Tú Jane, yo Paulino

I.- EL IMPACTO

Jane Goodall se detiene fascinada. Mira a un lado y al otro, sorprendida que nadie se haya dado cuenta.

“Es imposible”.- le dice su cabeza.- “es imposible”.- vuelve a repetir su cabeza.

¡¡¡Estoy ante el descubrimiento de mi vida y no tengo cámara de fotos!!!.- ladra su conciencia.

ACOMPAÑANTE: Señora Goodall, ¿se encuentra usted bien?

Goodall se repone del impacto. Traga saliva aunque los veinte dedos de sus manos y pies tiemblan.

JANE GOODALL: Oh… yes, yes…

El acompañante le tiende el brazo para que se apoye en él. La señora Goodall se lo agradece con una tímida sonrisa.

ACOMPAÑANTE: Entremos. El señor presidente nos está esperando.

JANE GOODALL: ¿President?

El acompañante asiente con una amable sonrisa dibujada en los labios.

Al fondo, medio escondido en las sombras, sale a la luz Paulino Rivero, quien abre los brazos en señal de bienvenida.

¡¡¡No tengo cámara de fotos!!!.- le vuelve a ladrar la pesada conciencia de la señora Goodall.

Paulino Rivero se inclina sobre ella y le estampa dos sonoros besos en sus mejillas.

PAULINO RIVERO: Tú Jane, yo Paulino…

Goodall se sonroja… Y mira atolondrada al presidente del Gobierno de Canarias.

JANE GOODALL: Oh my God!

ACOMPAÑANTE (traduciendo a Rivero): Dice que muchas gracias. Que es usted muy amable.

JANE GOODALL (sin salir de su estupor): Incredible!

ACOMPAÑANTE: Dice que…

Paulino Rivero hace gestos, un poco molesto, y les indica que los acompañen hasta su despacho.

II.- LA PRUEBA

Paulino Rivero se sienta detrás de la mesa una vez que Goodall y el acompañante han hecho lo mismo. En el centro de la mesa hay una bandeja con frutas. También una botella de agua helada y varios vasos. La señora Goodall no quita los ojos de Paulino Rivero, que se siente un poco incómodo. Se ajusta el nudo de la corbata e intenta sonreír.

JANE GOODALL: Incredible!, Incredible!

ACOMPAÑANTE (traduciendo): Dice que…

PAULINO RIVERO: Calle usted que entiendo a la Jane.

Pasa un ángel.

PAULINO RIVERO (componiendo su mejor sonrisa de seductor): Dígale que es un honor tenerla como invitada en Canarias. Y que ya estamos haciendo todas las gestiones para recuperar la Casa… la Casa (consulta unos papales)… Amarilla de ese gran alemán que vivió en nuestra tierra y que fue (vuelve a mirar los papeles) W-o-l-f-g-a-n-g  K-ö-h-l-e-r.

Ancha sonrisa la del presidente, que baja los ojos ante la amorosa mirada de la señora Goodall.

JANE GOODALL (dando palmaditas con las manos): Uuuuuu, uuuuu.

Paulino Rivero se mueve inquieto en su silla.

JANE GOODALL (haciendo el mono): Iiiiiiii, iiiiii.

PAULINO RIVERO (mirando al traductor): ¿Está loca?

El acompañante, colorado, se encoje de hombros como diciendo son cosas de ella…

JANE GOODALL (poniéndose las manos en los sobacos): Uuuuuu, iiiiiiii

PAULINO RIVERO (con voz cavernosa y dirigiéndose al traductor): Cojones ¿qué coño está diciendo la loca?

ACOMPAÑANTE: ¡Puede que hable en guanche!

PAULINO RIVERO (con los ojos encendidos): ¿Guanche? ¡África! Dígale que uno de los objetivos prioritarios de nuestro gobierno es el de estrechar relaciones con África. Explíquele el cuento ese de Canarias plataforma tricontinental…

JANE GOODALL (señalando la bandeja de frutas): Iiiiiii.

El acompañante y Rivero miran la bandeja de frutas.

JANE GOODALL: Uuuuuu. Uuuuuu.

PAULINO RIVERO (cabreado): ¿Pero qué quiere la Jane?

ACOMPAÑANTE: Creo que desea que coja usted una fruta.

El presidente del Gobierno canario mira sin disimulo su reloj de pulsera.

PAULINO RIVERO (recomponiendo su mejor sonrisa de seductor): Dígale a la Jane que soy un hombre muy ocupado y que la visita de cortesía está finalizando.

JANE GOODALL (cada más entusiasmada): Uuuuuu. Iiiiiiii.

PAULINO RIVERO (cada vez más violento): Dígale que en algún lado debo de tener un Tranquimazin

JANE GOODALL (señalando el cesto de fruta): Uuuuuuuuuuuuu.

ACOMPAÑANTE (rogando): ¡¡¡Por Achamán, coja usted una fruta!!!

Los ojos de Paulino Rivero se entrecierran como los de Lee Van Cleef mirando al traductor, que parece que se hace un insecto en la silla.

PAULINO RIVERO (con acento helado): ¿Una fruta?

ACOMPAÑANTE (zumbando): Creo, señor presidente, que quiere que usted coja una fruta.

Paulino Rivero mira la cesta y escoge un plátano.

PAULINO RIVERO (mientras lo pela): ¡Son de Canarias, Janel! ¡Plátanos de Canarias!

Jane Goodall, que por fin ha cerrado la boca, lo mira expectante.

Paulino Rivero se pone a comerlo.

JANE GOODALL: Incredible!, Incredible!

PAULINO RIVERO (masticando): Uuuuuu, iiiiiiiii.

 Saludos, sacando el mono que llevo dentro, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Tú Jane, yo Paulino”

  1. Sitedicenqueleí Says:

    Tarzán está muy enfadado, la Casa Amarilla la quiere destinar para habilitar pequeños apartamentos en alquiler, nada de realizar investigación sobre primates. Además está cansado de su loft en el árbol, demasiado expuesto a miradas de extraños, quiere intimidad…con su chica

    Oh Tarzán¡¡¡¡¡ …..
    Who? …Tita Cervera dixit

    Sitedicenqueleí

  2. Lujan Says:

    Magnífico. Este relato entronca con la tradición del Planeta de los Simios pero como una interesantísima variante en la que los monos ignoran su propia condición animal.

Escribe una respuesta