‘El peor de los tiempos’, una novela de Alexis Ravelo

“Los tipos como Dorta siempre salen indemnes. Sobre todo si no hay pruebas. Si ha pasado ya un año y medio desde que llegaron al jodido fondo de la infamia. Si los únicos testigos de su vileza son dos fulanillas que han desaparecido del mapa y que, en caso de reaparecer, estarán lo suficientemente asustadas como para no dar testimonio. Un testimonio que, además, se pondría en duda, porque ¿quién va a creer a una puta en un caso así? Ellas, en realidad, nunca son víctimas. Siempre pretenden otra cosa. No hay que fiarse de ellas. Ese era el subtexto que se había podido leer en muchos medios de comunicación en casos similares”.

(El peor de los tiempos, Alexis Ravelo. Editorial Alrevés, 2017)

Alexis Ravelo es un escritor con todas sus letras. Lo demuestra una producción literaria en la que ha probado muchos palos con oficio sin perder un átomo de carácter. Carácter hay, y mucho, en sus novelas criminales pero también en La otra vida de Ned Blackbird y Los milagros prohibidos, donde explora otros géneros con elaborada pericia. O, lo que es lo mismo, con el talento suficiente para contar historias que enganchan, relatos que se leen con adicción porque despiertan el interés del lector.

El escritor regresa a la novela negra y criminal con El peor de los tiempos, donde recupera a Eladio Monroy, un personaje que en esta su quinta entrega se ha vuelto más oscuro, quizá sea cosa de la edad, y cínico y brutal con sus enemigos. Enemigos que no busca pero encuentra en los casos donde mete el hocico.

Estructurada en cinco partes (La chica desaparecida, Palas, La chica muerta, Los dueños de todo esto y La cuartería) Eladio Monroy sigue siendo el mismo Eladio Monroy de siempre aunque ha tenido tiempo suficiente tras Morir despacio, publicada en 2012, de reconciliarse con muchas de las penas que arrastraba desde entonces. El personaje se nos presenta cómodamente instalado en su refugio. Ha hecho una rutina en la que no le falta cariño ni comprensión.

Los escenarios por los que se mueve Monroy vuelven a ser los mismos, aunque bajo una atmósfera invernal y lluviosa que refleja también el devenir errático de un país incapaz de navegar con decencia por estos tiempos que ha tocado vivir, “el peor de los tiempos”, reza el título de una novela que recupera a un hombre que solo quiere que lo dejen vivir en paz, inmerso por amistad (encontrar a la desaparecida hija menor de uno de sus mejores amigos) en una investigación que salpica a una de las familias más acomodadas de la capital grancanaria.

Si en las anteriores novelas de Eladio Monroy se repartía justicia, en El peor de los tiempos Eladio Monroy reparte su peculiar sentido de la justicia. Un sentido de la justicia brutal pero sin dobleces. Bastante canalla si quieren, pero creíble en un personaje que a medida que va descubriendo la sórdida verdad transmite su asco y su necesidad de hacer justicia a los parias de la tierra, a todas esas flores que sí sangran en el silencio de la noche.

No están, precisamente los tiempos, para inclinar la cabeza, y eso hace que el lector empatice con la ácrata ira que invade al personaje a medida que avanza la acción. Un milimétrico y elaborado relato en el que se mezcla miseria, violencia y muerte y en el que se relega a un segundo plano los discursos morales.

Aunque apenas hay moral en la mierda en la que se mete Monroy.

Todo esto y más contiene El peor de los tiempos, una novela que obliga a que nos preguntemos por donde irán a partir de ahora los derroteros del personaje en futuras entregas.

En ésta, las cosas no le han podido ir mejor pero también peor al jefe de máquinas retirado de la marina mercante. Ese tipo capaz de salir de su retiro ante la llamada de un amigo a quien no ve desde hace veinte años y por el cual vuelve a hurgar en las tripas de una ciudad donde nada es lo que parece y a forzar las puertas de los armarios de algunas de sus grandes fortunas, esos vertederos “con clase” donde esconden a sus cadáveres.

El peor de los tiempos es una novela directa, que no se detiene en naderías, por lo que aguanta muy bien el ritmo en sus más de trescientas páginas. Páginas donde Eladio Monroy, muy a su pesar, sale de su refugio para volver a navegar en la inmundicia humana. Una inmundicia que el dinero hace todavía mucho más inmunda.

Más que leerse, El peor de los tiempos se devora porque conmueve y hace posible que por una vez se haga justicia, nuestra justicia que es la de los parias de la tierra. Lo que se agradece en unos tiempos, ya ven, donde lo que se quiere es justo lo contrario.

Saludos, ¡¡¡NO AL CIERRE DEL TEATRO TIMANFAYA!!!, desde este lado del ordenador.

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