¡¡¡Malditos comunistas!!!

El miedo es como el fuego

Rocky Balboa

INTRO

El mundo ha dejado de ser el mismo desde que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas dejó de ser Socialista y Soviética. Claro que, afortunadamente, el cine ha dejado buena constancia de aquel periodo de la Historia que marcó la política global a través de un puñado de películas que vistas hoy conservan todavía un siniestro atractivo. En este post voy a mencionar solo algunos de los títulos que me parecen más significativos sobre lo que ha pasado a conocerse como Guerra Fría, dejando de lado con discreción y mucha alevosía las numerosas cintas que en clave de espionaje también quisieron contar aquellos sucesos.

He preferido decantarme en este artículo que no pretende presentar cátedra por todas aquellas cintas que los especialistas denominan como de política ficción.

Consciente que me dejó numerosos títulos en el tintero y que la lista solo reseña películas norteamericanas, se agradecerá a quienes les resulte interesenta el tema suscitado por este post que  incorporen títulos de otras nacionalidades así como estadounidenses que hayamos –siempre involuntariamente–  olvidado

LA HORA FINAL (Stanley Kramer, 1959).- Probablemente se trate de una de las películas más desasosegante de la historia del cine y filme cuya grandeza no ha logrado ser enturbiada por telefilmes como El día después (Nicholas Meyer, 1983) y la triste y maravillosa cinta de dibujos animados Cuando el viento sopla (Jimmy T. Murakami, 1986). Stanley Kramer, un cineasta comprometido y de ideas liberales, se anticipó además en La hora final a lo que más tarde haría el cine de catástrofe en los setenta, contar una historia –en este caso sobre el fin de la humanidad–  con un reparto de estrellas del viejo y nuevo Hollywood como fueron Gregory Peck, Fred Astaire, Ava Gadner y Anthony Perkins. Basada en una novela de Nevil Shute, La hora final cuenta como se aproxima una nube radioactiva a Australia tras un holocausto nuclear tras arrasar el resto del planeta. Mientras los personajes esperan resignados su última hora, un submarino del ejército de los Estados Unidos trata de buscar supervivientes en una Tierra que ya tiene sus días contados. Una de las mejores escenas de la película tiene lugar cuando por radio la tripulación del sumergible escucha una señal en una ciudad donde ya no quedan personas. Y más cuando se descubre el origen de esa señal.

EL MENSAJERO DEL MIEDO (John Frankenheimer, 1962).- A pesar de su feroz discurso anticomunista, a mi juicio El mensajero del miedo (The Manchurian Candidate) es una de las mejores películas sobre esa desviación de la mente humana que es la paranoia. Está dirigida además por un cineasta sobresaliente, y protagonizada entre otros por Frank Sinatra, Laurence Harvey y Janet Leigh. Basada en una estupenda y delirante novela de Richard Condon, El mensajero del miedo cuenta la historia de un héroe de la guerra de Corea que regresa a casa convertido en otra persona. La clave, lo interesante del asunto, es que el héroe no sabe que actúa para el enemigo al ser víctima de un lavado de cerebro cuando fue capturado por el ejército norcoreano. Pese a que el paso del tiempo la haya empequeñecido un poquito, reivindico que esta aún formidable película es una obra maestra sobre la paranoia. Paranoia que salpica a la mayoría de los personajes excepto al pobre candidato de los manchuarianos, inconsciente de que se ha transformado en una máquina de matar. Jonathan Demme rodó una nueva versión en 2004 pero sin la gracia ni la voluntad inquietante que tan bien supo explotar Frannkenheimer en la cinta original.

TELÉFONO ROJO, ¿VOLAMOS HACIA MOSCÚ? (Stanley Kubrick, 1964).- Excesiva, apoteósica comedia sobre el cataclismo nuclear dirigida por el más tarde gélido Stanley Kubrick, quien contó en esta ocasión con un libreto escrito por el subversivo escritor y guionista Terry Southern, pionero de lo que se conoció como Nuevo Periodismo y de quien se puede encontrar en español algunos de sus artículos más libertarios en la legendaria colección Contraseñas de Anagrama bajo el título de A la rica marihuana y otros sabores. ¿Qué podemos contar que no se haya contado ya de Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú?, prácticamente nada salvo la de volver a incidir que quizá se trate de la película más conocida de política ficción que se rodó sobre aquella Guerra que fue tan Fría. Protagonizada por Peter Sellers, que interpreta a tres de los personajes de esta película coral –el capitán Lionel Mandrake, al presidente Merkin Muffley y al ya legendario doctor Strangelove, que da título original al filme, Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb–, Sterling Hayden, George C. Scott y Slim Pickens en un papel que en un principio iba a protagonizar el mismo Sellers, entre otros actores, Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú? es una corrosiva sátira antibelicista que todavía deja con la boca abierta. La película cuenta con numerosas escenas que ya se han convertido en canónicas en esta clase de filmes. Yo me quedo con la de Muffley/Sellers hablando con su homólogo ruso a través del dichoso teléfono rojo o con la ya mítica de Slim Pickens cabalgando en ese falo gigante que es la bomba mientras grita al estilo tejano el inevitable fin del mundo.

