Hoeizontes circulares, aforismos de Benito Romero

Benito Romero es una de las personas más cultas e inteligentes que he conocido en los últimos tiempos. Es ese tipo de individuo con el que puedes tomarte un café y perder el tiempo conversando sobre libros, escritores, películas y descubrir que en muchos de los casos hay coincidencias y en otros, afortunadamente, discrepancias que se diluyen charlando.

Horizontes circulares (Ediciones Trea, 2018) es el segundo libro que publica. Se trata de un conjunto de aforismos que el autor ha distribuido en diferentes capítulos o secciones (Trayecto, Ansia, Territorio, Impresiones y Escombros) que revelan en muchas de las ocasiones agudas reflexiones en las que el escritor no esconde su mirada de filósofo. Un estilo, este de filosofar, que reprime por aquello de no vayan a tomarme por raro pero que potencian varios de los textos que publica en este libro que está llamado a convertirse en una de las grandes revelaciones literarias que este año se han parido desde Canarias, tierra sin paz ni pan.

Cuenta Bruno Mesa en la contraportada de Horizontes circulares que “una ironía impiadosa y un uso erizado de la paradoja atraviesan este libro y acaso los estructuran”. Y Bruno Mesa sabe de lo que escribe, él mismo publicó hace unos años un libro de aforismos y ensayos con el título de Argumentos en busca de autor.

En Horizontes circulares a mi, personalmente me han gustado por su fina ironía y contundencia lo que Benito Romero recoge en el segmento Impresiones. Desarma encontrarse con frases que dicen cosas grandes con tan pocas palabras:

“INCLUSO SER imbécil no es fácil: requiere de un arte”.

Hace pensar, pensar sobre mucha gente que conoces y que pulula a tu alrededor o quizá seas tú mismo uno de esos artistas que van por la vida de místicos de todo a un euro.

En este libro, escaso en páginas pero rico en contenidos que bascula entre la sonrisa y la lágrima, planea sobre todo un existencialismo que a veces pone los pelos de punta y en otra los puntos sobre las íes. Una obra, ya se ha dicho, sorprendente y necesaria que puede servir de breviario para aguantar las inclemencias de los malos tiempos que nos ha tocado vivir.

En esta colección de aforismos, muchos de los cuales son acerados, directos, como dentelladas de un pit bull, Benito Romero observa su alrededor y con la palabra que se le escapa se ríe, que es la mejor manera de tomarse las cosas en serio, de todo cuanto se mueve a su alrededor:

“LOS INGREDIENTES del perfecto sándwich académico: prólogo, presentación, introducción, estudio preliminar, notas a pie de página, bibliografía y mucha, mucha mayonesa”.

Bruno Mesa dice de Benito Romero que en este libro ha escogido ser “un satírico perplejo y un pensador no domesticado”, y da en el clavo porque entre otras virtudes de este libro se encuentra un escritor que pese a su humildad revela a un pensador de quilates.

Un tipo que lee y que ve y que escribe y que medita y reflexiona. Un tipo, ya ven, que parece que no ha nacido en las islas Canarias.

Saludos, solo sé que no sé nada, desde este lado del ordenador

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