No, no y no. Me niego en rotundo a respaldar el titular de una nota informativa de la agencia Efe que asegura que James Mason (¡¡¡James Mason, señoras y señores!!!) pasó a la historia del cine por un único papel, el protagonizado en el filme de Stanley Kubrick Lolita. Y no, insisto. James Mason es más que su brillante composición del Humbert Humbert de la aclamada (y políticamente incorrecta) novela de Vladimir Nabokov.

La nota de Efe se hace eco de que tal día como hoy (15 de mayo) nació el que quizá sea uno de los mejores actores de la historia del cine. Con o sin Lolita en su brillantísima filmografía.

De hecho, cuando leo la noticia, las imágenes de Mason que se me cruzan en la cabeza no son, precisamente, las de la película de Kubrick, sino Larga es la noche, Rommel, el zorro del desierto, La cruz de hierro, su fantástico capitán Nemo en la igual de fantástica 20.000 mil leguas de viaje submarino, Operación Cicerone y Julio César, o los inquietantes y también fascinantes malvados que nos regaló en Con la muerte en los talones y El prisionero de Zenda por citar sólo dos de los títulos que se me vienen a la cabeza. No puedo olvidar tampoco su protagonismo en la para mí inmortal La caída del imperio romano y en ese extraño largometraje de corte fantástico que es Pandora y el holandés errante, rodada en tierras de España y donde compartió amores locos con otra grande sin discusión de la Historia del Cine con mayúsculas, Ava Gardner y el torero Mario Cabré.

Dicen que dijo que le gustaría ser recordado como un actor de carácter bastante atractivo. Y si hay alguna definición que describa con palabras como forma parte de mi memoria cinéfila es, precisamente, con esas mismas palabras: un actor de carácter bastante atractivo.

Todo lo que hizo lo hizo bien. Aunque este que les escribe confiese que estaba de su lado cuando encarnaba a esos malvados con dobleces, dibujando esa inquietante sonrisa en los labios sin que se le moviera ninguna otra parte del cuerpo.

Me entero ahora que le ofrecieron el papel de James Bond, y niego con la cabeza una vez más. Mason, en todo caso, hubiera encarnado al mejor malvado de la serie del agente 007. Era demasiado refinado. Un caballero sin sentido del bien y del mal. En todo caso, pienso ahora, es más que probable que hubiera convencido al mismísimo Bond para que se pasase al otro lado. Al de los educados nihilistas. A los que aman la vida por encima de todas las cosas.

No, amigos, James Mason no pasará a la Historia del Cine por Lolita.

James Mason es Historia del Cine con todas sus letras.

Saludos reivindicativos a este lado del ordenador. 

Esta anotación fue publicada el Jueves, 14 de Mayo de 2009 a las 23:47 y está archivada en la categoría de El Blog de El Escobillón. Puedes seguir cualquier respuesta a esta anotación a través de RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o hacer un trackback desde tu página web.