a que prime la palabra.

No obstante, los filmes de Josep Vilageliú tienen la virtud de envejecer como los buenos vinos. No hace más de dos o tres días que revisionamos Iballa (1987) y resultó lo inevitable: volvimos a quitarnos el sombrero.

Saludos, gracias a la vida, desde esta lado del ordenador

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