Archive for Enero, 2022

Atis Tirma, una novela de Ulises Martín Hernández

Lunes, Enero 17th, 2022

Es nutrida pero también desigual la literatura que hay sobre los primeros pobladores del archipiélago. El año pasado, sin ir más lejos, aparecieron varios títulos que tratan (cada uno a su manera) la conquista de Canarias desde diversas perspectivas. La de Tenerife ocupa los contenidos de las dos novelas que hasta la fecha ha dedicado Andrés Martín Peinado a este periodo de la Historia, tenso y convulso, en Achineche y Orgullo ancestral (Idea/Aguere) mientras que Jesús Alberto Reyes Cornejo se inspira en hechos reales en Cherfe, anhelos de justicia, (Éride Ediciones, 2021) en la que describe la tenacidad de un guanche que busca que se cumpla la ley viajando incluso a la Corte de Castilla para reclamarla en unas islas, las de Canarias, ya sometidas a una España que entonces estaba todavía en construcción.

La última aportación de lo que podríamos denominar como género en sí mismo de la literatura que se escribe en y desde Canarias, la guanche por uniformar a los diferentes pueblos que moraban en las siete islas, es Atis Tirma (Baile del Sol, 2021), relato que firma Ulises Martín Hernández, y que se centra en la conquista de Gran Canaria, una historia trufada de grandes batallas, héroes y traidores que en manos de un escritor con entusiasmo es un material excelente para construir una novela. Y Ulises Martín lo consigue, escribir una buena novela sobre aquellos hechos situando al lector en unos años fundamentales para el archipiélago en el que vivo, tejiendo una tupida red de relaciones entre los protagonistas ficticios y reales que intervienen en el libro. Libro que, entre otros de sus aciertos, está la forma en que ha escogido su autor para contar la historia, un tiempo presente que revive unos días que han quedado sepultados por la leyenda.

Atis Tirma nos transporta desde las oscuras tabernas de cualquier ciudad portuaria del sur de la península a una isla, la de Gran Canaria, en permanente estado de ebullición con el desembarco de tropas que se preparan para su conquista. Entre esta tropa de desalmados se encuentra un isleño, Juan Mayor de nombre castellano, que sirve de traductor a ese ejército en el que anida la discordia entre unos y otros mientras en las montañas se refugian para la batalla los hombres de Doramas, Adargoma y Bentaguayre, entre otros.

La novela presta especial atención a uno de los personajes más interesantes de aquel conflicto, Fernando de Guanarteme, al mismo tiempo que la acción se bifurca en varias direcciones que no necesitan confluir en un final que, los interesados en la Historia de Canarias y en concreto de la Historia de la conquista de Gran Canaria, conoce de sobra.

El material que me llama más la atención de la novela de Ulises Martín es que retrata el carácter de los hombres que vinieron con el espíritu de conquista. También el de los canarios que supieron ver en aquel ejército formidable el fin de un mundo y el comienzo de otro. Mestizo, en el que se combinó el ingenio de unos con la fuerza de los otros.

No se trata así de una novela que ensalce a los canarios, a los primeros habitantes de la isla, ni a los conquistadores que vinieron para someterlos sino de equilibrar los bandos y mostrarlos con agradecida distancia, como si la voluntad del autor fuera la de contar aquella conquista con vocación de cronista.

Se trata de un periodo tan apasionante, el sometimiento de todo el archipiélago por aquel reino que vino de Europa y que ya comenzaba a acariciar la idea de crear un imperio, que se agradecen las páginas de Atis Tirma para confirmar una vez más que Canarias es resultado de todo un largo y laborioso proceso de mestizaje y que, como dijo alguien de cuyo nombre no quiero ahora acordarme, los vientos de la modernidad son resultado siempre, siempre, de esa mezcla, mezcla que procede siempre, siempre, del sur. En este caso, de más allá del sur de Europa.

Sí que hubiera agradecido al final de la novela, una novela basada en hechos reales, una nota histórica que aproximase a través de su dictado unos hechos que forman parte ya de la identidad del archipiélago canario. Unas notas donde el autor justificase algunas de las licencias que se ha permitido a la hora de escribir el libro. También para corroborar que en casi todo momento ha intentado ser lo más aproximado posible a lo que se conoce del sometimiento sangriento de una isla de la que partirían más tarde las expediciones militares que condujeron a la conquista de La Palma y Tenerife, y que fueron capitaneadas por un hombre que contribuyó a la batalla de la de Gran Canaria, Alonso Fernández de Lugo. Un personaje que por otro lado está pidiendo a gritos una biografía que permita a los lectores, pero sobre todo a los lectores canarios, conocer al hombre más allá de las ambiciones que pudo hacer realidad en vida.

