Archive for Enero, 2021

El Puerto de la Cruz o cómo apostar por la cultura

Sábado, Enero 30th, 2021

Como si de la aldea de los galos se tratara, si hay dos municipios en Canarias que están apostando con firmeza por la cultura son el Puerto de la Cruz, en la isla de Tenerife y el de Los Llanos de Aridane en La Palma.

Desde que pudimos salir de nuestras casa tras los días de confinamiento (días que no terminan de estimular la creatividad de muchos de los afectados) estas dos poblaciones no han dejado de organizar actividades culturales mientras demostraban que, efectivamente, el mejor antídoto contra el maldito virus es el de la cultura siempre y cuando se respeten los protocolos que se han previsto para evitar la propagación de ese fantasma que no solo recorre Europa.

Se les cuenta todo esto porque el área de Cultura del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz y el departamento de Innovación y Talento Digital de Turismo de Tenerife han promovido un taller mapear/mapeado para el encuentro de sus agentes a través de una herramienta digital que lleva el cacofónico nombre de Kultursistema.

No me cansaré de decir que desde hace unos años el Puerto de la Cruz lidera la capitalidad cultural de Tenerife gracias a una serie de iniciativas que apuestan por la cultura como motor económico para estimular el que fue el primer municipio turístico de Canarias.

El hombre que está detrás de todo esto es el alcalde Marco González, que es un tipo que conoce lo que es la cultura y el impulso que merece que se le de desde las administraciones públicas. Con esta política como bandera, el Puerto de la Cruz (como Los Llanos de Aridane) se ha convertido en referente de cómo hacer políticas culturales. Esta idea ha dado como resultado que tanto los Llanos como el Puerto sean municipios donde se respira ese aire que tanto indignaba a los nazis (ya conocen cómo reaccionaba Goebbels cuando oía pronunciar cultura, sacaba la Lúguer y comenzaba a dar tiros) y que los efectos devastadores de la pandemia se perciban de otra manera.

En la ciudad turística y cultural por excelencia de Canarias, el Ayuntamiento ha convocado un taller de mapeado del ecosistema cultural y creativo de la localidad con el objetivo de visibilizar y reflexionar sobre la materia que nos ocupa. También para definir “su ámbito de actuación y conocer a otros profesionales y organizaciones con las que establecer líneas de colaboración”.

Las fechas de la convocatoria y que están a la vuelta de la esquina, serán el 18 y 19 de febrero y desea que tanto los profesionales como los recién iniciados en música, literatura, cine, teatro y turismo cultural, entre otros, participen en este proyecto.

El taller se celebrará de forma presencial y con un aforo máximo de 25 personas en el Complejo Lago Martiánez y sus participantes podrán elegir entre el jueves 18 de febrero de 16 a 20, o el viernes 19 de febrero de 10 a 14. Basta rellenar el formulario (pinchar aquí) y para resolver dudas escribir a coordinacion@kultursistema.com.

La imagen que encabeza el texto está tomada de Magec. Hoteles Canarios. En la imagen, una calle de La Ranilla.

Saludos, un diez, desde este lado del ordenador

Un agente secreto al servicio del camarada Stalin

Viernes, Enero 29th, 2021

“A nada debemos temer en la vida. A nada, salvo al fascismo. Los hombres deben liquidar sus gérmenes dondequiera que aparezcan”.

(El mayor Vijr, Iulian Semionov. Traducción: Luis Cerecedo, Plaza y Janés, 1979)

José Stalin tuvo a sus órdenes un súper agente secreto que, al contrario que James Bond, fue leal al ideal comunista y a su jefe, Koba, el terrible. Este espía de corazón y sangre roja tuvo nombre y apellido: Maxim Isalev aunque trabajó bajo el nombre en clave de Stirlitz en la cúpula nazi, donde consiguió infiltrarse y convertirse en hombre de confianza de jerarcas del siniestro partido de la cruz gamada.

