Miedo y desconcierto: ‘La lista’, de Juan Bosco

- Levántate.

Lo arrastraron al sótano de la mansión. Lo sentaron en una silla con las manos atadas a la espalda y lo torturaron hasta que dijo cuanto sabía.”

(La lista, Juan Bosco)

Leo La lista (Principial de los libros) primera novela del también cantautor Juan Bosco y las conclusiones que saco son contradictorias. Como duendes caprichosos que me dictan a un lado y al otro de los hombros esto es lo que hay y esto es lo que no hubo.

Me cuesta así mucho esfuerzo describir las sensaciones que como lector he sacado de este título cuyo mayor lastre quizá sea sus ambiciones. Su necesidad por dejar constancia escrita de un periodo ignominioso de nuestra Historia pero también por reivindicar a un puñado de héroes que sin épica pero sí mucho valor fueron capaces de sacar fuerzas de sus entrañas y enfrentarse al miedo.

La lista es una novela histórica y un retrato, en ocasiones algo notarial, de lo que significó la Guerra Civil y la postguerra en La Orotava, Tenerife.

Estructurada en 42 capítulos que se desparraman por algo más de cuatrocientas páginas, la primera experiencia literaria de Bosco –con todos sus peros– es un entrañable y emotivo homenaje a esos hombres y mujeres que pese a las adversidades y al fantasma de la represión se convirtieron en ciudadanos ejemplares en unos tiempos donde ser ejemplar era sinónimo de muerte.

Quizá sea éste, a mi juicio, lo mejor de este relato excesivo en páginas así como la capacidad del escritor para describir el sórdido ambiente de una villa, como fue La Orotava, dividida entre los de siempre y los que quisieron hacer Historia.

Pueblo chico, infierno grande.

Pueblo marcado por familias de rancio y casposo abolengo cuyo linaje les ha enseñado a ver como insectos a los que tienen debajo y que se aferran, por miedo también, a que permanezca inalterable el mismo estado de las cosas.

Aterrados a todo lo que huela a cambio.

Viento de transformación ante los que reaccionan fomentando lo que solo conocen: la salvaje represión.

El miedo.

La lista es así una novela sobre el miedo. El miedo de unos y el miedo de otros que Juan Bosco no termina de cerrar de manera adecuada abrumado, quiero pensar, por el periodo histórico en el que desarrolla su historia.

La novela peca, en este sentido además, de un número excesivo de páginas que demandaba afeitado, rasurado para afinar un relato que, finalmente, sabe a desigual. Que da la sensación que perdió la brújula en momentos perfectamente prescindibles y que en algunos casos provoca –fue mi caso– cierto sonrojo vergonzoso en algunas de sus partes.

Con todo, La lista es una novela valiente. Y que se lee muy bien pese a esos capítulos que no aportan nada al buen curso del relato.

Lo mejor, reitero, es la capacidad que tiene el autor para describir la vida en un pueblo que se ha enquistado en un sistema de castas donde es imposible crecer si no se forma parte de tan honorable sociedad.

También se agradece por parte de su autor –aunque mucho me temo que fallido– el intento de que sus protagonistas no caigan en el burdo maniqueísmo.

La lista drena así su solidez al presentar a aristócratas y falangistas como demonios perversos cuya infancia se vio castigada por otros demonios igual de perversos y a los héroes como una serie de hombres y mujeres honestos y con buenas costumbres.

Bosco, sin embargo, recula y quizás consciente de que su relato se escora demasiado del lado de los buenos presenta a un camisa azul con conciencia.

Pero es un personaje al que apenas explora y que parece que está ahí para facilitarle la operación que van a desarrollar los buenos en la segunda mitad de la obra.

Este personaje, para mi clave por su dimensión de héroe pero sobre todo de traidor a los que presuntamente son los suyos, se pierde en las emotivas páginas finales de un libro que no procura segundas ni terceras lecturas en el imaginario del lector porque da la sensación que a su autor tiene bien claro quienes fueron los buenos de La lista.

Y si bien los buenos de su historia son buenos de verdad, los malos –el yang–  parecen demasiado malvados y por lo tanto muy típicos y tópicos.

Juan Bosco, afortunadamente, corrige el desacierto en las conmovedoras y realistas últimas páginas de su novela en las que describe como hacen “desaparecer” a un grupo de buenos en un lugar indeterminado de Las Cañadas del Teide.

Como lector siento la tensión del momento.

La pólvora que flota en el aire y la crisis histérica que sufre un soldado incapaz de continuar con lo que está haciendo.

