Señor Ojo ya está en casa… ¿hasta cuándo? No lo sé

LOADO SEAN LOS DIOSES

Señor Ojo estaba esperándome ayer noche, entrada la madrugada ante la puerta de mi casa. La verdad es que su estado era lamentable aunque mantenía intacto su sentido del humor. En la mano izquierda llevaba una botella de ginebra barata vacía. Me lo encontré sentado y mirando el suelo. Cuando me vio llegar preguntó:

- ¿Dónde coño estaba usted? Llevo casi tres horas esperándolo…

Iba a soltarle cuatro tacos y recriminarle lo de  “cabestro ¿por qué demonios no ha dado señales de vida en todo este tiempo?” Pero reprimí mi enojo por miedo a que se largara otra vez con viento fresco.

Abrí la puerta cerrando los puños y subimos las escaleras en silencio. Antes de entrar en casa se volvió con su único ojo enrojecido para soltarme:

- No le quedará algo bebible ahí dentro, ¿verdad?

Por Dios, creánme que su aliento casi me hace caer de espaldas, lo aparté de mi lado mientras afirmaba con la cabeza:

- No se preocupe que además de agua hay cuatro botellas de esa cosa que tanto le gusta.

¿TIEMPO DE CONFESIÓN?

Se frotó las manos. Encendió el aparato de música para escuchar una vez más a su Johnny Cash del alma y se tiró en el sillón mientras se quitaba el nudo de la corbata. Corbata, juraría, era de color vino aunque en ese momento me resultaba bastante difícil  descifrar en que variedad cromática se había transformado.

Serví dos copazos de ginebra y le planteé la pregunta del millón.

- ¿Dónde ha estado estos días, criatura de Dios?

Me miró con su único ojo, ahora muy rojo encendido. Y se hizo el tonto.

- ¿No estaba aquí?

Negué con la cabeza. Esperaba aquella respuesta. Di un trago a la ginebra que cayó como una bomba atómica en mi cada día más inestable estómago.

- Vaya.- se dijo metiéndose las manos en los bolsillos y cruzando las piernas.- entonces es que alguien me raptó.

- ¿Alguien? ¿Rapto?

- Bueno, una señora.- indicó. Sacó de sus bolsillos la cartera y se puso a ver lo que tenía dentro de ella: Un móvil apuntado, una foto tamaño carnet, algunas monedas de céntimo de euro. La tarjeta de un local de mala reputación y poco más.

RECUERDA, RECUERDA…

Investigó con sus ojos todos aquellos objetos. Me los fue entregando uno por uno. Miré el móvil y se me encendió la bombilla.

- ¡Eh!.- exclamé.- De este puto número no han dejado de mandarme sandeces estos días…

- ¿Sí?.- contestó mirando la fotografía tamaño carnet que tenía entre los dedos. Vi como su ojo dejaba de ponerse rojo y hasta me pareció atisbar el signo de una sonrisa. Dio un suspiro.

- Ahora que lo recuerdo… ella es así…

- ¿Ella? ¡Canalla!, me he subido por las paredes todos estos días y usted, usted con…con   con ¡¡¡una señoritaaaaa!!!

- Señora.- Me advirtió con voz solemne dando otro trago a la ginebra. Se arrellanó en el sofá y soltó un prolongado suspiro.

- Señor Ojo, ¿se ha enamorado usted?.- Le solté con una malévola sonrisa.

- Bueno, no exactamente.- me explicó tendiéndome la foto tamaño carnet.

- ¿Entonces?

- Ya sabe como son estas cosas…

- Pues la verdad es que no.

Se sirvió otro copazo. Se lo bebió de un trago y se levantó estirando los brazos mientras cogía la botella y se dirigía a su habitación.

- Pues va siendo hora que aprenda.

Iba a contestarle pero me dejó con la palabra en la boca. Me quedé un rato sentado y en silencio mirando la foto tamaño carnet.

Y en ese momento, justo en ese momento volví a recibir otro mensaje ¿insultante? vía móvil.

¡LA REVELACIÓN!

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En fin.

Saludos, otra vez con señor Ojo, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Señor Ojo ya está en casa… ¿hasta cuándo? No lo sé”

  1. Tinerfeño exiliado Says:

    No pierda usted el humor ni el ojo crítico en este año que comienza. Continúe deleitándonos con sus palabras. En fin, amigo, tienes lectores fieles… y críticos. Feliz año.

  2. editorescobillon Says:

    De parte de señor Ojo, ¿señora Ojo? y yo mismo: FELIZ AÑO.

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