Archive for Marzo, 2018

Sombras en la meta, una novela de Pascal Buniet

Martes, Marzo 27th, 2018

Pascual Buniet (Saint-Pol-sur-Mer, Francia, 1952) es un caso singular dentro del movimiento (serpenteante) de la novela negra y criminal que se escribe en la actualidad en España.

Singular se dice porque el escritor escribe en español y no en francés; singular porque se ha especializado en un género que todavía disfruta de cierto predicamento en este país y singular porque todas sus historias se desarrollan en Canarias y concretamente en la isla de Tenerife, isla que convirtió en su hogar hace ya muchos años.

Pascual Buniet es autor hasta la fecha de Lágrimas en el mar, donde abordada con mirada crítica la inmigración irregular a las islas; La verdadera historia de Gloria T, un más que interesante y negro retrato de cómo viven las comunidades de extranjeros que han fojado si residencia en el sur de Canarias y ahora Sombras en la meta con la que fue accésit del VII Premio Wilkie Collins de Novela Negra que convoca la editorial M.A.R., y en la que Buniet utiliza como escenario criminal una de sus grandes pasiones además de la literatura, la carrera Bluetrail que se celebra en la isla de Tenerife y en la que deportistas aficionados y de élite compiten no sé si por hacerse con el premio o por desafiar sus condiciones físicas, que es otra forma de desafío.

El inicio de Sombras en la meta es potente ya que uno de los corredores no aparece en la meta, lo que desencadena el misterio y que intervenga la policía para localizar el paradero del desconocido.

Más tarde, y como sucede en toda novela negra que se precie, la historia se bifurca en otras historias y revela algunas de las capas oscuras, tenebrosas, cubiertas por la niebla de un sur de Tenerife donde se mueven demasiados intereses multimillonarios.

El narcotráfico adquiere así un protagonismo cada vez más importante en un relato en el que se mueve una diversidad de personajes que dan consistencia a un relato que va hacia adelante, y en el que suceden muchas cosas que complican, aparentemente, la historia.

No vamos a revelar en esta reseña lo que sucede con el corredor desaparecido pero sí que diremos que hay turbios negocios relacionados con la cocaína y que al paso que va, Pascual Buniet lleva camino de convertirse en la voz autorizada para revelar en clave de ficción las opacidades de ese territorio donde todo no es, precisamente, lo que parece. Y lo que parece es turismo europeo que busca desesperadamente sol y playa.

Si se suma esta constante a un estilo que se nota cada vez más cuidado, las tres novelas que Buniet ha publicado hasta la fecha en español se caracterizan porque en ellas el autor conoce el territorio que pisa. Y eso las hace muy especiales. Más si se tiene en cuenta que estas novelas están escritas por un escritor francés que descubrió su vocación literaria en unas islas que forman parte de su vida y que han terminado por convertirse en territorio de su inspirado universo narrativo.

Saludos, se ha dicho, desde este lado del ordenador

Anelio Rodíguez: “En La Palma la relación espacio-tiempo cuaja en el carácter de la gente”

Lunes, Marzo 26th, 2018

Historia ilustrada del mundo (Pre-Textos, 2017) está llamado a convertirse en uno de los libros del año porque además de contener literatura de calidad, su autor repasa con una sencillez que desarma la historia ilustrada de su familia con rigor técnico narrativo. Este pequeño pero gigantesco volumen está escritor por Anelio Rodríguez Concepción (Santa Cruz de La Palma, 1963), autor de una obra que si por algo se caracteriza es por su notable constancia.

Y no, Anelio Rodríguez Concepción no es uno de esos escritores que publica una novela, un libro de cuentos al año… En su caso, el proceso implica maduración, reflexión antes de dar el visto bueno definitivo a una obra que, como Historia ilustrada del mundo, viene a recordar los personajes de una historia familiar que podría ser la de cualquier lector.

- ¿Cómo se le ocurrió escribir Historia ilustrada del mundo?, ¿qué motivaciones tuvo para publicar este repaso sentimental de su historia familiar?

