Cuando la leyenda supera la verdad, publica la leyenda

EL MISTERIO DE LA EDAD DE ORO

En el pequeño pero intenso y agitadísimo universo del cine en Canarias contamos también con leyendas. Algunas sabrosas y de hondo calado cinematográfico. La que más me atrae por extraña y fascinante, embrión de una idea que algún día podría terminar en pantalla como historia de ficción siempre y cuando no caiga en manos de algunos de los responsables del LEAC, es la que cuenta que en esta isla, al estallar la Guerra Civil, alguien escondió en las dunas de Maspalomas la cinta La edad de oro de Luis Buñuel.

Sobre tan atractiva premisa Isabelle Dierckx dirigió un descafeinado y presuntamente poético documental que produjo La Mirada y Entre chien et loup hace unos años, pero que pasó sin pena ni gloria precisamente por querer ser un documental presuntamente poético sobre un hecho que, como dije, es una leyenda que pide a gritos convertirse en película que imagino se inicia una noche estrellada de julio de 1936 en las dunas de Maspalomas, y en la que dos hombres entierran apresuradamente en la arena un paquete que contiene algo que ¿no sabemos?

EL SEGUNDO ROLLO PERDIDO

Otro capítulo apasionante del cine rodado a este lado del Atlántico es el segundo rollo perdido de El ladrón de los guantes blancos (1926), de José González Rivero y Romualdo García de Paredes, la primera película de ficción estrictamente canaria rodada en estas desmemoriadas orillas.

Según informa Benito Fernández Arozena y Fernando Gabriel Martín en el que probablemente sea el mejor trabajo que sobre cine canario se ha escrito en nuestro maltratado territorio –Ciudadano Rivero. La Rivero film y el cine mudo en Canarias–, los rollos perdidos mostrarían una escena rodada “en el vistoso Salón de los Espejos del Casino de Santa Cruz, donde se roba el collar de los Henry”.

Los propios autores de este volumen escriben que “la cuestión hunde sus raíces en la leyenda (…) a partir de la muerte violenta de Rivero. Para muchos, el extravío del segundo rollo no fue accidental, sino que se trató de una desaparición intencionada, provocada por alguien que, apareciendo en la escena del baile del segundo rollo, no quería ser relacionado con la película. La causa, siempre según estas interpretaciones, podía deberse a que aparecía en alguna compañía inadecuada, sentimentalmente hablando, o a que no quería ser asociado con personas de talante izquierdista”.

No obstante, y siempre según los autores de este trabajo, esta suposición es algo fantasiosa si tenemos en cuenta que “aparentemente, a nadie pareció importarle lo más mínimo aparecer en la película, que por otra partes es políticamente bastante inocua y cuenta en sus filas con actores de una tendencia y la otra, como es el caso de Romualdo García de Paredes”.¨

ENTRADA Y SALIDA DE VIAJEROS

Hago memoria porque me ha sido imposible encontrar algún rastro en la web de lo que a continuación voy a escribir pero hace mucho, mucho tiempo, cuando descubría (y continuo descubriendo) la producción literaria de ese genio que fue Graham Greene quiero pensar (o quizá fue un sueño, no lo sé) que leí en el periódico El Día un artículo sobre la llegada del escritor que nunca fue inglés a Tenerife cuando su barco hizo escala en la isla.

El artículo imaginaba el itinerario del autor de El americano impasible por las calles de aquel Santa Cruz de Tenerife a comienzos de los años cuarenta. Intentando matar el tiempo mientras tomaba cócteles en la cafetería El Atlántico en una ciudad pequeña y provinciana como nunca ha dejado de ser esta capital.

El autor del artículo (que me perdone por haber olvidado su nombre) imaginaba que el escritor llegaba al legendario cine Numancia de nombre tan legendario para ver ¡oh, sorpresa! El poder y la gloria, cinta basada en su novela y dirigida por John Ford.

Según creo recordar, el articulista suponía que Greene había visto el filme en esta sala y que tras salir y reflexionar sobre los cambios que la versión cinematográfica había hecho de uno de sus mejores títulos se retiraba calle abajo hasta llegar al muelle. Subía entonces al barco y esperaba con resignada paciencia a que zarpara de aquel extraño territorio que a su manera le dejó huella.

VOLVAMOS A LA CRUDA REALIDAD CON UNA  PREGUNTA

El programa Islas de Cine, con la colaboración del Gobierno canario y Aiete Ariane Films, ha organizado la presentación del documental Ciudadano Negrín, de los irregulares Sigfrid Monleóne Imanol Uribe y el escritor Carlos Álvarez en la capital grancanaria.

El acto tendrá lugar el próximo viernes 10 de diciembre, a las 20.30 horas, en los Multicines Monopol.

Y hasta ahí todo bien. La pregunta que se suscita es ¿por qué no se estrena también en la isla de Tenerife, tal y como viene siendo habitual con todas aquellas producciones que cuentan con la colaboración del Gobierno de Canarias?