Ser un verdugo.

El protagonista de La lista es un fraile –que no sacerdote– salesiano que es destinado al colegio San Isidro del valle de La Orotava.

Lucas, que así se llama, es un hombre cultivado pero inocente que pronto se dará cuenta de donde ha ido a parar. Acaricia con las manos el miedo.

El miedo de su congregación, el miedo de la gente del pueblo, el miedo ante esas tristemente célebres Brigadas del Amanecer que a altas horas de la noche visitaban a hombres y mujeres hostiles al nuevo régimen y de los que más tarde no se volvería a hablar.

Ni a ver.

Desaparecidos.

Una lista con ochenta nominados a “desaparecer” llega a sus manos. Lo que le hará cuestionar a Lucas muchas cosas, también a descubrir el amor y de lo que es capaz de hacer cuando el sacrificio llama a su puerta.

No, no se trata de una novela religiosa –aunque tiene su pálpito–  pero sí, quiero entender, de un contenido y ocasionalmente furioso ajuste de cuentas con una villa, La Orotava, que pudo haber cambiado el signo de la historia de este país “si en junio del treinta y seis aquel tipo hubiera disparado el arma contra el general Franco. Pero no lo hizo, y por eso la noche era ahora una consecuencia de aquel desconcierto.”

Y eso es lo que concluyo tras leer La lista.

Puro, descarnado desconcierto.

 Saludos, una víctima más, desde este lado del ordenador.

13 Responses to “Miedo y desconcierto: ‘La lista’, de Juan Bosco”

  1. lester freamon Says:

    Todos somos víctimas en este caso, aunque no nos demos cuenta. El arrojo y la valentía de un orotavense: ya eso merece la pena leer esta novela.

  2. admin Says:

    lea usted la novela, recórcholis.

  3. fgajh Says:

    La misma urgencia tiene un pueblo de sacar a sus víctimas de las cunetas como de recontar la historia que le ha sido velada. En España, a cuenta de la amnistía y de evitar más víctimas, se ha enquistado un silencio embustero y vergonzosamente largo. La Lista se ocupa de eso, de sacar de la cuneta los dolores y las proezas que a fuerza de terrores y silencios se nos encunetaron. Y lo hace bien, con sensibilidad y conocimiento. Y con un fin, drenar ese lastre para poder seguir creciendo.
    A mi juicio hoy se escribe demasiado; los egos se reconfortan en sus letras sin tener para decir nada realmente importante. La Lista se aleja de esa -a mi entender- seudocultura, apunta directamente al miedo y opone al amor como contrario. Lucas tuvo luz para zafarse. Y su libertad mantiene el eco en estos días en que crecen amenazas desde nuevos verdugos y batallas. Una especie de “záfese quien quiera” propone la novela. Creo que eso la hace necesaria.

  4. admin Says:

    Y nadie dice lo contrario a lo que expone en su comentario, fgajh. Un abrazo.

  5. Tenerife Says:

    La he leído en dos días. No sé qué páginas ha visto usted que sobran. Le sugiero empezarla desde el principio.

  6. admin Says:

    A mi se sigue pareciendo que a esta novela le sobra bastante… Ello no quiere decir que me haya resultado a ratos muy necesaria para estos tiempos que corren. Gracias por su comentario.

  7. Atlante Says:

    He leído la novela dos veces… la segunda me gustó más que la primera. Me pareció muy original la idea (la única aceptable para alguien que no quiere derramamiento de sangre como Lucas) de adelantarse a las desapariciones previstas mediante los secuestros preventivos. Me gustó, dentro del necesario grado de libertad que una obra literaria debe tener, su elevada dosis de realismo. Los malos eran malos y los buenos, buenos… es lo normal… todo depende del lado en que se situe el lector por más pretendidamente neutral que se considere… no me parece nada maniquea y tampoco me parece desaforadamente partidista… pero si claramente posicionada en contra de los golpistas y el regimen que estos instauraron.
    Animo a los posibles lectores quizá “negativamente advertidos” por una crítica bastante destructiva como la aquí expuesta a darse el placer de leer la obra de Bosco, un autor que promete y del que a buen seguro volveremos a oir hablar con mayor ecuanimidad y entusiasmo en el futuro cercano. La literatura escrita en Canarias, desde canarias y para el resto del mundo cuenta desde la aparición de “La Lista” con una nueva piedra en su construcción, una piedra primeriza, si, pero muy bien escrita y pensada que merece sobre todo apoyo, todo lo crítico que se quiera, pero apoyo y ánimo para superar las barreras que desde “los mercados” de opinión suelen levantarse para mantener el statu quo e impedir el acceso de nuevos valores a la luz y el conocimiento de la mayoría de lectores de nuestras sociedades telemanipuladas.

