El juego más peligroso

Encuentro estas líneas en un estante de una casa en ruinas. Están escritas a mano y por las dos caras de una hoja que fue arrancada de un cuaderno cuadriculado. El papel tiene en los márgenes algunos dibujos, la mayoría de ellos estrellas de David y machangos.

“El malvado Zaroff parece que se esconde detrás de la esquina. Pasea por la pequeña ciudad.

En un cajero automático encuentra a un vagabundo que se fuma un chino. El tío le dice que es la única manera que “tengo para olvidarme del dolor.”

Tras el cristal del cajero, Zaroff observa cómo la fauna se esconde entre las sombras. Y las tripas le rugen porque tiene hambre.

Así que mira al techo mientras hace cola en la caja de un supermercado. La cola se mueve sinuosa cuando una anciana oriental se hace paso como una anguila para decirle a la cajera: “¡cuidado, esa mujel ha lobado, lobado!” Ha lobado champú”.

La cajera sonríe y le da discretamente las gracias y un poco puedo hacer…  Delante, una ñora le comenta a otra cómo cocina los toyos.

Tras pagar finalmente, el viento enfermo que sopla sobre la ciudad le da en la cara al conde Zaroff.

Aprieta el paso y sube y baja cuestas sin quitarle el ojo a la fauna.

En ese momento, un coche de bomberos atraviesa la avenida con la sirena encendida.

Con el chillido histérico dentro de la oreja y a la altura de un Cinema,  Zaroff se topa con Andrés, un mendigo al que conoce.

Andrés le anuncia muy trágico que le queda solo un mes de vida.

Zaroff dice que sí y continúa explorando.

Huella va y huella viene hasta que se detiene en un paso de peatones.

Y…

Y…

Saca la flecha, tensa el arco y apunta al alcantarillado.”

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¿Ehhhh…? Entonces termino de leer las líneas y doblo el papel y miro a un lado y al otro mientras lo hago pedazos entre los dedos.

Saludos, sueño porque existo, desde este lado del ordenador

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