Secuestros literarios, una novela de Santiago Gil
“Me han robado todo lo que tenía varias veces. He llamado a prostitutas en la madrugada que luego desaparecen por la mañana con mi cartera, mi portátil y mi teléfono. Esos son los peores despertares. Muchas veces no recuerdo haberme acostado con ellas. Cuando estoy borracho solo quiero una mano que me sostenga en medio de ese abismo que es mi propia conciencia. Jamás he repetido con la misma prostituta dos veces”.
(Secuestros literarios, Santiago Gil, Editorial Siete Islas, 2022)
A pesar de que no lo aparente, Santiago Gil es un escritor extraordinariamente dotado para el humor. Un humor muy español porque en sus historias la risa siempre resulta torcida. Es decir, que lo cómico resulta a la postre trágico.
Estos elementos se detectan en Queridos Reyes Magos, que considero su mejor novela pero también se derrama en cantidades cada vez más reducidas en el resto de una obra que se caracteriza por su fecundidad. Es como si Santiago Gil se pasara el día escribiendo, escribiendo y guardando novelas en carpetas que va acumulando en el ordenador. Con la bibliografía que descansa hasta este momento tras sus espaldas, en torno a las dieciséis si no se equivocan mis cálculos y esto sin sumar las novelas cortas, los cuentos y poemas, creo que queda claro que estamos ante un hombre al que le gusta escribir y contar historias. Historias en las que se aprecian constantes que han ido madurando por el paso del tiempo y que de una manera u otra aparecen en la mayoría de sus libros. Una de ellas, la sombra del fracaso y lo que conlleva desprenderse –involuntariamente– de una realidad para caer en otra mucho peor. El sentimiento de pérdida y el paso inexorable de los años son también constantes en sus libros, así lo observo en dos de sus más recientes novelas históricas, las dos basadas en grandes personajes de la literatura y el arte como son Benito Pérez Galdós y José Jorge Oramas, ambos nacidos en las isla de Gran Canaria y ambos protagonistas de El gran amor de Galdós y Mediodía eterno. Resulta muy llamativo que estos dos grandes personajes en los que Santiago Gil detiene su atención estén unidos en estos relatos por la edad. Una primera juventud en la que comienzan a gestarse los primeros fracasos y las primeras ausencias.
La editorial Siete Islas publicó en 2022 Secuestros literarios, una novela que Santiago Gil escribió hace unos años y en la que late, sobre todo en su primera parte, el latido del escritor que descubrí en Queridos Reyes Magos. Es decir, al autor que sabe hacerme sonreír e incluso en ocasiones reír. Se tratan estos Secuestros literarios de estampas de la vida de un aprendiz de escritor al que le pasan muchas peripecias, las suficientes, piensa uno, para convertirlas en una novela que es lo que hace Santiago Gil sobre todo en una primera parte donde –aunque no se diga– uno se imagina quienes son los escritores a los que inoportuna el protagonista. Protagonista de una historia que, ya se dijo, está estructurada en forma de cuadros, escenas que lo llevan de un sitio a otro buscando el éxito y el reconocimiento. Que lo logre o no lo descubrirán quienes se acerquen a esta novela desprejuiciada, que nos presenta a un Santiago Gil pletórico por reír y hacernos reír, lo que consigue, se reitera, sobre todo en su primera parte.
La sonrisa primero y la risa después lo logra porque no se corta demasiado sino que se deja arrastrar por las circunstancias que le salen al paso a su protagonista. Lástima que esta libertad creadora se vaya desgastando en la segunda mitad de un libro que tiene más de experimento que de otra cosa. Y que al mismo tiempo investiga, solo que a mordiscos, sobre el arte de escribir y la condición del escritor. Esto podría explicar que los capítulos que estructuran la historia vayan decreciendo en número de páginas hasta convertirse, prácticamente, en párrafos a medida que se va aproximando el final.
Secuestros literarios debe de leerse como un rapto al hecho de escribir. Y escribir es lo que hace, y muy bien, Santiago Gil, que es uno de esos autores a los que vale la pena seguir en las literaturas que en la actualidad se escriben en este archipiélago abandonado de la mano de los dioses. Santiago Gil tiene literatura, y esa literatura tiene un mundo propio y una forma muy personal de contarlo. Y esto se aprecia en sus Secuestros literario.
Saludos, se ha dicho, desde este lado del ordenador