Otro olvidado: Luis Gálvez Monreal
Premio Benito Pérez Armas en 1955 por La ciudad tiene otra cara, Luis Gálvez Monreal (Madrid, 1911-Puerto de la Cruz, Venezuela, 1987) es un escritor no demasiado recordado en Canarias, tierra en la que vivió y trabajó y a la que dedicó algunas de sus novelas, la ya citada y 2 Mundos y un volcán.
Ambas se desarrollan en las islas, concretamente en la de Tenerife.
Descubrí a este escritor por casualidad en una de esas visitas por el Rastro de la capital tinerfeña que casi se han convertido en rutina en las mañanas dominicales. Encontré el libro escondido con otros en un montón desordenado y su portada me llamó la atención así como el hecho de que hubiera sido escrito a finales de los años 50 del pasado siglo XX. Después de ojearlo y descubrir que la historia se desarrollaba aquí, en la isla en la que nací y en la que vivo me animé a hacerme con el ejemplar como quien se hace con una gema que brilla con luz propia donde antes solo existían tinieblas.
Las perspectivas no me defraudaron. Encontré en 2 Mundos y un volcán a un escritor de fuste, con estilo literario adscrito al realismo. La novela respira además un pesimismo existencial muy pegado a su época y cuenta con una galería de personajes a través de los cuales el escritor escudriña su alma.
2 Mundos y un volcán cuenta la llegada de un peninsular a un caserío de Guía de Isora, un pequeño pueblecito del sur de Tenerife en el que pasan muchas cosas .
El protagonista, de nombre Fernando, irá poco a poco descubriendo las pulsiones que realmente habitan en esta pequeña y cerrada comunidad mientras conoce a sus autoridades: al cacique, al alcalde, al médico, a sus madres, esposas e hijas así como a otra gente de de campo de la localidad.
En su deambular por este villorrio creerá también encontrar el amor y conocerá de cerca la brujería y las creencias en el más allá que tienen algunos de sus vecinos a medida que va conociendo más y mejor un mundo que no tiene nada que ver con el que dejó en Madrid.
Novela de contrastes, 2 Mundos y un volcán describe con pulso narrativo las grandezas y miserias de la comunidad que recibe a Fernando como las violentas y contradictorias sensaciones que padece el personaje.
La novela está dividida en dos partes: Sur y Norte, mitades en las que el escritor refleja la sorpresa que sacude a su protagonista a un lado y al otro de la isla.
Para adentrarse en el universo de ambos “mundos”, Gálvez Monreal recurre a la tercera persona en Sur, donde se preocupa también por diseminar en el relato descripciones del agreste paisaje por el que se mueve el personaje. La voz cambia en Norte, la segunda parte, ya que la historia la cuenta el protagonista desde dentro. Vemos lo que sucede a través de sus ojos y conocemos cuáles son sus preocupaciones. En esta sección de la novela destaca también el peso de una ciudad que será determinante en la vida y en la obra de Fernando como del propio escritor: el Puerto de la Cruz.
Norte y sur. Sur y norte significa para el protagonista dos universos paralelos, dos mundos opuestos pero que sin embargo se complementan en la isla.
“El Sur, pedregoso y sediento, agrietado y reseco, con sus picachos desnudos y roídos. Tuve miedo de caerme hacia allá.
Ahora puedo pensar en aquellas gentes sobrias e hidalgas que tanto bien me hicieron (…). Y, por el otro lado, el Norte, verde y jugoso… (…) Son dos mundos distintos, y cada uno tiene su vida, su cuerpo y su alma”.
A la espera de que se reedite –una novela de estas características lo pide a gritos– recuperar a Gálvez Monreal significa en unos tiempos en los que se reivindica escritores menores por no decir mediocres en Canarias, respaldar el talento de un narrador del que apenas se conoce salvo en círculos muy minoritarios.
En la novela los personajes canarios hablan canario y los que no lo son dialogan con sus propios acentos, como Fernando. Esta capacidad de oído por parte de Gálvez Monreal es otras de las características del libro, más si tenemos en cuenta que fue escrito en los años 50.
Respecto a su autor, Luis Gálvez Monreal, no ha sido fácil encontrar información sobre él, aunque he encontrado datos muy interesantes en El blog de Pedro Medina Sanabria y Efemérides de Tenerife. El escritor se estableció tras un largo peregrinaje por la isla en el Puerto de la Cruz, ciudad a la que le dedicó libros y algunas canciones que forman parte de la banda sonora de la ciudad turística. También que tras el golpe de Estado de julio de 1936 lo acusaron de “rojo” por reunirse con miembros de Gaceta de Arte aunque salió absuelto y pudo recomponer su vida mientras en Canarias y más tarde la península sus ciudades y campos se anegaban de asesinados tanto de un lado como del otro.
No hay el resentimiento del perdedor en 2 Mundos y un volcán sino, en todo caso, una penetrante mirada sobre la sociedad de aquellos años.
A través de Fernando, el escritor va sumergiendo al lector en la primera parte, Sur, en un entorno cerrado, en el que comienza a respirar ese aire que se respira en algunos pueblos chicos, el de un infierno grande.
Este retrato, que en otros escritores hubiera marcado el tono de la novela se bifurca en varias direcciones en las que indaga en las complejidades de una comunidad atada a sus tradiciones y a una moral hipócrita.
En la segunda sección, Norte, la novela al estar narrada en primera persona adquiere otro enfoque aunque en ningún momento hace desaparecer ese aire pesimista que permea en todo el libro. Como en Sur, el paisaje juega aquí un papel fundamental.
El personaje visita la capital tinerfeña en esta mitad y su descripción resulta colorista e interesante si se compara con la que ofrece la misma ciudad a estas alturas del siglo XXI. Antaño, me dicen algunas voces, todo resultaba más envolvente y hermoso.
“Santa Cruz nos recibe envuelta en luces de sol que transpone montañas. Es la hora de la salida de talleres y oficinas, y las calles tienen esa animación especial que les da la gente que se sabe libre hasta el otro día. Veo muchachas muy elegantes, e incluso en el arreglo de las obreritas de humildes vestidos… Hay un cierto aire de buen gusto que las hace atrayentes y agradables”.
Saludos, quedan muchas cosas por redescubrir, desde este lado del ordenador