PUNTO LÍMITE (Sidney Lumet, 1964).- Quizá sea, junto a La hora final, una de las películas  más desasosegante que he visto en mi vida. El primer visionado, siendo aún un adolescente con granos en la cara y ganas de rebeldía me dejó literalmente noqueado. Es imposible si se ve esta película no ponerse en la piel de Henry Fonda, que hace de ese presidente de los Estados Unidos que todos quisiéramos ver algún día –seamos o no norteamericanos–  en la Casa Blanca. Como diría Javier Hernández Velásquez es imposible resistirse a los ojos puros de Fonda, aunque sea en blanco y negro y perdamos de vista su azul celeste. Punto límite arranca cuando un escuadrón de bombarderos del SAC es enviado a destruir Moscú por un error informático. Fonda intenta convencer a su homólogo ruso que no contraataque y ofrece una solución salomónica para que el mundo no se vaya a la mierda: sacrificar una ciudad de los Estados Unidos si los pilotos estadounidenses no terminan su trabajo. La película, tan teatral como otras tantas cintas de Lumet, se desarrolla en escenarios cerrados, como el despacho Oval donde, entre otras cosas, el presidente y sus asesores se plantean qué ciudad norteamericana borrar del mapa para dejar a los soviéticos tranquilos si al final el Kremlin salta por los aires. Stephen Frears rodó una nueva versión en formato telefilme y más teatral si cabe de Punto Límite con, entre otros actores, George Clooney, pero no supera a la original. Así que vean la de Lumet. A mi me sigue pareciendo una de las mejores películas de esta lista improvisada.

SIETE DÍAS DE MAYO (John Frankenheimer, 1964).- Como habrán observado 1964 fue un excelente año en películas sobre esta temática. Algo así como el Vega Sicilia de las cintas de política ficción sobre la Guerra Fría. Dirigida por el ya citado Frankenheimer, la clave que hace grande a esta película y también al cine norteamericano cuando era una voz libre y no temía la feroz dictadura que impone el mercado, es que el enemigo, además de la URSS, puede estar en casa. Y no como integrante de una quinta columna como refleja Mike Spillane en algunas de sus impetuosas novelas policíacas o Samuel Fuller en su aún atractiva Manos peligrosas, sino por un grupo de militares derechistas poco o nada convencidos de cómo está llevando el presidente de los Estados Unidos (Fredric March) su política contra los soviéticos. El enfrentamiento entre dos militares, Kirk Douglas y Burt Lancaster, el primero un soldado que, pese a lo que piensa acata obedecer a su jefe –que es el presidente de los Estados Unidos– y el segundo, un profesional de la guerra cansado de saludar a un civil –el presidente de los Estados Unidos– al que considera un pusilánime por su actitud ante los rusos y que lo lleva a encabezar unn golpe de Estado es de lo mejor de una cinta en la que vuelve a aparecer el animal más bello del mundo: Ava Gadner.

ALERTA MISILES (Robert Aldrich, 1977).- Quizá no sea una de las mejores películas de Robert Aldrich, pero si se la ve con el corazón bien podría pasar a la historia como una cinta donde las viejas glorias de Hollywood quisieron decir algo así como su última palabra. Protagonizada por Burt Lancaster,  Richard Widmark, Melvyn Douglas y Joseph Cotten, entre otros gigantes que en aquellos días ya les daba ocho que ochenta, el filme es un alegato antimilitarista firmado por un cineasta veterano que no confundía ideología con sentido del espectáculo. Un ex general degradado de las Fuerzas Aéreas norteamericanas y cuatro hombres okupan una base militar y amenazan con lanzar misiles atómicos Titán contra la URSS, si el presidente –además de pagarles cien millones de dólares y garantizarles la impunidad– no hace público en la televisión un documento secreto relativo a la guerra de Vietnam, redactado por su predecesor, un tal Nixon. Al final… al final…

JUEGOS DE GUERRA (John Badham, 1983).- El cine norteamericano explotó en los años ochenta una serie de películas protagonizadas por adolescentes que ya estaban en su primera juventud que, en este título de Badham, explotaba lo que hoy podríamos considerar como aquellos locos pioneros piratas informáticos. En la cinta de Badham, que tiene ese encanto ochetentero de que cualquier mundo podía ser  mejor gracias a estas máquinas procesadoras de datos, su protagonista, interpretado por Mattehew Broderick, se introduce en el sistema informático de Defensa de los Estados Unidos y se pone a jugar a la guerra con su súper ordenador sin darse cuenta que la travesura puede llegar a mayores. En la cinta interviene una actriz, Ally Sheedy, que rompió corazones en la adolescencia de aquellos tiempos ya tan remotos y aún a sabiendas que se trata de una película que solo tiene interés para los que éramos una muchachada con acné y demasiados complejos, en contra de las otras cintas comentadas con anterioridad, creo que el paso del tiempo logrará que Juegos de guerra –pese a resultar demasiado viejuna– se convierta en un título a tomar en cuenta ante en ese futuro que nadie sabe donde nos va a llevar.