El caso es que el agente Stirlitz no existió en el mundo real pero sí en la imaginación del escritor soviético Iulian Semionov, un tipo con una vida igual o más apasionante que la de su creación literaria, y un renovador de las letras rusas no solo por apostar por la novela de espías, aunque para él se trataran de novelas políticas, sino por diseñar un personaje que puede mirar de frente y sin complejos a su alternativa británica: James Bond. Eso sí, los dos trabajan en periodos históricos distintos. La cronología de Stirlitz abarca la revolución soviética, la guerra de España y la II Guerra Mundial mientras que el teatro de operaciones de 007 es la Guerra Fría y el enemigo los comunistas para sustituirlos –a medida que se publicaban las novelas y el personaje se transformaba en un símbolo de occidente más adelante por la organización Espectra.

En España, se han traducido algunas de las novelas que Semionov dedicó a Stirlitz. Entre ellas una de las más populares, Diecisiete instantes de una primavera (Plaza y Janés, 1977), que dio origen además a una serie de televisión que levantó pasiones en los países que se encontraban tras el telón de acero.

Se pueden encontrar todavía títulos como el ya mencionado, Diecisiete instantes de una primavera, en librerías de ocasión. En esta novela, probablemente una de las más conocidas del escritor entre los iniciados, el agente secreto a las órdenes del camarada Stalin trabaja desde Berlín para impedir que lleguen a buen puerto los contactos que norteamericanos y nazis han establecido en Suiza para llegar a una paz entre el Reich y Occidente para impedir el avance del ejército rojo sobre la capital de Alemania y Variante española que es una interesante incursión de Stirlitz en la Guerra Civil española.

A propósito de este título, escribe Paco Ignacio Taibo II en el prólogo de la edición española (Júcar, 1976):

“De Variante española y su autor, Yulia Semionov, se han dicho muchas cosas… Todas ellas se mueven en el terreno nebuloso del espionaje. Se dice que el personaje secundario clave de la historia es el súper tipo Kim Philby y que Semionov obtuvo la información directamente de él en conversaciones privadas en Moscú, pero que se le prohibió utilizar el nombre real: se dice también que Semionov pudo tener estas conversaciones con Philby porque a pesar de no ser miembro del PCUS es coronel honorario de la KGB”.

Esta información no debería de sorprender de todas maneras ya que es habitual que el género de la novela de espionaje esté plagado de escritores y escritoras también que antes de pasarse a las letras trabajaron como agentes secretos.

Iulian Semionov regresaría a España en Ancha es la puerta (Txalaparta, 2018) pero sin Stirlitz como protagonista. La acción eso sí se desarrolla durante la Guerra Civil española un escenario que como se observa interesó bastante al escritor, cuyos libros se convertían en éxitos de venta en los países adscritos al Pacto de Varsovia pero también al otro lado. Su lectura permitía tener una visión más amplia de la gélida realidad en la que aparecieron las novelas políticas y policíacas de Semionov. Estaban narradas desde la perspectiva del enemigo para el lector occidental, lo que potencia primero la curiosidad y luego el interés que su lectura provocaron en quien ahora mismo les escribe.

Otros títulos que se pueden encontrar del personaje en español son El mayor Vijr (Plaza y Janés, 1979), en la que narra el proyecto que estudió las SS para destruir por completo la ciudad de Cracovia. Proyecto que frustra, claro está, el agente Stirlitz, y caso que planea en Diecisiete instantes de una primavera ya que la intervención del agente secreto al servicio de Stalin ha despertado las sospechas de los superiores de la SS, donde trabaja como infiltrado.

La sospecha a ser descubierto, la red de agentes que va tejiendo como si de una orquesta roja cualquiera se tratara; sus relaciones con los jerarcas del partido nacional socialista son algunos de los ingredientes que maneja Semionov en sus historias. Historias plagadas de información sobre aquellos años (en Diecisiete instantes de una primavera sobre la última semana de existencia del régimen nazi), que no están exentas de refinada crueldad cuando así lo exige la supervivencia del personaje. Un héroe triste y distante, muy parecido a Bond aunque el contrario que el espía británico, las cosas saldrán bien gracias no al valor de un hombre sino de todo el colectivo para el que trabaja.

