Una historia de los detectives privados en España
Me hago con Todo lo oye, todo lo ve, todo lo sabe. La extraordinaria aventura de los primeros detectives (Espasa, 2020) porque tengo la suerte de hablar con el autor, José Luis Ibáñez, que es el primero que me da noticia de la existencia de un libro de estas características. En especial porque gran parte de las páginas de la obra se ocupan en contar el origen de los detectives privados en un país como España donde, no iba a ser menos, irrumpen en una de las convulsiones que de tanto en tanto sufre y casi como reacción a un modelo policial inestable y a una violencia política que, por lo que se ve, se ha convertido en todo un clásico. Un clásico español.
Los detectives por cuenta ajena asoman la cabeza en una España del XIX a imitación de lo que ya estaban en Francia y los Estados Unidos mucho tiempo antes. El relato de cómo se fue propagando esta profesión es una de las columnas que sostiene este libro que no va a dejar indiferente a nadie y que se lee, además, con mucho interés si gustan de estos temas aunque la redacción es tan directa, tan periodística, que también fascinará a los que le resulte indiferente un oficio que la novela negra y criminal ha mitificado porque la realidad es otra bien distinta, más de andar por casa. Es decir, que una de las cualidades del buen detective debe ser la de mantener la paciencia porque esperar es un verbo indicativo en este trabajo.
El libro está dividido en tres grandes partes. La primera, El siglo de los detectives, contextualiza su aparición y reseña la vida y la obra de ilustres antepasados extranjeros como Vidoq y Pinkerton, en Francia y los Estados Unidos, respectivamente.
En la segunda parte, Ibáñez nos hace descubrir a Los primeros detectives privados españoles, entrega en la que el autor puntualiza que no hay demasiada información para conocer el origen exacto de la profesión en España pero sí de cuáles fueron las primeras agencias y de quiénes fueron sus pioneros: Dordal y Freixa.
La tercera y última entrega nos cuenta la vida y milagros de siete detectives fundamentales en este país como fueron Daniel Freixas, Cadiñanos, Antonio de Nait, Julibert, Antoni Tresols, Enrique Cazeneuve y Ramón Fernández-Luna.
Se trata Todo lo ve, todo lo oye, todo lo sabe de un libro plagado de anécdotas y datos que sorprenden, revela además episodios como la contratación por el Gobierno de Alfonso XII de detectives para seguir los pasos de su madre, Isabel II, en París, o el acuerdo de la embajada española en Washington con la famosa agencia Pinkerton para espiar a los independentistas cubanos en los Estados Unidos. No se olvida el autor en relatar cómo las mujeres accedieron a este trabajo que en principio era solo para hombres, y cómo lo lograron con determinación y oficio. Y oficio hay mucho en este libro que, efectivamente, si no todo, sí que sabe casi todo de los detectives.
Saludos, un libro apasionante, desde este lado del ordenador