Se trata en definitiva Atis Tirma de una excelente novela sobre un capítulo fundamental de la Historia de Canarias, uno de esos libros que como me sucedió con La señora Beatriz de Bobadilla, señora de Gomera y Fierro, de Carlos Álvarez, hacen viajar al lector a un mundo en declive y al surgimiento de otro. Ese otro del que venimos los que habitamos estas islas abandonadas de la mano de los dioses.

Saludos, leímos, leemos, leamos, desde este lado del ordenador

Libros con acento canario

Viernes, Enero 14th, 2022

* Honda meditación de toda cosa. Poesía canaria del paisaje .1990-2020 (Fundación Ortega Muñoz, ¿?) se trata de una antología al cuidado de Jordi Doce y Francisco León que reúne una selección de la obra de quince poetas de las islas nacidos entre 1965 y 1980 (Melchor López, Juan Fuentes, Oswaldo Guerra Sánchez, Ricardo Hernández Bravo, María José Alemán Bastarrica, Alejandro Krawietz, Francisco León, Luis Lenz, Antonio Martín Sosa, Isidro Hernández, Bruno Mesa, Miguel Pérez Alvarado, Iván Cabrera Cartaya, Daniela Martín Hidalgo y Sergio Barreto) y que han hecho “una reflexión del paisaje por medio de la palabra poética, uno de los ejes de su trabajo creativo”, se precisa en una nota informativa.

* La Biblioteca Atlántica edita La prisión de Fyffes, del escritor José Antonio Rial. La edición se basa en la llevada a cabo por la Editorial Monte Ávila venezolana, pero corrigiendo muchas de sus erratas y teniendo en cuenta advertencias muy precisas del autor hechas al editor actual. Esta edición puede considerarse la definitiva después de ser corregidas las anteriores y del diálogo mantenido entre José Antonio Rial y Juan Manuel García Ramos a lo largo de muchos años antes de ser fraguada la versión definitiva que ahora se ofrece.

* El Gobierno de Canarias publica el Libro de estilo del Gobierno de Canarias, una guía de consulta sobre el buen uso del español dirigida a todos los miembros de la Administración regional. La obra, escrita por el periodista y asesor lingüístico Ramón Alemán, coordinador del servicio de corrección Lavadora de textos, incluye la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) entre las fuentes de consulta recomendadas. Además, la FundéuRAE también aparece citada en varias de las orientaciones que se dan en la tercera parte del libro, que es un diccionario de dudas.

* La editorial Baile del Sol presenta en su colección Sitio de fuego el libro La diosa de los eunucos (2021), de Sergio Barreto, volumen que recoge diez relatos que “muestran un rostro diferente del ser humano civilizado”, se lee en la contraportada.

* Ocho (La equilibrista Editorial, 2021) es una novela de Claudio Colina Pontes, pseudónimo tras el que se encuentra Gabriel Díaz. La historia cuenta el reencuentro de dos amigos que llevaban sin verse quince años, quienes deciden viajar al interior del país en el que viven para visitar a su antiguo jefe, “a quien daban por muerto”, se informa en la contraportada.

* Planes de fuga (Ediciones del Pampalino, ¿?) de Bruno Mesa significa el regreso al aforismo de su autor. El libro cuenta con un prólogo que firma Sergio García Clemente.

Saludos, eso es todo por hoy, desde este lado del ordenador

Re-Reader, nueva librería de ocasión en Santa Cruz de Tenerife

Miércoles, Enero 12th, 2022

Entienda usted que no es una noticia para abrir la primera página de un periódico ni los informativos de radio y televisión, que cosa rara sería, pero sí que se trata de un anuncio con cierta enjundia para los que no sé si leer, pero sí que disfrutan con un libro entre las manos.

Óigame usted bien, no hace falta leer un libro para sentir placer con uno entre las manos. Incluso olerlo si le apetece mientras pasa las páginas imaginando la de historias que guardan ahí dentro las palabras… Así que dicho esto, ya sabe usted, le digo que pronto, no sé bien cuándo, esta capital de provincias en la que vive, Santa Cruz de Tenerife, contará con una nueva librería. Solo que una librería de saldo, de libros de ocasión. También viejunos si alguno cae…

Me cuentan que quienes quieran desprenderse de sus libros podrá llevarlos allí, que se los compran al peso. Sí, eso mismo, al peso… No sé si se trata de un triste destino para ese ensayo, novela o libro de poemas que le cambió la vida pero el caso es que puede sacarse unas perras, pocas es verdad, si vende su biblioteca al peso.