Las novelas se publicaron a finales de los años 70 en España a través de la editorial Plaza y Janés. El personaje volvería a ser reeditado muchos años después en Txalaparta. En concreto dos, la ya mencionada Diecisiete instantes de una primavera y Diamantes para la dictadura del proletariado, en la que se nos presenta al joven agente Maxim Isaiev infiltrado entre los contrarrevolucionarios del exilio “para suturar esa fuga de riquezas, imprescindibles para llevar adelante la revolución comunista”.

Iulian Semionov escribió un total de doce novelas dedicadas al Stirlitz pero es probable que se me escapen otras que fueron traducidas y publicadas en Cuba, donde al parecer disfrutó también de cierta popularidad. Tanto, que sirvió para estimular la imaginación del escritor uruguayo nacionalizado cubano Daniel Chavarría para crear a su súper agente el mayor Alba:

“Una especie de James Bond cubano, que conocía las más modernas técnicas del espionaje (aprendidas en escuelas especializadas del KGB). Era además biólogo y un karateca segundo dan (como tantos entre la oficialidad de inteligencia y contrainteligencia cubanas), que lo mismo está diseñando la instalación de micrófonos en una oficina de Miami, que fajado a muerte en un callejón de Luanda, el Yemen o Tailandia, contra agentes de la CIA que pretenden eliminarlo. Y este es un personaje real, perfectamente histórico, porque Cuba durante 43 años ha actuado intensamente en la arena internacional. Como comprenderá, ese enfrentamiento total, vertical, de patria o muerte contra los EE.UU., no lo tiene ningún otro país de Occidente”, nos reveló hace unos años cuando tuvimos la oportunidad de entrevistarlo (si pinchan este enlace pueden leer un resumen de la conversación en este su blog El Escobillón).

Con esto lo que se quiere decir es que las novelas de Semionov marcaron a generaciones de hombres y mujeres que nacieron bajo otra orientación ideológica y cultural. Para la mayoría, el bloque del Este defendía los que los del otro lado afirmaban era todo lo contrario al mundo libre.

Conozco otras novelas de Semionov traducidas al español pero que poco o nada tienen que ver con las aventuras de Stirlitz.

En Muerte en Luang Prabang (Albia Nova, 1979) ofrece otra mirada sobre la Guerra de Vietnam a través de los protagonistas, dos personajes que representan civilizaciones opuestas y enemigas al ser incapaces de sentarse a dialogar.

Ogariova 6 (Ediciones B, 1988) es un policíaco en sentido estricto, y una novela en la que además introduce a un personaje que prometía repetir en otros títulos de lo que sospecho fue otra serie: el coronel Kostienko.

Iulian Semionov nació en el seno de una familia perfectamente instalada en el sistema socialista soviético, su padre fue el organizador de la industria editorial y director de Izvestia, por lo que su carrera como escritor e informador parece como predestinada. Recorrió el mundo cuaderno y grabadora en mano y logró, es uno de sus hitos como periodista, entrevistar a criminales de guerra como Otto Skorzeny y Albert Speer, entre otros.

Su bibliografía es impresionante, casi es como si Semionov se pasara toda la vida escribiendo, y su muerte está rodeada de un halo de misterio que aún no ha sido resuelto. Unos dicen que fue envenenado por la KGB ya que se vio involucrado en un oscuro caso de influencias. No sé si alguna vez se conocerá la verdad aunque es más que probable que a su víctima, el escritor Iulian Semionov le hubiera entrado la risa su salida melodramática de la existencia. Y sí, sí que tiene algo de literaria su desaparición apenas unos pocos años después de que el invento de la Perestroika desapareciera en lo que todavía quedaba de la antaño orgullosa y beligerante Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Saludos, Spasiva!, desde este lado del ordenador

Marco Alom dibuja la metáfora del territorio en su nueva exposición, Murria

Jueves, Enero 28th, 2021

La obra de Marco Alom (Tenerife 1986) gira en torno a conceptos como el territorio, la antropología o el simbolismo, cuestiones que profundiza en su nueva propuesta artística, Murria, para la Sala de Arte Contemporáneo (SAC) de Santa Cruz de Tenerife, en la que a través del dibujo analiza como afecta el paisaje al proceso creativo.

