Risas y escalofríos con acento canario (ojo con los ‘guanigeis’)

Además de Víctor Conde, que es nuestro gran nombre del fantástico nacional, en estas islas desparramadas del Atlántico hay otros escritores adictos a contarnos historias en clave tenebrosa aunque en el caso de Ángel Luis Marrero Delgado empapadas de un sanísimo sentido del humor en las novelas La extraordinaria narración de Peter Pendulum (Colección Arcanum Insulae, Ediciones Idea, 2006)  y El vampiro de La Puñeta (Colección Cajón Desastre, Ediciones Idea, 2009) en las que además de rendir homenaje a Washington Irving, E. T. A. Hoffman, Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft propone también un entretenido itinerario por archipiélago tan aplatanado como en el que vivo.

Marrero Delgado, que está a punto de ultimar su tercera novela, consiguió con sus dos títulos precedentes equilibrar con verdadera pericia de escritor algo tan difícil como humor y terror, con un estilo llano y directo, de fácil digestión en el que se aprecia, sin embargo, sus profundos conocimientos sobre un género como es el de la fantasía en todas sus acepciones y tan maltratado últimamente por esos vampiros adolescentes que quieren renunciar a la carne para convertirse en vegetarianos (¡!) .

Merece la pena leer estas dos piezas escritas sin trascendencias ni innecesarios chirridos, y meterse en el irónico universo que el autor sugiere porque son novelas puras. Puras porque solo quieren generar en el lector sano entretenimiento.

La extraordinaria narración de Peter Pendulum –que incluye sobresalientes ilustraciones del autor– comienza tras el hallazgo, en “alguna oscura y recóndita librería de viejas reliquias” de un lugar indeterminado de Inglaterra, de un manuscrito en el que se cuenta el extraño viaje que inicia su protagonista a una isla de Tenerife que cuenta en uno de sus pueblos con una extraña raza de habitantes que, para los que somos iniciados lovecraftianos, recordarán inevitablemente a los Profundos. Ya saben, aquellos seres mitad hombres y mitad peces que adoraban a unas deidades ominosas y oscuras. Y que en la novela de Marrero Delgado se llaman, no sin cierta sorna, como los guanigeis.

Lo mejor de este libro, sin embargo, no es el encuentro de su protagonista con esta raza mutante sino las descripciones que da a través de sus ojos de una ciudad, como pudo ser Santa Cruz de Tenerife a finales del XVIII, que llaman la atención por su perspicacia y exquisita flema británica.

He aquí algunos ejemplos:

“Preso de una vivísima curiosidad, desesperaba por lanzarme a la aventura por las calles de aquella ciudad desconocida y mezclarme con sus gentes, afamadas por su amabilidad con los extranjeros, incluidos los ingleses.”

“Según las apreciaciones de mi viejo amigo, Santa Cruz había crecido de manera considerable desde la última vez que la visitara (¡no hacía poco tiempo de aquello, nada menos que cuarenta años!), aunque en poco había dejado de ser el ploblezuelo que fuese antaño. Su aspecto, desde luego, distaba mucho de asemejarse al de una ciudad de verdad, pero lo menos que esperaba encontrar en aquella isla era una metrópolis al estilo de las naciones modernas. Su estructura, por lo general desordenada y caótica, recordaba a un villorrio medieval, en apariencia deshabitado por alguna epidemia, pues aun teniendo en cuenta su reducido tamaño, no podría decirse que fuera bulliciosa ni siquiera en la zona portuaria.”

La extraordinaria narración de Peter Pendulum es un libro que hay que entender como una inteligente y brillante reinterpretación de los mitos lovecraftianos, aquellos que aún alimentan el alma de Cthulhu, así como un atractivo cuaderno de viaje escrito, supuestamente, por un caballero británico que, si viviera en nuestros días, descubriría horrorizado que al final los guanigeis tomaron por completo la isla que en aquellos ya lejanos tiempos visitó.

La segunda novela de Ángel Luis Marrero, El vampiro de La Puñeta, mantiene el mismo tono que la primera solo que en esta ocasión su autor está notablemente influenciado por el estilo literario de, entre otros, Washington Irving, para contarnos un extraño caso de vampirismo en un apartado caserío de Anaga (Tenerife), de nombre La Puñeta, y ubicado en el siniestro paraje de La Hoya del Diablo.

En esta historia, más humorística y desenfada que La extraordinaria narración de Peter Pendulum, un enviado del Tribunal del Santo Oficio tendrá la misión –tras muchas y divertidas aventuras–  de descubrir al oscuro personaje que se dedica a drenar de sangre los cuerpos de las señoras y señoritas del lugar.

Son estas dos novelas, reitero, viento fresco para la literatura que en estos momentos se está cocinando en Canarias. Historias que cuentan, precisamente, historias que saben capturar la atención del lector y sorprender al iniciado en los arcanos de las ficciones fantásticas.

Estos títulos deben ser considerados, también, como excelentes ejemplos de lo que puede dar de sí esta tierra cuando sus novelistas apuestan por los géneros con chispeante fondo intelectual y, en el caso de Ángel Luis Marrero Delgado, una extraordinaria capacidad de parodiarlos con todo el respeto del mundo.

Dos novelas, en definitiva, que no están escritas desde el ombligo. Y sí con el corazón y la cabeza.

A la espera de la tercera aventura que nos depara el autor, en la que abandona el territorio fantástico para explorar los límites de la novela histórica –se desarrollará durante el asalto del contraalmirante Horatio Nelson a la capital tinerfeña a finales de julio de 1797–, solo cabe recomendar estas dos pequeñas aportaciones a una literatura canaria que nace con vocación de saltar fronteras.

Saludos, Necronomicón en mano, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Risas y escalofríos con acento canario (ojo con los ‘guanigeis’)”

  1. angel marrero Says:

    Joder, tío! Has pintado tan estupendamente estas novelillas que casi me dan ganas de comprármelas a mí mismo. Je, je. Un saludo desde mi particular cripta lovecraftiana.

  2. admin Says:

    Un triple abrazo…

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