Quiero más ‘Sangre fresca’

No sé si existen las casualidades. Tampoco si determinadas casualidades deben de interpretarse como un milagro porque tampoco tengo muy claro si existen los milagros. Admito, no obstante, que me da cierta inquietud pensar que todas esas pequeñas sorpresas que te depara la vida son fruto del azar. Bien es verdad que no me quita el sueño sea lo que sea lo que pone algo de sal a nuestras desabridas vidas, pero me gustaría pensar que igual hay un plan escrito sobre nuestro devenir existencial. Plan que también nos lleva a cómo descubrimos determinadas cosas. O todas esas voces que nos alientan desde la casualidad a seguir adelante. Siempre adelante, mirando eso sí de reojo al pasado pese a que seamos tan inconscientes al imaginar que no volveremos a tropezar en la misma piedra que hay en el caminio y que me enseñó que mi destino era rodar y rodar…

En estas cosas andaba pensando esta tarde de domingo. Aguantando con estoicismo el calor axfisiante que empaña la atmósfera. También, es cierto, algo nervioso porque tras casi ocho meses en los que mi vida ha dado uno de esos vuelcos que obligan a mirarte en el espejo, un amigo me hace entrega de una de esas series que descubrí precisamente hace unos ochos meses, justo en el momento en el que daba un paso hacia adelante (siempre hacia adelante ¿recuerdan?) en la fatigosa y ya algo cansada aventura de estar despierto.

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Ya me hice eco de la serie en su momento. Se trata de True Blood, creada por Alan Ball, el mismo de A dos metros bajo tierra, y aún con la certeza de que no se trata de uno de esos productos que pasarán a la historia de la televisión como la familia de enterradores más famosa de la pequeña pantalla, True Blood tiene para este que les escribe el extraño aroma de una enamorada. Además, y por esa casulidad o azar que antes intentaba describirle, supo arroparme digamos que espiritual y sentimentalmente cuando suponía que iba a entrar en una de esas deprimentes depresiones que nos acompañan de tanto en tanto.

Escribo todo esto porque gracias al mismo amigo que me hizo descubrirla ahora he comenzado a disfrutar de los cuatro capítulos de su segunda temporada como si de agua de mayo se tratara. Tengo, además, la sensación de recuperar a un montón de buenos conocidos con estos nuevos episodios aunque también el temor de que no tanto ellos si no yo mismo, haya cambiado tras este largo paréntesis sin vernos.

He visto el primer capítulo de la segunda temporada, y si bien reconozco que se ha producido lo que me temía, que he cambiado en tan poco espacio de tiempo, la serie continúa contribuyendo a que me sienta algo mejor. Sí, ya sé que no es nada del otro mundo, que los vampiros del siglo XXI son una legión de adolescentes calientes, pero caramba, me fascina esa atmósfera del viejo sur de los Estados Unidos. Y su lógica aplastante, empaquetada de pasadísimo romanticismo que, sin rehuir al erotismo que siempre ha rodeado a estas criaturas de la noche (colmillos largos, sangre derramándose por el cuello de la víctima, las tinieblas…) ha sabido conmover esa parte de jovenzuelo que todavía queda en alguna parte de mis ideas. O mi corazón, poniéndome cursi.

Asocio, como intentaba explicar al principio, True Blood a un azar o casualidad o milagro que justo unos ocho meses después vuelve a mi vida en condiciones digamos que más o menos parecidas a cómo la descubrí. Esa asociación espectral y gótica alimenta de hecho mi particular agradecimiento a una serie que no arrastra por el momento a legiones de seguidores a Dios gracias. Soy consciente que el día que esto suceda, la serie terminará como todas las series que ganan cierta popularidad, por devorarse a sí misma. 

Mientras tanto disfruto con esta nueva remesa. Dejando en la nevera los tres episodios restantes de la nueva temporada que aún no he visto como si de un plato de exquisiteses se tratara; también buscando el día para sumergirme en ella. Es tan diabólicamente real en su irrealidad que al menos a este triste aprendiz de Bram Stoker se le ha clavado como una estaca en el corazón.

He dicho, que se dice.

Saludos a todos los hijos de la noche desde este lado del ordenador.        

2 Responses to “Quiero más ‘Sangre fresca’”

  1. Eve Harrington Says:

    Acabo de ver el quinto capítulo de la segunda temporada y voy camino del sexto. Tengo mono de Tru Blood B – (bien fresquita para estos calores). Un mordisco para ti

  2. editorescobillon Says:

    ¡¡¡Y yo que demoro el tiempo para ver el segundo, el tercero y el cuarto capítulo de la temporada!!!! Y usted me escribe que ha visto el quinto y ahora el sexto… En fin, que no sabrá cuanto echo de menos aquellas conversaciones cinéfilas que mantuve con alguien a quien sentí (y siento, caramba) tan cercano y que, no sé por qué, me recuerda tanto a usted…

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