Para los responsables del teatro Guimerá lo friqui es ser friki

Me he pasado un buen pedazo de mi existencia leyendo novelas fantásticas y viendo películas de terror. Me encanta el género, y para sorpresa de psicólogos de colegio no fui un niño que sufriera pesadillas por las noches, quizá se deba a que en todas aquellas novelas y en todas aquellas películas sabía que el monstruo en el fondo era una víctima más del sistema, y sobre todo un perdedor. El perdedor podía tener la elegancia de un vampiro o la torturada esquizofrenia de un hombre lobo. También la de una criatura que no le había pedido a nadie venir al mundo y mucho menos a que un hombre jugara a ser Dios como sucede con el ¿monstruo? de Frankenstein… Si hablamos de King Kong la cosa se complica porque si uno ve la película de 1933 siendo un niño enseguida está del lado del gorila. Y descubre, como su protagonista Fay Wray, que el simio no es tan mala gente sino un tipo grandote enamorado… Estaba así, pensando en todas estas cosas y en lo profundamente agradecido que le estoy a los monstruos de la Universal y más tarde de la Hammer cuando interrumpió mis cavilaciones el misterioso careto de Anthony Blake, el mentalista famoso y con truco que el ilustre Ayuntamiento de Santa Cruz de Teneirfe nos trae a bombo y platillo al Guimerá.

Y no es que tenga nada contra el señor Blake. Somos libres para hacer lo que queramos siempre y cuando no molestemos a los demás, pero me pongo a pensar en la estupenda programación que había caracterizado hasta ahora el Guimerá y me digo: ¿qué teatro hace el señor Blake? Un amigo me dice que todo en él es puro teatro, pero como soy una persona que respeta a sus semejantes y bastante crédulo, pienso que más bien su visita obedezca a un estrafalario cambio de rumbo en la política de contrataciones del viejo teatro Guimerá.

Es probable que Blake llene las salas los días de representación, pero el teatro es teatro y el circo es circo. Leo en una invitación del Circo Mundial una deliciosa frase del maestro Ramón Gómez de la Serna: “El que más noche de circo tenga en su haber, es el que primero entrará en el reino de los cielos…” Y me parece muy bien,  y pienso que quizá sea por ello que los ahora responsables del teatro Guimerá hayan dado un giro de noventa grados a una programación rigurosa en favor del espectáculo. Sea mentalista o no. A este paso, los aficionados a la escena se quedarán sin ver lo bueno que se está haciendo sobre los escenarios del mundo en favor no ya de Blake, que me imagino es un caballero, sino de Chiquilicuatre y otros frikis inventados o no que pueblan la geografía nacional con el único objetivo de que el Guimerá se llene. Me temo que para los responsables de la cosa, lo bueno es lo que vende y lo malo lo que no vende. Y si viene de fuera, tanto mejor. Lo friqui, como ven , es ser friki.

No Responses to “Para los responsables del teatro Guimerá lo friqui es ser friki”

  1. candelaria Says:

    Acabo de leer tu opinión sobre Anthony Blake. Me gustaria comentarte que el espectáculo de Blake se representa en teatros de la peninsula como por ejemplo…TEATRO NOVEDADES DE BARCELONA (más de 25.000 espectadores),TEATRO CAPITOL DE MADRID,TEATRO ALAMEDA DE MALAGA,TEATRO JOVELLANOS DE GIJON,TEATRO AYALA DE BILBAO,TEATRO ROMEA DE MURCIA,TEATRO NUEVO APOLO DE MADRID,TEATRO BRETON DE LOGROÑO,TEATRO CAPITOL DE BARCELONA…por detallar algunos..asi como en el TEATRO BOLIVAR DE QUITO EN ECUADOR ultimamente. Evidentemente el TEATRO GUIMERÁ no tiene menos categoria que ninguno de los teatros anteriormente citados, por lo que no entiendo cual es el motivo para desprestigiar un espectáculo que se representa en TEATROS a nivel nacional e internacional.Por lo tanto, si una gran cantidad de programadores teatrales asi como el gran número de espectadores que avalan la trayectoria profesional de Anthony Blake, consideran muy interesante su espectáculo. ¿ Cual es el motivo de desprestigiar la carrera de este MAGO,MENTALISTA, premiado internacionalmente? La opinión que quiero transmitir es que nunca se deberia mezclar la politica con la cultura. Sirva como ejemplo EL PREMIO DUNNINGER al mejor mentalista del mundo en los años 2003 y 2004.

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