Todo cambia para que no cambie nada

Asisto al acto de la presentación de la última novela del escritor tinerfeño Víctor Álamo de la Rosa, que tiene lugar el viernes 24 de junio en el Espacio Cultural CajaCanarias. Mucha gente, muchas caras conocidas… El título, La cueva de los leprosos, uno de cuyos ejemplares tengo ahora justo al lado del ordenador, esperando a que lo lea. Hasta el momento sólo he podido echarle un vistazo, mirarlo por encima. El volumen ha sido editado en la colección La Caja Literaria.

A Víctor Álamo lo conozco desde hace ya varios años. Fue por mediación de un colega común, un poeta.

Confieso que no soy un lector enganchado a su literatura pese a que tuve la suerte de conocerlo cuando comenzaba su carrera como escritor a raíz de la publicación de su libro de relatos Las mareas brujas y el frustrado intento de que algunos de sus cuentos se tradujeran en forma de tebeo. Sin embargo, y de aquel primer intento hasta hoy, Víctor ha ido macerando una bibliografía en la que se mezclan novelas, cuentos, poesía, libro de entrevistas (para quien le escribe su encomiable Escritores en su tinta), historias  infantiles y también poesía.

Con esto quiero decir que nuestro escritor más traducido (me imagino que tras Alberto Vázquez Figueroa) según  el también escritor Juan Manuel García Ramos, si se caracteriza por algo es por su desarmante empeño y capacidad de trabajo que en la mayor parte de los casos se inspira en Isla Menor (trasunto literario de El Hierro), una especie de territorio mítico al modo de Macondo o Comala.

Ahora que tengo su última novela ante mis ojos no sé si agradecerle o más bien reprocharle a García Ramos que en la presentación del pasado viernes reventara el hilo argumental de la misma. No obstante, me preocupé de tomar algunas notas de los que dijeron los intervinientes con el objeto desinteresado de que a algunos de los que puedan recalar en este post se animen a hacerse con la última obra de su autor.

Para el ya citado García Ramos, lo que ya podemos considerar como ciclo  Isla Menor revela “una obsesión geográfica” por definir el mapa de este espacio inexistente pero que sin embargo existe (El Hierro), así como por su indagación en lo que el profesor denominó como “las cinco plagas bíblicas” que plantean estas cinco novelas: la represión franquista, descrita en El Humilladero; la sequía, que aparece en El año de la seca; la II Guerra Mundial, telón de fondo de Campiro que; la inmigración, uno de los argumentos a partir del cual gira Terramores y ahora la enfermedad con La cueva de los leprosos.

Según García Ramos “la historia la condiciona la geografía y los personajes”, y en el último trabajo de Álamo de la Rosa –a su juicio– lo primero se convierte en metáfora del infierno en la tierra a través de sus protagonistas.

El único problema que le encuentra Juan Manuel García Ramos a ese mundo fabulado que no lo es y que Víctor Álamo conoce como Isla Menor es que se agote en la imaginación de su autor. Pese a todo, destacó que el escritor con estos cinco libros ha sido capaz de “inventar su El Hierro particular”, lo que lo sitúa junto a Juan Pedro Castañeda, como uno de los dos grandes novelistas de la Isla del Meridiano.

Para el también profesor Juan José Delgado –de alguna manera el mentor literario del escritor Víctor Álamo– el universo novelístico del autor de La cueva de los leprosos es “recurrente” por lo que sus anacronismos sirven para adentrarse en los fundamentos del mito que siempre es atemporal.

Juan José Delgado resaltó también el tema de la insularidad en la obra de Álamo de la Rosa, y que en La cueva de los leprosos pone de manifiesto al modo de cronotopos de la insularidad que definió como “espacios que tienen dimensión y que se manifiestan en la conciencia del narrador”.

“La isla como conflicto, como una prisión. También como un reducto donde se generan pasiones salvajes que se atenúan en otro cronotopo: el poético, al representar la isla como una mujer”.

Víctor Álamo fue el encargado de cerrar el acto con un sencillo y emotivo homenaje a quienes han contribuido a que esta novela (gestada en 2007) haya salido a la luz, y leyó un fragmento de la misma.

No me quedé al copeteo final habitual en estas presentaciones, pero sí tuve la sensación de que este tipo de actos continúan caracterizándose por una rigidez que no hay prueba del tiempo que lo someta. Llevo muchos años asistiendo a presentaciones de novelas, ensayos, poemarios, y todas ellas son iguales aunque sus protagonistas sean diferentes.

Me pregunté mientras llegaba a mi casa si eso puede ser o no, uno de sus encantos. En su favor está que parece que los años no han pasado, y que de alguna manera continúo siendo el mismo cretino de ayer. En su contra, que me inquieta ese inmovilismo y ver casi siempre a los mismos cretinos como yo mucho más viejos. Los ausentes, los que no estuvieron, probablemente ya estén bajo tierra.

Esa sensación extraña me sabe como a otra dosis diaria del cianuro que consume nuestra existencia por aquello –ya tan manido– de que hay que cambiar algo para que nada cambie.

Y este viernes tuve la desagradable sensación de que, efectivamente, todos hemos cambiado para que no cambie nada.

Saludos, intentando mirar al Sol para comprender lo que nos pasa, desde este lado del ordenador.

12 Responses to “Todo cambia para que no cambie nada”

  1. Laura Roldán Says:

    No conozco los libros de Víctor Álamo de la Rosa pero estoy interesada en leer algo de literatura canaria. ¿Merece la pena comenzar por este escritor?

