¿Por qué estos diez títulos?

Resulta complicado escoger solo diez títulos de la más que copiosa producción literaria que se escribió en Canarias en 2016. Somos conscientes que para gustos, colores, pero sirvan estas líneas a modo de orientación sobre diez trabajos que, a nuestro juicio, merecen la pena leerse porque entretienen, están bien escritos y en la mayoría de los casos no sobrepasaron la barrera de las trescientas páginas.

1.- La otra vida de Ned Blackbird (colección Nuevos tiempos, Siruela, 2016).- Pues porque Alexis Ravelo deja de escarbar en las abisales aguas de la novela negra y criminal para narrar, con una sencillez que desarma, varias historias que en otras manos hubiera requerido más número de páginas para contar lo mismo. Con todo, esta incursión literaria de Ravelo en otra literatura pone de manifiesto algo que ya sabíamos los lectores iniciados, hoy por hoy es una de las mejores voces narrativas con que cuenta este archipiélago abandonado de la mano de los dioses.

2.- La costa de los ausentes (Anroart Ediciones, 2016).- Porque Santiago Gil, otra de esas voces narrativas que ennoblece el arte de la escritura en Canarias, juega, experimenta y hace viajar al lector por la extraordinaria aventura personal que vive la protagonista de un relato en el que se detecta, además, el poeta que lleva dentro. Historia con momentos conmovedores, de esos que saben grabarse al rojo en tu memoria, La costa de  los ausentes es una novela que poco a poco te va, más que dominando, seduciendo.

3.- Asamblea ordinaria (Libros del Asteroide, 2016).- Porque Julio Fajardo centra su atención en esa enfermedad social que es la crisis económica que ha devorado como la carcoma las esperanzas de muchos de los habitantes de este país. En su novela, contado a través de tres retratos  cuyos protagonistas, con mejor o peor fortuna, sobreviven como pueden en medio del caos y la nueva rutina que impone estar parado.

4.- Tal vez Dakar (M.A.R. Editor, 2016).- Porque Pablo Martín Carbajal escribe una ambiciosa pero bien sostenida novela sobre el continente africano y la vinculación de su arte, anónimo, entre algunos de los miembros de las vanguardias artísticas europeas de las primeras décadas del siglo XX.

5.- Sangre vieja (Mercurio, 20916).- Porque se trata de una extraña y fascinante a ratos novela de más que vampiros, inmortales que arrastran el peso de su longevidad con desarmante resignación. El autor de este prodigio es Jonatahan Allen, escritor que conoce muy bien los senderos que siempre se bifurcan de la literatura fantástica para adultos.

6.- Vs. (Salto de Página, 2016).- Porque ser trata de una novela arriesgada –y a su manera rompedora–, en la que Sergio Barreto mezcla sin pudor alguno géneros que, presuntamente se encuentran en las antípodas para fusionarlos sin que apenas se noten las costuras de un relato en el que se reflexiona sobre el territorio, el desarraigo, la amistad e incluso el amor con descarnada ironía.

7.- Anturios en el salón (Baile del sol, 2016).- Porque Juan R. Tramunt propone una curiosa novela de anticipación subgénero catástrofe, situando a su personaje en una isla, Gran Canaria, prácticamente desabitada tras un desastre ecológico. Se lee muy bien porque engancha y mantiene en vilo a un lector que, como fue nuestro caso, se pregunta cómo terminará una ficción que, sospecha, no está tan alejada de la realidad.

8.- La sonrisa Duchenne (Verbum).- Porque Gerardo Pérez Sánchez, en un no va a más, propone una historia de amor ambientada en el sórdido mundo del espionaje. En este relato hay pues un poco de todo: operaciones especiales, relaciones casi imposibles y secretos que deben de estar bien guardados.

9.- Los amores perdidos (Plaza y Janés, 2016).- Porque el debut literario de Miguel de León anuncia el nacimiento de un escritor al que convendría seguir la pista. En su primera y voluminosa novela propone una historia en las que dos amantes de familias muy distintas, como si fueran Montescos y Capuletos, se aman y se odia en los durísimos años de la postguerra en Canarias.

10.- El santo al cielo (Dos bigotes, 2016).- Porque pese a su número de páginas –unas seiscientas– y no terminar por afinar, se trata de una novela en la que Carlos Ortega Vilas se  presenta a dos personajes  llamados a protagonizar una serie que, esperamos, no decaiga en su llamativo empleo del humor y el misterio.

Saludos, pórtense mal, desde este lado del ordenador.

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