Gracias por el fuego, señor Benedetti

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Este lunes todos los lectores del mundo, aunque en especial los de habla hispana, se han sentido si cabe un poco más huérfanos: ha muerto Mario Benedetti. Un resistente, un luchador, un dinosaurio ideológico para algunos tantos que supo encandilar, pese a sus refugios políticos, a generaciones y generaciones de seguidores. Su muerte, pese a anunciada, no deja de resultrar igual de dolorosa. Además, es más que probable que el espíritu del poeta pasee despistado por las ciudades y pueblos de esta región sin estructuras que es Canarias porque casi siempre regaló a una aundiencia sedienta sus toneladas y toneladas de talento.

No soy lo que se dice un lector “especializado” en literatura hispanoamericana, quizá porque desde siempre sentí más fascinación por las genialidades borgianas universales que por las que se trabajaban y trabajan desde ese lado del continente, pero no deja de inquietarme que cada vez sean menos las voces autorizadas que nos quedan para indicarnos que nos desvíamos del camino hacia la nada.

Fue un hombre tranquilo pero también rabioso ante las injusticias. Uno de esos protagonistas que tanta falta nos hacen en estos tiempos de miserables y miserias. Tengo la sensación de que cada vez estamos más solos, y que ya no son momentos de tregua.

Por eso y muchas cosas cosas más, señor Benedetti, gracias por el fuego.

Saludos tristes a este lado del ordenador

One Response to “Gracias por el fuego, señor Benedetti”

  1. Eve Harrington Says:

    Precisamente hace sólo un mes que me leí ‘La Tregua’. Benedetti nos ha dejado huérfanos a muchos. Menos mal que ha dejado muchos hijos repartidos por el mundo.

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