Un año de narrativa en Canarias

Pasó más con pena que con gloria por el archipiélago la conmemoración en 2014 del ochenta aniversario de la publicación de una obra capital en la república de las letras canarias como es Crimen, de Agustín Espinosa, título que coincidió además con el cuarenta aniversario de su reedición en la pequeña pero emblemática Taller Ediciones JB, que incluyó en esa ocasión Lancelot 28”-7º y Media hora jugando a los dados. La nota triste de este año que se va fue despertarnos una mañana y conocer que se habían ido en silencio el escritor Isaac de Vega y el poeta Arturo Maccanti. Fallecía también en la capital grancanaria Leopoldo María Panero. En cuanto a novelas, y pese a la crisis, el panorama si bien fue algo más escaso que el ejercicio anterior, continuó en movimiento. La pregunta ahora es ¿qué nos deparará el 2015?

Dos grandes escritores canarios y un peninsular que vivió los últimos años de su vida en las islas nos dijeron adiós en 2014. Su ausencia todavía se nota, y son muchos los que los lloran aunque dejaron una producción narrativa y poética de primera de línea en la que poder refugiarnos para olvidar la realidad que nos rodea.

Isaac de Vega fue el primero en marcharse. Su muerte se produjo a principios de  febrero pero deja detrás una formidable producción literaria para recordarlo y entre las que se encuentran títulos como Fetasa, Tassili, Carpanel y El cafetín. Premio Canarias de Literatura en 1988 junto con su colega de generación Rafael Arozarena, De Vega era miembro de la Academia Canaria de la Lengua desde el año 2000.

En junio también decía adiós Leopoldo María Panero, poeta maldito de las letras españolas que había encontrado acomodo en los últimos diez años en la Unidad Psiquiátrica de Las Palmas de Gran Canaria o como él lo llamaba “El manicomio del Dr. Rafael Inglott”, lugar en el que cerró sus ojos definitivamente el 5 de marzo de 2014.

La desaparición de Arturo Maccanti, premio Canarias de Literatura, se produjo en septiembre en su querida y tan cantada ciudad de La Laguna. Maccanti, el hombre insomne, fue autor de una obra poética que algunos consideran de la más destacada de la poesía canaria contemporánea y parte de la cual está reunida en el volumen Vivir sobre la vida. Su muerte decidió que el Día de las Letras Canarias 2015 esté dedicado a su memoria mientras que el de este año recordó al también poeta Agustín Millares Sall.

Tras estas tristes noticias, pudimos leer este año El reino de los cielos, de Silvia García, por la que obtuvo el Premio de Novela Benito Pérez Armas 2012 y felicitamos a Víctor Álamo de la Rosa por hacerse con el galardón en su edición 2013 por Todas las personas que mueren de amor, que esperamos se edite en 2015.

En cuanto a novelas, porque en este artículo solo nos ceñiremos a novelas y ocasionalmente a poemarios, estudios y relatos, si por algo se destacaron las letras que escriben los autores nacidos o residentes en Canarias fue en el género policíaco, donde algunos de nuestros escritores cosecharon premios nacionales como Alexis Ravelo, ganador del Hammett y el Novelpol por La estrategia del pequinés, y Javier Hernández Velázquez que con Los ojos del puente obtuvo el premio a la mejor novela en la cuarta edición del Wilkie Collins.

Ravelo fue noticia también en 2014 al revelar que era el autor de El viento y la sangre, historia en clave pulp que firmó como A.M. West, y recuperamos a Ángel Vallecillo, que publicó este año dos interesantes títulos en clave criminal como 9 horas para morir (colección G21. Narrativa Canaria Actual, Ediciones Aguere/Idea) y Bang Bang, Wilko Wallace, en la editorial vallisoletana Difácil.

Guillermo Alemán irrumpió en el género negro con Paté de Foie (Los 80 pasan factura) y José Luis Correa aprovechó el año para presentar la séptima entrega protagonizada por el detective Ricardo Blanco, El verano que murió Chavela Vargas (Alba Editorial).