“De jovencito intenté llevar adelante un proyecto de fotógrafo aficionado: con una Praktica de 35 mm. fui retratando a algunos personajes de mi familia, todos ellos vecinos en la zona de San Telmo, entre la calle que lleva ese mismo nombre y la carretera de Timibúcar, situada en lo alto de Santa Cruz de La Palma. Ingenuamente pretendía atrapar de buenas a primeras el espíritu de aquellas personalidades tan acusadas, tan sugerentes. Con el tiempo esas fotos, junto a otras de los viejos álbumes de casa, se convirtieron en testimonio conmovedor de algo que se estaba deshilachando poco a poco: a posteriori, cuando empezaba a peinar canas, tomé conciencia de que esas personas habían mantenido una idiosincrasia especial, habían encarnado una filosofía de vida basada en la comprensión de las debilidades humanas, una visión del mundo pasada por el tamiz de la ironía, una actitud calmosa -que no pasiva, ni contemplativa- ante los avatares de la existencia. Era inevitable que de ahí surgiera la idea de crear una serie de textos narrativos. Había infinidad de historias jugosas que explorar, tanto en la rama materna como en la paterna, pero por suerte tardé en decidirme a escribirlas. Digo “por suerte” porque algo así sólo puede darse cuando te acercas a los umbrales de la madurez”.

- ¿Qué textos le resultaron más difíciles de escribir?

“La larga dedicatoria a mi madre costó lo suyo, más que nada por su enorme carga de emotividad. Por otro lado, el texto que protagoniza mi primo Denis, que por cierto empecé a escribir al día siguiente de su muerte, me hizo llorar, literalmente. Mientras tecleaba una frase tras otra, veía borrosa la pantalla del ordenador a causa de las lágrimas. Hasta ese momento, nunca antes había sufrido el dolor que se siente cuando se escribe con las tripas. En cuanto a las dificultades técnicas de escritura, debo reconocer que todos los textos mantienen un mismo nivel de exigencia. Desde el principio supe que había que prescindir del punto y aparte: cada texto tenía que fluir imparable. Tenía que leerse de un tirón. Para alcanzar la fuerza justa de ese tirón, había que buscar un equilibrio compositivo calibrando cada frase y conectando con cuidado todas las bazas narrativas. Me impuse unas cuantas premisas: no entregarme al pintoresquismo, no caer en lo empalagoso, moverme entre la exactitud y la indeterminación, tirar de los hilos invisibles de la intrahistoria –más que de los visibles de la Historia-, buscar elementos legendarios en situaciones cotidianas, trabajar la prosa con rigor de poeta… En fin, a pesar de la relativa brevedad del libro, el plan era complejo y ambicioso”.

- ¿Hasta qué punto tiene de memoria y también de ficción este libro?

“En rigor podría afirmarse que aquí no hay ficción. Lo que sí hay es una voluntad seria, responsable, de aderezar la realidad con todas las armas posibles de que dispone un narrador. De hecho, cada vez que escarbas entre los recuerdos estás creando algo diferente, digamos una nueva realidad, paralela a la que perciben nuestros sentidos. El ejercicio de la memoria implica un proceso mental similar al de la inventiva. De cualquier modo, la ficción –lo que suele entenderse por ficción cuando pensamos en un texto narrativo- en este caso concreto no era necesaria, pues los hechos evocados se bastaban por sí solos, por su vigor y también por su singularidad, como materia literaria de primer orden. Lo determinante es que aquí aflora la verdad. Como bien decía Doctorow, mientras las obras historiográficas cuentan hechos, las narraciones literarias cuentan la verdad”.

- ¿Hay algún episodio familiar que fuese determinante para animarlo a escribir este libro?

“Ninguno en particular. Hay un cúmulo de episodios, algunos fascinantes. Todos ellos forman una larga saga que pervive en la memoria compartida de muchas personas. Es como un gran fresco pintado durante décadas. Lo puedes ver de lejos, nunca en su totalidad, o de cerca, fijándote en los pequeños detalles. Cada una de estas historias tiene su fuerza en tanto que forma parte de un conjunto”.

- ¿Hasta qué punto cree que influye el paisaje de La Palma en el carácter de los protagonistas de la obra?

