Juan Francisco Urrusti Alonso: “Ruedo documentales para aprender de la gente”

El cineasta Juan Francisco Urrusti Alonso (Ciudad de Méjico, Méjico, 1954) presentó en Fimucinema, festival que forma parte de la programación de Fimucité, el largometraje documental Un exilio: película familiar, cinta en la que Urrusti Alonso cuenta la vida de sus abuelo y padres tras finalizar la Guerra Civil española y su exilio a Méjico, país en el que se integraron pero sin perder del todo los recuerdos que dejaron en España.

El cine de Juan Francisco Urrusti gira en torno a varias constantes, aunque la que determina el peso de su obra son sus historias sobre la gente de la calle, personas normales y corrientes que, como su familia, son las que hacen que el mundo marche.

En la filmografía de Juan Francisco Urrusti Alonso se cuentan películas como Brujos y curanderos, Encuentros de medicina maya, Tapu, El pueblo mejicano que camina y las series documentales para televisión A cruz y a espada y Los nuestros.

- ¿Un exilio: película familiar?
“Se trata de un documental que recoge en clave testimonial la historia de un exilio: el de mis abuelos, mis padres y mi tía que llegaron como refugiados a Méjico en junio de 1939 y país en el que pasarían el resto de sus vida. La película quiere conocer la razones por las que abandonaron España, y las averiguaciones que hice tras entrevistarlos de manera intermitente a lo largo de tres años y medio con muchas dificultades porque ninguno quería hablar de aquellos tiempos. Por el camino se perdieron algunas de estas grabaciones por lo que los testimonios no están completos en las siete horas de las nueve que aún conservo de ellas”.

- ¿Por qué un documental tan familiar?

“Porque mi familia no son personas a las que se hayan hecho monumentos sino gente de a pie que sufrió una guerra que les cambió la vida. Durante la investigación descubrí cosas que desconocía hasta entonces, entre otras, la procedencia de mis abuelos”.

- ¿Logró que en estas grabaciones hablaran de la guerra?
“No querían hablar de la guerra. Sobre todo mis abuelos. Con el paso de los años mi abuelo materno sí que regresó a España varias veces y en algunos de aquellos viajes lo acompañé”.

- ¿Y qué recuerda de esas visitas a España?
“Pues que en Badajoz la familia nos pedía que no habláramos ni que saliéramos a la calle por temor a que nos fuéramos de la lengua, pero claro, aún no había fallecido Franco”.

- ¿Cómo encajaron sus abuelos la nueva vida que emprendieron en Méjico?
“Cada uno tuvo una historia diferente. Mi abuelo materno era abogado pero se reinventó para sacar a la familia adelante como publicista, por lo que escribía eslóganes, entre otras cosas. Mi abuelo por parte de padre sufrió mucho, ya que como militar del ejército republicano se negó a renunciar de su nacionalidad española aunque se adaptó a la nueva vida mejicana trabajando primero en una fábrica y más tarde como químico, profesión en la que consiguió varias patentes de explosivos plásticos que vendió al ejército de los Estados Unidos de Norteamérica. Mis padres comenzaron a trabajar siendo muy pequeños. Mi tía, por ejemplo, a los 13 años en una fábrica de juguetes que se había instalado en Méjico con dinero republicano y mis dos abuelas como costureras y más tardes modistas”.

- ¿Qué fue lo más difícil, técnicamente, de este documental?
“Como iba a tratarse de una película inevitablemente política, la de encontrar las imágenes que necesitaba como las de la toma del cuartel de La Montaña, en Madrid, combates en los que participó uno de mis abuelos que entonces era maestro de la Escuela Militar de Tiro y que se mantuvo leal al Gobierno republicano”.

-¿Y sentimentalmente?
“Sentimentalmente la película en sí y la muerte de mis abuelos y de mis padres mientras lo rodaba. Continúe trabajando en él pero resultó bastante difícil porque eran muchos los recuerdos que me asaltaban en la sala de montaje. Sobre todo cuando tenía que tomar la decisión de añadir o suprimir muchas de las imágenes en las que aparecían”.

- ¿Fue largo el rodaje?
“Fue largo por la financiación. A finales del 2014 aumentó el coste de las imágenes de archivo pero estaba tan involucrado en este proyecto –y no solo por razones familiares sino personales por todas las personas a las que entrevisté– que continué adelante porque esas historias, que eran sus historias, me parecían dignas de ser escuchadas en una película”.

- En el documental además de entrevistar a su familia y amigos también habla con el hijo de Lázaro Cárdenas, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, y el juez Baltasar Garzón, ¿cómo fueron estos encuentros?
“La verdad es que resultó muy sencillo acceder a los dos. El hijo de Lázaro Cárdenas, cuyo padre fue presidente de Méjico cuando llegaron los exiliados españoles de la Guerra Civil, me concedió media hora y el juez Garzón una hora tras preguntar solo de qué iba la película y cuál sería el enfoque”.

