¡Está vivo!

No llegas al libro, llegas al autor de ese libro. A lo largo de mi vida me he tropezado con escritores que me señalaron el camino y que desde entonces me acostumbraron a que no estaba solo en su compañía.

Puedes soportar traiciones, que se desmorone el mundo, que se queme la vida… Pero ahí están los autores de esos libros para recordarme que ellos pasaron por un infierno parecido.

Tuve la fortuna de despertar entre los libros, sin embargo, con una obra coral, de autores anónimos, aunque se desplegó entre mis manos reducido a seis estupendos cuentos, todos ellos con excelentes ilustraciones a color. Se trataba de una versión de los años treinta, y que aún huele a viejo de verdad. Unas Mil y una noches que descubrí más adelante que contenía más cuentos cuando en el cumpleaños de una amiga le reglaron otra versión del Libro que incluía una veintena de relatos.

Mientras mis amiguitos jugaban a darle a la piñata y antes de que pasáramos al Verdad y Consecuencia, comencé a leer aquel libro que olía a nuevo pero que incluía aquellos seis relatos que a mi me sabían a viejo.

El hechizo fue instantáneo. Me olvidé del Verdad y Consecuencia.

Más tarde, y por mediación de uno de mis hermanos que tenía que estar harto de verme releer aquellas Mil y una noches reducida a seis cuentos, me pasó La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson.

Y el flechazo fue definitivo.

Tanto, que solo quería leer a Stevenson.

El primer autor que me mostró el camino.

Más tarde apareció H. P. Lovecraft, Eric Ambler, Graham Greene e  Ian Fleming. Escritores que no podías mencionar cuando la gente se ponía a hablar frente a la puerta del instituto. No era gente seria, decían.

¿Y Bradbury?

Ese tampoco.  Y ni se te ocurra decir Stephen King. Ese tipo apesta a millonario… Y es facilón.

Leía compulsivamente. Y a cualquier hora del día. Cualquier cosa que llegara a mis manos. Aventura, policiaco, fantástico, ciencia ficción, bélico, novela épica y sagrada… Cualquier cosa…

Todo lo que caía en mis manos.

Apareció Borges y me dijo que no estaba equivocado. Cortázar en brumas de humo y jazz que tampoco…

Rechacé El camino y preferí andar por En el camino.

Me había iniciado antes con A este lado del paraíso, después con El gran Gatsby, Hermosos y malditos, Suave es la noche… del alcoholizado maestro Francis Scott Key Fitzgerald.

A través de él me adentré en la sobriedad de Steinbeck, en el romanticismo desesperado de Hemingway y en el realismo poliédrico de John Dos Passos. También en el canto al derrotado de Nathaniel West.

Cuando temblaba, recurría a Jim Thompson y David Goodis. Y Bukowski, esa agrietada encarnación de que se puede triunfar cuando lo viejo es nuevo tras pasar miles de épicas batallas contra ti mismo.

Todos ellos y alguno más me enseñaron que los libros muestran caminos. Y que conocer la obra completa o casi completa de un autor que te ha señalado tiene su inquietante recompensa.

Apenas los releo. Pero cuando mis ojos se cruzan con algunos de sus títulos hace que me sienta bien conmigo mismo y cuando descubro algo que se me ha escapado, que la piel se ponga de gallina al sentir una emoción tontamente luminosa.

Afortunadamente, este ejército de fantasmas crece a medida que camino. También cuando me detengo y miro hacia atrás sin ira.

Siento aún escalofríos, es verdad, pero me esfuerzo por combatirlo.

Solo lamento dejar tantos nombres en el sendero que he trazado en este post.

Evoco a Max Aub, Arturo Barera, Ramón J. Sender, Agustín de FoxáEl buscón de ese sublime canalla que fue Francisco de Quevedo… La fascinación por el mal que emana de Patricia Highsmith, el sutil humor de Evelyn Waugh, la grandeza de Stoker, los relatos de Maupassant, Chéjov, O’Henry… La violencia de Dostoyevsky, el perfume sórdido de Fonseca

Son demasiados los amigos que no menciono.

Esa gente que siempre ha estado ahí y que me acompañan cuando escribo para este su blog.

El Escobillón.com.

¡Está vivo!

¡Estamos aún vivos!

Saludos, la esperanza me mantiene, desde este lado del ordenador.

5 Responses to “¡Está vivo!”

  1. Maite Lacave Says:

    Fantástico, podría firmar ese escrito tuyo si no fuera porque yo dejaría fuera a Bukowski y tengo que dar un tributo a Julio Verne que me acostumbró de muy pequeña a leer novelas larguísimas. Feliz Año.