“El paisaje, por su exuberancia, imprime carácter no ya en los personajes de la obra, sino en todos los habitantes de La Palma -los del presente, los del pasado y los del futuro-. Me quedo con ese término, “exuberancia”, que el Diccionario de la Real Academia define como ‘abundancia suma, plenitud extraordinaria’. En La Palma la relación espacio-tiempo cuaja en el carácter de la gente. Yo lo llamo “palmerismo”. No se sabe por qué, pero los espacios naturales de esta isla escarpada, nubosa, de un verde azulino, condicionan la percepción del paso del tiempo, que se vuelve lento e intenso”.

- ¿No sintió pudor al escribir sobre sus recuerdos de la familia?

“En algunos casos sí, pero eso no debía suponer ningún reparo. Por encima de todo estaban las exigencias técnicas que se presuponen detrás de todo buen relato. Quiero decir que lo primero es el compromiso del trabajo bien hecho; después están, en un segundo plano, las sombras de las dudas y del pudor ante las posibles reacciones provocadas por su lectura. Aun así, admito que en un principio me preocupaba el modo en que mis parientes iban a recibir el libro (es que en él se describe a los personajes tal como eran, con sus claroscuros, y eso entraña cierto riesgo, desde luego)”.

- Uno de los aspectos más interesantes del libro es cómo con sensaciones recupera un pasado que en el fondo nos pertenece a casi todos. Me refiero a las sensaciones, al olor del café, de los cigarros… más que a las palabras.

“Los recuerdos ajenos y los propios pueden compartir un espacio idealizado y un mismo tipo de chispazo en el tiempo. El olor del café casero, en efecto, se expande de un lado a otro, de la experiencia del narrador a la del lector. La memoria se nutre de lo que percibimos con todos los sentidos, empezando por el olfato y el gusto, un tesoro oculto que te transporta hasta el principio de los tiempos. Quien haya hecho algún cursillo de cata de vinos, o de quesos, sabe de qué estoy hablando. De repente un matiz sensorial indescriptible te ayuda a revivir fugazmente algo que creías perdido para siempre”.

- ¿Y ahora qué?

“Ahora estoy como hace unos meses. Mejor dicho, estoy como hace unos años. Siempre tengo un manuscrito a medio hacer sobre la mesa y más de un libro completo, terminado e inédito, en la gaveta. Esto es una carrera de fondo, apasionante por sí misma más que por la meta. Vamos tirando sin prisa y sin pausa”.

- No es usted un escritor que se prodigue mucho.

“Llevo doble vida, como profesor y como escritor, y resido en una ciudad pequeña. Lo mejor que puedo hacer es trabajar calladito, con pico y pala. Cuando acabo un libro, lo dejo cierto tiempo en maceración, lejos de la luz, hasta que llegue el momento oportuno de repasarlo en frío. No creo que convenga publicar a cada rato, así porque sí, donde sea y como sea. No le conviene al propio libro. Ni al autor. Ni siquiera al público potencial. Es verdad que, en este sentido, a veces me paso de la raya. Historia ilustrada del mundo llevaba años esperando su oportunidad de remontar vuelo”.

- ¿Cómo aborda la literatura?, ¿qué le interesa de ella?

“Abordo la literatura con honestidad y recato, tomando precauciones frente a sus encantamientos. Es una pasión. Como tal, te pone a prueba continuamente. Te sacude con puntuales adversidades en el trabajo diario, a la larga te exprime y de tarde en tarde te concede alguna satisfacción, como para compensar tanto esfuerzo, o eso quieres creer. Como lector y como escritor, de la literatura me interesa todo, de pe a pa. Me fascina el tricotar de las letras, las palabras, las imágenes, las ideas, todo ello en una labor sorda que acaba generando más y más preguntas sobre los misterios de la existencia en un círculo vicioso pero no dañino”.

- ¿Cómo fueron las negociaciones con Pre-Textos para la publicación de Historia ilustrada del mundo?