Me informan que en la capital grancanaria ya existe una librería Re-Reader, luego la que llega a Santa Cruz de Tenerife forma parte de una franquicia que es una palabra que les encanta escribir a los que comentan películas. Re-Reader.

El establecimiento, aún vacío, se localiza en la calle de Imeldo Serís, y me pregunto si me dejarán entrar con la perra cuando abra sus puertas al público.

Esto me hace pensar, sabe usted, en la de librerías de ocasión que una vez y ahora existieron en esta capital de provincias. Al margen de las que existieron y existen en La Laguna.

En mi memoria, algo dificultosa por la edad, está grabada al fuego Sonora (ahora una tienda de discos), que llevaba un tipo que fumaba tras un mostrador atestado de libros. Fumaba tanto, que aquel antro mezclaba el olor de las páginas viejas con el del tabaco, tabaco que había manchado los dedos de aquel señor del que nunca supe su nombre con rastros grasos y amarillentos.

Allí fue feliz haciéndome con cómics para adultos que no me dejaban adquirir en librerías y kioscos, y libros muy raros a precios de risa que es la mejor manera de adquirir un libro, un disco, una película… La cultura de hecho debería de tener precio de risa para que todos tuvieran acceso a ella pero me voy por las ramas…

No era exactamente una librería pero vendían colorines y sellos y monedas entre otros cachivaches. Música y Labores, la otra tienda, se encontraba en la avenida de Ramón y Cajal, donde ahora se ubica una peluquería, y la llevaba un gallego bajito, bastante parecido al Elmer de los dibujos animados de la Warner Bros, que llevaba una bata de color azul marino y un lápiz en la oreja cuya punta chupaba antes de escribir alguna nota, alguna cifra en papel de embalar.

Me contó en una ocasión que había pasado los mejores años de su vida en Cuba, en la Cubra antes de que la fiesta la mandara a parar Fidel Castro y los suyos cuando tomaron el poder, y lo evoco mirando a la nada mientras me contaba cómo era aquella Habana que más tarde descubrí que había inmortalizado en novelas Guillermo Cabrera Infante.

Tras cerrar estos dos locales que se llevaron consigo ratos estupendos de mi infancia y adolescencia (solía ir en dos ruedas, las ruedas de una bicicleta Chopper made in Taiwan), el actual panorama de librerías de ocasión en la capital tinerfeña no está mal si tenemos en cuenta que siguen en activo Solican, en la calle del Padre Anchieta, un refugio para los que aman los libros usados, y que cuenta con un gemelo en La Laguna; El Libro en Blanco, donde además de novedades te encuentras en el piso de arriba con una amplia y atractiva selección de libros viejunos y te da la alternativa de tomar un café o una cerveza con un bocata o un dulce porque mezcla el concepto café con el de librería, como hizo antaño La librería de Franz que estaba ubicada en la Rambla de Pulido; un par de kioscos donde más que vender, liquidan libros a uno o dos euros así como una de las casetas azules de la rambla que está a un lado del mercado NJuestra Señora de África, solo que hace tiempo no paso por ahí porque quien la lleva no puede ser más tonto que el tonto que conoces y crees que es el rey de los tontos.

Y no, que tonto más tonto que éste no hay en el lugar en el que vivo.

Otros sitios en la capital donde puedes hacerte con libros que fueron de otros son las tiendas de objetos usados en las que encuentras algún volumen a precio de ganga (20 céntimos si procede) y esos establecimiento que ahora mismo no recuerdo porque, sabe usted, tengo la sensación de pertenecer a otro mundo, a otro espacio, a otra escuela… ¿Entiende? Y todo eso en unos tiempos en los que me cuesta cada día leer como leía antes aunque haya aprendido a coger rapidez cuando me enfrento a un texto. Cosas de la edad, imagino mientras algo o alguien me susurra al oído que siga soñando, que por nada del mundo se me ocurra abrir los ojos y enfrentarme a una realidad que, como dijo alguien o quizá lo vi en una película, resulta extremadamente amarga por mediocre.

Y eso era todo, ¿me invita a otro barraquito?

