Kaxalum. El secreto de la ciudad maldita, una novela de Ángel Marrero Delgado
Ángel Marrero Delgado es uno de los pocos escritores españoles que podría pertenecer al círculo de H.P. Lovecraft (Círculo Rojo, 2018). Su obra, que consta hasta la fecha de seis novelas, se caracteriza además por una querencia por el fantástico en su sentido más clásico que no detecto entre otros narradores de su misma generación y si me apuran de las anteriores, historias que beben de las fuentes de autores tan sólidos aunque hoy desgraciadamente olvidados como Washington Irving y Edgar Allan Poe, aunque la sombra de Lovecraft es mucho más alargada que la de estos ilustres precedentes.
El escritor tinerfeño siente una especial querencia por finales del siglo XVIII y principios del XIX, periodo en el que transcurren la mayoría de sus relatos y época que, curiosamente, marcó también a Howard Philips Lovecraft, probablemente uno de los escritores más extraños de su tiempo y que de manera arrolladora secuestra corazones si se descubre su mundo poblado de deidades primigenias e impías a una edad, como es la adolescencia, tan necesitada de referentes, voces que guían en la oscuridad aunque esta sea la de la noche de los tiempos.
El escritor norteamericano, natural de Providence, capital del pequeño estado de Rhode Island, se ha convertido además de uno de los grandes nombres no solo del género de la fantasía sino en un autor que ha influido en escritores que, aparentemente, no tienen nada que ver con él como el francés Michel Houellebecq, autor del brillantísimo ensayo H.P. Lovecraft: contra el mundo, contra la vida (Siruela, 2006), en el que ofrece una mirada diferente sobre el autor de Las montañas de la locura.
Kaxalum. El secreto de la ciudad maldita se desarrolla en el siglo XVIII, no iba a ser menos, aunque en un paisaje distinto al que nos tiene acostumbrado Lovecraft y por normal general sus seguidores entre los que sumo a Ángel Marrero, quien había ambientado sus anteriores historias en Canarias para ahora trasladar al lector a Nuevo Méjico, donde operaron durante aquellos años los Dragrones de Cuera, destacamento español que velaba por la seguridad de una zona en la que en aquel entonces operaban los indios apaches, entre otras tribus.
En este escenario y en esta época los protagonistas de la novela se verán infestados por la enfermedad del oro para arriesgar sus vidas adentrándose en territorio de salvajes para ir en busca de una ciudad que fue construida muchísimo tiempo antes de que nacieron los dioses cristianos y en la que mora una deidad maléfica, devoradora de universos que trastornará el cuerpo y el alma de los protagonistas que exploran la geografía enloquecida de una urbe que se caracteriza por sus construcciones extrañas.
Escrito con irrenunciable acento pulp, Kaxalum. El secreto de la ciudad maldita no deja de ser una atractiva novela que se devora en apenas unas horas porque engancha desde el principio.
La originalidad del paisaje, el diseño de personajes gustarían además al mismísimo padre de esta corriente de la fantasía, H. P. Lovecraft así como a su inagotable legión de seguidores que agradecerán que todavía haya autores que continúen explotando los mitos de Cthulhu con el rigor y el respeto que se merecen.
En contra de otras novelas de Ángel Marrero, Kaxalum. El secreto de la ciudad maldita es una novela que renuncia al humor al que nos tenía acostumbrado y se toma lo suficientemente en serio para que el lector siga con atención un relato que nada entre la literatura de terror cósmico con la del oeste, una mezcla de la que el autor sale bien librado porque además de conocer el universo lovecraftiano también conoce el de ese lejano oeste americano con acento español, un pre-western en el que no ha abundado ni el cine ni la literatura de un lado y del otro del océano y que pide a gritos que se reinterprete por las posibilidades que tiene.
A la espera de nuevas incursiones en el género de lo preternatural, Kaxalum. El secreto de la ciudad maldita es una novela que se lee en apenas unas pocas horas ya que cuenta con poco más de un centenar de páginas y sabe trasladar al lector a un espacio reconocible por los innumerables western que se han impreso en el disco duro de nuestra memoria cinéfila y literaria. El escritor continúa además con una tradición que, como las deidades lovecraftianas, no muere porque como ya dejó escrito el árabe loco Abdul Alzhared en el libro maldito Necronomicón: “con ciertos eones puede morir la muerte”.
Saludos, fascinado con la súper luna, desde este lado del ordenador
Febrero 22nd, 2019 at 12:05
Muy agradecido por la reseña, caballero
Febrero 22nd, 2019 at 13:55
Agradecido a usted. Y no lo olvide: ¡paga el Barbas!