“Es una historia curiosa. En 2015 fui invitado a la feria del libro de Chacao, en Caracas. Allí conocí a varios escritores venezolanos, como Antonio López Ortega, de ascendencia canaria, quien me preguntó por qué hacía tanto tiempo que no publicaba nada. Le respondí que tenía varios libros inéditos y que era muy complicado, desde La Palma, buscar un buen editor. Antonio me dijo que quería leer alguno de esos inéditos, así que le pasé dos, uno de los cuales era Historia ilustrada del mundo. Le gustaron tanto que recomendó su publicación a la editorial Pre-Textos, para la que actuaba como “ojeador” en Latinoamérica. Es decir, me recomendó como si fuese un autor latinoamericano. Es más: Antonio, generoso a más no poder, habló con Manuel Borrás, alma de Pre-Textos, y le pidió que me leyera. A Manuel también le gustaron los dos libros y finalmente se decantó por este. Fue una carambola, vaya. Una carambola intercontinental. Es un honor que Antonio López Ortega y Manuel Borrás hayan creído en la obra de este escritor perdido en el quinto pino. Les estoy muy agradecido”.

- ¿Sigue la literatura que se escribe en Canarias? ¿Qué opinión le merece?

“Claro que la sigo. Me inspira respeto y admiración. Hay muchísimo talento, y además en plena efervescencia. Es lógico que una tradición cultural como la nuestra propicie la confluencia de tantas y tan estupendas voces literarias, da igual a qué generación pertenezcan y en qué género estén bregando. Para no resbalar con olvidos indeseados (soy muy amigo de mucha gente de la república de las letras insulares), no pondré aquí ningún ejemplo concreto”.

- ¿Y escritores canarios del pasado que de una u otra manera le invitaron a que escribiera?
“A bote pronto me vienen a la boca los nombres de Pérez Galdós y Alonso Quesada, así como el ejemplo arrollador de los poetas vanguardistas de preguerra. Qué tipos. De cualquier modo, no es bueno, ni justo, que nos ciñamos a unos pocos casos. Todos cuentan. De alguna u otra manera, todos te inspiran”.

- ¿Cuáles cree que son las constantes literarias que le marcan como escritor?

“Quizá el interés por las contradicciones humanas. Quizá la alergia al maniqueísmo. Quizá la socarronería, que de vez en cuando reverbera entre líneas. Quizá el cuidado formal, aunque no se note. Releo mientras escribo y escribo mientras releo, pues me preocupa el tiento con el que hay que pasar de una frase a otra, y de un párrafo a otro. Trabajo muy despacio. Hay que encauzar el esmero literario hacia un efecto de naturalidad expresiva, pero eso lleva demasiado tiempo, demasiadas tentativas con sus correspondientes tachones”.

- ¿Y qué espera de un libro?

“Que esté bien escrito y que no se caiga de las manos del lector”.

- ¿Qué significa la familia para Anelio Rodríguez Concepción?, ¿no cree que es una institución que puede encontrarse en franco retroceso?

“Los vínculos familiares siempre prevalecen, aquí y en el otro lado del planeta, incluso bajo esa especie de anonadamiento que produce la omnipresencia de los grandes medios de comunicación y las redes sociales. Lo que ocurre es que últimamente la memoria colectiva, a medida que se satura de nombres e imágenes externos a las relaciones familiares de cada cual, acaba simplificándose más de la cuenta. Aunque en general las evidencias de ese retroceso están ahí, me cuesta aceptarlo, quizá por vivir en una isla “menor”, donde el contacto humano es esencial, e inevitable. A mis amigos urbanitas –por ejemplo los de Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas- les divierte comprobar que, como palmero, procedo de otro tiempo diferente al suyo –un tiempo indefinido, no arcaico, sino mítico-, y que me muevo con otro ritmo vital, sin duda más parsimonioso. Al hablar y al mirar a nuestro interlocutor, los palmeros desprendemos, sin querer, el halo de algo genuino, un nosequé marcado por el afán narrativo en el uso de la oralidad. No podemos obviar ese nosequé. Tampoco queremos. Pues bien, esa particularidad la adquirimos desde la infancia, en familia, escuchando y contando historias de sobremesa. Espero que mis hijos la hayan heredado y que la mantengan a su manera. Tienen que seguir transmitiéndola como un don beneficioso”.