Dos autores canarios, los anteriormente mencionados Hernández Velázquez y Ravelo, participaron con sus historias en la antología Todos somos sospechosos (Pan de letras), que  incluyó también relatos de Nieves Abarca, Paco Gómez Escribano, Nacho Cabana, Rosa Ribas, Toni Hill y Claudio Cerdán, entre otros.

Este año no le fue nada mal a Mariano Gambín al publicar dos novelas –El viento del diablo y Colisión–, y para lectores jóvenes El talismán mágico (Le Canarien). A medio camino del thriller, conocimos La ratonera de Van Gogh, de Christian Hernández y pudimos leer por fin la atractiva por extraña El samurai desnudo (Éride Ediciones), de Manuel Pérez Cedrés y En tierra de demonios (Editorial Seleer), una novela de terror y suspense de Elizabeth Caballero.

Como no podría ser de otra forma, Daniel María apostó por salirse de la tangente con la novela enigma con Un crimen lejos de París (G21) mientras Neys Books reeditaba su inclasificable El hombre que ama a Gene Tierney y el veterano Antonio Lozano daba a conocer Me llamo Suleimán (Anaya), en la que cuenta con notable pulso narrativo la historia de un adolescente inmigrante subsahariano que busca una vida mejor en Europa.

2014 fue un año en el que se reeditaron varias novelas como Tú eres azul cobalto (M.A.R Editor), de Pablo Martín Carbajal y El guanche en Venecia (Baile del sol) de Juan Manuel García Ramos. Ediciones Baile del Sol presentó además Entre el Ahuehuetl y el Drago. Antología de relatos México Canaria, al cuidado de Agustín Díaz Pacheco y Dante Medina, que contó con relatos de, entre otros, los canarios Víctor Álamo de la Rosa, Juan-José Delgado, Eduardo Delgado Montelongo, Maribel Lacave, Yolanda Delgado Batista e Ignacio Gaspar.

Esta misma editorial pero en su colección Sitio de Fuego presentó Días de lluvia, de Luis Junco, una novela ambientada en 1974 y en la que un profesor de un instituto de Madrid, Marcial Buenaventura, desarrolla una teoría: los sentimientos humanos pueden influir de manera determinante en el clima. En Ediciones Oblicuas apareció Adiós, Muñoz, de Matye Henríquez.

Réquiem habanero por Fidel, de J. J. Armas Marcelo, se publicó también en 2014, una ficción en la que el escritor narra los recuerdos de un agente retirado de la Seguridad del Estado cubano cuando sospecha que ha fallecido el comandante Fidel Castro. Mientras, el incombustible Alberto Vázquez Figueroa regresaba a la arena literaria con Medusa y Hambre (ambas en Ediciones B) y título este último que el autor calificó como una de sus novelas más importantes.

Agitó como siempre el panorama editorial, Ánghel Morales quien a través de Aguere/Idea no descuidó la colección G21.Narrativa Canaria Actual al publicar las novelas Mujeres en la encrucijada, de Javier Marrero; La Laguna es ella, de Maca Martinón; El secreto de Taganana, de Pilar Escalona y Ucanca, de Gustavo Reneses.

Y cultivaron la novela histórica desde perspectivas diferentes Ángel Luis Marrero Delgado con El Leviatán chasqueado (Ediciones Idea) y Jesús Villanueva Jiménez con La cruz de plata. En los territorios de la fantasía, Víctor Conde aportó su épica Sangre berserker (Kelonia), que lo confirmó como una de las grandes voces de la literatura fantástica en España. Con otras claves, Sagar Prakash, tras alcanzar éxito en la red digital, publicó en Sumadeletras su novela de iniciación Amagi.

María Teresa de Vega dio a conocer este año Divisa de las hojas (Ediciones Idea) y en Neys Books La Laguna Esbrújula, una antología de relatos sobre la ciudad de Aguere en la que participaron un total de catorce escritores que forman parte del colectivo La pluma Esbrújula.