Saludos, próximamente, desde este lado del ordenador

José Zoilo: “Estamos en un momento dulce para la novela histórica”

Martes, Enero 11th, 2022

Entre los escritores españoles que se se han especializado en novela histórica se encuentra José Zoilo Hernández (Tenerife, 1977), biólogo antes que escritor, aunque lleva la literatura en la sangre. Publicó con ediciones B la trilogía que ha dedicado a la Hispania tardorromana y que incluye El alano, Niebla y acero y El Dux del fin del mundo. También es autor de El nombre de Dios y de Lordemano (Ediciones B, 2021) en la que narra las incursiones de los normando contra las costas del norte de España en el siglo IX de nuestra era. Zoilo, que firma sus historias como José Zoilo está en este momento trabajando en una novela que se desarrollará en La Laguna del XVII.

- Lordemano trata un momento de la Historia de España poco o nada conocido, la presencia de vikingos en la Península Ibérica. ¿Qué despertó su interés para escribir una novela sobre vikingos en la península Ibérica?

“Una constante en todas mis novelas es bucear en períodos poco conocidos para el gran público, pero que resultan fascinantes una vez que indagamos un poco más. En este caso, la idea surgió durante un viaje a la Bretaña francesa, donde, sin esperarlo, encontré los restos de un antiguo campamento de piratas nórdicos. Este descubrimiento, en un momento en el que yo ya había comenzado a escribir ficción, me llevó a investigar acerca de aquellas incursiones que los vikingos habían llevado a cabo en la península ibérica; aunque no es un tema que se trate con frecuencia, sí se sucedieron unas cuantas de estas expediciones entre los siglos IX y XII; muy pocas, ciertamente, pero la casualidad quiso que fuera precisamente la Bretaña francesa el lugar del que provenía la gran flota vikinga que asoló nuestras costas en el año 844. Para mí aquello fue una señal inequívoca de que en algún momento tenía que investigar sobre ese suceso y tratar de llevarlo a la ficción, y aunque tardé unos años, finalmente me decidí a hacerlo durante 2018”.

- ¿Qué es un Lordemano?

“Lordemano es el término con el que se conocía a los saqueadores nórdicos en algunos rincones de la península Ibérica del siglo IX, así como en los posteriores. Nadie en ese entonces llamaba a esos piratas “vikingos”, pues este es un término más actual; lo habitual era que los cristianos del oeste de Europa se refirieran a ellos como normandos (hombres del norte), o lordemanos en algunos rincones de los reinos del norte de la península (Asturias, principalmente), así como madju al sur, en tierras musulmanas”.

- ¿Qué fuentes son las que consultó?

“Para una novela histórica como esta, en la que interactúan personajes nórdicos, pero también otros provenientes de los reinos cristianos de la península ibérica de la época, y del vecino emirato de Al-Ándalus, fue necesario recurrir a fuentes de todos estos pueblos. Esta es parte fundamental del trabajo de documentación, pues es necesario que la ambientación, y no solo los hechos políticos o militares, resulten acordes a la época en cuestión”.

– ¿Y a qué fuentes dio más importancia?

“Gran parte de la trama discurre en la península, así que durante la documentación tuvieron gran importancia aquellas fuentes contemporáneas tanto cristianas como musulmanas; no solo para recrear los estados peninsulares, sino también para ver a través de sus ojos a estos invasores llegados desde muy lejos. Entre las fuentes cristianas siempre hay que mencionar las crónicas Albendense y Rotense, así como otras posteriores, como la del obispo Jiménez de Rada. En cuanto a las musulmanas podríamos citar la de ibn Idhari, entre otras. Además, tuve que consultar la Crónica Anglosajona y, aunque la cultura nórdica apenas cuenta con registros escritos hasta el siglo XIII, revisar las sagas existentes para así poder trasladar el panteón y parte de las costumbres nórdicas que han llegado hasta nosotros. Además, siempre hay que echar mano de tratados más actuales, las fuentes secundarias, tanto aquellas de principios del siglo XX como las de Claudio Sánchez Albornoz, u otras mucho más modernas, como las de Neil Price, Iván Curto, Daniel Fernández de Lis, etc”.

- ¿Cómo era la España de aquel momento y los vikingos?, ¿qué pudieron ambos pueblos darse?

“El siglo IX es una época muy importante para los reinos de la península Ibérica. Se trataba de un territorio duro, fronterizo en casi la totalidad del tercio septentrional, en el que se vivía en un permanente estado de alerta militar. Un período en el que las razias musulmanas eran temidas cada año, y donde los reinos cristianos del norte, poco a poco, comenzaban a fortalecerse. Una península que, desde luego, no respondió de igual manera a estos saqueadores nórdicos que como lo hicieron quienes vivían en los reinos sajones de Inglaterra, o en los vecinos reinos francos. Este fue, sin duda, el gran error que tuvieron los nórdicos en su llegada a Spanland, como ellos la denominaban, pues no fueron capaces de prever el esfuerzo militar que los pueblos ibéricos eran capaces de acometer. En nuestro caso, el aporte cultural o étnico vikingo fue residual, pues el contacto se limitó a muy pocas expediciones de saqueo, en las que en ningún momento se produjo el asentamiento de estos hombres venidos del norte. Todo lo contrario que lo que ocurrió en los reinos sajones de Inglaterra, por ejemplo, donde los siglos posteriores en la vieja isla romana de Britannia no podrían entenderse sin la aparición y aportación de los daneses en su territorio”.