El término Murria es una antigua palabra castellana que, aunque en su definición directa puede significar tristeza o melancolía, aduce a algo más, un estado de ánimo que induce al que la padece a encerrarse en sí mismo e irse aislando del entorno.

La muestra presenta una selección de 25 dibujos realizados a lo largo de 2020, en los que podemos encontrar desde el dibujo realizado con tinta de bolígrafo sobre el papel, hasta composiciones más complejas donde el propio papel es deformado para volver a construir la obra mediante la técnica del gofrado.

Alom cita a Juan Antonio de Ursuáustegui, en su Diario de Viaje a la isla de El Hierro en 1779, en la que comenta “como en ciertos entornos, el territorio acongoja de tal manera al individuo que lo sumerge en un aislamiento que llega a consumirlo, a este fenómeno lo llama La Murria. El territorio como espacio que representa la psique humana, y especialmente el páramo como reflejo del vacío existencial, las dudas o la falta de distracciones”. Esa es la hoja de ruta que a la que el artista nos dirige en esta exposición.

La construcción de un territorio extenso y cargado de imágenes donde el individuo se adentra para poder aislarse y, como los antiguos ascetas, “perderse en el desierto para encontrarse con Dios, o en algunos casos con el Diablo”. Murria es una metáfora del acto de introspección, del aislamiento y de la búsqueda de la forma en el paisaje para alcanzar nuevos caminos en el proceso creativo, un viaje hacia el interior donde el autor “camina” el paisaje dibujándolo.

Marco Alom ha participado en la feria Hybrid de Madrid en 2018, la feria internacional de arte contemporáneo Drawing Room de Madrid en 2019, la Feria de Arte Emergente de El Charco (Lanzarote), Memorias de Contrabando (Tenerife y La Palma, 2014), o El Viaje Ilustrado (2014), junto al ilustrador danés Mads Berg que se expuso en diversas ciudades europeas como Londres, Dublín, Madrid o Milán, o Nueva Isla de Utopía (Tenerife, 2015). Exposiciones colectivas como “Dos orillas” en el Espacio Arte Contemporáneo de La Habana, Cuba, durante la Bienal de La Habana de 2019, también ha sido seleccionado en las convocatorias: PEJAC para la exposición Tártaro (Madrid, 2014), o NOW´15 para la Galería ARTIZAR (Tenerife, 2015). Ha realizado a su vez, las exposiciones individuales Del Amor y Lo Ridículo (Ateneo de La Laguna, Tenerife, 2010), Soliloquio (La Regenta, Las Palmas de Gran Canaria, 2015), Un año en Pátmos (Galería Artizar, 2017) y Piélagos (El Almacén, Lanzarote, 2018).

Saludos, tocaba y toca, desde este lado del ordenadior

Pánico al amanecer, una novela de Kenneth Cook

Martes, Enero 26th, 2021

“Curioso rasgo de la gente de por aquí, pensó Grant: puedes dormir con sus mujeres, aprovecharte de sus hijas, gorronearles, estafarlos, hacer casi cualquier cosa que en una sociedad normal te llevaría, cuando menos, a sufrir el ostracismo. Aquí, en cambio, casi ni se dan por enterados. Ahora, baste con que te niegues a beber con ellos para que pases de inmediato a convertirte en su enemigo mortal. ¿Cómo demonios era posible? Pero no tenía ganas de seguir pensando en la región ni en las peculiaridades de su gente. Que hicieran lo que quisieran”.

