‘La niebla y la doncella’, una película de Andrés M. Koppel

Título original: La niebla y la doncella / Año: 2017 / Duración: 104 minutos / País: España / Director: Andrés M. Koppel / Guion: Andrés M. Koppel (Novela: Lorenzo Silva) / Fotografía: Álvaro Gutiérrez / Productora: Atresmedia Cine / Hernández y Fernández PC / Tornasol Films / Reparto: Quim Gutiérrez, Verónica Echegui, Aura Garrido, Roberto Álamo, Marian Álvarez, Paola Bontempi, Sanny van Heteren, Isak Férriz, Cristóbal Pinto, Santi López, Quique Medina, Beneharo Hernández, Jorge Kent, Elena Di Felice Benito, Fernando Navas, Adrián Galván

Con La niebla y la doncella se estrena como director de largometrajes Andrés M. Koppel. En su filmografía destaca como autor del corto La raya, una deliciosa comedia que transcurre en la isla del Hierro y bastantes guiones como colaborador en películas como Intacto (Juan Carlos Fresnadillo, 2001); Noche de Reyes (Miguel Bardem, 2001) y en Zona hostil (Adolfo Martìnez Pérez, 2017), entre otras.

Andrés M. Koppel, que fue también director de la Filmoteca Canaria, adapta en su estreno como realizador La niebla y la doncella, de Lorenzo Silva, tercera novela que el escritor dedica a la serie que protagonizan la pareja de guardias civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, historias de suspense que cuentan con muchos seguidores y en las que sus protagonistas recorren la geografía española aunque en la última entrega, la octava de la serie, En tierra de escorpiones, traslada al ahora subteniente Bevilacqua a una base militar en Afganistán, para que resuelven casos teñidos de muerte y corrupción en clave de novela policíaca.

La adaptación cinematográfica de la novela, y que escribe el mismo Andrés Koppel, es bastante libre con respecto al original literario pero no defraudará a los seguidores de la serie . Cuenta, además, con el añadido de que se desarrolla en los fascinantes paisajes de La Gomera, muy bien fotografiados Álvaro Gutiérrez y que están muy presentes en la película. Forman, de hecho, una unidad con los personajes y el relato de misterio que propone la trama.

El cineasta sabe crear atmósfera y como en la novela, la niebla espesa y fantasmal que domina los montes del Cedro sirven de metáfora para narrar el espíritu de una isla y de los personajes que la habitan. Se masca, además, la tensión entre sus protagonistas, aunque no termine de resultar convincente Quim Gutiérrez como sargento Bevilacqua pero sí las actrices, en especial una estupenda Verónica Echegui y una más que correcta Aura Garrido como la cabo Chamorro.

La niebla y la doncella apuesta por el relato detectivesco, la resolución del crimen, pero también ofrece atractivas miradas sobre la isla y sus habitantes y una crítica velada a cómo se está destruyendo su paisaje natural con monstruosas instalaciones hoteleras.

Como sucede también con otras películas españolas, se hace a veces incomprensible lo que dicen los actores aunque no sé si se trata de un problema de vocalización de los intérpretes o del sonido de la sala donde se vio la película pero cuesta bastante entender lo que hablan en una cinta en la que la palabra es fundamental para que el espectador participe también en la resolución del caso.

Pese a este inconveniente, La niebla y la doncella es una película que captura la atención del espectador, a quien hace partícipe de las investigaciones hasta concluir en un final al que sí le falta de más brío y emoción.

La Gomera, y algo Tenerife que también aparece como escenario en la película, muestra las dos caras de un archipiélago con cierta mirada crítica, ya que revela que más allá de los espectaculares y paradisíacos paisajes se esconden otras realidades que en la mejor tradición de David Lynch resultan muy oscura y perversas.

La interpretación de la isla como un espacio en el que nada es lo que parece.

Esta contradictoria condición, que Andrés Koppel resalta en la película pero sin chirridos extremistas, quizá sea uno de los mayores atractivos de esta película que a medida que avanza sabe transmitir la sensación de desasosiego, traición y engaño que se apodera de Bevilacqua, un agente sagaz, licenciado en Psicología, que descubre finalmente que en Canarias nada es lo que parece, que detrás de su vistosos y exóticos paisajes se esconde una realidad turbia y extremadamente peligrosa.

Saludos, se ha dicho, desde este lado del ordenador.

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