Pedro Medina León: “El gen de la violencia está en el ADN de Miami desde sus orígenes”
La novela negra escrita en Miami en español cuenta con un padre fundador de origen también español y con una biografía no exenta de polémica: Juan Carlos Castillón. Nieve en Miami se publicó en los años 90 y significó una pequeña conmoción en una ciudad que mucho tiempo después amaneció con una generación de narradores cubanos, peruanos, puertorriqueños, mexicanos y argentinos que cultivan el género pero en español.
Pedro Medina León (Lima, Perú, 1977) es uno de ellos. Es autor, de momento, de Varsovia, Americana, Bandidos y El Blues del Comanche, que están protagonizadas por un personaje fijo. Simultanea esta actividad con la de ser creador y editor del portal cultural y sello editorial Suburbano Ediciones así como la de conferenciante en temas de historia y cultura de Miami.
- ¿A qué se debe que una ciudad como Miami no haya generado hasta ahora una novela negra en español?
“Creo que por la misma razón por la que no se ha desarrollado toda la literatura independientemente del género al que pertenezca. Esto se debe a que aún es una manifestación artística muy joven en la ciudad, con no más de sesenta años desde que la comunidad cubana se consolidó en Miami. Y si hablamos de otras ciudades de Estados Unidos, lo escrito en español tampoco se ha desarrollado en el policial; y tampoco hay, en general, una literatura sólida y consolidada por la misma razón que expreso líneas arriba. Ahora bien, si hablamos de la literatura en inglés, es otra cosa. En este campo, Miami sí tiene una literatura de género negro muy pero muy desarrollado, igual que la tienen otras ciudades del país. Tienes ahí las plumas de John D. Mac Donald, Charles Willeford, Elmore Leonard, Douglas Fairbain solo por citar algunos nombres que son considerados de los más grandes exponentes del género en Estados Unidos”.
- ¿Qué es el Noir Tropical?
“El Noir Tropical es la literatura escrita por autores de habla hispana, que es muy diferente a la escrita por autores anglo, que no se sumergen en las entrañas del Miami contemporáneo, cuyas calles son dominadas y manejadas bajo los códigos latinoamericanos”.
- Dice en la introducción de la antología Noir Tropical Miami que el género tiene patente propia. ¿Cómo la definiría?
“Se trata de características muy definidas. Alguna de ellas, por ejemplo, es que los personajes son inmigrantes latinoamericanos y ninguno nacido en el país; otra es el choque cultural entre las distintas comunidades latinoamericanas que habitan la ciudad, otra más es el uso de un lenguaje que mezcla el inglés con las distintas variantes del español de acuerdo a su procedencia —así es el habla coloquial miamense, que, ojo, no es el Spanglish—; y que las historias no se desarrollan meramente “en callejones oscuros” si no bajo el falso brillo de las luces de neón y entre mojitos y vasos de Cuba libre”.
- ¿Qué elementos destacaría de la novela negra que se ha escrito y se escribe ahora en Miami?
“De la escrita en inglés, creo que el mayor aporte a la literatura ha sido darle la vuelta de tuerca al tablero del policial de callejones oscuros y fríos, de ese brutal hard-boiled neoyorquino o californiano, y desarrollar las mismas historias criminales y marginales con vista al mar. Por ejemplo: John D. Mac Donald, pionero en el género en la ciudad desde la década de 1960, tiene la saga de Travis Mc. Gee, un personaje que no es precisamente un detective sino más bien un sujeto que vive en un yate y se dedica solo a investigar casos que le interesan. Travis Mc Gee quizá haya sido el predecesor de Sonny Crocket –el poli de la serie Miami Vice–”.
- ¿Qué atractivo considera que tiene Miami para el género?
“El atractivo es que pone algo novedoso y diferente sobre el tablero. Y no solo me refiero a lo literario, sino que también muestran el lado sucio de Miami, ciudad que se asume como un paraíso frente al mar, cosa que no es”.