AMANECER ROJO (John Milius, 1984).- Ronald Reagan se convirtió en el cuadragésimo presidente de los Estados Unidos en 1981, ganándole las elecciones al demócrata y probablemente uno de los más marcianos y progresistas mandatarios que ha tenido ese país en su ya larga historia, Jimmy Carter. Cuento esto para poner al lector en antecedentes. Durante la era Reagan el cine americano sacó de sus entrañas sus peores fantasmas con la obsesión de quitarse de encima la presunta debilidad de la Administración Carter con una serie de películas donde se reivindicaba lo que allí conocen como el espíritu americano: una mezcla de profundo individualismo que no le hace asco a la labor de equipo. Estimulando el miedo comunista, uno de los cineastas más interesantes pero también ultra conservadores de su cine presentó, acogiéndose también a la moda de cintas protagonizadas por adolescentes, Amanecer rojo, una película donde se planteaba una hipotética invasión de los Estados Unidos por fuerzas hostiles y combinadas soviéticas, cubanas y nicaragüenses (¡!). Con todo, Amanecer rojo es una película que el paso del tiempo ha ubicado en su lugar: el de las rarezas. Y a ello contribuye el sentido épico que caracteriza el cine de su director y guionista, John Milius, quien en esta película de política ficción alambica un discurso propagandístico que visto hoy día solo puede generar una y salvaje y tambiém comprometedora carcajada.

ROCKY IV (Sylsvester Stallone, 1985).- Quizá se trate de uno de los mejores traillers de la historia del cine: en pantalla dos puños enfundados en guantes de boxeo y con la bandera de Los Estados Unidos y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se golpean dando origen a una apoteósica y, quiero pensar, nuclear explosión. Tras dar la vara con Rambo, Stallone recupera a su personaje más agradecido, Rocky Balboa, en la cuarta entrega de la serie enfrentándolo a un púgil ruso que más que ruso parece una fantasía aria hitleriana:  el feroz y robótico Iván Drago (Dolph Lundgren). Drago, que acaba de machacar hasta la muerte al primer contrincante y luego mentor de Balboa, Apollo Creed (Carl Weathers), jura venganza sobre su cadáver. El combate del siglo, el combate que resolverá de una vez la puñetera Guerra Fría se celebra en Moscú donde Rocky medirá sus fuerzas con Drago en el ring y ante un público tremendamente hostil.

¡Viva el espíritu americano!

¿Hace falta que cuente el final?

Baste decir que el Muro de Berlín se vino abajo cuatro años después de tan histórico combate.

Y que si bien la historia dice que ganaron los buenos – los del Mundo Libre– quien ahora les escribe no lo tiene nada claro.

Cosas de la Guerra Fría

Saludos, God Bless America, desde este lado del ordenador.

4 Responses to “¡¡¡Malditos comunistas!!!”

  1. el vino que tiene Ascensión Says:

    Durante una época se acusó a la serie “V”, la de los ochenta, de ser una serie anticomunista, por aquello de que los malos iban vestidos de rojo. Pero no, era una serie anti-nazi. Incluso el símbolo de los lagartos era como una svastica invertida.

  2. admin Says:

    Que gratos recuerdois me trae V, la original. Y no, no hay que hacer mucho caso de las interpretaciones que unos y otros elucubran sobre películas y series de ciencia ficción ¡¡¡Dios sabe con que oscuros fines!!!

  3. Enrique Ramos Says:

    He leído con agrado la lista de películas y si bien coincido con la mayoría de ellas –un acierto incluir Rocky IV como filme que anuncia la derrota de la URSS en la Guerra Fría– olvido una película que si bien es fallida puede incluirse por considerarla una rareza. Se titula teléfono, y fue dirigida por Donald Siegel con Charles Bronson y Lee Reemick como protagonistas. Lo interesante de este lgometraje de los años setenta es que Bronson interpreta a un general soviético que pretende desarticular en los Estados Unidos a un ex agente de la KGB que ha puesto en marcha una operación que podría llevar a enfrentarse a las dos potencias en una guerra nuclear.

  4. admin Says:

    Gracias, Enrique. Vi la cinta y si bien no es de lo mejor de Siegel tomo nota.

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