Micropsias, un libro de Ángeles Jurado Quintana

En la contraportada se lee que la micropsia es un trastorno neurológico relacionado con la obra Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carrol, al parecer sospechoso de sufrir una patología que la Wikipedia que todo el mundo crítica pero que sin embargo todo el mundo consulta, define como aquel cuadro que distorsiona la percepción visual. “Aquellos que padecen este trastorno experimentan distorsiones en la percepción de los objetos, viéndolos más pequeños de lo que realmente son”.

Micropsias, en plural, es el título de un libro de microrrelatos que firma la periodista Ángeles Jurado Quintana y que edita dentro de la colección Sitio de fuego, la editorial Baile del sol. El libro reúne una serie de textos cuyo tono general es el de lo inquietante. Hay algunos muy buenos y otros que no lo son tanto pero estas cosas pasan en recopilatorios que, como viene al caso, cuesta que mantengan si no un tono constante, sí que una regularidad que no termina de afinarse.

Con todo, es una obra que se recomienda leer a ratos y no de una sentada. Cada pieza, cada relato reducido en muchas ocasiones a su mínima expresión, cuenta una historia. Y esa historia está narrada a su vez de una manera diferente. No hay un estilo, ni unas formas uniformes sino una apuesta por la variedad que lo enriquece, a nuestro juicio.

El libro se estructura en cinco partes (Del amor al desamor y vueltayvira, Extranjerías, Micropsias, Muertes diminutas, mínimos suicidios y Maternidades) que operan cada uno de ellos a su manera, aunque no termine de encontrarle a algunos de los relatos una seña que lo identifique en uno u otro de los segmentos que propone Jurado Quintana. Con todo, y al tratrarse de piezas mínimas en su mayor parte, la obra se lee con fluidez y hay algunas historias que saben noquear o al menos hacerse notar para esa clase de lectores viajados y viajeros, como cultivadores de caza menor y caza mayor literaria.

Una de las características que más celebro del libro es su ambición por dejar una huella, aunque sea deleble, en el ánimo del lector. Otra que se traten de textos que van desde lo poético hasta lo trágico sin renunciar en ocasiones a un humor que se agradece. Humor teñido de ironía que descubre a una escritora que de momento prefiere moverse entre el microrrelato y el relato breve y no en la novela. O la novela corta. A la espera de que de el salto, de que se adentre en las complejidades de lo extenso, en Micropsias el lector encontrará una serie de piezas que van desde lo conmovedor a lo marciano, así, con todas sus letras, sin perder en ningún momento la mirada al frente en esta recopilación de “cachitos de universo, a veces universos mínimos completos, en forma de historias diminutas que, a veces, caben apenas en dos frases”, se lee en el texto de contraportada.

Al margen de estos “cachitos”, Micropsias son historias. Historias no tan mínimas como quisiera alguno sino historias que con una sola frase. O dos, funcionan de forma cerrada. Lo erótico juega también un papel protagónico esencial, un erotismo que no cae en la pornografía aunque a veces la bordee. En el relato Interruptus, por ejemplo:

“Acelera, ordenó ella mentalmente a aquel dedo dubitativo, que giraba en torno a su clítoris como si no supiera qué hacer exactamente con él. Como si la hubiere escuchado, el dedo escapó hacia el terreno más seguro del ombligo”.

El libro propone también en la primera parte reflexiones en forma de microrrelato que no aforismos en torno al amor como en el titulado Expolio:

“No se contentó con robarme el corazón. También quiso expropiarme los recuerdos anteriores a nuestra historia”.

El abanico se extiende al extranjero, al hecho de sentirse y obligar a sentirse forastero en tierra extraña en Extranjerías mientras que la tercera sección, y que da título a este volumen, reúne muchos de los microrrelatos que contiene el libro. Entre otros, Retraso:

“El vecino llegaba tarde al trabajo. Lo notó en la vibración apurada, más veloz que de costumbre, de su maquinilla eléctrica”.

La muerte en sus más variadas expresiones protagoniza la cuarta sección de Micropsias. La muerte vista en ocasiones con un sentido del humor que se agradece. No hay oscuridad ante lo que no se entiende sino una mueca con forma de sonrisa ante lo inevitable.

Por último, en Maternidades, Ángeles Jurado Quintana escribe con un lenguaje poético sin efectismos y cursilerías retratos sobre crear vida.

“Su carita de alienígena aparecía determinada en la ecografía. No era perceptible en la pantalla, pero tomaba notas mientras jugueteaba a enredarse con el cordón umbilical. Hacía cálculos, dibujaba teoremas. Estaba decidido a abandonar la cápsula espacial aquella misma noche”.

En resumen, se trata Micropsias de un libro que merece la pena leer a sorbos y no paso a paso, de dejarse arrastrar durante un rato por estos textos que hacen estimular la cabeza y, a veces incluso, la de reflexionar al atribulado lector cuando deja reposar su lectura y se percata que las cosas más cercanas se observan con mucho más detalle si se las ve desde cierta distancia.

Saludos, ¿sale acaso el sol?, desde este lado del ordenador

2 Responses to “Micropsias, un libro de Ángeles Jurado Quintana”

  1. Ángeles Jurado Says:

    No había leído tu texto. Muchísimas gracias :) Abrazo.

  2. admin Says:

    Gracias a ti. ¿Para cuándo el próximo?

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