Los alemanes, una novela de Sergio del Molino

“Navegaríamos de noche y dormiríamos de día en los sotos, ocultos entre los juncos. Papá nos perseguiría a caballo, con un alzacuello y letras tatuadas en los dedos de las manos. En la derecha se leería L-O-V-E y en la izquierda H-A-T-E, pero él lo pondría en alemán, claro: L-I-E-B-E y H-A-S-S. Necesitaría el pulgar de la derecha para amor, no quedaría tan bonito como en inglés, pero HASS cabe en cuatro dedos, y esa es la palabra que querría escribir mejor”.

Los alemanes, Sergio del Molino (Narrativas Hispánicas, Penguin Ramdom House Grupo Editorial, 2024)

Sergio del Molino es conocido por su ensayo titulado La España vacía, al que dedicó varios años después una especie de segunda entrega, Contra la España vacía, que lo situaron en el candelero en la medida en la que un escritor puede ocupar un espacio en el candelero. Como ensayista, publicaría también en 2022 Un tal González, un retrato del socialista y ex presidente del Gobierno Felipe González pero antes había publicado una serie de novelas que no es que pasaran desapercibidas pero sí es verdad que apenas tuvieron una vida editorial lo suficientemente larga en el mercado, lo que las condenó pronto al olvido.

Los alemanes, por la que obtuvo el Premio Alfaguara de novela 2024, es su libro más reciente, obra además que viene avalada por este reconocimiento, hoy considerado uno de los más importantes de España.

El origen de la novela es tan casual y por lo tanto literario que merece la pena contarlo. Cuenta el mismo escritor al final del libro que hace unos años adquirió unos “papelotes viejos en una librería anticuaria”. Esos “papelotes reproducían en español una serie de discursos del ministro de Propaganda, Joseph Goebbels y otros nazis, y que los papeles estaban editados en Zaragoza porque su destino era el de los alemanes del Camerún, que se establecieron en varios puntos de España, uno de ellos Zaragoza, tras finalizar la I Guerra Mundial.

Serán algunos miembros de esta colonia de alemanes, ahora con cruce español, los protagonistas de esta historia, tres hermanos (Eva, Fede y Gabi) y dos secundarios, Berta y Ziv, que tienen también bastante importancia en la novela. La historia está contada en primera persona a través de Fede, Eva, Berta y Ziv, los tres primeros descendientes de aquellos alemanes de Camerún hoy ya españolizados aunque Schubert y Goethe marcan su formación cultural como personas adultas pero sobre todo la de su hermano Gabi, una inconstante estrella de la música y también un hermano imposible por la tristeza que lleva dentro y un padre, el jefe del clan Schuster, vencido por la ancianidad que esconde un terrible secreto que al final saldrá a la luz por mediación de Ziv, un multimillonario judío que busca por todo el mundo a nazis que escaparon de la justicia al terminar la II Guerra Mundial.

Contada así Los alemanes prometía algo más que lo que ofrece Sergio del Molino, más empeñado en contarnos desde dentro las flaquezas de Fede y Eva, y las relaciones familiares envenenadas que marcó su existencia.

La novela está construida en capítulos no demasiado extensos pero no llega a entusiasmarme pese a que resulte muy cómoda de leer. ¿Las razones?, a mi juicio Sergio del Molino no terminar de dar el grosor que se merece a la familia protagonistas. El “terrible” secreto que se desvela llegando al final tampoco resulta demasiado sorpresivo. Es como si uno supiera desde el principio cómo ese secreto tan secreto no lo es tanto porque, ya lo avisa el título de la novela entiendo que inconscientemente, no hay manera en que Los alemanes se deshagan de la losa hitleriana.

Hay varias cuestiones que planean en esta historia y en esta novela narrada a cuatro voces por cuatro protagonistas diferentes. Por un lado, el que marca la existencia del padre y la influencia que desparrama como los brazos de un pulpo: la necesidad por recuperar la identidad alemana ya que piensa (y no anda equivocado) que su familia medio la perdió por los años que lleva viviendo en España.

Por otro, cómo afecta ese anhelo a unos hijos que escuchan a Schubert y leen a Goethe pero para los que Alemania representa como España un mismo país con identidades diferentes. Se acusa también el desgarro de los Schuster, representado en Gabi, un artista de éxito que se ríe de esa cultura alemana que vivió desde pequeño, y que respeta demasiado pese a que se burle de ella en sus canciones.

Gabi es como una suerte de ciudadano Kane en la novela ya que nos da su retrato desde perspectivas tan opuestas como son las de Eva y Fede, pero ahí está la clave de esta novela junto al secreto no revelado que no termina de entusiasmar.

Y no termina porque pese a la originalidad del libro, contar la historia de una familia de origen alemán y español, éste no despierta demasiada emoción. Parece que Sergio del Molino prefiere narrar el cacao existencial que tienen los Schuster más que los lazos que atan a unos y a otros. Es verdad que al final Los alemanes se escora a lo sensible pero no afecta el ánimo del lector porque todo el relato anterior ha resultado demasiado frío y burocrático.

Se cuenta una historia pero esa misma historia no sabe estimular la capacidad de sorpresa. Se tiene además la sensación que se ha leído esa misma historia un millón de veces solo que con personajes y escenarios diferentes.

Sin el aval del Premio Alfaguara y sin el nombre que tiene hoy Sergio del Molino, no creo que fueran demasiados los lectores que se hubieran acercado a este libro. Es probable que lo ojearan, interesados por conocer algo más de los alemanes del Camerún que se establecieron en España pero lo dejaría otra vez en su sitio porque, como se dijo al principio, este fue el origen de una novela que se queda a medio camino de nada.

Saludos, esto es lo que hay, desde este lado del ordenador

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