Escritura entre las nubes publicó Anahata. Olas de emociones, un viaje espiritual por varios lugares sagrados de la India del profesor de yoga Akhilesh Upadhyay y ya entrado diciembre, José Carlos Cataño presentó en Tenerife La próxima vez (2004-2007).

La colección Textos del desorden de Baile del Sol Ediciones publicó África. Más allá del tópico, volumen en el que se recopilan textos del profesor y escritor senegalés Amadou Ndoye y se presentó Ciudadano del viento y de los mares (Poesía y poética de Pedro García Cabrera) del poeta y crítico Miguel Martinón.

La editorial Adeshoras editó el último libro de la escritora y periodista Yanet Acosta, Noches sin sexo, volumen que cuenta con magníficas ilustraciones a dos colores de Ariadna Acosta y en el que se reúne 43 piezas en la que se combina el relato breve con el microrrelato para describir “de forma directa e intensa las reacciones irracionales, anómalas e incluso violentas de unos personajes condenados a sus propias pesadillas.” Y Neysbooks la novela Silence, de la escritora y periodista Alba Sabina Pérez, quien firmó un relato en el que narra la historia de Claudia, una joven vulnerable y solitaria que se va sola de vacaciones y por primera vez a Costa del Silencio, en el sur de Tenerife.

Otros libros publicados en 2014 fueron Unidades libres, relatos de Cristo Hernández y Relatos de qué sé yo, de Juan Henríquez, así como La maleta y el obelisco, de Andrés Servando Llopis (colección Atlántica, La Página Ediciones), El amor y otras vías de escape, Gerardo Pérez Sánchez y Juan  Cruz El niño de las siete (las seis en Canarias), con ilustraciones de José Luis Fajardo y editado por Diego Pun Ediciones.

El escritor Jorge Eduardo Benavides ambientó una de sus últimas novelas, La paz de los vencidos (Nocturna Ediciones) en Tenerife. Benavides visitó además la isla parra participar en el encuentro I Jornada Literaria Peruana, La literatura antes y después de Internet.

Por otra parte, se presentó Insulario menor, de Alfonso Domingo Quintero, editado por Baile del Sol en su colección Sitio de fuego y los cuentos ganadores de una nueva edición de Luchalibro. No olvidamos, entre otros tantos que involuntariamente olvidamos, Entre montañas, de César Tejedor y las memorias Lo que puedo contar… la Transición desde Canarias, de Juan Julio Fernández, así como tampoco el trabajo de la doctora en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna y conservadora en TEA Tenerife Espacio de las Artes, Yolanda Peralta Sierra, Diccionario biográfico de mujeres artistas en Canarias (colección Volcado silencio, Ediciones Idea), en el que recoge trescientas entradas de creadoras nacidas o residentes en las islas desde el siglo XVI hasta la década de los años setenta del XX.

Julio Fajardo rescató y aunó recuerdos en La Laguna y en el territorio de la historieta asistimos a la presentación de los tres primeros volúmenes de la colección Guanches, una obra de Quique Ramos (guión) y Eduardo González (dibujo) que cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Candelaria, y que ya ha editado los álbumes: Antón Guanche: el encuentro entre dos mundos, La patria no está en venta: La Matanza de Acentejo y Los alzados de La Madera y se prevé que aparezca en 2015 Las dos torres de la Corona, La tierra se pierde e Ichasagua, el último Mencey.

En cuanto a editoriales en 2014 se consolidó como apuesta en Canarias, Neys Books Ediciones. Sus dos primeros títulos fueron las novelas La Laguna de los olvidados, de Benjamin Barrett y Sándalo y rapsodia, de Juan Jesús Pérez. Neys Books Ediciones, un proyecto del escritor Juan Andrés Herrera, continúa en la actualidad su trayectoria con  Emma Cohen (Magia amorosa para desesperados y desesperadas); José Luis Muñoz (Cazadores en la nieve) y Manuel Ruiz Castillo (No hay pasta para tanto gorila). Neys Books publicó además en noviembre el guión original de La campana del infierno, de Santiago Moncada, un filme maldito del cine español.