- ¿Está trabajando alguna nueva obra?

“Sí. Un libro de relatos”.

FOTO: Vasco Szinetar

Saludos, game over, desde este lado del ordenador.

Réquiem por Philip Kerr

Sábado, Marzo 24th, 2018

El pasado 22 de febrero había cumplido 62 años y continuaba al pie del cañón, escribiendo novelas de género –esas que desprecia tanto la crítica casposa como sus lectores mal acostumbrados– entre las que destacaban la que protagonizaba el policía y más tarde detective Bernie Gunther primero durante la Alemania nazi y después, camuflado con otro nombre, en un mundo devastado tras la II Guerra Mundial.

Su nombre era Philip Kerr y muere demasiado joven como para justificar mi enfado.

Recuerdo que llegué a su obra por Una investigación filosófica, que no tiene nada que ver con la saga Gunther, y profundicé en ella gracias a su trilogía berlinesa (en la que Gunther sí que tiene mucho que ver, de hecho es su protagonista) y otras novelas en la que el escritor demostraba su talento para la novela popular, esa que despreciativamente se dice que se compra en los kioscos de los aeropuertos.

Cultivó además del policíaco –una de sus últimas series se desarrolla en el mundo del fútbol– la ciencia ficción y el thriller de espionajes con resultados más que aceptables aunque los puristas no opinen, quizá, lo mismo.

A mi me entretuvo Esaú, una curiosa incursión en la leyenda del abominable hombre de las nieves, y en la estupenda A tiro, donde propone una inquietante fantasía de atentados que tiene como protagonistas a J.F.K y Fidel Castro. También escribió y publicó cosas muy malas, material alimenticio con el que mantuvo cierto nivel de vida antes del éxito arrollador de las novelas dedicadas a Bernie Gunther, un personaje que ya ocupa un espacio de honor en esa amplísima galería de investigadores privados que decora el salón de la fama de la novela negra. O negra y criminal, como ustedes gusten.

Me conmueve la pronta desaparición de este escocés al que califican de hombre abierto y simpático quienes le conocieron. Como lector, solo me queda como consuelo conocer que faltan por publicar en España dos novelas más de la serie Gunther, material que iba creciendo con el paso de los años aunque se notara que el escritor estaba cansado de recrear su pasado al servicio del Mal, ese mal absoluto que encarna el nazismo por muchas vueltas y despedidas a la francesa que hiciera el protagonista en estas historias.

La muerte de Philip Kerr como la de todo escritor (de género o no) que desaparece tan pronto, demasiado pronto, la asumo como la pérdida de un buen amigo aunque me quede como recuerdo un puñado de libros que solo dejaría en el asiento de un avión para que mi sustituto de fatigas viajeras olvidara el trayecto que le espera con la lectura de relatos con tramas bien hilvanadas en la que se cuentan historias potentes, esas que enganchan y te hacen olvidar la grisura de la realidad…

Por eso aquí y ahora y con el sabor amargo de, precisamente, la realidad, solo nos queda decir gracias señor Kerr, lo vamos a echar muchísimo de menos.

Saludos, demasiado negros, desde este lado del ordenador

Un libro de cine diferente

Jueves, Marzo 22nd, 2018

¿Un libro de cine? Hay muchos aunque no creo que la gente compre tantos como antes… Internet y esas cosas. Los blogueros tienen parte de culpa y en España un caballero que se llama Carlos Boyero, un tipo que a base de opinar a veces con la cabeza y otras con el corazón ha generado el odio (no desprecio) de críticos y críticos apolillados que en el fondo solo piensan en ser como él. En tener su minuto de gloria, en que lo mencionen en la gala de los Goya para que el sector en peso se ría del que nadie puede reírse y esas cosas.

Todo la mercadería que genera el mundo del cine (y eso incluye los libros) suele ser bastante ligera aunque cuenta también con obras que editores bastante locos continúan publicando porque así les sale del corazón. Las facultades de Ciencia de la Información y sobre todos sus ramas especializadas en cine contribuyen también a que la edición de manuales teóricos sobre cine se mantenga y no desaparezcan como no desaparecen los filmes de Godard.