  8. admin Says:

    Atlante ha leído usté mal lo que he escrito.
    ¿Destructiva dice?
    Reinvindio en esta novela, obesa en páginas por primeriza, los valores que la sostienen pero no me gusta tanto el maniqueísimo con el que el autor aborda el asunto… Si le gusta el tema, le recomiendo que sea lea El barranco de Nivaria Tejera quizá entienda entonces –espero, por su salud mental– lo que ahora estoy intentando explicar.
    Y sé, me consta, que Juan Bosco continuará explotando su vena como escritor porque ahí, en Bosco, he visto a un escritor…
    Sea feliz… Por la primera piedra que nos haga llegar a la razón.

  9. Juan Bosco Says:

    Sólo un detalle: La Orotava era entonces una isla dentro de otra. Nada sucedía igual que en otras comarcas. Quien conoce la idiosincracia villera, fundamentalmente la de las gentes de entonces, sabe perfectamente que, incluso, me quedé corto. Los malos, sí eran malísimos; el resto al menos era otra cosa. Hablar de maniqueísmo en este caso es fruto, sin duda, del desconocimiento de los mimbres de la sociedad orotavense, absolutamente polarizada en aquellos años. Tan es así que, en las últimas semanas, me he ido encontrando con numerosas personas, de toda clase y condición; unas me han relatado hechos vividos en sus propias carnes que prueban esa lucha de opuestos sociales tan radical ocurrida en la Villa, donde los malos de la novela fueron, en la realidad, aún peores y donde el resto acunó ejemplos de valor y verdadera excelencia humana; además voy accediendo a información, hasta ahora silenciada por el maldito miedo, datos que hacen que los momentos más terribles de la novela estén algo lejos de la realidad pero, tristemente, porque fueron más bárbaros que como se describen en “La Lista”. Es decir, en ambos aspectos, insisto, me he quedado corto, lo cual me duele por lo que representa y me provoca un ligero temblor de piernas que crece a medida que aumentan los testimonios que llegan a mí en forma de correo electrónico, comentarios de Facebook o abordajes callejeros.
    Así son las cosas.

    Y un matiz más: una editorial como Principal de los Libros, a la altura de otras como Maeva, Martínez Roca, Salamandra, Suma de Letras, etc, estudia minuciosamente una obra antes de apostar por su publicación. Mi agente me había advertido de que, si finalmente Principal de los Libros decidía publicar “La Lista”, serían de esperar puntualizaciones, reorientación de personajes, eliminación de capítulos, cambio de título,… Para mi asombro y, por supuesto, alegría, no ocurrió nada; respetaron íntegramente el texto tal y como se los presenté. Algo debieron ver.

    En fin, estas son cosas que suelen quedar en los trasiegos editoriales, pero creo que es bueno saberlas para que esta y otras críticas y/o reseñas, adquieran mayor valor si cabe, sobre todo cuando vienen de la mano de personas con tanto criterio como Eduardo.

    A mandar.

  10. admin Says:

    Gracias Juan por tus pertinente aclaraciones. Nunca he puesto duda que usted es, efectivamente, todo un caballero. Un fuerte abrazo.

  11. Eva Says:

    Parece que por aquí solo aparecen tinerfeños para defender la novela. Bien pues yo soy de la península y también quiero romper mi lanza a favor de la novela. No creo que le sobre ninguna pagina. Relata ni mas ni menos que lo u sucedió en este pais no hace tanto y que algunos parece querer negar u olvidar. Una novela dramática, entretenida y bien escrita, en mi opinión.

  12. admin Says:

    Gracias por su comentario, Eva.

  13. maria luz Says:

    Hoy he terminado el libro ,y ciertamente no se expresar mi desasosiego ,vivo en la orotava desde hace quince años mas o menos ,y me duele saber que desconocia absolutamente estos hechos ni imaginar siquiera que esto pudo haber sucedido aqui . Conocia le existencia de la cima en las cañadas ,lo de los barcazas llevandose la gente a alta mar , la prision de fyffes . Pero le agradezco muchisimo a Juan Bosco me haya abierto los ojos y comprender que aun hoy se nota el miedo , mucho miedo , el pueblo agacha la cabeza ante las clases mas altas que todavia las hay…Es necesari saber todas estas cosas por que un pueblo que desprecia sus raices pierde la conciencia de su propia identidad

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