Ciudadano Negrín se estrenó fuera de concurso en la sección Tiempo de historia del Festival de Cine de Valladolid (Seminci), y se trata de un documental de 80 minutos que reconstruye la figura del estadista y científico canario a partir del testimonio de sus descendientes, la opinión de varios historiadores y las filmaciones domésticas realizadas en su día por el propio retratado. Cabe destacar que los responsables del documental, que se rodó en Francia, México y España, optaron en el montaje final por ndescartar las escenas rodadas en la capital grancanaria.

QUE ESPERO ANIME A LOS FRANQUISTAS DE BUEN CORAZÓN

Aprovechando que el próximo sábado, 11 de diciembre, Jesús Franco junto a su compañera y musa Lina Romay estará en el Espacio Ámbito Cultural de El Corte Inglés para presentar el número 81-82 de la revista La Página que dedica sus contenidos a El estraño viaje, de Fernando Fernán Gómez, recuerdo que entre las varias películas que rodó el inclasificable cineasta en esta tierra canaria se encuentra Un capitán de 15 años (1974), adaptación franquista de la popular novela de Julio Verne y que contó, entre otros protagonistas, con ese excelente secundario y asiduo en varias películas de Franco que fue Howard Vernon, actor que también visitó este apartado rincón del Atlántico para rodar Alerte aunx Canaries, donde compartió cartel con Celia Cortés bajo la dirección de André Roy.

Y A LOS QUE VEN NAZIS, ¡¡¡NAZIS!!! HASTA EN EL PUCHERO

Leo con estupor y hasta con una sonrisa canallesca el reportaje que publica el periódico La Provincia el pasado viernes 26 de noviembre de 2010.

Con el título de La aventura nazi de Douglas Sirk en Canarias se articula un chiripitifláutico y también flatulento texto en el que se quiere dejar bien claro que Douglas Sirk, el maestro del melodrama (que se escapó con lo puesto de la Alemania nazi porque detestaba el régimen impuesto por ese señorito con bigote charlotiano abstemio y vegetariano) ¡¡¡rodó una película — La Habanera, 1937– en clave nacionalsocialista en unas islas, las nuestras, que quiso hacer pasar por Puerto Rico!!!

Lo más tronchante del artículo es el argumento que esgrime un tal Martín Rodríguez, quien califica la cinta de “pura propaganda nazi” porque en “La Habanera suceden cosas como que son los europeos quienes salvan a los pobrecitos isleños de morir víctimas de la plaga e incluso muestran al hijo que la protagonista tuvo con el isleño –y morenísimo– don Pedro, como un chico rubio y de piel clara, muy en la línea de los conceptos sobre raza aria”.

Y me pongo a pensar. Zzzzz, zzzzz… Y concluyo, ¿qué coño fue entonces Tarzán (el producto literario y el cinematográfico que encarnó mi admirado y llorado Johnny Weissmuller) sino un súper hombre blanco proclamándose rey de una selva repleta de monos?

¿Un nazi?

La Habanera estuvo interpretada por Zarah Leander, una famosísima actriz  sueca de los años treinta y protegida en ese entonces por ese crápula y absoluto genio de la manipulación que fue Joseph Goebbles, el ministro nazi de Propaganda.

CLARO QUE HOY QUEDAN LOS GRITONES

El cineasta lanzaroteño Roberto Pérez Toledo ha obtenido el Premio CEV, categoría de ficción y dotado con 2000 euros, uno de los galardones que se conceden en Cinemad’10 XVII Festival de Cine Independiente y de Culto por Los gritones

El resto de palmarés recayó en Esto no es amor, de Javier San Román (Premio Pasión Turca a la mejor historia de amor, dotado con 1.500 euros); Berlín, de J. Enrique Sánchez (Premio El deseo al segundo clasificado en categoría de ficción y dotado con 1000 euros); La noche de los gatos, de Muchachito Bombo Inferno, de Jonathan Perera Viedma (Premio Mondosonor-La Vía Láctea al mejor director, también con 1000 euros); Snatch, de Olivier Peresse (Premio EFTI a la mejor Fotografía Digital Mi película favorita: Curso de creación de vídeo con cámara réflex digital valorado en 1100 euros, e impartido por EFTI); Todo el tiempo, dirigido por NYSU (Premio Alberto García-Alix a la mejor videocreación, con 1000 euros); Sin ti, de Juan Carlos Molina Goicoechea (Premio CEV –  Fotogramas al mejor cartel de película) y Ofelia dirigido, de Anita Sinkovic (Premio La Bocina al mejor Sonido: Servicios de postproducción de audio para cortometrajes valorados en 3000 euros).

Saludos, reivindicándo veinte premios Nobel, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Cuando la leyenda supera la verdad, publica la leyenda”

  1. Un curioso Says:

    Señor editor me ha parecido magnífico este post. Usted hace más por el cine canario que toda esa tropa que se cubre de medallas de hojalata. ¿De dónde saca toda esa información? Ha logrado que un idiota en la materia empiece a tomarse en serio el cine canario. ¿Es correcto esto de cine canario? Un abrazo y mis más sinceras enhorabuenas.

  2. admin Says:

    Gracias por sus generosas palabras. Y sí, el debate de cine canario es o no es mucho me temo que continuará abierto hasta que alguien o algo demuestre lo contrario.

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