- ¿Qué escritores y escritoras destacaría?
“En inglés menciono algunos: John D. MacDonald, Charles Willeford, Edna Buchanan, Elmore Leonard, Douglas Fairbain, Les Standiford, Alex Segura, Carolina García Aguilera, John Dufrense, Lynn Barrett y la lista es interminable. En español tenemos a Rodolfo Pérez Valero, Andrés Hernández Alende, Ignacio Cárdenas Acuña. Quizá estos sean los que más de lleno abordan el género, pero también están aquellos que tienen alguna o algunas obras que nutren este registro literario como Zoe Valdés, Gastón Virkel, Hernán Vera Álvarez, Rosana Ubanell, Anjanette Delgado, Juan Carlos Castillón, Kelly Martínez Grandal y bastantes más”.
- La presencia de escritores de origen latino en la novela negra de Miami es ahora determinante, ¿cuáles cree que son sus preocupaciones?
“Los temas no necesariamente están atados a un crimen o a la resolución de un asesinato, sino que muchas veces van de la mano con conflictos que son parte de los primeros años de la experiencia migratoria. Prostituirse para llegar a fin de mes, por ejemplo, robos menores en almacenes, navajazos en trastiendas y cocinas. Asuntos así”.
- Usted es el creador de un personaje fijo, Comanche, ¿quién es Comanche?
“Desde que llegué a vivir a Miami, en 2002, y descubrí la lista local de autores, de la mano de Charles Willeford y Elmore Leonard, leí de manera compulsiva todas sus obras. Algo que no me sucedía y no me sucedió jamás con el género negro, pues en mi país, Perú, era otro tipo de lector. Dicho eso, sin abusar del legado de esos autorazos, podría decir que ellos y el cubano Leonardo Padura —a quien leo con mucho placer y admiración— han sido mi mayor influencia. ¿Cómo lo ha asumido la comunidad lectora?, creo que bien. Hay quienes agradecen que la ciudad ya tenga un personaje propio. Mientras que por otro lado, no son pocos los que establecen paralelismos entre los libros del Comanche y los de Paco Ignacio Taibo II con su Belascoarán, o Elmer Mendoza y el Zurdo Mendieta o Padura y Mario Conde. Que inserten al Comanche en ese universo, me resulta demasiado gratificante y generoso”.
- Cómo nace Comanche?
“De la necesidad de contar lo menos complaciente de Miami. En algún momento, hace diez años más o menos, quería contar una historia ambientada en el submundo marginal de la ciudad, y no se me ocurrió mejor vehículo para internarme en ese ambiente que el de un sujeto con las características del Comanche. El Comanche es un sujeto que quiere dejar de ser investigador privado, pero no sabe hacer ninguna otra cosa más que eso, entonces finalmente siempre termina envuelto en un caso. Si el Comanche no fuera investigador, probablemente sería otro delincuente más. El primer libro del Comanche fue Varsovia, y no sabía que a partir de ahí vendrían más títulos suyos. La saga continuó con Americana, Bandidos y El Blues del Comanche —que en la cronología de los libros, es el primero en ocurrir, es incluso anterior a Varsovia—. También hay uno inédito, titulado Pescado rojo. Los derechos al inglés de El Blues del Comanche han tenido la suerte de ser vendidos y en algún momento del 2025 o inicios del 2026 saldrá bajo el título Comanche, P.I”.
- ¿Cómo definiría usted la ciudad de Miami?
“Miami tiene contrastes culturales enormes. Su identidad multicultural es un rasgo que la define de inmediato. Por otro lado, si bien es una eterna postal de glamour y luces de neón, en mucho mayor medida es una ciudad impulsada por una enorme clase media que viene a jugarse una segunda oportunidad de vida y eso la hace una ciudad de gente luchadora porque las oportunidades, sabemos, son contadas con los dedos de una mano. Y también me atrevería a definirla como una ciudad muy violenta: las noticias de crímenes horrendos ocupan las primeras planas todos los días, pero esto no es de ahora, el gen de la violencia está en el ADN de Miami desde sus orígenes”.