(Pánico al amanecer, Kenneth Cook. Traducción: Pedro Donoso. Sajalín, 2020)

No conocía la obra de Kenneth Cook, un escritor australiano con sobresaliente sentido del humor… australiano pero tras leer Pánico al amanecer (Sajalín, 2020) asumo como tarea aproximarme a sus novelas humorísticas como agua de mayo. Más en unos tiempos como los actuales (a la pandemia se suma ahora el caos en los Estados Unidos de Norteamérica) tan necesitada de lecturas que te hagan si no reír si al menos sonreír. Boris Vian decía además que el humor era la mejor manera de tomarse las cosas en serio y en este 2021 que comienza ya con alertas rojas se reitera que la risa puede ser el mejor antídoto para derrotar la tristeza, el fracaso, la frustración de un mundo y unas sociedades en continua ebullición.

Pánico al amanecer es una novela que derrocha humor, pero humor si no negro lo que viene después. Relata Jordi Amat en el excelente prólogo de esta edición que cuando se exhibió la película que se realizó sobre la novela (una película asegura Amat de culto ya que son muy pocos los iniciados que la han visto) el público australiano se enojó en la sala porque no se sentía identificado con el retrato que hace el escritor de la Australia profunda, lo que tiene su lógica aunque no creo que esta fuera solo la intención de Kenneth Cook cuando escribió el libro. Su mirada va más allá del retrato extravagante de los habitantes de Tiboonda, pequeña ciudad perdida en el desierto australiano, en la que imparte clases el protagonista de la historia, John Grant, un tipo que odia estar en ese purgatorio en la tierra que es Tiboonda y del que espera escapar en vacaciones rumbo a Sidney para contaminarse de civilización.

Sin embargo, y como en el Ángel exterminador, aquella extraordinaria película de Luis Buñuel en la que sus protagonistas no pueden salir de una habitación, a John Grant le pasará lo mismo aunque no sean fuerzas invisibles las que lo petrifiquen sino las mismas gentes de Tiboonda. Sobre todo porque no perdonan que Grant no quiera que lo inviten a una cerveza que no será una sino varias.

En esta novela donde a todo el mundo le falta un tornillo, incluido su protagonista, un tipo no demasiado simpático, todo se resuelve con cerveza. Esta y no otra es su hospitalidad. La comunidad entera vive en una apacible cogorza que termina por afectar a John Grant, primero cuando pierde el dinero en un juego que por absurdo resulta catastrófico y que llaman Two-up; y segunda cuando inicia una enloquecida cacería nocturna de canguros en la que el salvaje sentido del humor se mezcla con un desagradable y muy conseguido sentido de la violencia. Tanto, que casi parece que te salpica la sangre.

No había leído hasta la fecha una escena tan real y enloquecida de una cacería nocturna rodeado de unos personajes que parecen salidos de un frenopático. La cerveza se distribuye generosamente entre la pandilla que va a bordo de la furgoneta mientras dan caza a a los canguros (un símbolo australiano) a los que abren en canal para abandonar sus cadáveres porque así es como se las gastan los vecinos de Tiboonda.

Por las páginas de Pánico al amanecer desfilan toneladas de sangre, sí, pero también de alcohol, como la cerveza que debe de ser la bebida nacional de Australia, y algo de sexo que no llega a buen fin porque el protagonista de la novela no es, que digamos, un héroe en el sentido estricto de la palabra.

El corazón que bombea en estas páginas –no llega a las doscientas– es una huida hacia adelante que siempre termina en el mismo sitio. También un retrato extremo de un pueblo que, más que estar situado en el gran desierto australiano, parece ubicado al borde del infierno. Se palpa la agresividad de John Grant por todo lo que lo rodea aunque su entusiasmo por regresar a Sidney sea otra farsa a la que añadir a su historial personal.

Y todo este tormento narrado con un sentido del humor negro que hacía tiempo que no encontraba en lectura alguna. El humor que transmite da miedo, rompe con lo políticamente correcto que nos han impuesto. Kenneth Cook no estaba para tonterías y sí muchas ganas de reírse de que todo lo que puede ir mal puede ir peor que aún retiembla en mi garganta con la forma de carcajadas muy salvajes.