Otra novedad de este año fue que Elsa López, poeta y editora de Ediciones La Palma, respaldó la creación de la colección eme::escritura de mujeres en español, al cuidado de la también poeta y editora Nuria Ruiz de Viñaspre, galardonada este año con el Premio Racimo de Literatura 2013. Los tres primeros títulos de la colección fueron El Emparrado de María Antonia Ortega, Jardín de arena de Julia Otxoa y, por último, La jaula bajo el trapo de María Negroni. La colección eme avisa que contará también con un espacio para textos ensayísticos o filosóficos y que, trascurridos unos meses, todos estos títulos se editarán en formato epud, para que puedan se descargarlos en cualquier dispositivo móvil de lectura.

Mientras, Attikus Editores publicó El Interior del párpado, la primera novela del poeta y escritor Rafael-José Díaz, obra que se suma al catálogo de esta editorial electrónica que ya cuenta con títulos como El destino de las palabras, de Santiago Gil y El Tanatorio, de José Luis Correa.

El escritor Carlos Álvarez dio a conocer coincidiendo con el Día del Libro, el 23 de abril, la edición digital de Crónicas de la conquista de Canarias, libro en el que reescribió a partir de las transcripciones paleográficas, trabajos de Francisco Morales Padrón, Elías Serra-Ráfols y Agustín Millares Carló, conservando la literalidad del original “pero modificando el texto lo suficiente para hacerlas comprensibles y de fácil lectura a cualquier persona en la actualidad.”

Ediciones Zech llevó también a las librerías El diario de Luise Schmidt, Canarias 1904-1906 en su traducción al castellano apenas seis meses después de publicar la edición original en alemán, y Alexander von Humboldt. Su semana en Tenerife, 1799, de Alfred Gebauer.

Por último, Herques dio a conocer el volumen Enigmas y tesoros en Canarias. El enigma de Cabeza de Perro, en el que colaboraron profesores de las dos universidades canarias.

Festivales

La literatura de viajes volvió a ser protagonista en la segunda edición de Periplo, que se celebró en septiembre con gran éxito de público en el Puerto de la Cruz, ciudad que acogió también Mueca, su festival de teatro en la calle.

Tras dos años celebrándose en la capital grancanaria, el Salón Internacional del Libro Africano regresó durante dos días a Santa Cruz de Tenerife y en Arona continuaron refugiándose los aficionados a la literatura policíaca en NNegra y en la capital tinerfeña en Europa Negra. Continuó, además, el programa Santa Cruz, ciudad leída, que este año cumplió su cuarta edición dedicando los diez paneles que se distribuyeron por la Plaza de España, de la Candelaria y la Alameda del Duque de Santa Elena con fragmentos de novelas con descripciones de la capital tinerfeña escritos por autores nacionales y extranjeros como Vicente Blasco Ibáñez, que en Los argonautas (1914) ofrece una de los más hermosos y emotivos retratos de la ciudad. Tanto, que fue incluso elogiado, entre otros, por Domingo Pérez Minik en su libro de referencia Entrada y salida de viajeros.

La Biblioteca Municipal Central, ubicada TEA Tenerife Espacio de las Artes, rindió homenaje con motivo del centenario de su nacimiento al escritor de literatura popular Pedro Víctor Debrigode con una exposición y el Festival 3 Orillas escenificó en la Librería del Cabildo de Tenerife la ceremonia de entrega del Premio Almendro de las Artes y Letras, un galardón que este año incluyó varias categorías que distinguieron a los escritores Juan José Delgado y Alberto Omar, y al pintor y escultor Yamil Omar.

El Premio de Poesía Pedro García Cabrera, que anualmente otorga la Fundación CajaCanarias, recayó en el poemario Un árbol en Rodmell, escrito por la filóloga  Raquel Martín Caraballo y Cecilia Domínguez Luis presentó Cuaderno del orate (cuatro meses y un día), editado en la colección Poesía/Diario de Ediciones La Palma.

