De Las Palmas a Dakar, un libro de Eduardo Suárez Socorro
Más allá de lo estrictamente literario, el interés que puede suscitar un libro como De Las Palmas a Dakar (Ediciones Baile del Sol, 2020), que firma Eduardo Suárez Socorro, es su carácter de rareza en el actual panorama literario que se escribe en Canarias. O al menos en la producción narrativa reciente que se está produciendo en las islas.
Este libro tiene algo también de literatura que mira más allá de su entorno y aprovecha su itinerario por otras geografías para tomar el pulso a unos años que resultan fundamentales para entender la segunda mitad del siglo XX
De Las Palmas a Dakar recoge las memorias del empresario Eduardo Suárez Socorro, uno de esos personajes cuya vida parece sacada de una novela de aventuras y no de la realidad.
Una realidad durísima que, leyendo estas páginas, forjó el carácter de un hombre que supo superar rencores y otras trampas con las que solemos manipular nuestro pasado con el fin de adecentar nuestro presente.
Sorprende por eso en estos recuerdos la lúcida inocencia que en ocasiones desgrana para describir algunos de los capítulos más intensos de su periplo existencial y la manera con la que se enfrentó ante las adversidades para convertirse en un hombre que transita respetando a los demás pero sobre todo a sí mismo.
Antes de dar inicio a este repaso existencial, a esta aventura por vivir apasionante y por ello tan aleccionadora para lectores de todo pelaje, De Las Palmas a Dakar advierte que fue redactado “tal y como salían de mi memoria” y avisa que “aunque he procurado poner en orden mis recuerdos, en algunos momentos su lectura puede dar saltos en el tiempo”.
Estos “saltos” como los llama, no interrumpen ni van en detrimento sino que ofrecen una mayor perspectiva de una vida que hace pensar que aquellas generaciones, las que padecieron la postguerra de “nuestra” Guerra Civil, fueron labradas con otra pasta. Libros como éste hacen creer que, efectivamente, aquellas generaciones se forjaron con el material con el que están hechos lo sueños. Un espíritu que los alienta y que los acostumbra a los reveses del destino.
Por singular, esta es una clave que hace tan necesaria la lectura de libros con estas características en estos tiempos que vivimos, invadidos ahora por el miedo a una enfermedad que amenaza con trastocar el mundo que conocíamos antes de su sorprendente propagación.
De Las Palmas a Dakar comienza en la capital grancanaria, ciudad en la que su padre, diputado comunista durante la II República, muere fusilado por las tropas rebeldes. Ser hijo de rojo marcará los días del protagonista hasta que, a finales de los años 40, su madre vende sus pertenencias para emigrar a Venezuela a bordo de un velero que, sin embargo y por lo complicado de la travesía, tiene que atracar en Dakar donde el protagonista se queda a vivir durante 18 años con su madre y su hermana. Con el paso del tiempo, contraerá matrimonio y pondrá en marcha algunos negocios.
De Las Palmas a Dakar ofrece una interesante visión de la capital de Senegal durante la colonización francesa, de cómo vivía la colonia europea allí radicada y su relación con la población nativa.
El libro destaca por su robusto humanismo y transmite al lector las sensaciones que invaden a su protagonistas a medida que van sucediéndose los capítulos que recuerda de su vida. Una vida salpicada de golpes, muchos inesperados durante sus años de aprendizaje y que contribuyeron a fraguar su carácter, mirar de frente, y a exigir lo mismo en sus relaciones con los demás.
De Las Palmas a Dakar adquiere también un interesante valor como documento histórico al desgranar sus experiencias no solo en este país africano sino también en otros del área y que el autor describe con los ojos del que estuvo allí.
Las memorias, que previamente se editaron en francés, dan un atractivo retrato de un hombre y su época. Una mirada que no tiñe de nostalgia porque son retratos de una vida.
El libro, que no plantea desequilibrios de ningún tipo, es notable por franco desde el principio hasta el final y se lee con celeridad mientra se desentrañan los momentos más intensos y productivos de alguien con mucho mundo, y que da lecciones para entender África o al menos parte del África occidental, conviviendo, conociendo a sus gentes. La mayoría, dice a modo de conclusión y con independencia de su credo y raza, hombres y mujeres que quieren vivir. En definitiva, esta es una memoria que parecen pero no es, una novela.
Saludos, seggíamos confinados, desde este lado del ordenador