Akasha, un canto al pulp pop
Aunque especializado en literatura negra y criminal, Javier Hernández Velázquez también ha escrito novela histórica y ahora de ciencia ficción solo que bajo el filtro, más cinematográfico que literario, de los dos géneros que hasta la fecha ha tanteado. Si en Baraka, novela que se desarrollaba en Marruecos durante los años 20, el relato fidedigno de aquellos hechos coloniales quedaba empalidecido por un misticismo hasta ahora desconocido en el trabajo literario de Hernández Velázquez, ahora, con Akasha (M.A.R. Editor, 2022) hace un híbrido entre la literatura de anticipación con la de tintes policíacos que da como resultado un libro interesante tanto para los que se aproximan por primera vez al universo creativo del escritor como a los que ya conocen sus idas y venidas literarias.
Digamos que por ello no me ha resultado tan insólito que el nuevo trabajo del creador del detective Mat Fernández navegue por aguas ajenas al realismo que marca muchas de sus obras anteriores, apostando ahora por abrirse a nuevos mundos, a propuestas que a la postre no son tan lejanas al universo literario de un escritor que si por algo está marcado es por la idea de redención y sacrificio que domina la mayor parte de su obra. Una obra en la que se mezcla la literatura y el cine popular con resultados tremendamente originales, y a los que ha dado voz propia a través de una serie de libros de los que no resulta nada fácil desprenderse porque enganchan. A mi, particularmente, me gusta la ironía con la que escribe este autor, una ironía que se apaga con lentitud en Akasha pero que reaparece en algunos de los capítulos que estructuran una novela que bebe de fuentes diversas. Una de ellas, me atrevería a detectar, del Dune de Frank Herbert, que ha merecido hasta la fecha dos adaptaciones cinematográficas y a un autor quizá menos conocido pero no por ello menos importante como el Fritz Leiber de Hágase la oscuridad, una de las primeras novelas c/f que leí y en la que se mezclaba con inteligencia religión y ciencia.
En Akasha esa religión converge en una sociedad donde la vida y la muerte se confunden, son tránsitos en los que los supervivientes de las guerras (guerras que resuenan en el pasado y que por tanto definen a los personajes protagonistas de la historia) nos sitúa en un planeta que agoniza lentamente.
Ciencia ficción apocalíptica y también distópica. Akasha entra de lleno en lo que un día acuñé, precisamente al referirme a una novela de Javier Hernández Velázquez, como pulp pop. O la mezcla sin aditivos de géneros diversos, sobre todo populares, a los que tras agitarlos un buen rato dan como resultado novelas de escritura muy ágil con argumentos algo enrevesados. Tanto, que a veces parece que la historia te lleva en una dirección para salir por otra. No es fácil de hecho practicar esta técnica, o militar en el pulp pop ya que el escritor o escritora tiene que tener mucha cultura pulp y pop cargando en sus espaldas y eso lleva años y años de rigurosas lecturas, de encontrar en lo que otros solo ven entretenimiento las claves que hacen grande la literatura de género escrita sin complejos y que da como resultado libros que garantizan lo que prometen: entretenimiento con su dosis de mensaje y filosofía.
Se equivocan así quiénes piensen que se trata de una literatura que puede practicar cualquiera. Conozco de hecho casos de otros escritores que han intentado hacer eso mismo con resultados enojosamente frustrantes.
Si algo caracteriza las novelas de Javier Hernández Velázquez es que el lector no sabe casi nunca por donde va a salir. En Akasha esta norma se cumple por partida doble y pese a que se trata de un género que el escritor practica por primera vez los resultados son más que dignos para quien busque entretenimiento con sentido y, añadiría, sus dosis de sentimiento. La novela, como otras del mismo autor, habla de más temas entre los que destacaría el amor que es una constante en toda su literatura así como la redención como ya se dijo antes.
Akasha cuenta además con otro nivel de lectura aunque este queda reservado para los que conocen su obra. Me refiero a las pequeñas bromas que incluye el libro para iniciados. Entre otras, hacer llamar a uno de los personajes como el Reverendo, un personaje con mucho juego y potencial en la novela y que me parece de los mejores que hasta la fecha ha producido el escritor. Un escritor al que encuentro en una buena racha, con ganas de contar cosas pero sobre todo con impulso para dar rienda suelta a sus emociones más primarias, esas que oculta pero que deja resbalar en el conjunto de una producción que ahora se adentra en los territorios imaginativos de lo que conocemos como ciencia ficción y que, sospecho, volverá a explorar en nuevas novelas.
Saludos, aquí seguimos pero no sé hasta cuándo, desde este lado del ordenador