Fernando Delgado presentó Donde estuve, publicado por la Fundación José Manuel Lara, Alejandro Suárez Gutiérrez, Disenso (Ediciones Aguere/Idea), Emilio González Déniz Mariposas imposibles (Gas Editions) y Santiago Gil, Trasmallos (Ediciones La Discreta).

Iván Cabrera Cartaya fue ganador del V Premio Internacional de Poesía José Verón Gormaz con Noche en jardín destruido (en proceso de edición); Covadonga García Fierro obtuvo con su poema Amapolas en la penumbra el primer premio del V Certamen Internacional de Poesía Yolanda Sáenz de Tejada y el profesor Manuel Hernández fue nombrado miembro de la Academia de la Historia de Cuba.

El escritor y traductor Mario Domínguez Parra informó que estaba elaborando una muestra de poesía canaria, de la que hasta ahora han aparecido tres partes, para la revista mejicana Círculo de poesía. El también escritor y traductor José Aníbal Campos cosechó varios premios por su trabajo y Dulce Xerach Pérez optó y obtuvo la presidencia del Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife.

Seguimos con mucha atención y vía Facebook el viaje que emprendió una delegación canaria de escritores por Méjico que encabezó J.J. Armas Marcelo acompañado de Guadalupe Martín Santana, Santiago Gil, José Correa, Rafael José Díaz y Pablo Martín Carbajal y entre lo malo de 2014 concluimos que no derivó a peor cuando anunciamos que El Generador trasladaba su sede de la calle del Clavel a la de La Marina y que Solican Librearía Solidaria dejaba el espacio que ocupaba en el centro comercial de La Recova para instalarse en la calle del Padre Anchieta.

Sí nos agrió el carácter cuando se puso el cartel de cerrado en la Librería La Isla de la calle Robayna, aunque el establecimiento continúa abierto en la calle de Villalba Hervás de la capital tinerfeña y saludamos el ciclo Entre palabras y la celebración en el Parque García Sanabria de la XXVI Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife que hace un año quería encerrarse bajo techo. Pudimos hablar, además, con el escritor venezolano Antonio López Ortega, quien presentó su último libro La sombra inmóvil y con el autor de la polémica novela Un paso al frente, Luis Gonzalo Segura.

Hubo más actividades y presentaciones, también diálogos y encuentros y desencuentros pero sirva este artículo para orientar a interesados y curiosos que pese a la que nos cae, la literatura que se escribe en las islas se mantiene contra viento y marea. Una pequeña victoria, más cuando recién iniciado 2014, algunos agoreros sospechaban maliciosamente que este año no iba a resultar, precisamente, un buen año para la república de las letras en Canarias.

Las preguntas que nos asaltan en estos momentos es qué nos deparará literariamente el 2015. ¿Ocuparán el espacio que se merecen los escritores nacidos y/o residentes en las islas? Por lo pronto, Alexis Ravelo presenta en enero Las flores no sangran (Alrevés).

DIEZ TÍTULOS

* La maleta y el obelisco, Andrés Servando Llopis (colección Atlántica, La Página Ediciones).- Una de las sorpresas de este año al tratarse de una emotiva novela sobre la Guerra Civil y la postguerra que se desarrolla, entre otros escenarios, en la isla de Tenerife. Transmite miedo y desasosiego.

* Silence, Alba Sabina Pérez (Neys Books).- A título personal, otra de las grandes sorpresas de este año. ¿La razón? Nos puso la piel de gallina y supo conmovernos este sutilísimo y sensible retrato sobre el fin de la adolescencia y lo duro que es enfrentarse a esa edad de idiotas que es la adulta. Una novela imprescindible para reconciliarse con uno mismo.

* Los ojos del puente, Javier Hernández Velázquez (M.A.R. Editor).- Porque además de suponer el regreso de su peculiar y anarquista detective privado Mat Fernández, su autor compone la que quizá sea su novela más redonda hasta la fecha y también la más escéptica sin perder en ningún momento su implacable e impecable ironía. La capital tinerfeña vuelve a monopolizar una vez más el trabajo de un escritor cuya mirada se ha vuelto más negra y desesperada, pintando una capital de provincia con cielos encapotados donde siempre cae una lluvia que no dice nada.