La única pega que le puedo criticar a Pánico al amanecer es que por una vez esta divertida pesadilla me haya resultado tan corta, que sus disfrute me parezca tan breve.

Sospechosos, un libro de David Thomson

Lunes, Enero 25th, 2021

Hay libros de cine y hay otros libros de cine. En la primera categoría pueden englobarse todos aquellos trabajos que han sido escritos por críticos y cinéfilos y están dirigidos a aficionados y a críticos que son cinéfilos. En el segundo, se reúnen todas aquellas obras escritas por un cinéfilo para cinéfilos, grupo al que pertenece Sospechosos, del crítico y cinéfilo (de cinéfilo va el juego) David Thomson. Un raro ejemplo de aficionado que ha logrado que tanto profesionales del cine como aficionados respeten y quieran. Lo de querer no lo tengo muy claro pero sí que lo respetan.

Que lo respeten sobre todo cineastas del calibre de Martin Scorsese que, pese a que considere algunas de las opiniones de Thomson excesivas (el crítico ha escrito mucho y mal sobre 2001, una odisea espacial, de Kubrick), sí que elogia otras porque además de coincidir en el parecer le gustan las reflexiones que propone el especialista para justificar que ese largometrajes merece ser visto. Porque de eso se trata fundamentalmente, que el crítico recomiende al público lo que debe o no debe de verse. Otra cosa es que el aficionado se lo tome en serio. Lo que podría dar origen a otro debate sobre la utilidad o inutilidad de la crítica (cinematográfica, literaria, de arte, musical…) o no.

Sospechosos se publicó hace ya más de diez años en España en la interesante colección Roja y Negra de Random House Mondadori. Cuenta con un prólogo que firma Rodrigo Fresán, que es un escritor al que conviene tener en cuenta aunque sus elogios en torno a Sospechosos se salgan del tiesto porque ¿la novela? de Thomson, más que novela es una relación de personajes de ficción. No de los actores y actrices que los interpretaron sino de los personajes de ficción a los que dieron vida en el cine.

En este caso, todos ellos relacionados con películas de cine negro y criminal. O policíaco. O noir que dicen los franceses entre otros términos que quieren definir con una o dos palabras la fuerza de un género que hoy disfruta de inmejorable salud.

El atrevimiento de Thomson es además el de conectar las historias de los personajes de los que se inventa su biografía. Así, Noah Cross, el padre multimillonario y canalla de Chinatown (Roman Polanski, 1974) que interpretó en pantalla John Huston, mantuvo como amante durante su juventud a la actriz Norma Desmond que, como recordarán los más cinéfilos es la envejecida estrella atrapada en un pasado de gloria de El crepúsculo de los dioses (Billy Wilder, 1950).

Detalles como éste hacen que la lectura de estos retratos biográficos –que no llegan a las cuatro o cinco páginas por personaje, y son 85) un atractivo y divertido reto para todo aquel que se precie de aficionado al cine. De paso, se conoce la vida que tuvieron estos héroes y villanos de celuloide antes de ser protagonistas de los filmes en los que fueron intepretados por actores.

Por ejemplo, se conocerá qué hicieron antes de su romántico encuentro en Casablanca (Michael Curtiz, 1942) tanto Rick (Humprey Bogart), Ilsa (Ingrid Bergman) y Victor Laszlo (Paul Henreid).

David Thomson considera, creo que por razones de dar una vuelta de tuerca final a su libro, películas que otros no encasillarían dentro del género negro como Qué bellos es vivir (Frank Capra, 1946) pero si lee el libro se descubrirá la razón de que algunos de sus personajes hayan sido incluidos en esta obra gigantesca en la que se destila no solo amor al cine sino a un género que hizo tan grande el cine.

Sospechosos nació como el primer volumen de una trilogía pero como explica el autor en una nota final su continuidad está en manos de los lectores.

