Me cuentan fuentes cercanas al mentalista Anthony Blake que está que trina. Que trina con el teatro Guímerá de Santa Cruz de Tenerife, que no tuvo el detalle (por llamarlo de alguna manera) de avisarlo que actuaría en la isla un fin de semana que coincidía con puente en las islas: el del Día de Canarias. Según estas fuentes, esto repercutió en los mediocres resultados obtenidos en taquilla que obtuvo la representación del artista, a los que habría que sumar la “misteriosa mano negra” que distribuyó (y multiplicó) a diestro y siniestro las famosas “entradas de protocolo”, ya que la mayoría todavía descansan en los sobres esperando destinatario.

La mujer del mentalista casi se sube por las paredes y anima a su marido a practicar yuyu para que los cimientos del Guimerá temblaran. Un amigo espectador me dice que durante la representación, con medio aforo vacío, sintió como el suelo bajo sus pies temblaba ligeramente. Me asegura además que sintió un escalofrío en su espaldas mientras Blake hacía su número. Mi amigo me dice que el mago de alguna manera despertó a los espíritus del Guimerá. La leyenda cuenta, de hecho, que bajo sus sótanos hay un fantasma que toca el órgano cuando no hay nadie. El caso, me cuenta el amigo, es que él sí que escúchó el órgano. Y un grito no de terror sino de rabia. ¡La mujer de Blake cantándole las cuarenta a…! ustedes perdonen, pero no vamos a mencionar el nombre del verdadero fantasma del Guimerá.

¿No querían circo? Pues tomad circo.

Esta anotación fue publicada el Martes, 10 de Junio de 2008 a las 10:26 y está archivada en la categoría de El Blog de El Escobillón. Puedes seguir cualquier respuesta a esta anotación a través de RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o hacer un trackback desde tu página web.