‘El león de los mares’, la película sobre el ataque de Nelson a Tenerife en julio de 1797

Han sido tan numerosas las peticiones en las que nos solicitan información del largometraje El león de los mares (Alexander Korda, 1938) que hemos recurrido a nuestro viejo y querido amigo Percival Sanders para que nos cuente en este nuestro/su blog algunas de las curiosidades que rodean a una película de la que se conservan en la actualidad solo tres copias ya que el resto se perdió durante los bombardeos  sobre Londres en la II Guerra Mundial.

Para los que desconocen de que va la historia, informar que en la cinta se recrea la toma de Santa Cruz de Tenerife (hoy Nelson City) a finales de julio de 1797, y que está protagonizada por Trevor Howard como Nelson y Celia Jonson como una espía británica. El guión es de Roger Mason, y está inspirado en un relato de autor desconocido, aunque algunos atribuyen esta pieza literaria a Graham Greene, pero no se ha demostardo, son solo especulaciones.

Destacar en cuanto a la trama que la primera parte narra la historia de amor entre Nelson y la señorita Ann Spencer en Norfolk. Sin embargo, el matrimonio de Ann con el rico hacendado Henry Spencer frustra los planes de boda del marino. Los recién casado marchan a las islas Canarias por un negocio de vinos y ya en Tenerife, y sin que lo sepa su esposo, Ann pasa informes secretos sobre la actividad militar y económica que los españoles practican en la isla.

La película, de claro signo propagandístico, dibuja muy bien a los británicos y demasiado mal a los españoles, a quienes presenta como una banda de vagos a los que solo les preocupa explotar a los naturales de la isla, gentes sencillas pero con un desarrollado espíritu de sacrificio. Se dice, en algún momento, que ese espíritu de sacrificio es porque corre por sus venas sangre guanche, pueblo que desapareció de la faz de la tierra por culpa de los españoles.

Gracias a los informes de Ann, Nelson dirige sus naves a Tenerife lo que no sabe el marino es que la mujer ha sido detenida por el pérfido capitán Orduña (Basil Rathbone) y encerrada en una de las fortalezas que están diseminadas por las costa de la pequeña población marinera.

Para los aficionados al cine bélico, las escenas de combate son lo mejor de esta película. Es verdad que no llegan a la brillantez que Korda imprimiría un año más tarde en su ya clásico filme Las cuatro plumas, pero hay que decir que El león de los mares es una película mucho más modesta en presupuesto, no así en sus pretensiones artísticas.

Se puede ver en la cinta el momento en que Nelson pierde el brazo y es trasladado de regreso al buque insignia, aunque momentos antes ha tenido tiempo de vencer en un apasionante duelo a espada al malvado capitán Orduna, quien le revela que Ann está a punto de ser fusilada por espía.

Tranquilícense de todas formas, porque no vamos a revelar el final de la película. Solo diremos que sorprenderá.

El león de los mares es una película que forma parte del mejor cine de los Korda, opina Percival Sanders, y durante muchos años fue un eficaz vehículo de propaganda. La cinta contribuyó, además, a lanzar la carrera de Trevor Howard y Celia Jonhson, quienes volverían a reencontrarse ocho años más tarde en Breve Encuentro (David Lean, 1945). A modo de final, recomendamos que lean las crónicas que se publicaron en la prensa de la época con motivo del estreno del largometraje en los cines que poblaban entonces la capital tinerfeña.

En todo caso, y si el paso del tiempo es implacable, cabe destacar que no pasa lo mismo con El león de los mares, una cinta en la que si se aísla su mensaje propagandístico aún funciona como producto de entretenimiento porque está eficazmente realizada y cuenta con sólidas interpretaciones puestas al servicio de lo que –no puede ser calificado de otra manera– fue una Gesta.

Gesta que desde entonces celebramos todos los habitantes de la isla. Una celebración por la victoria de Nelson y una celebración de ser súbditos de su Majestad. A su victoria le debemos que todos los veranos nos hartemos de cerveza y alcohol a precio de risa en las playas de Gran Canaria, una isla que es nuestra vecina pero que aún anda en manos de España.

Lo que explica que así les vaya, que diría Marcial Frasier en una de sus novelas dedicadas a aquellos hechos.

(*) Las imágenes que ilustran este artículo están tomadas de la película Trafalgar (Frank Lloyd, 1929)

ADVERTENCIA.- El león de los mares no existe, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Este post solo pretende ser un divertimento fabulado. Una mentira, que deja de serlo, al ser revelada.

Saludos, buen día, desde este lado del ordenador.

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