Ya había repetido esta experiencia el mismo Thomson en Silver Light, solo que en esa ocasión el tributo se escoró al western. En este libro, de hecho, se atrevió a mezclar personajes reales de aquel tiempo como Wyatt Earp con otros de su invención. Silver Light iba a ser debidamente reescrito para que fuera el segundo tomo de la trilogía mientras que el tercero se dedicaría a rendir homenaje a la screwball comedy a través de sus personajes y no de sus actores.

No sé si al final esta trilogía llegó a buen puerto pero sí que el proyecto resultaba lo suficientemente interesante para todo aquel espectador iniciado en la ciencia inexacta del cine.

Obras como Sospechosos ponen de manifiesto la grandeza de un arte que, como explican muchos aficionados al cine, está hecho de la materia con la que se fabrican los sueños.

Y sí, efectivamente, la última frase reinterpreta el diálogo de un clásico de la novela y del cine negro y criminal, El halcón maltés. Un libro escrito por Dashiell Hammett que dio origen a una película escrita y dirigida por John Huston.
No deja de resultarme curioso por eso que personajes como Sam Spade, el duro detective privado de El halcón maltés, ni Philip Marlowe, el investigador con vocación de caballero sin espada y que salió de la imaginación de Raymond Chandler, carezcan de entradas en este libro, en esta relación de héroes y malvado que fueron resultado de la imaginación de escritoras y escritores y un crítico, pero sobre todo un cinéfilo, llamado David Thomson.

Saludos, cuando existía eso que llamamos cine, desde este lado del ordenador

Alexis Ravelo: “La periferia tiene mucho que aportar al panorama cultural”

Miércoles, Enero 20th, 2021

Canarias es territorio literario criminal. La avalancha de autores de las islas que se han consolidado en el género ha propiciado además la celebración de varios festivales que como Tenerife Noir / Festival Atlántico del Género Negro y LPA Confidencial se suma ahora Aridane Criminal, que dirige el escritor Alexis Ravelo y que se desarrollará a partir de este jueves, 21, al 23 de enero en Los Llanos de Aridane.

- ¿Cómo nace y qué objetivos se plantea Aridane Criminal?

“Nace de la idea de que la periferia tiene mucho que aportar al panorama cultural y con la conciencia de que existe un espacio apropiado para un encuentro que propicie el debate en torno a la historia y la actualidad del género. Sus fines son los de cualquier otro festival: reunir a autores y lectores y a autores entre sí para proponerles intercambios y debates en torno a la novela negra y policíaca en particular y a la literatura en general, con un formato que resulte, al mismo tiempo que riguroso, dinámico y ameno. Algo que nos interesa mucho es mostrar que, pese a ser un género popular, la narrativa negrocriminal no está en absoluto reñida con la excelencia literaria y, además, presenta la ventaja de propiciar debates éticos, sociales y hasta políticos de gran interés. Todo esto lo hace un vehículo perfecto para la animación y la dinamización lectora”. 

- No era habitual, hasta hace unos años, que hubieran tantas escritoras dedicadas al género, ¿a qué cree que se debe?

“El género ha tenido históricamente una tendencia patriarcal que, por suerte, comienza a no ser dominante. Esto no es exclusivo del género negro: otros géneros y disciplinas han ocultado a sus creadoras, las han ignorado o han adoptado perspectivas exclusivamente masculinas. De hecho, algunos de los autores clásicos (está el caso extremo de Mickey Spillane) eran directamente misóginos. Y esa actitud se reflejaba en las programaciones de los festivales. Pero los tiempos han cambiado o, al menos quiero creer, están cambiando. Hoy en día, un encuentro de estas características, si quiere reflejar la actualidad del género, habrá de ser inclusivo o no será. No solo porque existen muchas y muy interesantes autoras, sino porque su influencia y sus logros han hecho evolucionar la escritura de muchos autores masculinos”.

- Este año se conmemora el centenario del nacimiento de Patricia Highsmith. ¿Cuál es su opinión de la escritora?