-¿Hay algún autor de referencia del que beban las mayoría de los escritores/as que se dedican al género en Miami?
“En mi opinión hay tres obras que son pilares. Una es Miami Blues, de Charles Willeford, otra es La Brava, de Elmore Leonard y otra 8th street, de Douglas Fairbairn. Ahora bien, esos tres autores sí creo que son incuestionables en lo que se refiere a influencias, pero quizá otros prefieren otras obras dentro del universo de estos mismos narradores”.
- Dicen que la novela negra de Miami muestra la otra cara de la ciudad, ¿cuál es esa cara?
“Sucede que Miami suele tener, para muchos, una imagen de postal turística frente al mar. Pero en Miami, como en cualquier otra ciudad, hay un mundo marginal que lógicamente no es parte de ese paquete turístico. A la ciudad se le ha encasillado allí y cuando se expone al mundo su otra cara por medio de la literatura, la de los robos, las estafas, prostitución y asesinatos, la gente se asombra o no cree que ese lumpen cohabita en ella”.
- Mucha gente sigue identificando Miami con series de televisión como Miami Vice y películas como El precio del poder ¿qué aspectos son los que en la actualidad le interesan más explotar a los escritores/as que escriben novela negra en español en Miami?
“Esos dos ejemplos que mencionas tienen treinta años de antigüedad aproximadamente. Es lamentable que aún sea la visión alojada en el imaginario de los que ven a Miami desde otras latitudes. Es cierto que Miami, en la década de 1980, se consolidó como una de las capitales mundiales de la cocaína y la violencia, y que gran parte del crecimiento y florecimiento de la ciudad se debe al dinero que trajo el narcotráfico en esos años; sin embargo, no creo que los intereses literarios de los escritores pasen por ahí específicamente. Pienso que más bien a los narradores les interesa desvirtuar el tópico de postal paradisíaca de Miami, retratando el lumpen y la marginalidad de sus calles, y desde luego remarcando su carácter multicultural”.
- ¿Qué opinión le merece la obra del español José Carlos Castillón, autor de Nieve sobre Miami?
“Es una obra fundacional y fundamental en lo que respecta a literatura en español de Miami. Aunque no solo ese libro suyo, sino también su ensayo Extremo Occidente, que es una excelente radiografía del Miami en el que él vivió. Pero yendo concretamente a Nieve sobre Miami, que es el tenor de esta pregunta, en mi opinión es el libro que abre la puerta al noir escrito en nuestro idioma en Miami. Una suerte de bisagra entre el anglo y el hispano. Un testimonio del Miami salvaje y brutal desde la perspectiva de los inmigrantes hispanoamericanos, pero desde la ficción. Hasta entonces solo los anglos escribían sobre ese Miami salvaje y brutal —y ojo que cuando Castillón escribió y publicó ese libro, ya había una comunidad cubana sólida que escribía, pero su literatura iba por otros derroteros—. Es una lástima que ni Nieve sobre Miami, ni Extremo Occidente se encuentren en circulación, y que tampoco sean libros de cabecera de todo lector miamense. Ambos más bien son hasta cierto punto desconocidos”.
LA PRIMERA
Pedro Medina León lo tiene muy claro. La primera novela negra que se desarrolla en Miami la escribió Francis Wallace y lleva el título de Kid Galahad, se publicó en 1936, después vinieron autores como Elmore Leonard y Chales Willeford entre otros. Si hablamos de novela negra miamense escrita en español, Medina León lleva dando guerra desde hace unos años a través de un personaje, Comanche, que es protagonista de Varsovia, Americana, Bandidos y El Blues del Comanche —que en la cronología de los libros, es el primero. El escritor cuenta además con una novela inédita, Pescado rojo.
Saludos, una semana después, desde este lado del ordenador