- ¿Qué licencias son las que se permite cuando escribe novela histórica?, ¿Cómo interpreta a los personajes reales que se cruzan en sus novelas con personajes ficticios?

“En lo posible trato de ser fiel y riguroso a la Historia, intentando alterar lo menos posibles los hechos contrastados; en caso de hacerlo, siempre lo incluyo en la nota histórica. También explico en ella la razón por la que he optado por algunas fuentes en concreto sobre otras, pues en este período es habitual que las fuentes cristianas y musulmanas se contradigan en algunos asuntos. En este caso, elijo la opción que mejor me venga para la ficción. En cuanto a los personajes reales, lo cierto es que no suelo otorgarles un papel protagonista en el desarrollo de la novela, de manera que pueda hacer que aparezcan en aquellos momentos en los que sí contamos con registros. Es complicado construir la personalidad de alguien que realmente existió y del que desconocemos prácticamente todo, o del que toda la información que nos ha llegado ha sido a través de las crónicas bien de sus aduladores, bien de sus enemigos, que difícilmente harán justicia a la realidad”.

- Se ha especializado en una novela histórica que se desarrolla en la Hispania tardoromana, ¿por qué?

“Desde el punto de vista de la ficción, a mí el imperio tardorromano me lo ofrece todo. Por un lado, nos encontramos con todo tipo de conflictos en los que profundizar en la trama de ficción: religiosos, sociales, militares, étnicos, comerciales… por otro, también me ofrece algunas crónicas más o menos fidedignas, pero muchas lagunas en medio de los hitos que estas revelan, lo que también ayuda a la hora de novelar. El equilibrio justo entre información y un espacio en blanco en el que caben toda suerte de elucubraciones. Mucha gente puede pensar, precisamente por la ausencia de un gran número de fuentes contemporáneas, que se trata de una época oscura; aunque lo cierto es que, como todas, tiene sus propias luces. Además, resulta fundamental a la hora de comprender lo que ocurre en los siglos posteriores en el territorio, las relaciones entre estados, entre vecinos, etc”.

- ¿Y cuándo nace su interés por la Historia y que le llevó a escribir su primera novela histórica?

“Podríamos decir que desde siempre, desde muy pequeño, poco después de empezar a leer. En ese entonces, sin ir más lejos, todo lo que leía relativo a la historia podía transportarlo a mis propios juegos, terreno abonado para la imaginación. Ya en mi adolescencia uní estas dos aficiones, la lectura, y la historia, comenzando a leer novela histórica, y encontrando en la ficción numerosos episodios interesantes en los que profundizar más tarde. Pero fue bastante más tarde cuando me decidí a escribir, animado por mi mujer, descubriendo desde ese entonces una afición que me ha procurado muchísimas alegrías”.

- ¿Había escrito antes de publicar su primera novela histórica?, ¿qué temática abordaban esos relatos?

“Realmente no había escrito ficción antes de El Alano, más allá de alguna historia corta siendo un niño. Sí es cierto que había escrito alguna publicación técnica sobre temas de mi trabajo, pero nunca ficción.”

- ¿Y qué es lo que le resulta más difícil cuando trabaja una novela histórica?

“Todo el mundo suele decir que escribir novela histórica es muy complicado, pues se trata de un género muy exigente, con una documentación previa fundamental y difícil de conseguir. Yo tengo la fortuna de que disfruto tanto documentándome como escribiendo, pero sí considero que hay un momento clave, y es el instante en el que tienes que trasladar tu historia de ficción a la historia real. Tienes que ver que ambas se imbriquen de manera que sea creíble, pero también resulte atractiva para el lector. No se trata de narrar un tratado de historia, sino de implicar al lector en una trama de ficción a través de la historia en la que pueda empatizar con los personajes y disfrutar (o sufrir) con lo que a estos les ocurre”.

- A qué elementos le presta especial atención en sus novelas (la trama, personajes, la documentación). ¿Cuánto tarda en escribir estos libros?, ¿cuál es la faceta que le resulta más complicada de realizar durante el proceso de gestación y de escritura de la obra?