Ahora bien, si me preguntaran sobre qué libro de teoría no praxis cinematográfica recomendar escogería Filmish, un híbrido entre tebeo, colorín, chiste, cómic que escribe y dibuja Edward Ross, quien propone un apasionante repaso en clave intelectual por la historia del cine citando obras de referencia y películas que, por norma general, la mayoría hemos visto.

El libro no es otra cosa que un original ensayo sobre el cine y a través de sus páginas nos enseña las ideas y los mecanismos que se esconden detrás de algunos títulos inolvidables de eso que llaman séptimo arte.

En Filmish. Un viaje gráfico por el cine (Reservoir Books) se estudian centenares de películas y se revela la razón de porqué son tan especiales para el público en siete capítulos que con encabezados como El ojoEl cuerpoLos decorados y la arquitectura,  El tiempo, La voz y el lenguajeEl poder y la ideología y La tecnología y la tecnofobia (el cine y la tecnología siempre han estado muy unidos) dan una visión completa y compleja de sus objetivos.

Al mismo tiempo certifica la profunda historia de amor que mantiene su autor, Edward Ross, con el cine en su calidad de espectador que quiere ir un poco más lejos, investigando y leyendo obras de críticos sesudos, los que se parten la cabeza analizando una película aunque no diga nada, y volúmenes teóricos que ofrecen una visión nueva de lo que se observa.

Filmish es un libro recomendable para espectadores con curiosidad más que para cineastas aprendices o forjados. No interesará en modo alguno a los que viven del negocio gracias a las episódicas y multimillonarias ayudas que proporciona el Gobierno pero eso es otra historia.

Gráficamente, el libro no molestará a nadie. Las viñetas representan películas relativamente populares pero el tono siempre es el mismo, buen rollo para meternos en el estómago su particular visión de y sobre el cine.

Así que me pides que te recomiende un libro teórico sobre cine… No, me niego a que te leas Praxis del cine, ya llegarás a él cuando tengas más años y menos pelo sobre la cabeza… El libro, profesores y alumnos es un tebeo, un cómic, un colorín, un chiste: Filmish. Un viaje gráfico por el cine.

Y el que avisa no es traidor aunque claro, vendrá otro y bla, bla, bla…

Saludos, funde a negro, desde este lado del ordenador.

Andrés Pascual: “Somos lo que mostramos a los demás”

Miércoles, Marzo 21st, 2018

Andrés Pascual (Logroño, 1969) era un abogado de éxito hasta que un buen día dijo basta y se fue con su esposa a recorrer mundo. La pareja vive en la actualidad en Londres, aunque son frecuentes sus visitas a España donde imparte conferencias en las que enseña a trabajar en equipo y a escribir.

Autor de varias novelas, presentó hace unos meses en la capital tinerfeña un libro con escrito con Ecequiel Barricart titulado El oso, el tigre y el dragón. Los tres animales que habitan en ti (Urano, 2017), una fábula o manual de autoayuda que poco a poco ha ido calando entre los aficionados a la literatura de sanación espiritual.

- El oso, el tigre y el dragón. Los tres animales que habitan en ti está escrito por Ecequiel Barricart y usted, ¿cómo se escribe un libro a cuatro manos?

“Hay gente que piensa que uno escribe una línea o un párrafo y que el otro corrige pero no es así. La idea idea principal era la de contar una historia con los animales que representan las emociones, la acción y el propósito. Ecequiel, que es uno de mis mejores amigos, fue el que me contó esté relato y a mi me pareció tan potente que le propuse escribirlo juntos. Por mi parte, me encargué de crear una fábula sobre la idea que conocía y el iba editando añadiendo cosas, haciendo más grande la fábula y funcionó porque el trabajo que realizamos juntos estuvo basado en la confianza y la adoración mutua, era imposible hacerlo de otra forma”.

- ¿Era la primeras vez que escribía un libro de estas características?

