Cuéntame un cuento
Resulta bastante raro, y más en estos tiempos, que aparezca (en este caso reaparezca) una editorial con el fin de cubrir los vacíos que se detectan en el mapa de las editoriales canarias. Esas pequeñas empresas que siguen adelante a pesar de la crisis económica y pandémica publicando, con mayor o menor rigor, libros con acento de las islas. O no, que también.
Algún día tendrá que hacerse un estudio (y focalizo ese estudio en las dos universidades canarias si despiertan del marasmo en el que se encuentran desde la noche de los tiempos) sobre las editoriales que brotaron y aún brotan en estos territorios fragmentados. Si algo las caracteriza es su entusiasmo y arrojo donde prácticamente luchan solos contra los elementos. Elementos que tienen la forma de molinos de viento contra los cuales combaten los editores como si fueran Quijotes del Atlántico. La figura de Sancho Panza se relega a un segundo plano y podría servir como el socio realista que se encuentra en toda iniciativa que se precie. Esa persona que advierte que no es buen negocio dar a conocer lo que se escribe en las islas porque el escenario no es muy propicio.
Es una noticia, una muy buena noticia por ello, la reaparición de un editorial en el ecosistema editorial canario. El sello que permanecía en silencio desde 2010, año en el que publicó un solo título, Riqui-Raca 1.0, una antología de cuentos centrados en el derbi futbolístico regional: C.D. Tenerife-U.D. Las Palmas, regresó a la escena hace apenas unas pocas semanas con seis primeros libros (poesía, novela y relato) de los que vamos a comentar los dos primeros: Las terribles historias y El hombre que perdía las palabras de Cecilia Domínguez Luis y José Luis Correa, respectivamente. Se tratan de dos recopilatorios de cuentos y el sello del que estamos hablando, Nectarina Editorial, es un proyecto en el que está al frente un profesional que conoce y sabe de libros: Ayoze Suárez.
Antes de iniciar el repaso a estas dos novedades me gustaría resaltar que uno de los objetivos de Nectarina Editorial es el de recuperar textos que no han vuelto a reeditarse desde que aparecieron por primera vez. En la primera tanda de seis libros y además de los cuentos de Domínguez Luis y Correa, figura la novela El corazón de los pájaros, de Elsa López, que fue una de las diez obras seleccionadas al Premio Planeta en 2001; los libros de poemas Los bufones de Dios y Marabulla, de Pedro Flores y Silvia Rodríguez y Teneyda y otros relatos, de Alfonso García Ramos, un clásico de la literatura canaria y universal si me apura con la novela Guad y que en estos pequeños y poco conocidos cuentos augura el gran escritor y periodista que fue.
Trece cuentos son los que se reúnen en El hombre que perdía las palabras, relatos escritos por José Luis Correa la última década del siglo pasado y en los que se vislumbran los mimbres del escritor que es en la actualidad. Los cuentos respiran además las constantes que definen el universo literario del escritor grancanario y aparecen todavía sin cincelar muchos de los elementos que configuran su posterior narrativa. Una narrativa que con el paso de los años ha terminado por adquirir sello de autoría.
Los cuentos están trufados de palabras canarias, se aprecia cierta querencia por el policíaco, al que Correa ha aportado uno de los detectives privados más longevos del género en España y situar en el mapa literario una ciudad, Las Palmas de Gran Canaria, que sirve de telón de fondo de muchas de las historias que desgrana a lo largo de un volumen más próximo a Julio Cortázar que a uno de los maestros del género negro, Raymond Chandler.
Las terribles historias de Cecilia Domínguez Luis está dividido en dos partes que llevan los títulos de Las terribles historias y Escribir comienza por una traición. Destacaría la capacidad de síntesis de la mayoría de los relatos y el miedo soterrado que respiran. Encuentro en los cuentos a una escritora sin ataduras y que olfatea todo tipo de historias, muchas de ellas inspiradas por lecturas muy sabias que confieren interés a un libro que me hace pensar que Domínguez Luis debería de tantear con más frecuencia el relato corto. Tras su lectura, he encontrado gratamente a una escritora que desconocía. Me sorprenden lo diferente que son la mayoría de estos cuentos, también la capacidad de condensar momentos que trascienden en la mayoría de los casos la anécdota.
Analizados en conjunto, los libros de Cecilia Domínguez como los de José Luis Correa cumplen la máxima cortaziana de que el cuento tiene que ser ante todo breve y que, a diferencia de la novela, deben de resultar contundentes.
Nectarina Editorial anuncia que algunos de los autores que protagonizarán sus próximos seis libros serán Juan Cruz, Tina Suárez y Ernesto Delgado Baudet, entre otros.
Saludos, mañana será otro día, desde este lado del ordenador