“Todos los elementos son importantes: la ambientación, que ha de ser lo más fiel posible para que el lector pueda sentirse transportado a la época elegida; la trama, que debe ser coherente a la vez que atractiva; y, por supuesto, los personajes. Si tuviera que definirme por solo una, creo que diría que soy un escritor de personajes. Mi objetivo es que el lector sufra, disfrute, sienta, siempre a través de unos personajes bien definidos y muy humanos, con los que se pueda identificar, pese a los siglos que los separan a ambos. Toda novela histórica lleva un proceso de documentación previo que es clave. Sin este, ni nuestros personajes, ni los escenarios, ni las situaciones que encuentran durante su camino podrán resultar creíbles. Como este paso es tan importante, suelo invertir alrededor de un año en él para cada novela. Un período en el que no solo me sumerjo en ensayos, artículos, tesis, sino que también trato de desplazarme a los escenarios principales que aparecerán en la novela. Después de esto, cuando ya estoy satisfecho con el conocimiento adquirido, viene la búsqueda de una trama de ficción que se adapte a lo que he aprendido en la fase previa. El tiempo necesario para conseguir esta adaptación es variable, pero a la vez clave, pues sin ella no hay novela que valga. Puede darse el caso de que un período histórico me resulte fascinante, pero que no sea capaz de tejer una historia de ficción atrayente, por lo que la investigación no terminará en lo que esperaba: una novela. Cuando lo consigo ya empieza el período de escritura que, con el esquema previo y las ideas claras, suele ocuparme entre seis y nueve meses, con algunos periodos de reposo en medio y muchos, muchos de correcciones”.

- ¿Por qué cree que está viviendo la novela histórica escrita por españoles tan buen momento en este país?

“Estamos en un momento dulce para la novela histórica, sin duda. Creo que mucha gente quiere leer y conocer acerca de lo que ha pasado en nuestro territorio en el pasado, pues es una manera de llegar de forma amena a una parte de nuestra historia a la que, por otro lado, tenemos difícil acceder. Además resulta crucial que las editoriales de nuestro país lleven ya unos años apostando por la novela histórica nacional, tanto aquella creada por autores consagrados, como por nuevos talentos. Se ha dado la oportunidad a nuevas voces que han irrumpido con fuerza en el panorama nacional, lo que es un motivo de alegría no solo para los autores, sino también para los lectores. A este respecto también tengo que apuntar que tengo el honor de pertenecer a la Asociación Escritores con la Historia, en la que comparto puesto en la asamblea con grandes autores nacionales, como Antonio Pérez Henares, Juan Eslava Galán, Santiago Posteguillo, Isabel San Sebastián o Gonzalo Giner, entre otros, cuyo fin último es poner en valor la historia de nuestro país a través de la novela histórica”.

- ¿En qué está trabajando ahora?

“Ahora mismo estoy trabajando en dos novelas, aunque todavía no he decidido por cuál de ellas decantarme de cara a una próxima publicación. Una de ellas está ambientada en casa, en Tenerife, pues tengo una deuda emocional con nuestra tierra, aunque todavía queda bastante para que pueda decir que está terminada. En la otra, vuelvo a encontrarme con mis temáticas preferidas. Ya se verá cuál es la primera en llegar a buen puerto”.

Saludos, días extraños, desde este lado del ordenador

El oro de Mauritania, una novela de Mariano Gambín

Lunes, Enero 10th, 2022

Tras consolidarse como narrador con el ciclo de novelas Ira Dei, que comenzó como trilogía para expandirse a otras nueve obras más, Mariano Gambín se distancia de ese universo y de los personajes fijos que lo protagonizan en El oro de Mauritania (Gociano, 2021), ya que solo aparece (y se escribe bien, aparece) uno de los personajes del grupo protagonista de sus trabajos literarios anteriores, la arqueóloga Marta Herrero, para centrar su atención en una intriga de alcance internacional que se desencadena y se desarrolla en este país africano.

El escritor ya había centrado la acción de una de sus novelas, concretamente El viento del diablo, en este marco geográfico, solo que al norte al desarrollar la trama al sur de Marruecos, ahora el radio de acción se desplaza a Mauritania, que es otro país que conoce bien Mariano Gambín, enfocando la atención en la expedición que financia un multimillonario canadiense de un grupo de arqueólogos de varias nacionalidades que irán custodiados por el ejército mauritano cuando se adentren en el desierto tras las huellas de la tumba de Mansa Musa, rey de Mali que vivió en el siglo XIV, y que está considerado como uno de los hombres más ricos de la Historia. Y cuando se escribe rico, es rico de verdad, tanto, que su vida está plagada de anécdotas donde la verdad se confunde con la leyenda.