“Y como ocurre siempre fue un desafío pero era también la mejor manera de contarlo y transmitírselo a los lectores”.

- ¿Y lo plantean cómo una fábula?

“La fábula está repleta de posibilidades que nos permite explotar este triángulo casi divino sin exigir apenas esfuerzo. Si alguien está pasando por algunos de los tres males que identificamos como son el miedo, el vacío y el estrés, te lees el libro en su suspiro y con un poco de suerte en poder de estos tres animales (oso, tigre y dragón) aparecerá en el camino parte al menos un poco de luz”.

- ¿Por qué estos tres animales?

“Porque pensamos que para representar el mundo de las emociones necesitábamos de un abrazo, aunque nos abracemos nosotros mismos y a los demás. Un acéptate a ti mismo para poder comprender mejor a los demás siendo generoso contigo mismo, que representa el oso. Y la garra del tigre, el tigre que tiene tres alimentos que hay que darle como son la valentía, la determinación y la creatividad y, por último, el dragón que si bien es un animal mítico lo utilizamos para que su vuelo simbólico resultara muchísimo más alto que el de un halcón o un águila porque queríamos ir más allá de este mundo y el dragón es un animal capaz de todo y cumple su función. Además, Ecequiel y yo somos muy orientalistas, y el dragón nos conectaba con estas formas de pensamientos que a nosotros nos ha dado mucho”.

- ¿Qué atractivo observar en las religiones orientales?

“Pues una forma diferente de plantear la realidad. Aunque toda la fuente del pensamiento religioso parte del amor. El caso es que en España asociamos el catolicismo al rito, rito que no podemos compartir si nos alejamos un poco y asumimos otras corrientes del pensamiento. Yo llegué a ellas por casualidad y a raíz de mi primera novela, El guardián de la flor de loto, tras un viaje al Tíbet, que es el escenario en el que se se desarrolla un libro que yo quería que fuera de tiros y persecuciones en la que se mostrara como los pobres tibetanos padecen el yugo chino pero me salió lo que alguien definió como el primer thriller espiritual porque en la novela al final tiene más importancia las perlas de sabiduría tibetanas que inserto en las páginas que la trama en sí”.

- En El oso, el tigre y el dragón el protagonista es sastre. ¿Fue premeditado escogerle este oficio?

“Queríamos dotarle de una profesión que fuera física, y el sastre maneja telas y otras herramientas en su trabajo. La fábula es atemporal, no está ubicada en el tiempo, y sastres han habido siempre, por lo que pensamos que era perfecto como protagonista del relato pero no tiene otro componente simbólico aunque el hecho de tejer un traje nuevo es como reconstruir tu personalidad. Somos lo que mostramos a los demás y en nuestro libro lo que pretendemos es que tengas un traje en el que no existan los miedos.”

- El oso, el tigre y el dragón recuerda a algunas obras de Paulo Coelho.

“Me encanta esta comparación porque Coelho es un escritor que han sabido adecuar las forma de contar las cosas para llegar a miles de personas”.

- ¿Entonces reconoce que el libro es una fábula y sirve de auto ayuda?

“Sí, ya que somos esclavos de una serie de prejuicios que nos impiden disfrutar de una serie de cosas de la vida. Nuestro libro se ha escrito se ha escrito desde la experiencia y con honestidad y desde el corazón”.

- ¿Cómo fue el proceso de llegar a este estadio tan dulce?

“En mi caso me vino muy bien los viajes. No quiero decir que hay que viajar para encontrar inspiraciones en la vida sino para traernos espejos en los cuales contemplarnos a nosotros mismos de otra forma. Conocer otras culturas y tradiciones me ha servido para conocerme mejor y quitarle importancia a todo aquello que me preocupa del día a día”.

- Y descubre Oriente.

“La primera vez fui buscando la aventura pero descubrí una serie de delicias espirituales en cuando a la concepción que tienen de la persona y de la humanidad. Lo que más me gusta es su idea del individuo, que no empieza cuando nace y termina cuando muere sino que forma parte de algo superior a nosotros. Por el contrario, el occidente, siempre está muy presente el individuo, lo que engendra a veces una carga de responsabilidad y de sentimiento de culpa que no existe para los budistas, que nunca hablan del yo sino de pensar que formamos parte de algo superior a nosotros mismos”.

