Reflexiones de un indígena de a pie

Si no encuentro un libro, o libros que me enganchen como que los daís se me hacen un poco más cuesta arriba. Leo el primer tomo de Fortunata y Jacinta, pero se me hace laaargo y algo tedioso (anatema, me crucifican los galdosianos) porque el escritor no deja de meterse en berenjenales que no tienen nada que ver con la historia principal. Vale, admito que se trata de un retrato de aquel Madrid de la primera república, una cosa pública que nació viciada y enferma, y que perdió rápidamente el sabor entre las gentes, ese pueblo del que tanto le gustaba escribir a Galdós, y proyecto político el de vivir sin rey frustrado con gusto a sopa fría…

Encuentro en una librería de viejo una biografía de José Antonio Primo de Rivera escrita por Felipe Ximénez de Sandoval y publicada en 1939, es decir, con la Guerras Civil recién terminada lo que le da más mérito a este retrato encendido y pasional del fundador de Falange Española escrito con ese ese tono engolado que tanto gustaba a los intelectuales de camisa azul.

Leyendo el libro me entero que José Antonio, a partir de ahora el Ausente, no tuvo un expediente académico brillante y que entre sus poetas de cabecera se encontraban Federico García Lorca y Rafael Alberti. A Federico lo matarían los fachas en 1936, ese mismo año matarían los rojo al Ausente. Rafael Alberti escapó de aquella borrachera de sangre, aunque dicen las malas lenguas que…

Simultaneo esta lectura con un relato narrado a través de sus protagonistas sobre la batalla de Monte Cassino, montaña con monasterio en la cima que se convirtió en una de las grandes trituradoras de sangre de la II Guerra Mundial y descubro Dictadores, de ese biógrafo que no tiene para mi la estatura de Stefan Zweig pero casi, llamado Emil Ludwig. Ya conocía al señor Ludwig a raíz de sus Conversaciones con Mussolini y sus libros dedicados a Napoleón Bonaparte y Abraham Lincoln, pero me sorprende en estos agudas y certerísimos retrato sobre Stalin, Mussolini y Hitler, se añade Prusia también y que se publicaron por primera vez en 1939, los vaticinios que anuncia el escritor. Vaticinios que desgraciadamente se hicieron realidad.

Leo con intermitencias uno de los mejores libros de viaje de todos los tiempos, Viajes con Charley, de John Steinbeck, o su recorrido con su perror por los Estados Unidos de Norteamérica en una caravana. Me gusta el libro, me gusta el profundo humanismo de Steinbeck, me hace querer también un país al que tanto le debo culturalmente además de los panfalones vaqueros.

El resto continúa como siempre aunque no deja de asombrarme que haya dejado de lado mi afición por la ficción y me dedique ahora a leer interpretaciones de la realidad que es, ya saben, lo que cada uno de nosotros piensa que es verdadero.

Saludos, me despido, desde este lado del ordenador

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