Paralelamente a la expedición que parte en busca de la tumba de Musa y del posible y fabuloso tesoro que encontrarán allí enterrado, Gambín tiene la habilidad como en sus anteriores novelas de salpicar la trama con diferentes subtramas que convergen en un final sorpresa. Por las páginas del libro aparecerán y desaparecerán comandos terroristas islámicos, tropas francesas que actúan en Mali, donde intentan equilibrar la balanza de una guerra donde nunca habrá vencedores ni vencidos, así como militares de las fuerzas especiales del ejército de los Estados Unidos de Norteamérica.

Con estos elementos, Mariano Gambín firma un relato que no tiene mucho que ver con los otros diez títulos que configuraban hasta ahora sus bibliografía. Y no solo porque Marta Herrero aparezca episódicamente, sino porque el paisaje en el que se desarrolla la acción no tiene nada que ver con sus novelas del ciclo lagunero y santacrucero, tampoco los protagonistas de la serie. El oro de Mauritania es una novedad en su universo literario, más próximo a la corriente literaria de política ficción anglosajona que a la novela de misterio y acertijos con ligero acento sagrado que puso de moda Dan Brown hace unos años.

Descubro así con El oro de Mauritania a un Mariano Gambín maduro y seguro de sí mismo. Lo que se materializa en una novela eficazmente estructurada, que da saltos capítulo va y capítulo viene, para narrar lo que hacen los protagonistas de su nueva aventura. En este aspecto, y como pasa en la mayoría de sus libros anteriores el escritor tinerfeño tiende al reparto coral de personajes, prestando un poco más de atención en unos que en otros.

Destaca así el multimillonario de origen canadiense Marcel Twain (¿homenaje al escritor norteamericano Mark Twain?) que organiza la expedición y a quien un grupo terrorista islámico quiere secuestrar.

La novela quiere, y lo consigue, entretener al lector. Mariano Gambín conoce muy bien los mecanismos que animan este tipo de literaturas (de aeropuerto, la llaman algunos), y cumple los objetivos porque resulta muy fácil sumergirse en ella y vivir con sus protagonistas no solo la aventura arqueológica sino también la complicada trama geopolítica que los envuelve. La novela mantiene así la velocidad de crucero hasta el final, una velocidad con sus picos hacia arriba que en ocasiones cortan la respiración. El entretenimiento está garantizado.

Esta novela es la tercera donde la acción no se desarrolla en Tenerife. Mariano Gambín ya escogió a algunos de sus personajes para situarlos en otros escenarios como sucede en El viento del diablo y también en Premonición. Fiel a su estilo, El oro de Mauritania cuenta con continuos saltos temporales y la acción se reparte además de en Mauritania, en Bamako, Mali; Yamena, Chad; Lisboa, Portugal; Langley, Virginia, Norteamérica; París y Bayona, Francia, entre otros.

El resultado final es notable. Evoca al mejor Ken Follet, que no es el de las novelas ladrillo tipo Los pilares de la tierra sino el que se sumerge en las aguas siempre turbias de la geopolítica. En este sentido, El oro de Mauritania no va a dejar indiferente a nadie. Es decir, ni a sus lectores como a los que se aproximen por primera vez al mundo literario de Mariano Gambín, un escritor que sabe contar historias y que crece con el paso del tiempo. Y así lo manifiesta en El oro de Mauritania, una novela con músculo y que además de entretener reparte información sobre un país y un continente tan cerca pero sin embargo tan lejos de Canarias.

Saludos, se ha escrito, desde este lado del ordenador

Paloma Sánchez-Garnica: “Debemos de plantar cara a quien quiera arrebatarnos el estado de derecho”

Miércoles, Enero 5th, 2022

Finalista del Premio Planeta 2021 por Últimos Días en Berlín, Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) es ya una consolidada escritora que se maneja muy bien en los territorios de la novela histórica aunque no le gusta que la encasillen en este género literario. Género, por otra parte, que está viviendo estos últimos años en España un momento realmente dulce.

- ¿Cómo se desarrolló la idea de Los demonios de Berlín? ¿Qué le atrajo de la época en la que se desarrolla?

“La primera chispa que surge para crear esta historia es la lectura. Esa lectura me llevó a la curiosidad de entender cómo ocurrió lo que ocurrió, qué falló, qué pudo llevar a una sociedad como la alemana a aceptar y apoyar de forma entusiasta a un personaje y a un movimiento como Hitler y el nazismo. Unas lecturas me llevaron a otras y la curiosidad fue engordando y como escribo para aprender me lancé a conocer a través de la escritura qué es lo que ocurrió”.