- Como escritor y viajero, ¿qué mirada tiene de la España actual?

“ En estos momentos la sensación es de tristeza porque si algo tenemos es diversidad , un activo que no dispone Inglaterra. No he perdido, de todas formas, la esperanza de que nos demos cuenta los españoles que en este camino lo mejor es cogernos de la mano y cantar con diferentes voces la misma canción”.

Tras los sueños

Andrés Pascual comenzó siendo músico en sus ratos libres e incluso intento profesionalizarse hasta que se dio cuenta que no servía. De ahí, y compaginándolo con un trabajo en el que casi siempre tenía el hacha en el cuello, comenzó a escribir libros que obtuvieron relativo éxito como El guardián de la flor de loto, El compositor de las tormeras, que escribe un poco a desquite de su frustrada carrera musical, y El haiku de las palabras perdidas, entre otros, hasta Taj, Premio 2016 de Novela Histórica Alfonso X El Sabio, en la que cuenta la construcción de la tumba del Taj Mahal no desde el punto de vista del príncipe con el corazón destrozado de amor sino de uno de los veinte mil trabajadores que se emplearon para erigir este monumento, uno de los más bellos del mundo. “A partir de ahí escribo una historia de amor paralela entre la de ese joven trabajador con una doncella”.

Otras novelas de Andrés Pascual se desarrollan en Brasil (Edén) y en varios puntos del planeta como el autobiográfico El viaje de tu vida, donde el protagonista termina en Siria, Madagascar, la Amazonia, entre otros escenarios donde encuentra una razón para seguir caminando detrás de “nuestros sueños, no digo conseguirlos”. En Sudáfrica, por ejemplo, el protagonista del libro encuentra, paradójicamente, la libertad y en el Tíbet la acción porque “los lamas parecen sosegados pero los que los define es la acción porque piensan siempre en dar un paso adelante al considerar que vivir es una obligación y no un derecho”. En Siria, dice, “encontré la firmeza para no desviarnos del camino fácil. El escritor y el personaje del libro atravesaron así el desierto porque la idea era la de no evitar “las dificultades sino encontrar las formas de cómo superarlas”.

Saludos, hermanos y hermanas, desde este lado del ordenador

Para apuntar en las agendas

Martes, Marzo 20th, 2018

* El municipio de Arona inaugura hoy, martes, 20 de marzo, la segunda edición de Aronías, Encuentro Internacional de Cineastas en Arona. El pistoletazo de salida lo dará el Premio Nacional de Cinematografía José Luis Guerín, quien visitará la Isla para participar en esta edición con un taller denominado Legados de la puesta en escena, dirigido al alumnado del ciclo de Artes Escénicas del IES Los Cristianos. Posteriormente, el viernes 23, Guerín impartirá la charla titulada Entre el control y el azar, para los socios del Clúster Audiovisual de Canarias y SGAE, una aproximación al proceso creativo desde la práctica del cineasta barcelonés.

* El Ateneo Miraflores 3 acoge la presentación del libro Villa Cisneros, 1937: la gran evasión de los antifascistas canarios, una investigación del historiador José Manuel Hernández, en la que relata la huída, lucha y destino final del centenar de canarios encarcelados en la prisión española ubicada en el Sahara Occidental. El acto tendrá lugar en la sede del Ateneo Miraflores 3, junto a la antigua Recova, en Santa Cruz de Tenerife, el jueves 22 de marzo, a las 19.30 horas.

* El Casino de Tenerife acoge el jueves, 22 de marzo y a las 19 horas la presentación del libro Catorce días. Reflexiones sobre la vida, la mente y más cosas, del biólogo Antonio Machado Carrillo.

* Casa África acoge este jueves, 22 de marzo, la presentación de Africanos en Madrid, de Nicolás Melini. En el acto intervendrán además del autor Jerónimo Saavedra y Santiago Gil.

Saludos, albricias, desde este lado del ordenador