* Colisión, Mariano Gambín (Roca Editorial).- Termina el año con dos novelas, dos títulos que se apartan de la dinámica que había ofrecido con su ya reconocida trilogía lagunera aunque sin perder su olfato para la acción y capturar la atención del lector. Colisión, quizá la más cinematográficas de sus novelas, es un thriller que está pidiendo a gritos su adaptación al cine.

* 9 horas para morir, Ángel Vallecillo (Colección G21. Narrativa Canaria Actual, Editorial Aguere/Idea). Novela desesperada y golfa en la que el lector asiste impotente a las últimas horas de vida de su protagonista, un personaje harto de sí mismo y harto de los demás que busca una razón para vivir mientras se le van cerrando todas las puertas.

* El amor y otras vías de escape, Gerardo Pérez Sánchez (Editorial Verbum).- Una de las grandes sorpresas de este año, a nuestro juicio, no solo por los personajes que el autor propone en la historia sino por su aguda mirada, no exenta de ironía, sobre las relaciones de pareja. Se agradece, además, su contenido sentido del humor.

* El viento y la sangre, M. A. West (Navona Negra).- Vendida como un olvidado hard boiled de los años cincuenta, cuando Alexis Ravelo reveló que no existía el tal señor West sino Alexis Ravelo, la noticia fue de traca y confirmó el talento y la capacidad de mimetismo de su autor, un gamberro genial de cuya broma aún colean efectos secundarios.

* Días de lluvia, Luis Junco (colección Sitio de fuego, Baile del Sol).- Porque se trata de una novela en la que se mezcla realidad y fantasía con mesura, sin alharacas, todo en función de una historia muy intimista que quiere dar una lectura delirante sobre el tiempo y cómo lo afecta el carácter de las personas.

* Réquiem habanero por Fidel, J. J. Armas Marcelo (Alfaguara).- Más que la trama, que el ajuste de cuentas que Marcelo aspira a escribir, lo mejor de esta novela es cómo está escrita, ya que su autor mimetiza notablemente el habla de una ciudad, La Habana, que parece muere en soledad.

* Mujeres en la encrucijada, Javier Marrero (Colección G21 Narrativa Canaria Actual. Editorial Aguere/Idea).- Porque se trata de una arriesgada novela puzzle y coral en la que sus  protagonistas nos cuentan pedazos de sus historias. En algunos casos de superación y en otros de derrota.

Saludos, a leer que son dos días, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Un año de narrativa en Canarias”

  1. Iván Cabrera Cartaya Says:

    Hola, Eduardo, estupendo texto por el que te felicito: completísimo y minucioso. Siempre puede faltar alguien porque, aunque a muchos no se lo parezca ni se lo crean, la actividad cultural y editorial en Canarias, pese a la crisis, ha crecido de forma notable en los últimos años, no sé si en calidad; pero al menos si en la cantidad de nuevos poetas, novelistas, narradores que han salido a la luz de la imprenta. Siguen faltando dramaturgos y ensayistas, pero esa es una carencia casi endémica y radical entre nosotros. Entre los fallecidos, lamentos especialmente la muerte de Arturo, a quien pude conocer y apreciar literaria y personalmente, y de Isaac, quizá el narrador y novelista más destacado que tuvo Canarias en la segunda mitad del siglo XX. Creo que Leopoldo María Panero, al que conocí hace casi quince años (poco después conocí también a Michi), dejó de escribir libros interesantes y novedosos a comienzos de los noventa; luego se excedió en la redundancia vacía hasta alcanzar una especie de agotamiento semántico de su lenguaje, que sufrió un desgaste brutal sin que él pudiera ponerle ni freno ni remedio. Sólo una cosa más: En el cuarto párrafo, 1ª línea hay un error: “En junio también decía adiós Leopoldo María Panero…” Como dices al final de ese párrafo, el poeta madrileño murió en Las Palmas el 5 de marzo de este 2014 que ya se nos va.

  2. admin Says:

    Gracias por el aviso. Un abrazo!!!

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