Cuentos y novelas sobre la Guerra Civil en Canarias (y 3)

Este periodo y también desde el punto de vista de una mujer, se refleja en La prestamista, de María del Mar Rodríguez, que se desarrolla en la isla de La Palma en un arco temporal amplio, 1850-1946, y en la que se reflejan las grandezas y miserias de sus protagonistas y Felisa en su mudanza, de María Candelaria Pérez Galván, en la que se recrea la vida de dos jóvenes canarias que viven en un pueblo perdido en las montañas de la isla que deciden ir a la ciudad para labrarse una vida mejor.

La fiesta de los infiernos, de Juan José Delgado, ofrece una visión sobre aquellos años escrita desde el esperpento y, de manera tangencial, El árbol del bien y del mal de Juan José Armas Marcelo, novela que junto a Las naves quemadas le sirvió para fundar su imaginario universo de Salbago . José Domingo ambienta también durante la Guerra aunque el escenario haga sospechar que se trata de Madrid en su más que recomendable volumen de cuentos Historias del barranco de Santos y Agustín Díaz Pacheco cuenta en El burócrata perverso, la historia de un falangista durante la postguerra. Este relato se incluye en Cuentos de otoño, un libro con ilustraciones de Raúl Consuegra León.

Luis León Barreto recurrirá también a la isla-símbolo, en su caso Tamarán, para La infinita guerra, en la que profundiza en las imbricadas raíces que tejió el poder para justificar la represión a la que sometieron a la población de las Islas nada más declararse la Guerra Civil mientras que el periodista y escritor grancanario Alfonso O’Shanahan es autor de Solsticio de verano, una novela de espías ambientada en la segunda mitad de los años treinta en Canarias que ha sabido envejecer con el paso del tiempo. También de gracanaria es Juan José Mendoza, autor de A orillas del Guiniguada, accésit del Benito Pérez Galdós 2020 y que narra la vida y obra de Antonio Pildain, obispo de la Diócesis de Canarias desde 1937 a 1966.

A caballo entre Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria se desarrolla en las postrimerías de la Guerra Civil Inmerso en la duda, de Agustín Quevedo Martín; Francisco Estupiñán aborda también aquel conflicto y la posición de la España franquista durante la II Guerra Mundial en El águila de San Juan, asunto en el que también indaga Daniel Pérez Estévez con La paciencia del peregrino mientras Eugenio Suárez-Galbán Guerra narra en Balada de la guerra hermosa la historia de dos canarios enrolados como soldados del ejército nacional en los campos de batalla que destrozan las tierras de la España peninsular.

Interés y mucho tiene la novela Vagos y maleantes, de Ismael Lozano, quien describe las dolorosas condiciones en las que vivían los presos (la mayoría de ellos homosexuales) en Tefía, Fuerteventura. Centro que mantuvo abierta sus puertas hasta inicio de los años sesenta.

Por otro lado, Agustín Carlos Barruz se preocupa en reflejar la represión y sus secuelas en Memoria de una isla sin memoria, que trascurre en Sacura, anagrama de Arucas, Gran Canaria, mientras que la escritora Elia Barceló desarrolla la primera parte de El color del silencio en julio de 1936 en Canarias y Alberto Vázquez Figueroa retrata la feroz represión de los rebeldes en las islas en su novela Bajamar. Muy de refilón, Gererardo Pérez Sánchez sitúa uno de los capítulos de Historia desconocida de mis antepasados en este trágico periodo, concretamente en Güímar, localidad del sur de Tenerife.
También son de destacar El faro y la noche, de Selena Millares, en la que se cuenta el hallazgo las memorias de un oscuro poeta y profesor represaliado tras la guerra civil española,

Otros títulos que pueden sumarse a esta relación son Episodios de la Guerra Civil y otros relatos, de Francisco Rodríguez Medina, autor también de El paseo de la muerte; Pedro Padilla Quintana y su En el azul y muy tangencialmente Jonathan Allen en la iniciática El conocimiento.

Iván Cabrera Cartaya describe en clave literaria el frustrado de atentado con el que un grupo de anarquista intentó deshacerse de Francisco Franco, por aquel entonces capitán general de Canarias, en la capital tinerfeña. Lo narra en el cuento La noche y el olvido, relato que se incluye en el libro Vigilia en Velora, por el que su autor se hizo con el premio Isaac de Vega 2019

Novelas sobre los primeros años de la postguerra son Los amores perdidos, de Miguel de León y Guad, de Alfonso García-Ramos., Los buscadores de agua, de Juan Farias; La ciudad tiene otra cara y Dos mundos y un volcán, de Luis Gálvez Monreal sin olvidar La isla y los demonios, de Carmen Laforet y que transcurre en la capital grancanaria en los años 40, entre otras.

En cuanto a libros de memorias destacan Añoranzas prisioneras, del anarquista tinerfeño Antonio Rodríguez Bethencourt, libro en el que se narra las aventuras de su compañero de presidio Antonio Tejera Afonso . La guerra fratricida, en la que el periodista Tomás Quintero Espinosa desgrana los primeros días del Alzamiento nacional en la capital tinerfeña en pequeñas pero muy vividas crónicas de aquellos días así como Memorias de un hijo del siglo, del socialista Juan Rodríguez Doreste.

Otros libros son La guerra fratricida, en la que el periodista Tomás Quintero Espinosa desgrana los primeros días del Alzamiento nacional en la capital tinerfeña en pequeñas pero muy vividas crónicas de aquellos días y Once cárceles y un destierro, de Diógenes Díaz Cabrera; …Empieza a amanecer, de Constantino Aznar de Acevedo; Tránsito, de Elba García, memorias del escultor y empresario Bernardino García; Sin rencor. Memorias de un republicano, de Mauro Martín Peña; Semilla de memoria, de Francisco González Tejera; Cecilio Segura, alcalde y maestro replesaliado en la Guerra Civil, de Francisco Suárez Moreno y La luz infinita, de Amílcar Morera Bravo, título en el que este escritor y médico natural de La Palma incluye varios relatos sobre su experiencia como sanitario del ejército nacional en diferentes frentes de la península.

De Gran Canarias a Dakar son las memorias de Eduardo Suárez Socorro, un libro que describe en su primera parte el asesinato de su padre, diputado comunista durante la II República, en la capital grancanaria los primeros meses de la Guerra Civil.

Con los parias de la tierra son las memorias de quien fuera fundador del Partido Comuinista en La Palma, Florisel Mendoza. Merece la pena citar también aunque no se trate de un libro de memorias Negrín y Canarias durante la Guerra Civil española, del especialista Sergio Millares Cantero y también una biografía que escribe Jacinto Barrios Capilla sobre Gullermo Ascanio Moreno, miembro del partido comunista y uno de los organizadores del batallón Canarias así como coordinador de su periódico, Canarias libre.

Destacaría también en esta relación con notables –somos conscientes– ausencias, Blanca Ascanio, la maestra roja, de Miguel Ángel Morales Mora y Mª de la Soledad Naya Ascanio y Gesta y sacrificio del teniente González Campos, del periodista y escritor Andrés Chaves.

(1) El Perseguidor (Diario de Avisos), número 23. Entrevista con Nivaria Tejera, “Ya no me siento exiliada en ninguna parte“.

Saludos, y fin, desde este lado del ordenador

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