Inmortales

Un 19 de enero, tal día como hoy claro, nacieron dos escritores que se han convertido en autores de cabecera, en amigos que nunca te fallan cuando los reclamas con sus novelas y cuentos. Uno de ellos fue grande, intenso, terrible y quizá por ello hoy estúpidamente incorrecto: Edgar Allan Poe.

El segundo fue una mujer que se rebeló contra el mundo, tan segura estaba de sí misma, que ha pasado a la historia de la literatura como una de las mejores retratistas de la oscura mente criminal masculina. ¿Recuerdan a Tom Ripley?, pues Ripley es uno de sus hijos…¿Y a esos dos extraños en un tren?, ¿Y ese hermoso y tórrido relato de amor que es Carol?

Por mucho que lo intento, no me imagino a nadie hoy escribiendo historias sobre esta gente. Es decir, que en estos tiempos de fascismo dulce Edgar Allan Poe y Patricia Highsmith todavía resultan irritantemente fantasiosos y degenerados.

Patricia y Edgar nacieron el mismo día en años y siglos diferentes, pero les une misma mirada amarga, ciertamente, sobre el amor rebelde.

A mi me siguen fascinando.

Esta sociedad en la que vivo, corrosiva, venenosa y mediocre hace tiempo que no.

Allá ella si no entiende de gatos negros ni de corazones delatores. Tampoco del inquietante temblor de la falsificación…

¿Tengo que decirlo?

Amo, quiero, adoro a Patricia Highsmith y Edgar Allan Poe.

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