Cuentos y novelas sobre la Guerra Civil en Canarias (1)

España se despertó hace 85 años rota, dividida… Daba inicio la Guerra Civil, un conflicto que arruinó física y moralmente a un país que desde entonces no se ha recuperarse de aquel golpe cuyas secuelas todavía arrastra. La tragedia colectiva que enfrentó a hermanos contra hermanos comenzó un sábado, 18 de julio de 1936.

Canarias cuenta con una interesante producción literaria sobre la Guerra Civil en la que se mezcla ficción y memoria a partes iguales. Estas líneas solo pretenden orientar al lector sobre algunos títulos que consideramos recomendables para hacerse una idea de lo que podríamos llamar “nuestra peculiar literatura sobre aquel conflicto”, siendo conscientes que nos dejamos muchas obras en el tintero.

Se trata pues de un artículo que no nace con vocación investigadora ni de análisis sino como guía orientativa, en todo caso, de una serie de volúmenes que son reseñados para todos aquellos que estén interesados en conocer cómo, desde los territorios de la imaginación y también del testimonio, se nos ha contado con mejor o peor fortuna el drama de la Guerra Civil a este lado del Atlántico.

Para quien les escribe si hay tres títulos claves sobre este oscuro periodo de nuestra historia son El barranco, La prisión de Fyffes y Luchar por algo digno, de Nivaria Tejera, José Antonio Rial y Pedro Víctor Debrigode, respectivamente. No puedo olvidar Sima Jinámar del periodista y escritor José Luis Morales, entre otros.

El barranco de Nivaria Tejera es un emotivo y desolador relato a medio camino entre la ficción y la memoria. La acción se desarrolla en La Laguna a principios del alzamiento y está contada a través de los ojos de una niña que asiste a la detención de su padre por ser afín a la II República, lo que supone una fractura para su infancia así como para la familia.
El barranco es para el especialista Claude Couffon la primera novela en español sobre la Guerra Civil, una reflexión muy discutible ya que se publicó antes en francés (Lettres Nouvelles, 1958) que en castellano.

El exilio interior es una de las grandes constantes en la producción literaria de su autora. Mujer que tras abandonar las islas con su familia recaló en Cuba, donde abrazó en su juventud los principios de la revolución cubana liderada por Fidel Castro hasta que ésta se escoró –ya sin máscaras– hacia el socialismo.

En una entrevista que mantuvo con el autor de este artículo (1) Nivaria Tejera reveló que una de las causas que la motivaron a escribir El barranco fue “la necesidad de despejar ese mundo interior que está tan intrincado en mi personalidad. Sentía, además, la poesía que podía extraer de todo aquello. Mi intelecto ya estaba establecido y me pareció que era un elemento de trabajo intenso para que comenzara a escribir.”

Y añadía: “Afortunadamente nunca perdemos la infancia. Lo que sí me costó fue llevarla a una posible lectura, a una escritura, a un estilo porque ya entonces quería crear un estilo agarrándome a esa terrible memoria infantil.”

La prisión de Fyffes de José Antonio Rial narra los día de encierro del protagonista en la improvisada cárcel que antaño fue empaquetadora de plátanos y que se encontraba en aquel entonces a las afueras de la capital tinerfeña.
Novela de ambiente carcelario, Rial escribe que mientras estuvo preso en Fyffes fue como “vivir en una cloaca” ya que los presos políticos estaban hacinados y sobre todos ellos pendía la sombra de la muerte. En esta improvisada cárcel, el poeta Domingo López Torres escribiría el poemario Lo imprevisto, que fue sacado clandestinamente días antes de que hicieran desaparecer al poeta. Cuentan que lo mismo hizo el escritor Luis Gálvez Monreal, aunque su poema se publicó en Venezuela cuando se marchó a vivir a este país hispanoamericano en los 60 pero no tengo constancia que se publicara en Canarias. A Gálvez Monreal se le conmutó la pena de muerte y pudo vivir cómo buenamente pudo primero en la capital tinerfeña y más tarde en el Puerto de la Cruz tras abrir una academia de clases particulares. Por su novela La ciudad tiene otra cara recibió el premio Benito Pérez Armas en 1955.

Inspirado en la presunta delación y posterior desaparición de Domingo López Torres en febrero de 1937, Juan Manuel García Ramos escribe El delator, una nouvelle que tras su publicación ha generado una bronca polémica entre partidarios y opositores a un libro que, presuntamente, revela quién fue el delator y las circunstancias posteriores que condujeron a la detención en la capital tinerfeña de Domingo López Torres los primeros días del Alzamiento Nacional.

José Antonio Rial (San Fernando, Cádiz, 1911- Caracas, Venezuela, 2009) se exilió a Venezuela donde continuó escribiendo y colaborando en distintos medios de comunicación de ese país. Algunos de sus libros son Venezuela Imán, Reverón, Jezabel, Segundo naufragio, Tiempo de espera y Las nereidas del faro.

Admirado por numerosos lectores aficionados a la novela de capa y espada de a peseta, Pedro Víctor Debrigode emplea también la ficción y la memoria en su antológica Luchar por algo digno. Obra que consta de dos partes, el primer volumen, El barco borracho, se desarrolla prácticamente en Tenerife donde el estallido de la Guerra Civil coge al protagonista mientras cumple servicio militar.

Las descripciones más estremecedoras del libro son las que se desarrollan en los barcos prisión anclados en el puerto de Santa Cruz de Tenerife y en los que el protagonista cumple servicio mientras contempla como día sí y día no muchos de los presos salen en pequeñas embarcaciones a alta mar para no regresar jamás.

Escrita sin florituras estilísticas, Luchar por algo digno (la segunda parte se titula El espía inocente) se trata a nuestro juicio de la mejor novela escrita hasta la fecha sobre la Guerra Civil en Canarias. Quizá porque es la historia de un hombre que, sin ideologías, solo quiso vivir y que lo dejaran en paz.

(Continuará…)

Saludos, aquel sábado 18 de julio de 1936…, desde este lado del ordenador

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