  2. Brausen Says:

    A Laura R: mejor empiece por Quintín Alonso Méndez, Juan Pedro Castañeda, Juan Cruz Ruiz, los fallecidos Rafael Arozarena, Manuel Padorno o Luis Feria, Cecilia Domínguez Luis, Bruno Mesa, Ezequiel Pérez Plasencia… No se arrepentirá.
    En cuanto a usted, señor editor, yo metería en un saco a Víctor Álamo, J-M García Ramos y Vázquez Figueroa (a sus obras, me refiero) y lo enviaría a un contenedor de papel reciclable. Las nuevas generaciones valorarán y tendrán en cuenta esa acción de limpieza de la lileratura canaria.

  3. admin Says:

    A Laura, no me atrevería a recomendarte ningún título aunque siempre queda el socorrido Arozarena y su ya inevitable Mararía.
    A Brausen, a mí me dan miedo esas comparaciones que usted hace ya que… ¿y si envían al cubo de la basura las obras de sus mentados Quintín Alonso, Castañeda, Juan Cruz, Feria, Domínguez Luis, Bruno Mesa, Ezequiel Pérez y otros que usted no cita?
    En fin…

  4. elintenso Says:

    Definitivamente no le recomiendo mi libro. Vaya usted a saber qué es la literatura canaria.

  5. grinpis Says:

    A Brausen: no propage la contaminación del medioambiente que los contenedores de papel no tienen culpa de escritores malos, aunque esto de escritores es un decir. No puedo hablar de escritores canarios por que no conozco alguno que valga un duro pero del Alamo este si que se que se las arregla para ser un vendedor de motos muy bien cualificado. Será cosas de amistades interesadas por que no entiendo como le dan tanta bola a un tipo tan insoportable. No me olvido cuando el pobre Saramago le hizo un comentario sobre una de sus “novelas” y el tipo cogió y puso esas palabras como si fueran un prologo hecho a la medida para el. o cuando trabajaba en un peridiódico de aquí y se autopublico un articulo de un amigo gago a toda pagina para hablar bien de otra novela. ay que ver con la cara dura de algunos y luego a vivir del cuento, es otro decir.

  6. brau... Says:

    Qué bueno, el que se pica es porque ajos come.

  7. admin Says:

    ¿A qué se refiere Brau…? Hable, hombre de Dios, hable…

  8. abogado diablo Says:

    Ignoro quién será Brausen, pero en cuanto al “filósofo” Juan-Manuel G. Ramos está claro que su falsedad y caradura fueron puestas de manifiesto una vez más cuando se inventó una entrevista con Borges, además de otras continuas traiciones políticas… Al pobre Víctor A. se le recuerda por una portada de la desaparecida Cateta de Canarias en la que a bombo y platillo se consideraba el descubridor de las simpatías de Ernesto Sábato por Oscar Domínguez (claras, por lo demás, para los muchos que habíamos leído “El escritor y sus fantasmas”), o cuando un amigo publicó en un periodiquillo lo sigiente: “El Mont Blanc pierde altura”, por un premio con ese nombre que recayó en Roberto Cabrera. Por un viaje de dos meses a Brasil con una chica y de pronto aparece con una novelucha en portugués que, sorprendentemente, le prologa el gran Saramago. Por su mosconeo constante con Luis Feria y otros muchos. Por su cabreo injustificado por no obtener el premio Benito Pérez Armas cuando era cuestión de la editirial Anagrama. En fin, ahí están Quintín Alonso, Juan Pedro Castañeda, Bruno Mesa y Ezequel Pérez haciendo buena literatura, sin presentaciones por todo lo alto ni padrinos ni alharacas. En fin, nada tienen que ver los primeros homúnculos con Manuel Padorno, Arozarena (no sólo Mararía, sino Cerveza de grano rojo y su magnífica poesía). En cuanto a Juan José Delgado, es un caballero de la república de las letras.
    Mis fuentes, siempre fiables, me indican que es muy probable que el próximo Premio Nobel recaiga en Vázquez Figueroa, Armas Marcelo o Victor Álamo, tan disparatados y culturalmente correctos. Si Corín Tellado levantara cabeza…

  9. Ignacio Says:

    Víctor Álamo es un auténtico trepador de la Literatura Canaria. Listo, eso sí. Pero un espécimen muy habitual en estos peñascos, que se van “agarrando” de liana en liana de el calor de otros escritores o personalidades culturales (Dígase Saramago, Luis Feria, Juan Manuel García Ramos, Juan José Delgado, Arozarena…etc) para “parecer” que él también es un gran escritor merecedor de premios, críticas “obligadas” (como la de este post sorprendente de Gª. Rojas) e “iluminado” creador de “Macondos” en la Isla de El Hierro. Cuando lo que hay detrás no es un escritor, sino un “maquiavélico” buscador de rentabilidades financieras y un hombre con la “pose” de escritor culto…

    Lamentable.

  10. admin Says:

    Estimado ¿Ignacio? este post no pretende ser una crítica “obligada” sino la modesta descripción de unos hechos a los que asistí el viernes pasado.

  11. Marlango Says:

    me apena, todo esto.

  12. admin Says:

    Recomendaría más bien que leyeran la novela (la inicié ayer) y que sacaran sus conclusiones al margen de simpatías y/o antipatías personales.

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