No más No igual a ‘Doctor No’
Recuerdo como si fuera ayer a Ursula Andress saliendo del mar en busca de caracolas.
Es la primera imagen que se me viene a la cabeza cuando pienso en Doctor No. Ese mismo Doctor que Nöel Coward rechazó protagonizar con un escueto telegrama: “¿Doctor No? ¡No, no, no!”
Doctor No cumple cincuenta años.
Y se trata de la primera película Bond. De James Bond y por lo tanto de la primera cinta en la que Sean Connery asumió el papel del agente secreto al servicio de su Majestad.
No fue Doctor No, sin embargo, la primera película que vi de 007. El dardo envenenado que me convirtió a la causa Bond fue Desde Rusia con amor, largometraje que me alteró la conciencia en el cine La Paz.
El cine La Paz estaba ubicado frente al cine Víctor y en la época en que lo conocí, vivía sus últimos estertores antes de cerrar definitivamente. Allí se exhibían dos películas por el precio de una y sus butacas eran de incómoda madera. Malvivía gracias a los reestrenos y es probable –pero no lo recuerdo– que su sonido resultase penoso.
Con todo, Desde Rusia con amor me inició en el fascinante universo del agente con licencia para matar.
Doctor No fue, curiosamente, la segunda película que devoré de la serie Bond. No recuerdo la sala pero sí a Ursula Andress saliendo del mar en busca de caracolas. Más tarde, y sin orden ni concierto, me tragué Operación Trueno y las que protagonizó Roger Moore. Con la llegada del vídeo pude disfrutar de otras cintas Bond que por una u otra razón no pude ver en su momento: Solo se vive dos veces, Goldifnger, Diamantes para la eternidad, todas con Sean Connery; Al servicio secreto de su Majestad, esa interesante rareza que protagonizó George Lazenby, y las primeras con Moore haciendo de 007.
(Más tarde harían de Bond pero sin fondo Bond: Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig… Pero es otra historia y un agrio y tonto debate que mantenemos los bonmaníacos. Ilustre especie entre la que me encuentro. )
Con motivo del cincuenta aniversario de Doctor No volví a perder el tiempo este fin de semana revisionándola por centésima vez. Y para mi sorpresa –¡no!– descubrí una cinta vibrante, atractiva, en la que ya se detectaba algunos de los aciertos y también defectos de las películas sobre el personaje creado por Ian Fleming.
Doctor No, como Desde Rusia con amor y Operación Trueno las dirige quien, probablemente, fue el mejor director de la serie: Terence Young.
La acción se desarrolla en una pequeña isla próxima a Jamaica, territorio de No.
Cuando comencé a leer las novelas de Bond, novelas a las que llegué tras ver casi todas las cintas, comprobé que las primeras versiones cinematográficas resultaban más o menos fieles al material literario. En todas ellas pues, el aficionado se hará una idea más o menos aproximada de cómo lo concibió Fleming. Bond es un hombre con encanto, refinado, amante de la buena mesa y el juego. También un seductor y un asesino implacable. E impecable.
Todas estas cualidades se dibujaban ya en Doctor No.
Un Doctor No que apenas ha perdido capacidad de entretenimiento pese a cumplir medio siglo.
Lo que no consiguió Fleming a través de sus novelas lo alcanzaron las películas Bond: convertirse en subgénero de un cine, el de espías, que vivía en aquellos tiempos una especie de edad de oro.
Cosas de la guerra fría.
Leo que primero les ofrecieron el papel a Cary Grant, David Niven, Trevor Howard y Rex Harrison. Leo que Fleming y Young no veían a Connery como el apuesto 007 porque les resultaba demasiado obrero… Leo que se barajaron para interpretar a No además de Coward, Christopher Lee y Max Von Sydow… Al final el Doctor No fue ¡sí! Joseph Wiseman, quien puso muy alto el listón de crueles malvados que hasta el día de hoy se ha convertido en una de las señas de identidad de los filmes Bond. Tanto como las bellas mujeres con las que comparte lecho y aventuras.
En definitiva, que Doctor No cumple cincuenta años.
Y yo aquí, celebrándolo.
Saludos, tomando un Martini agitado pero no revuelto junto a Félix Leiter, desde este lado del ordenador.
Enero 30th, 2012 at 14:18
Mi estreno fue con Vive y deja morir (1973), siendo la primera película de la serie de James Bond en que dicho personaje es interpretado por el actor Roger Moore (el 007 de mi generación). La vi en el Real Cinema, supongo que en un reestreno a finales de los setenta. Con la salvedad de Desde Rusia con amor y el Doctor No, es la película que más me gusta, quizá porque en su día también me dio algo de miedo. Creo que nuestro amigo “Remington Steel” no lo hizo tan mal en los noventa, pero el personaje estaba pensado por su autor para una época de guerra fría y no creo que sea fácilmente salvable. Se estilan más personajes made in Ludlum, tipo Bourne y esa nueva forma de filmar de Greengrass. No obstante, siempre nos quedará París y aquel pastiche con música de Duran Duran en A view to a kill y el final del video promocional con aquel me name is Bond, Simon Le Bond.
Enero 30th, 2012 at 20:20
Javier, patiendo de la base que Moore es más un Bond de nuestra quinta –la primera que vi protagonizada por el ex Santo fue La espía que me amó, que me encantó en su momento–, tuve la suerte gracias al Cine La Paz de iniciarme en la ciencia bondmaníaca con Connery. El mejor Bond, supongo que sin duda alguna. Otro día hablamos de las canciones de la serie, aunque para anticiparme al futurible post me quedó con los dos temazos interpretados por Shirley Basset para Goldfinger y Diamantes para la eternidad, así como el del gran Louis Amstrong para Al servicio secreto de su Majestad. Un saludo, con licencia para matar, desde este lado del ordenador…