“Patricia Highsmith es, sencillamente, una maestra indiscutible. Sus historias truculentas en las que prácticamente no aparece la policía permiten al lector dar un paseo por el lado oscuro, examinar con toda crudeza las emociones humanas, vislumbrar los mecanismos psicológicos en los que se incardinan nuestras conductas más viles y también las más generosas. Técnicamente, envidio su capacidad para la postergación de la resolución del conflicto y su habilidad para crear momentos tremendamente plásticos, así como para introducir giros sorprendentes que siempre, una vez aparecidos, se te antojan no ya naturales, sino absolutamente lógicos. Digamos que es de las que nunca se sacan un conejo de la chistera. A veces, de sus novelas uno recuerda el color de un albornoz, un cenicero o un remo que casi puede tocar. Y son historias que suceden en un mundo donde Dios no existe, así que los seres humanos han de apañárselas solos. Quizá por eso interesara tanto a cineastas como René Clément, Claude Chabrol, Wim Wenders, Liliana Cavani o Anthony Minguella”.

- ¿Qué asuntos se abordarán en Aridane Criminal?

“Hemos preparado un programa breve pero intenso. El primer acto será un recorrido de Yanet Acosta por los lugares en los que transcurren sus novelas. Cualquiera que haya asistido a cualquier acto con Acosta sabe que siempre ofrece todo un espectáculo, que sus intervenciones siempre van más allá de la propia literatura. Posteriormente, ella misma participará con José Luis Correa y Carlos Álvarez en una mesa que lleva por título Échale mojo, en la que se hablará de novela negra canaria y novela negra en Canarias. Puede ser una mesa muy fecunda, porque Correa es un canarión que siempre ambienta en Gran Canaria, Yanet Acosta, que es tinerfeña, ambienta en la Península y Carlos Álvarez, que es leonés, desarrolla sus ficciones en Canarias y las escribe con el español de Canarias. También habrá una mesa dedicada a la saga de novelas protagonizadas por Ricardo Blanco, firmadas por José Luis Correa y un debate entre dos maestras: Alicia Giménez Bartlett y Rosa Ribas. Además, Rosa Ribas impartirá un taller de escritura creativa centrado en la estructura narrativa. Para la última jornada hemos reservado dos actividades que prometen ser interesantes. La primera será una sección fija en Aridane Criminal. Se llamará Dímelo en la calle y consistirá en que todos los autores y autoras participantes lean un fragmento de su obra. Por último, habrá un concierto leído, Letras a tiros, en el que Carlos Álvarez hará un recorrido por la historia de la novela negra acompañado por la Cristóbal Montesdeoca Quartet, que interpretará clásicos del jazz norteamericano. No hemos querido organizar un programa que contuviera entremeses: todo son platos fuertes”.

- ¿Qué no hay y le gustaría que hubiera en el Festival?

“Este año hemos organizado un programa que no implicara excesivos desplazamientos, y todo con actos al aire libre y aforo limitado, debido a la pandemia. Aun así, hemos conseguido una interesante representación de firmas canarias y nacionales de varias generaciones y orientaciones estéticas. En ediciones posteriores, nos gustaría contar con la presencia de otros firmas europeas, latinoamericanas y africanas. Estos últimos suelen ser los grandes olvidados en muchos encuentros y, siendo en Canarias, representan una realidad cultural insoslayable”.

- ¿Y por qué celebrarlo en Los Llanos de Aridane?

“Para empezar, es un punto de encuentro tricontinental. Podría pensarse que todas las ciudades de Canarias disfrutan de ese atributo y, efectivamente, así es. Pero no todas cuentan con la disposición, el buen ánimo y la profesionalidad de quien gestiona la programación cultural en ese municipio. Incluso en épocas de crisis, Los Llanos programa siempre y, además, programa bien. Y esto puede extenderse a su sociedad civil: el ocio y la restauración, las diferentes instituciones públicas y privadas y la propia población se muestran siempre dispuestos a implicarse en todo tipo de eventos culturales”.

PIE DE FOTO: En la imagen, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, Charo González y Alexis Ravelo.

Saludos, negros y criminales, desde este lado del ordenador