- ¿Qué cree que le dieron estos exiliados españoles a Méjico?
“Mucho. Antes de que llegaran los exiliados se tenía en Méjico una imagen de los españoles muy negativa que cambió cuando los recibieron y que el paso de los años ha robustecido”.

- ¿Entonces, hay un reconocimiento de la sociedad mejicana a estos españoles?
“Por supuesto”.

- Y fue clave su integración…
“ Claro, y yo soy un ejemplo. Los exiliados tuvieron la oportunidad de integrarse y muchos lo hicieron.”

- ¿Qué le interesa del cine documental?
“Me interesa mostrar a la gente real. Son tantas las historias que observo a mi alrededor que merecen ser contadas y compartidas que creo que solo puedo hacerlo a través del documental. Se pueden hacer otras películas con las personas que entrevisté para Un exilio: película familiar y todas serían diferentes porque nadie, absolutamente nadie, es común y corriente. Ruedo documentales para aprender de la gente”.

- Cuenta en su filmografía con un documental sobre la lucha libre en Méjico.
“Fue un trabajo de encargo que al principio me tomé como una maldición porque no me interesaba la lucha libre mejicana aunque cuando comencé a investigarla aprendí mucho y fui cambiando de idea porque la lucha no es solo un entretenimiento popular y barato. Entrevisté a muchos luchadores, ellos son los protagonistas del documental, y los quise mostrarlos sin la máscara y debajo del cuadrilátero. Todos tienen historias, como la de una luchadora que sacó así a sus hermanas de la prostitución. O Blue Demon, que antes de ser luchador fue un sindicalista de los ferrocarriles acosado por la policía y el ejército”.

- Trabaja en algún nuevo proyecto?
“Un documental sobre mi tía, que es la única de la familia que vive y que pese a su edad, 91 años, aún se mantiene lúcida. Mi tía siempre apoyó a la familia incluso en las épocas más difíciles por lo que este documental además de mostrar lo gran pintora que es, también revela a una mujer muy valiente y luchadora. Con la película quiero dar a conocer su trabajo fuera de Méjico porque en mi país se la conoce como una de sus más grandes retratistas”.

- ¿Otro documental familiar?
“Otra película familiar, efectivamente”.

- Usted es coleccionista de imágenes.
“Inicié hace quince años un archivo de lo que se conoce como películas huérfanas sobre España y Méjico. Sirven para recordar cómo fue Méjico en contraste con el actual, tan deteriorado y mal gobernado” .

Los nuevos cronistas

Juan Francisco Urrusti Alonso dice que el cine documental mejicano vive uno de sus mejores momentos. En la nómina de directores cita, entre otros, a Juan Carlos Rulfo, hijo del escritor Juan Rulfo y a Tatiana Huezo, una salvadoreña que llegó a Méjico como refugiada y hoy es una destacada cineasta. Ellos y otros muchos que “ahora no recuerdo” han logrado contar historias que no engañan, aunque el documental como género cinematográfico, manipula.

Juan Francisco Urrusti admite esta manipulación, pero dice que funciona cuando no miente al público. “Lo que busco es que el documental sirva de documento porque somos cronistas”

Una cierta mirada

Un exilio: película familiar
/ Dirección: Juan Francisco Urrusti Alonso / Producción: Juan Francisco Urrusti Alonso / Fotografía: Mario Luna / Música: Juanra Urrusti, Ana Francisca Urrusti /Edición: Felipe Gómez / País: Méjico / Año: 2017 / Duración: 124′

Un exilio: película familiar, de Juan Francisco Urrusti es un atractivo retrato familiar de la diáspora española. Esas familias, todas con sus historias, que se marcharon de España al finalizar la Guerra Civil.

El documental se centra en la vida de los abuelos y padres del cineasta pero también cuenta con otros personajes, entre amigos de la familia, historiadores y Baltasar Garzón y Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del presidente mejicano Lázaro Cárdenas, que dan una visión aproximada y en muchas ocasiones conmovedora de cómo se adaptaron aquellas familias a un nuevo mundo que los recibía con los brazos abiertos.

El documental logra contarlo con desarmante sencillez, y este mensaje se cuela muy hondo en el ánimo del espectador. La patria se difumina y solo queda la persona. En Un exilio: película familiar hombres y mujeres protagonistas de una experiencia –la de la guerra, el exilio, adaptarse a un nuevo país y desvincularse del otro, del original– que cambió la suerte de sus vidas.

Saludos, viva Méjico, desde este lado del ordenador.

Escribe una respuesta