Matamos a todos los ‘risitas’ del mundo

Hay risas contagiosas y una clase de risas que –no sé a ustedes– solo despierta en mi, mis más bajos instintos.

Me refiero a esa risa tonta e histérica que ladra por cualquier cosa.

El viernes pasado, mientras veía Juan de los muertos. Matamos a sus seres queridos tuve la desagradable fortuna de sentarme dando la espalda a uno de esos risitas que complicó y, quiero pensar contribuyó, a que mi noción de esta película de zombis a la cubana que es Juan de los muertos me resultara a ratos lo que es Juan de los muertos: una comedia graciosita que no da para más.

Además del risitas, que se reía de cualquier cosa que pasara en pantalla por muy poco graciosa que fuera, tuve que poner en alerta mi sentido auditivo porque, confieso, me costó un riñón entender lo que decía el personaje protagonista de la película, Juan (Alexis Díaz de Villegas).

- ¿Qué dice?- susurraba en la oscuridad de la sala a mi vecino de butaca.

- No tengo ni idea.- me respondía en las mismas el vecino de butaca.

Al risitas parecía importarle un pimiento lo que dijera Juan. Continuaba con su risita mientras yo me dejaba arrastrar por oscuras reflexiones asesinas.

Veo ahora los titulares si me hubiera dejado llevar por las emociones:

“Estrangula a un espectador en una película de zombis cubana.”

“El asesino confiesa: no aguantaba al risitas con su risita.”

Al final la sangre no llegó al río. Y risitas se escapó cuando aparecieron los créditos finales de la cinta para mezclarse con la multitud disfrazada que a esa hora ya transitaba por la calle.

Una calle, por cierto, repleta de muertos vivientes. La mayoría disfrazados.

Respecto a Juan de los muertos un ligero encogimiento de hombros. Lo escribe alguien aficionado a este tipo de películas. Las de muertos vivientes.

La cinta respeta bastante las claves que instauró George C. Romero con su Noche de los muertos vivientes y propone respuestas originales a la tendencia última que se respira en este tipo de películas. Es decir, que si  en la original de Romero los muertos van dando tumbos y en las últimas corren como gacelas, en Juan de los muertos aparecen unos y otros como además de arroz hay en el arroz a la cubana.

La película está rodada en La Habana, que es una ciudad bella reducida a cascotes por un régimen que aún continúa aferrado al Patria o muerte, ¡venceremos!, y tiene momentos de lúcida gracia. Me encanta una escena en la que una jinetera sale a la calle y tras ver a muertos y vivos caminando por la misma calle exclama con acento cubano: “Yo no veo nada raro.”

Sorprende al aficionado el exquisito respeto del cineasta Alejandro Brugués por esta clase de películas.

Es decir, que se ajusta al ritual de todo cine de zombis que se precie.

Además, y escudándose en que es una de zombi, la cinta puede tener incluso lecturas radicales contra el sistema castrista. Sobre todo en los créditos finales. Pero ello no quita que le falte entusiasmo y espíritu gamberro con ganas de transgredir.

Vale, sí, junto al risitas que tenía pegado a mi espalda solté alguna risa pero mi risa, en contra de la de risitas, no acabó nunca en estruendosa carcajada.

Sea quizá porque Juan de los muertos se toma, pese a que las apariencias digan lo contrario, demasiado en serio. Por lo que no es una parodia de cine zombis rodada en Cuba sino una comedia de zombis rodada en Cuba.

Hasta ahí  llego.

Lo escribo porque si por algo recuerdo Juan de los muertos. Matamos a sus seres queridos no es por la película precisamente sino por el impertinente risitas que tenía pegado a mi espalda.

Su risita, de hecho, no me la puedo sacar de la cabeza.

Imaginen una risita tonta e histérica.

Una risita de imbécil que no te puedes sacar de la cabeza.

Una risita que ha hecho que germine en mi cabeza una idea:

El Escobillón. Matamos a los risitas del mundo.

Precios económicos para todas las edades, razas, sexos y credos.

Saludos, jajaja, kakaka, jijiji, jojoo, jujuju, jejeje, hahaha, desde este lado del ordenador.

4 Responses to “Matamos a todos los ‘risitas’ del mundo”

  1. JAVIER HERNÁNDEZ-VELÁZQUEZ Says:

    Realmente las cosas no fueron así. Lo reproducido es una simple alucinación del gestor de la web. Los hechos fueron que el señor García Rojas obtuvo una entrada de pista, primera fila, en el Staples Center. Eso generó que el Gran Jack (Nicholsson) se viera desplazado a la segunda fila y adoptara (ya que estamos en Carnaval) el disfraz de Joker. No se le puede echar en cara nada al Gran ex de Anjelica Huston (por cierto el partido era Los Ángeles-Houston) que se pasara todo el partido riéndose (los Lakers este año son de risa). A la salida, una vez en la avenida Figueroa, los que siguieron sus pasos hasta la puerta de la casa del señor García Rojas fueron Pierre Nodoyuna y Patán (de ahí que continuaran las risitas).
    Una vez explicada la confusión permitanme que me vaya a dormir (que la noche ha sido larga)… almenos, me voy con una SONRISA en los labios (sin risitas) despùés de leer el editorial de El Día (¿siempre no es el mismo?) y tomarme quizá los peores churros de vida… SWEET DREAMS.

  2. cautivo y desarmado Says:

    Una película cuyo único interés tangencial es la idea de producir semejante obra en Cuba. Por lo demás, una serie de chistes, la mayoría de un machismo casi ofensivo.

  3. Tom Savini Says:

    Pues parece, estimado amigo, que el risitas al que usted alude se coló en más de una sesión. Yo asistí a la proyección el domingo y, al igual que usted, tuve que sufrir el insoportable martilleo de la puñetera risita.

    Sí al final se decide a poner en marcha su idea de acabar con todos los risitas del mundo, cuente conmigo sin dudarlo.

    En cuanto a la película; flojita, flojita. Sí se trata de mezclar comedia y muertos vivientes, nada comparable a “Sawn of the dead “, absurdamente e titulada España

  4. Tom Savini Says:

    Pues parece, estimado amigo, que el risitas al que usted alude se coló en más de una sesión. Yo asistí a la proyección el domingo y, aijl igual que usted, tuve que sufrir el insoportable martilleo de la puñetera risita.

    Sí al final se decide a poner en marcha su idea de acabar con todos los risitas del mundo, cuente conmigo sin dudarlo.

    En cuanto a la película; flojita, flojita. Sí se trata de mezclar comedia y muertos vivientes, nada comparable a “Sawn of the dead “, absurdamente titulada en España “Zambis party”.

    Un saludo.

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