Tres historias de mujeres contadas por hombres

No sé si premeditadamente por parte de sus autores pero observo varios puntos de contacto en los cortometrajes que hace unos días se exhibieron en TEA Tenerife Espacio de las Artes. Entre otras coincidencias y al margen de la simple y llana levedad del ser, encuentro que sus protagonistas son mujeres y que de una manera u otra las tres historias planteadas pretenden ser películas sobre mujeres aunque la mirada de los directores sea masculina.

Es cierto si se conoce el trabajo de al menos dos de los cineastas, en nuestro caso el de Josep Vilageliú y Daniel León Lacave, se observa que en su cine siempre hubo mujeres. Mujeres como fantasía, mujeres como metáfora de la dignidad e indignidad según sean los casos en los que se manifiesta la mirada travestida de dos autores que siguen explotando el mismo tema solo que con miradas diferentes. Puestas así las cosas, resultaba inevitable que ambos directores terminaran por rodar juntos una misma película, aunque la película sea un poco más de Vilageliú que de León Lacave, aunque no es recomendable intentar descubrir donde está la mano de uno y de otro.

Página en blanco habla del fin de una pareja y del asalto repentino de la soledad. Habla del desamor y de una madre que no está preparada para enfrentarse sola con su mundo. El corto descansa sobre todo en el extraordinario trabajo de la actriz Cristina Piñero, columna vertebral de una historia en la que se plantean otros discursos paralelos como el vacío que separa a generaciones que aprendieron a consumir cultura asistiendo a recitales de poesía y sesiones de cine en versión original frente a nuevas que no salen de la tecnología digital.

Tres veces Eva es un corto leve, dice Lacave, del año pasado y en él son las mujeres otra vez las absolutas protagonistas. El discurso, es curioso, gira también entre el vacío que separa a distintas generaciones, en este caso el de dos actrices veteranas y una joven, sobresalientes Cathy Pulido, Pino Luzardo y Tara Machín, que esperan obtener el trabajo de actriz protagonista en una audición. El corto toca otros temas que ya son constantes en el cine de Lacave como es la dignidad laboral y personal de sus protagonistas.

La habitación sueca, dirigida por Esteban Calderín y protagonizada por Raquel Amegashie y Yazmina Guerra, cuenta en clave Saw una historia que va más allá de la serie Saw.

Lo que se juzga, donde se pone el dedo en la llaga, es en una amistad traicionada que exige una epifanía.

Saludos, plano fijo, desde este lado del ordenador

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