¡¡¡¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es El Tanque!!!
Pese a todo Santa Cruz de Tenerife tiene sus sitios. Esos espacios donde piensas iluso de ti que estás en otra ciudad. O en tu ciudad pero vestida (¿disfrazada?) de otra manera. Algo así como que si se creyera a sí misma. Ciudad encantadora esta mi santa cruz. Y escribo lo de encantadora porque está organizada como un puzzle, donde se mezcla sin orden ni concierto lo viejo y lo nuevo y su enloquecido delirio de evitar el mar. Este caos urbanístico, pese a que se quiera corregir con planes de nombres ostentosos, le da cierto sabor a su múltiples realidades; y potencia los encantos que aún le quedan como oasis en medio de ese desierto que atraviesa como una serpiente lo que otros llaman el tranvía.
Uno de esos espacios donde lo primero que se me viene a la cabeza es ”lo de estoy en un islote en este urbe de plácida ignorancia” es El Tanque. Un gigantesco milagro que te sabe a caramelo y que ya forma parte (con relativa calma) del paisaje chicharrero.
No ha tenido El Tanque, sin embargo, demasiada suerte desde que abrió sus puertas en 1997 porque su historia está pergueñada de obstáculos. Algunos tan grandes que incluso provocaron un cierre que, afortunadamente, la sensatez, y quiero imaginar que la buena cintura política, resolvió al mantener abierto como una especie de monumento cultural a la Refinería. Y a la ciudad.
El Tanque, no obstante, necesita de más mimo y cuidados. Y de una programación estable que alimente de espectadores sus interioridades. Corrigiendo además errores notables y por lo tanto urgentes de salvar como es agrandar sus baños y aclimatar sus tripas para que uno no se ase en verano y no se congele en invierno, creo que El Tanque podría convertirse en lo que, pienso, nació, ser un referente. Una rareza en esto que llaman espacios culturales y de arte. El arte lo escribo con minúsculas para que nadie se irrite, porque El Tanque se ha especializado no sé muy bien por qué en esas cosas de arte que tanto gustan a minorías cuando es un recinto del que se podría aprovechar todo y para todos. Incluyo en la modesta apreciación su explanada, muerta de la risa maríaluisa, para que acoja otro tipo de actos (que no eventos, dioses como odio esa palabreja) con el objetivo de abrir su abanico de posibilidades y propuestas.
Visité el pasado viernes de nuevo El Tanque con motivo del interesante festival Keroxen 09, y me sentí parte no sé si de una sociedad secreta pero sí de un nutrido grupo de espectadores con ganas de visitar ese templo, esa catedral que hoy recibe personas y ayer se alimentó de petróleo. Me encanta su silencio sobrecogedor, esa sensación de que te hundes en otras dimensiones pese a que los espectáculos que he visto no hayan pasado por norma general del aprobado, claro que quizá este sea el su principal y me temo que involuntario problema: El Tanque es demasiado. Demasiado Tanque, demasiado para una ciudad que siempre ha mirado hacia otro lado.
Saludos con sabor a petróleo desde este lado del ordenador.
Julio 30th, 2009 at 19:00
Santa Cruz no está preparada para El Tanque, y me duele decirlo. Ciudades como Berlín o Barcelona se darían de tortas por tener un espacio de mil posibilidades como éste. Muchos chicharreros preferirían cargárselo y construir edificios de dudoso gusto arquitectónico en su lugar. Santa Cruz sigue siendo una ciudad de provincias, al fin y al cabo…
Julio 30th, 2009 at 20:59
Hay que crear un grupo de Facebook para que Nestor Torrens siga llevando el Tanque… cuántos se unen?
Agosto 6th, 2009 at 11:21
Démosle una oportunidad al Tanque. Que cuenta con programación estable ya!!!
Agosto 26th, 2009 at 17:48
Claro que Santa Cruz está preparada para El Tanque. Basta que nosotros queramos que lo esté.
Para lo que no está preparada es para la incompetencia. Y hay que revelarse y pedir que se mejore su actividad.
No ha sido fácil. Eduardo lo cuenta bien en esta entrada. Ha sido terriblemente difícil, supongo que otros habrían tirado la toalla. Pero ahí está y ahora que tiene su urbanismo resuelto por fin ( costó ) es el momento de hacer lo que se está haciendo: llenarlo de actividad. Ahora falta darle continuidad, coherencia y regenerar el entorno.