- ¿Podemos aprender de los errores que se cometieron en el pasado?

“Se debería. El peligro siempre existe y no deberíamos bajar la guardia y pensar que los males y las tragedias de pasado no nos afectan. Como sociedad estructurada y avanzada que somos, con un sistema de derechos, podemos creer que estas cosas sólo suceden a otras personas, y nos equivocamos, porque nos pueden ocurrir quizás con otros métodos, pero con los mismos resultados trágicos. Para evitar eso, para estar alerta, debemos formarnos como una sociedad libre, con criterio, para que no nos puedan manipular. Debemos estar en condiciones de plantar cara a cualquier poder que quiera arrebatarnos el estado de derecho. Uno de los mecanismos más fáciles para estar preparados y ser una sociedad más libre es la lectura”.

- La novela histórica, por llamar a la que se ambienta en una época pasada, escrita por autores españoles está viviendo un momento dulce, ¿a qué cree que se debe?, ¿España está dejando atrás la mirada recelosa sobre su Historia?

“Bueno, yo no considero que escriba novelas históricas. Mis textos pueden ser novelas de época, porque se desarrollan en un determinado momento con unas determinadas costumbres sociales y principios morales. Ahí se posicionan mis personajes, que son gente corriente, gente cuyos actos afectan a su entorno más privado y cercano, pero son los que conforman esa intrahistoria de la que hablaba Unamuno, y que sostiene a los grandes acontecimientos de los personajes históricos. Con ese tipo de novelas se puede entender una época concreta de forma muy fácil, sin tener que entrar en ensayos espesos que no toda la gente tiene capacidad, ganas ni tiempo para entender. Con la literatura se puede entender todo eso de una manera más sencilla”.

- ¿Qué pensó cuando se reveló que la ganadora del Planeta de este año no era una mujer, Carmen Mola, sino tres hombres?

“Estaba en el escenario, y cuando dijeron su nombre, a sabiendas de que era un pseudónimo, se generó expectación. Se intuía que había detrás dos o tres guionistas y estaban esos rumores en las redes sociales también. Ahora, además de haber sido finalista del Premio Planeta, puedo decir que me siento afortunada de haber convivido en la gira de promoción con estos tres hombres que son respetuosos, generosos y divertidos”.

- ¿Cuándo se desata su interés por la literatura y qué libros recuerda que fueran sus primeras lecturas?

“Soy lectora desde que tengo uso de razón. Tengo mi primer cuento, que casi era más grande el cuento que yo cuando lo leía, las aventuras de Pinocho, que me lo trajeron los Reyes. Nunca había pensado escribir hasta los 43 años; tuve una crisis lectora a los 17 o 18 años, que es cuando te obligan en el colegio a leer a los clásicos. Retomé el amor a la lectura a los 20 años. Leí La Ciudad de los Prodigios, de Eduardo Mendoza; Leí El Nombre de la Rosa de Umberto Eco, entre otros, y ahí arrancó de nuevo mi pasión por la lectura. El mundo de la escritura nunca me lo planteé hasta el verano del 2003, con 43 años, cuando después de una cena con unos amigos le comenté a mi marido que iba a escribir una novela, sin ninguna aspiración más que el mismo hecho de escribirla. La escribí, me la publicaron, escribí la segunda, me la publicaron, y así hasta ahora…”

- El personaje de Los demonios de Berlín es de origen ruso y ha dejado en su país a su madre y hermano huyendo de la Revolución bolchevique pero llega a Berlín donde sube al poder Adolf Hitler… Usted que ha estudiado en profundidad este periodo de la Historia, ¿nazismo y comunismo tienen algo en común? ¿Y cuáles son los elementos que los separan?

“Tienen en común que son dos totalitarismos, que involucran a la masa social en su propia ideología, de tal forma que el que queda fuera pasa a ser el enemigo, con problemas básicos en su vida normal, hasta poder ser deportado y detenido o aniquilado. Con ese movimiento de masas acaban con todas las estructuras sociales y civiles. Transforman los principios morales por otros prejuicios. Los separan que uno fue vencido en la guerra y se le consideró culpable de todos los crímenes y todos los horrores; y otro fue un vencedor y no se le ha pedido cuentas a lo largo de la historia. Stalin nunca ha tenido que rendir cuentas de todo el horror que ha causado”.

Saludos, hoy es la noche, desde este lado del ordenador