La isla del viento: Unamuno en Fuerteventura

Título original: La isla del viento, 2015. Duración: 105 min. País: España. Director: Manuel Menchón. Productora: 6M Films / MGC Producciones Cinematográficas y Audiovisuales / Mediagrama / Motoneta. Guión: Manuel Menchón, Dionisio Pérez, José Javier Rodríguez Melcon. Fotografía: Alberto D. Centeno. Reparto: Víctor Clavijo, José Luis Gómez, Ciro Miró, Ruth Armas, Ana Celentano, Isabel Prinz, Enekoiz Noda, Fabian Álvarez y Juan Carlos Tacoronte.

A causa de sus constantes ataques a don Alfonso XIII y al dictador Miguel Primo de Rivera, Miguel de Unamuno, junto al político y periodista Rodrigo Soriano, fue condenado al exilio en Fuerteventura en febrero de 1924, isla en la que no permaneció demasiado tiempo porque escapó a escondidas en un barco y buscó refugió en París, donde pasaría varios años antes de regresar a España.

La isla del viento, segunda película de Manuel Menchón y su primer trabajo de ficción, narra cinematográficamente la estancia del escritor y pensador español en Fuerteventura, y destaca cómo lo transformó vitalmente esta experiencia.

La película se exhibirá el 23 y 25 de abril en el Festival de Málaga de Cine Español, y si bien aún no ha llegado a las carteleras, su estreno en Canarias es obligado porque en la producción interviene el Gobierno regional, cuenta con numerosos técnicos y actores locales y la mayor parte del filme se rodó en Fuerteventura, una isla ya de por sí cinematográfica por sus espectaculares paisajes así como el carácter que imprime entre quienes la habitan.

Y parte de estos elementos: paisajes de ensueño y el carácter de los isleños están latentes en una película en la que destaca el trabajo de José Luis Gómez, quien logra meterse en la piel de don Miguel de Unamuno. Un hombre singular por contradictorio, aristas en las que se intenta profundizar en la película, y que Gómez sabe transmitir en una actuación muy convincente.

El filme muestra también las relaciones que sostuvo el escritor y filósofo con algunos de los vecinos de Puerto Cabras, entre otros con una niña y varios adultos entre los que se encuentra un sacerdote (Víctor Clavijo); los hermanos Castañeyra, con uno de los cuales, Ramón (Enekoiz Noda), trabó profunda amistad y el pescador majorero Antonio Hormiga (Juan Carlos Tacoronte). Capítulo aparte merece la aparición de Delfina Molina (Ana Celentano), enamorada epistolar de Unamuno y al que conoció personalmente en la isla, tras abandonarlo casi todo en su Argentina natal.

En su conjunto, La isla del viento narra lo tiene que narrar, y es un retrato más o menos aproximado de los meses que pasó el autor de Niebla en la isla. La historia tiembla, precisamente, cuando para darle algo más de espesor dramático algunos de los episodios se decantan por la ficción, momentos que más que acercar, alejan al espectador que desea conocer cómo –y esta es la tesis que la aguanta– pudo Fuerteventura modificar en Unamuno la forma de observar el mundo y a las personas que lo habitan.

Se insinúa algunas de estas claves transformadoras nada más iniciarse el largometraje ya que presenta al escritor momentos antes de su célebre intervención en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca con motivo del Día de la Raza, el 12 de octubre de 1936; y se reitera en esos planteamientos al aproximarse el final de la película, en la que un dubitativo y ya anciano maestro, pronuncia unas palabras que desde ese instante lo reconcilió consigo mismo y con el país al que tanto amó: España.

No se recalca en la película la radical metamorfosis que supuso para Unamuno sus épicas palabras de Salamanca. Palabras que a fin de cuentas le costaron la vida y que fueron dichas por un hombre con pasado antimarxista y opuesto al Frente Popular antes de que buena parte de los militares se conjuraran para declarar la guerra a la otra mitad del país; pero sí se quiere dejar constancia que Unamuno fue ante todo un hombre cabal y de una honestidad que se vio a prueba primero durante su exilio en Fuerteventura y, más tarde rodeado de militares y falangistas, en esa Salamanca en la que el general legionario Millán Astray lanzó el terrible grito de muera la inteligencia.

Unamuno fue un intelectual en un país donde no se reconoce a los intelectuales porque todavía se piensa que pensar es gratis. Era además un  hombre que se manejaba mejor cuando estaba delante de un papel en blanco que cuando tenía que hablar con cualquiera, rasgos de un carácter que en el filme se subraya cuando Delfina Molina lo persigue por la isla y harto de este acoso el escritor exclama: “Dios, no sé qué decir. Escribir es mucho más fácil.”

La isla del viento no termina de ser lo redonda, tierna y conmovedora que debería ser e incluso a veces la arrebatadora belleza del paisaje majorero ahoga a los personajes que lo recorren, pero sí que se trata de una película digamos que necesaria sobre uno de los periodos más oscuros en la vida del celebrado escritor y pensador de origen vasco.

La tesis del filme es razonablemente atractiva: fue Fuerteventura, la isla del viento, de paisajes desérticos y gentes nobles e ingenuas quienes transformaron al hombre que tanto le dolió España. Y que fue el recuerdo de aquellos días luminosos y con olor al salitre el que le reveló que esa Castilla en medio del Atlántico también pertenecía a su doliente España.

Saludos, así lo vimos y así lo contamos, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “La isla del viento: Unamuno en Fuerteventura”

  1. Raul Says:

    He leido el artículo. Ví anoche la película “La isla del viento” y tengo la sensación o que usted no la ha visto la misma por las vaguedades e imprecisiones de su texto. Es una película hermosa y maravillosa. Excelentemente filmada. Pero lo mejo, la interpretación de un inmenso José Luis Gómez como Unamuno. Una interpretación memorable. Increible que ni siquiera usted haga mención a la misma en esta entradilla.
    Gracias

  2. admin Says:

    Con vaguedades e imprecisiones muchas gracias por su comentario.

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