  2. admin Says:

    Como escribo en el post son demasiado los escritores que no cito… Jack London, Josep Conard, Rudyard Kipling, Flaubert… Feliz año, también. Un abrazo muy fuerte.

  3. Jesús Castellano Says:

    Un abrazo de próspero año y felicidad. Firmo tu escrito. Incluido Bukowski. Eso sí, en una sala de lectura aparte.

  4. Iván Cabrera Cartaya Says:

    Sumemos a esta estupenda lista a Francisco Ayala, Joao Guimaraes Rosa, José Donoso, Alfredo Bryce Echenique, Yasunari Kawabata, Herman Hesse, Thomas Mann, Franz Kafka, Stephan Zweig, Clarice Lispector, Juan José Arreola, Raymond Chandler, Luis Martín Santos, Benito Pérez Galdós, Goethe, Robert Musil, Goncharov, Alejo Carpentier, Juan Rulfo, Augusto Roa Bastos, Roberto Bolaño, Julio Ramón Ribeyro, Rainer Maria Rilke, August Strindberg, Marcel Proust, Emre Kertész, Ismail Kadaré, Italo Calvino, Cesare Pavese, Vladimir Nabokov, Truman Capote, James Purdy, Gesualdo Bufalino, Manuel Rivas, Juan Goytisolo, Jean Genet, Albert Camus, Clarín, Belén Gopegui, Malcolm Lowry, Fernando Pessoa, José Balza, Manuel Mujica Lainez, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Virginia Woolf, William Faulkner, Enrique Vila Matas, Lampedussa, Javier Tomeo, G. Papini, Arthur Conan Doyle, Valle Inclán, Fernando de Rojas, Balzac, Alejandro Dumas, Stendhal, Tólstoi, Sergio Pitol, Ricardo Piglia, Fernando Vallejo, José Alberto Moreno Durán, Arturo Uslar Pietri, Cees Noteboom, Amin Malouf, Orhan Pamuk, Edmond El Maleh, Jaime Baily, Roberto Arlt, Felisberto Hernández, Herman Melville, Mario Benedetti, David Foster Wallace, Doris Lessing, Thomas Pynchon, Don de Lillo, Cormac McCarthy, Margaret Atwood, Alice Munro, Antonio Lobo Antunes, Coetzee, Paul Auster, Dino Buzatti, Abel Posse, Carlos Fuentes, Juan Carlos Onetti, Enrique Lihn, Leopoldo Marechal, Emile Zola, Cioran, Orwell, Salinger, Susan Sontag, Fatima Mernissi, Nélida Piñón, Roberto Saviano, Haruki Murakami, Oscar Wilde, Jonathan Swift, James Joyce, Samuel Beckett, Bernard Shaw, Pedro Lemebel, Mario Bellatin, Javier Cercas, Sánchez Ferlosio, Ana María Matute, Elena Poniatowska, Wislawa Szymborska, Salman Rushdie, Günter Grass, José Luis Sampedro, Jesús Díaz, Petros Márkaris, Eduardo Lago, Peter Handke, Phillippe Jaccottet, Lewis Carroll, Peter Jacobs, Gregor von Rezzori, Peter Stam, John Kennedy Toole, Mijail Sholojov, Raymond Carver, Enrique Jardiel Poncela, Medardo Fraile, Dimitris Anguelís, Saki, Augusto Monterroso, Marguerite Yourcenar, John Cheever, Rodolfo Walsh, Adolfo Bioy Casares, Machado de Assis, Nikolai Gógol, Ernest Hemingway, Juan Marsé, Martin Amis, Juan Villoro, Rodrigo Fresán, Javier Marías, Luis Landero, Tom Wolfe, Justo Navarro, Edgar Allan Poe, Ambrose Bierce, Horacio Quiroga, Macedonio Fernández, Philip K. Dick, Alberto Moravia, Rosa Chacel, Patricia Ginzburg, Primo Levi, Félix de Azúa, Juan Benet, Aldous Huxley, Henry Miller, Henry James, Graham Greene, Ernst Jünger, etc., etc. Perdón por las numerosas erratas más que posibles en los nombres de los mentados o las repeticiones involuntarias.

  5. admin Says:

    Ambrose Bierce, carajo. Grande. Graham Greene se cita… Un abrazo, amigo, desde este lado del ordenador.

Escribe una respuesta