Carlos Franqui. El escritor y periodista al que intentaron borrar de la Historia

Gracias al Che! de Richard Fleischer me convertí en una especie de enciclopedia viviente de la Cuba del siglo XX. En mi memoria se conserva todavía muy fresco el impacto que me dio contemplar aquella película con Omar Shariff haciendo del guerrillero argentino y Jack Palance de Fidel Castro.

Confieso que he visto esta película (una obra muy menor en la filmografía de Fleischer) varias veces. Si la primera vez –porque siempre hay una primera vez– salí del Cine Rex con la sensación de que lo que me contaba el filme era mentira; visionarla por segunda, tercera y hasta cuarta vez no quitó que valorara algunos de sus atractivos pese a su discurso ingenuamente anticomunista.

Durante mi periodo de aprendizaje de la revolución cubana los primeros libros que cayeron en mis manos eran biografías de Ernesto Guevara donde ora lo reflejaban como una especie de santo laico y ora como una especie de gran diablo laico.

Cuando di el gran salto a volúmenes más rigurosos sobre la llamada revolución cubana me encontré con personajes más fascinante que el guerrillero enganchado al mate.

Tuve la suerte entonces de que entre otros tantos libros que devoré sobre este periodo de la historia del pasado siglo XX me tropezara con Retrato de familia con Fidel, de Carlos Franqui, escritor y periodista cubano fallecido el pasado viernes, 16 de abril, en San Juan de Puerto Rico.

Leer los libros de Franqui fue algo así como leer los testimonios de un hombre que creyó ser protagonista del fuego de la Historia y terminó calcinándose entre sus llamas.

Franqui fue el fundador en plena Sierra Mestra de Radio Rebelde y del periódico clandestino Revolución, cabecera que tras el triunfo de los revolucionarios se convirtió en algo así como el diario oficial del Movimiento 26 de Julio, grupo liderado por Fidel Castro.

Este periódico se caracterizó por editar un suplemento cultural, Lunes de revolución, en el que colaboraron entre otros intelectuales Guillermo Cabrera Infante, grupo de pensadores e  ilustrados que simpatizaron en un primer momento con los barbudos recién llegados al poder hasta que llegó el comandante y mandó a parar. Entre otros, el mismo Franqui, que abandonó la isla en 1963 para romper definitivamente con su gobierno cinco años más tarde.

Entiendo que salvo a los que son iniciados en las luces y en las sombras de la revolución cubana el nombre de Franqui no les diga nada. Baste, no obstante, una fotografía (la misma que acompaña estas líneas, que revela en su primera imagen su ausencia que se constata en el segundo cuadro) como ejemplo para ilustrar lo que hace el poder cuando uno de sus más leales seguidores no ha perdido aún su capacidad de crítica: borrarlo. Es una vieja técnica en este tipo de procesos.

Basta con retroceder a una de las figuras más siniestras de la Historia para que se hagan una idea: Stalin. O Koba el temible, como tituló el escritor británico Martin Amis uno de sus ensayos más polémicos y contestados por una izquierda extrema incapaz todavía de radiografiar las mierdas que se cuecen en sus tripas.

Repaso los libros que tengo de Franqui en mi biblioteca cubana: su mítico El libro de los doce; Diario de la revolución cubana; Cuba, la revolución: ¿mito o realidad. Memorias de un fantasma socialista; Vida, aventuras y desastres de un hombre llamado CASTRO y Camilo Cienfuegos, que fue el último libro que adquirí de este escritor dominado por el desencanto y la frustración, y en donde sugiere una teoría sobre la desaparición del que quizá fue el más mítico de los guerrilleros del M-26 antes de la muerte de Che Guevara en una aldea perdida de Bolivia.

¿Tienen valor como textos literarios independientemente de su retrato del corazón de las tinieblas de la revolución castrista?

Mucho me temo que no.

Eso no quita que lamente su ausencia, a los 89 años de edad, en unos días donde Cuba sigue de actualidad y palpitando en estado casi coma(n)toso.

Lo interesante de Franqui y su papel en este proceso que amó y posteriormente denunció es que demuestra, una vez más, que hay que desconfiar de todos aquellos que encabezan una verdad que sólo es verdad para ellos.

Por eso mismo, y para un autómata que un buen día llegó a la conclusión de que se puede ir por la vida cuestionando esos mismos hilos que conducen a su verdad, el señor Franqui –con todos los recelos a los que tengo derecho– es uno de esos escritores que me enseñaron a ir por la vida pensando que merece el esfuero defender  esa palabreja tan maltratada en los últimos tiempos que es dignidad.

Lo que no es poco.

Saludos, una vez más fúnebres, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Carlos Franqui. El escritor y periodista al que intentaron borrar de la Historia”

  1. R.Abreu Says:

    Muchos vimos a Omar Shariff, algunos tratamos a Cabrera Infante y Carlos Franqui (q.e.p.d.), otros amigos privilegiados conocieron a Calvert Casey. Le escribo estas líneas, señor editor, urgido por la gravedad del asunto que me cuenta el escritor Ezequiel Perez Plasencia (autor del hermoso libro “El regreso de Calvert Casey”), que impotente ante tanta malicia ha redactado el microrrelato “Editorzuelo”, editado en http://www.canariassocial.com y en el blog Pixelatria de Juan Leston Padrón, ex camarada y amigo de Ezequiel desde hace treinta años, y es en este blog donde aparece la cara del “señor” que se ha empeñado en incordiar al escritor a pesar de que padece una grave enfermedad, hasta el punto de estropearle el ordenador con archivos maliciosos. Esto es lo qe se llama cultura políticamente abyecta de un señorito que editó sólo 235 ejemplares de “El orden del día”, buena parte de ellos enviados a independentistas canarios que viven en Lanzarote y El Hierro y que no obstante mereció reseñas en los suplementos 2C, Babelia, Abcd las artes y las letras, Borrador. Puedo asegurar que buena parte de lo contado en el microrrelato “Editorzuelo” no es ficción, sino realidad. Puede preguntarle a Dulce Xerach Pérez que le dijo en su momemto el editorzuelo acerca de Ezequiel Pérez Plasencia. Para que no haya más saludos fúnebres, le he escrito esta nota por indicación de Ezequiel, que está destrozado al comprobar la sevicia de este señorito tinerfeño que va por ahí alardeando de cuánto hace por la (in) cultura. Es claro de qué lado están la dignidad y la bonhomía. Puede comprobar cuanto le he dicho llamando teléfónicamente al afectado

  2. erica Says:

    El cine Rex, Cienfuegos, Che Guevara, Carlos Franqui, de acuerdo, pero no veo que relación tiene todo ello con el comentario anterior, aunque me consta que, a otro nivel, a Ezequiel también algunos lo quieren borrar de la historia de estas islitas.

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