Mi amigo cretino

Conozco el sentido exacto de la cretinez porque tengo varios amigos que, quizá como quien les escribe, en ocasiones resultan insultantemente cretinos.

Un día de estos, mientras cenaba con uno, tuve que soportar algunas cretinadas porque estaba de mal humor. Problemas con su jefe vino a comentar para renglón seguido continuar soltando por su boca una ristras de estupideces que, caramba, mi armadura de acero ya no resiste. Será que nunca fue de acero.

El caso es que terminas por perdonarle esos raptos de cretinez a ese amigo porque no son habituales en su persona aunque últimamente –debe ser signo de los tiempos– parezca que el demonio esté invadiendo su sangre porque el comportamiento empieza a resultar sospechosamente repetitivo cada vez que me lo encuentro.

Partiendo de la base que se trata de una persona inteligente pero fatalmente diletante, si hubo algo de esa noche que me hizo sacar de mis casillas, muy tranquilas, como si intuyeran la tormenta que ya está aquí, fue que criticara la última novela de un joven escritor canario sin haberlo leído.

En su comentario, no tan acerado a como me tiene acostumbrado, dijo que se negaba a leerlo porque había escuchado por la radio a su autor y éste le había parecido un memo. Lo de memo lo escribo yo a modo de conclusión de su barroca y vacía digresión a la hora de explicar los por qué no leía a este caballero que, hasta el día de hoy, no le ha hecho nada a mi amigo cretino.

Esto me hizo pensar que, objetivamente, mi amigo cretino se equivoca. Y se equivoca porque no se puede crucificar a un creador si no se conoce algo (el argo) de su trabajo.

En este sentido, mi amigo cretino multiplicó su ya desarrolladísimo grado de cretinez dejándose arrastrar por unos prejuicios cuyo verdadero origen debería de analizarse. Con esto quiero decir que, en esa penosa cena, mi amigo más que amigo fue un cretino. Y me duele escribirlo porque tengo la esperanza de que lea esta rápida reflexión y se dé cuenta que esa no es manera de luchar contra sus miedos (entiendo que gigantescos) porque están devorándolo en una arteriosclerótica soberbia que, como amigo probablemente cretino también, le pido que se cuide con carácter de urgencia.

No es la primera vez que me pasa con él e intuyo que no será la última.

También me pasa con otros amigos a los que su adscripción a determinadas tribus hace que no existan otros mundos, otras realidades literarias, musicales, plásticas, cinematográficas porque “esos no son de los míos.”

Resulta muy fatigoso pretender ir de independiente en este pueblo chico, infierno grande. La envidia mezclada con la cretinez hace imposible tender a una objetividad rigurosa sobre lo que intelectual y estéticamente nos ofrecen los artistas y los que van de artistas a este lado del Atlántico.

Este mal que no es solo canario, se extiende a otros campos que no son estrictamente artísticos pero en mi nueva situación de gañán existencial que soporta las marejadas del destino, afortunadamente en estos tiempos de crisis como un independiente que está viéndolas venir, tantas cretinadas comienza no ya inquietarle sino también a indignarle.

Así que como observador sin privilegios de lo que acontece, a veces, solo a veces, siento la necesidad de apagar el ordenador y disolverme en silencio.

Sin aspavientos ni cretinadas. Desaparecer mientras los que están a tu alrededor continúan dando dentelladas a diestro y siniestro. Ajenos a que ya solo nos queda pellejo.

Disculpo, no obstante, a mi amigo cretino porque pienso ingenuo que ayer probablemente olvidó tomar su tableta de Omeprazol.

Saludos, resignado y alerta ante próximas cretinadas, desde este lado del ordenador.

4 Responses to “Mi amigo cretino”

  1. Mar Says:

    Es impresionante la cantidad de gente que, en Canarias, no conoce obras que merecen la pena y tienen más o menos cerca sólo por algún tipo de prejuicio. ¿Cretinez? Sí, pero también mala baba, palurdés, atontamiento, soberbia muy mal entendida. “A mí qué me va a contar este…pss”, parecen decir. Pobrecitos. Se mutilan a sí mismos. Pero cuánto daño hacen. ¡Lean! Se sorprenderán. O no. Y no pasa nada.

  2. admin Says:

    No, nunca pasa nada…

  3. vaya tueste Says:

    Pues sí, cretinadas hay muchas, pero la peor de todas es la cobardía y utilizar un triste blog en medio del gran torrente de internet para darse golpes de pecho, cuando en la vida real se adoptan posturas más que miserables. Sí, quizás deberías abandonar ese ego que tienes y disolverte en el silencio como dices, despojarte de ese papel de niño bueno y defensor de las artes y de los libros que te has creado y ser persona, una de verdad. Qué hipocresía hablar de amigos cretinos por una cuestión tan nimia, cuando las malas artes son tu especialidad. Te recomiendo un buen ejercicio: busca en el diccionario las palabras amigo, persona, honestidad y limpieza. Creo que ignoras su significado, o por lo menos, no lo aplicas en la vida real, esa en la que te vendes casi como Soy leyenda, como un periodista valiente y sin pelos en la lengua que, en realidad, no deja de ser un mediocre de casino con demasiado olor a naftalina en todo lo que escribes. Tu ‘mi me conmigo’ aburre y mucho. Tu cinismo resulta nauseabundo.

  4. admin Says:

    Joder, me he quedado noqueado. Nos vemos en el otro mundo.

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